Profesor David Bankier 1947–2010
Domingo a jueves: 9:00 - 17:00.
Viernes y vísperas de fiestas: 9:00 - 14:00.
Yad Vashem está cerrado los sábados y días festivos judíos.
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Profesor David Bankier 1947–2010
Holocausto de Yad Vashem, falleció el 25 de febrero, tras padecer una larga enfermedad. El profesor Bankier fue uno de los más importantes y prolíficos investigadores del Holocausto. Nació en un campo de refugiados en Alemania en 1947 y era padre de tres hijos. Estudió historia del pueblo judío en la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde fue alumno de George Mosse. Se especializó en el estudio de la sociedad alemana y el antisemitismo durante el régimen nazi, tema sobre el que versó su tesis doctoral.
Fue becario de la Fundación Lady Davis y jefe de la Sección de Estudios sobre el Antisemitismo y el Holocausto del Instituto de Judaísmo Contemporáneo de dicha Universidad Hebrea. Impartió clases como profesor visitante en universidades de Inglaterra, Estados Unidos y Suráfrica. Igualmente frecuentó las universidades de América Latina y contribuyó allí a la creación de centros de estudios judaicos y a la promoción de publicaciones en español. En el año 2000 fue nombrado director del Instituto Internacional de Investigación del Holocausto de Yad Vashem, y estaba al frente de la Cátedra John Najmann de Investigación del Holocausto.
Fue judío y fue universalista. Un socialdemócrata "a la antigua usanza", como él mismo declaró, laico y partidario del entendimiento con los palestinos, sin ignorar la responsabilidad de quienes propugnan y practican la violencia.
Como historiador poseía un enfoque definido en la investigación del Holocausto. En sus trabajos examinó el papel de los perpetradores y los testigos del genocidio; una línea en la que se separó de la corriente general de los historiadores de su país y a la que aportó la perspectiva del investigador de la historia judía. En su esfuerzo por entender a los "otros" supo ver el alcance universal y trascendente del Holocausto. El aspecto más relevante de su punto de vista consistió en destacar la multitud de pequeños egoísmos que confluyeron en el resultado de lo que conocemos como Holocausto, pero en rechazar la idea de que estos egoísmos deban ser vistos como algo "banal", sino todo lo contrario. Bankier nos hacía ver la responsabilidad que entraña cualquier acto. Se rebelaba contra la tesis de Hannah Arendt según la cual, en situación de totalitarismo, verdugos y víctimas se igualan al ser dominados por el aparato estatal. Por el contrario, como afirmó en una entrevista a La Vanguardia en 2005, creyó "que la razón nos dota de moral, exista Dios o no exista".
Siempre destacó los distintos comportamientos de las personas sometidas a cargos y responsabilidades similares (Probing the depths of german antisemitism. German society's responses to nazi antisemitism, 2000), como negó que los nazis ignoraran, tal como afirmaban, que sus actos carecieran de significación moral: si esto fuera así no se ocultarían como lo hicieron.
Publicó importantes trabajos, entre ellos el muy valorado libro The germans and the final solution: public opinion under nazism, e innumerables artículos, muchos recientemente reunidos en un volumen en hebreo: Hitler, el Holocausto y la sociedad alemana: cooperación y conciencia. También publicó muchos artículos en castellano: El Holocausto. Perpetradores, víctimas, testigos (1986), El sionismo y la cuestión palestina. Las percepciones de la confrontación (1989), o La Europa nazi y la solución final (2005).
Como profesor y conferenciante fue excepcional: brillante y modesto. Siendo una eminencia mundial, en ningún momento perdió su humildad y su buena disposición para responder a todas las preguntas y dudas que se le elevasen. Destacaba en él su sentido del humor que, frecuentemente, sorprendía en medio de una charla o de un debate. Era una persona cercana, cálida y cordial que no tenía inconveniente, tras una densa conferencia, en ponerse a hablar con sus alumnos españoles de la Liga de fútbol, que seguía regularmente como tantos otros israelíes.
Su dominio de la hermenéutica era apabullante. Partiendo de los documentos y fuentes de primera mano, era capaz siempre de desentrañar lo más significativo y resolver con suma claridad los problemas más complicados; no había duda lo bastante difícil que su agudeza para el análisis no fuera capaz de iluminar.
A pesar de su enfermedad, no detuvo sus actividades académicas tanto en Yad Vashem y la Universidad Hebrea de Jerusalén como en Latinoamérica y España, adonde acudió como un pionero a formar profesores cuando la enseñanza del Holocausto entre nosotros era inexistente. Fueron cientos los docentes y estudiantes que tuvieron el privilegio de compartir conferencias y conversaciones que esclarecían puntos cruciales de la historia universal y del pueblo judío en particular. En un castellano rioplatense y sin titubeos, con su acento indefinible, el profesor elevaba interrogantes que tenían que ver con cuestiones profundamente humanas, dejando siempre el lugar para la reflexión y el interés por hurgar aún más en nuestra historia.
La pérdida es doble; el mundo académico perdió uno de sus máximos exponentes y el mundo hispanohablante se quedó sin el privilegio de tener un intelectual de su categoría en nuestro propio idioma, en nuestras aulas y universidades.
José Eugenio Cordero de Ciria es profesor de historia en Enseñanza Secundaria.
Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de marzo de 2010.
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