En las señales de las tumbas están escritos los nombres de las víctimas, su lugar de nacimiento y sus edades. El registro cuidadoso de los detalles de cada víctima fue la labor de Stephan Kolb (1886-1945), quien trabajó como sepulturero del cementerio judío de Djakovo desde 1910 hasta 1945. Durante la guerra mantuvo un registro detallado de los entierros, hecho que permitió la señalización de las tumbas tras la liberación.
Con la invasión de Croacia el 6 de abril de 1941, los alemanes dividieron el territorio ocupado con sus aliados: Italia, Bulgaria, Hungría y el Estado Independiente de Croacia (NDH). La Ustasa, una organización croata nacionalista y separatista que empleó tácticas terroristas, recibió el control de Croacia, donde procedió a discriminar y perseguir a las minorías religiosas y étnicas. Para sus fines, estableció campos de concentración y de muerte, entre ellos Jasenovac, Stara Gradiška, Jadovno, Loborgrad, así como campos en las Islas Pag y Kruščica.
En diciembre de 1941, el jefe de la comunidad judía en Osijek recibió órdenes de la Ustasa para encontrar un lugar adecuado que sirviera como campo de concentración para los judíos. El lugar elegido fue un molino de harina en Djakovo. Sus prisioneros eran mujeres y niños. En la mañana del 5 de diciembre, llegó el primer transporte con 1.197 niños judíos de Sarajevo. El segundo, con 668 judíos de Bosnia, llegó el 22 de diciembre. Seiscientos de las mujeres y niños que fueron enviados al campo entre diciembre y julio de 1941 y murieron, su mayoría llegaron desde Bosnia y Herzegovina.
El campo fue inicialmente administrado por la comunidad judía de Osijek. Sin embargo, a fines de marzo de 1942, la administración del campo fue transferida a la Ustasa. Los siguientes tres meses vieron un deterioro drástico de las condiciones: los guardias emplearon la violencia hacia los internos y las condiciones sanitarias empeoraron, lo que provocó un fuerte incremento de la tasa de mortalidad. El comité judío, ahora bajo control directo de la Ustasa, se vio obligado a lidiar con la cantidad creciente de entierros y acudieron a Stephan Kolb, el sepulturero del cementerio judío para hacer los arreglos. Según los minuciosos registros de Kolb, el 9 de diciembre de 1941 la primera víctima enterrada fue Mazlata Katan de Sarajevo, de 65 años. Kolb transfirió el cuerpo al cementerio judío para enterrarlo. Continuó a partir de entonces registrando cada lugar de entierro cuidadosamente junto con la fecha del entierro y los detalles del difunto. Lo hizo hasta el desmantelamiento del campo.
El campo fue desmantelado en julio de 1942. Las 2.400 mujeres y niños que permanecieron vivos fueron enviados en tres transportes separados al campo de Jasenovac, donde fueron asesinados tras su llegada.
Kolb conservó su libro de registro de los entierros del campo. Gracias a sus cuidadosos registros de cada entierro, incluida la fila, y los detalles personales de la víctima, después de la guerra fue posible marcar las tumbas con señales de tumbas, revelando el número total y los detalles de las víctimas del campo de Djakovo.
En las décadas posteriores a la guerra, cuando muchos cementerios judíos en toda Yugoslavia quedaron abandonados y en descomposición sin que quedara una comunidad judía local para atenderlos, o peor aún, destruidos sin motivo por los vándalos locales, el cementerio de Djakovo estaba bien cuidado. Desde 2007, la ciudad se hizo cargo del cementerio como evidencia de los horrores que tuvieron lugar allí.
Las cinco señales de tumbas que fueron donadas por la Comunidad Judía de Sarajevo a Yad Vashem y se conservarán en la Colección de Artefactos del Museo como un monumento a las mujeres y niños que fueron víctimas del campo de Djakovo.
Colección de Artefactos de Yad Vashem
Donado por la Comunidad Judía de Sarajevo, Bosnia y Herzegovina, cortesía de Lea Maestro, Coordinadora del Proyecto de Restauración del cementerio de las víctimas del campo de concentración de Djakovo.