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Fragmentos de las Actas del Comité Intergubernamental sobre Refugiados (Conferencia de Evián 6-15 de julio de 1938)

Segunda sesión, jueves 7 de julio de 1938, 15:30 hs.

 

(5) Telegrama al presidente Roosevet. El presidente [de la sesión] leyó el siguiente telegrama enviado al presidente Roosevelt en nombre del Comité:

 

“El Comité Intergubernamental sobre Refugiados comunicó al presidente Roosevelt sus sentimientos de gratitud por la iniciativa por él tomada el 25 de marzo pasado con el propósito de asegurar una solución práctica al problema iniciado por el movimiento de refugiados a través del mundo, y en particular por el movimiento de refugiados de Alemania (incluida Austria).

El Comité expresa la esperanza de que esta iniciativa pueda, con la ayuda de todos los gobiernos involucrados, llegar a resultados satisfactorios”.

 

 

Sr. Helio Lobo (Brasil)

Durante toda su existencia como nación soberana, Brasil adoptó una política de puertas abiertas en lo que se refiere a inmigración. Más aún, Brasil siempre ha alentado la admisión de la mano de obra necesaria para la explotación de sus riquezas, especialmente en agricultura. De tal modo que a lo largo de más de un siglo, y para ser más preciso, entre 1820 y 1930, recibió cerca de cuatro millones y medio de inmigrantes, casi todos europeos, o cerca de un décimo de su población.

            Sólo como consecuencia de la crisis mundial, Brasil ha tomado medidas que limitan la inmigración con el propósito de proteger su mercado interno de la desocupación (1930). […]

            A la preocupación por la defensa del mercado laboral interno se agregó la preocupación por la asimilación de los inmigrantes, dado que no sólo han cambiado las tendencias desde la guerra (1914) sino que se volvió importante medirse con una absorción un tanto lenta de algunas nacionalidades…

            Por lo tanto, en 1934, Brasil fijó una cuota anual máxima del 2% en base al número total de inmigrantes de cada nacionalidad establecidos en su territorio en los últimos 50 años.  […]

            El número total de personas admitidas bajo el sistema de cuotas es de aproximadamente 42.000 por año… Alemania y Austria nunca llenaron sus cuotas que son 3.099 y 1.655 por año respectivamente…

            La nueva Ley de Inmigración de 1938, mientras mantiene el porcentaje fijado por la Constitución en 1934 y mantenido en 1937, permite que los remanentes no utilizados de inmigración puedan ser aplicados para la admisión de miembros de otras nacionalidades cuyas cuotas han sido agotadas. Más aún, la cuota mínima de 100 personas por año, puede ser elevada, si es necesario, a 3.000.

            Es importante señalar que el 80% de cada cuota debe ser destinado a agricultores o expertos técnicos en agricultura, y que ningún miembro de estas categorías puede cambiar su ocupación hasta cuatro años después de su arribo al país. […]

            [Brasil] está dispuesto a responder afirmativamente al noble llamado del Gobierno norteamericano y hacer su contribución en este crítico momento, destinada a lograr una solución favorable al problema, dentro de los límites de su política inmigratoria…

 

 

Sr. T. Le Breton (Argentina)

            El gobierno de la República Argentina da su cordial bienvenida a la iniciativa tomada por el Gobierno de los Estados Unidos al enviar invitaciones a la presente conferencia, dado que su política tradicional respecto a la inmigración le ha permitido siempre cooperar con esfuerzos humanitarios para asegurar el bienestar de aquellos que por diversas razones desean emigrar de sus países.

            Las estadísticas demuestran que ningún país ha hecho más que la Argentina en recibir inmigrantes, irrespectivo de sus nacionalidades de origen, ideas políticas y credos religiosos.

            Me atreveré a referirme a los datos publicados el pasado 3 de julio por la Oficina de la Agencia Judía acreditada a la Liga de las Naciones.

            Después de los Estados Unidos, la Argentina es el país que recibió el mayor número de inmigrantes judíos, y si comparamos el área y población de los dos países, veremos que es la Argentina quien ha recibido la mayor proporción. En el último año en que tenemos a disposición estadísticas –1935– por cada 48 inmigrantes judíos que ingresaron a los Estados Unidos, 32 ingresaron a la Argentina. Tomando en cuenta que la población de los Estados Unidos es diez veces mayor que la de Argentina, esto es realmente llamativo. Si la comparación es limitada a Sudamérica, veremos que la Argentina ha recibido 270 inmigrantes de esta categoría por cada 100 recibidos por todos los países sudamericanos en conjunto.

            Mi solo propósito al mencionar estos datos es mostrar que, de hecho, hemos tomado acciones en anticipación a las propuestas humanitarias que serán hechas por la presente conferencia, y que tenemos motivos para sentir que hemos cumplido con nuestro deber de solidaridad y colaboración en las presentes circunstancias, en que movimientos migratorios han sido seriamente perturbados.

            La Argentina es sobre todo un país agrícola que ofrece grandes oportunidades. Su lema ha sido siempre “gobernar es poblar”. Agricultores experimentados encontrarán naturalmente, y por muchos años por venir, grandes oportunidades en un vasto y fértil territorio como el nuestro, que produce los más variados y valiosos productos de la tierra. […]

            Nuestras industrias, que se han desarrollado hasta el presente solamente en forma moderada, tienen a su disposición toda la mano de obra necesaria. Por lo tanto la inmigración a la Argentina debe ser dirigida al sector agropecuario, y algunas formas de empleo especializadas.

            Es entonces natural y lógico que el número de inmigrantes que intentan ingresar en ocupaciones que están copletamente abastecidas, no deberá exceder lo que es razonable. […]

            Existe una cuestión que debe ser traída al conocimiento de aquellos que contemplan dirigirse a la Argentina. De acuerdo a nuestras leyes y nuestra larga experiencia en asuntos relacionados con el trato de extranjeros que desean tomar parte en nuestra vida nacional, estos están provistos de amplias facilidades y son tratados del mismo modo que nuestros compatriotas. Sin embargo, aquellos que mientras viven dentro de nuestro territorio tienen la intención de continuar atados permanentemente a las condiciones especiales imperantes en sus países de origen, harán bien en abandonar esa idea de emigrar mientras es posible y se abstendrán de ir a la Argentina. […]

            No creemos que es necesario –y tampoco que es posible– determinar por anticipado el grado de nuesttros esfuerzo futuro en este asunto [de la inmigración]. […]

            Así como nos abstendremos de vernos involucrados directa o indirectamente en decisiones internas tomadas por países de emigración, por nuestra parte seremos celosos de nuestros propios derechos en cuestiones relacionadas a la manera y los medios por las cuales se permitirá la entrada y el establecimiento de imigrantes en nuestro país.

            Una de las características que nos distinguen es la ausencia de prejuicios de todo tipo. Somos hospitalarios por naturaleza. Esta característica tiene su expresión en el preámbulo de nuestra Constitución, y nuestra amplia y afortunada experiencia en cuestiones de inmigración nos permite contemplar el futuro con absoluta tranquilidad. […]