Domingo a jueves: 9:00 - 17:00.
Viernes y vísperas de fiestas: 9:00 - 14:00.
Yad Vashem está cerrado los sábados y días festivos judíos.
Domingo a jueves: 9:00 - 17:00.
Viernes y vísperas de fiestas: 9:00 - 14:00.
Yad Vashem está cerrado los sábados y días festivos judíos.
Desde que fui honrada con esta posibilidad de hacer uso de la palabra en una conmemoración tan importante mi cabeza se llenó de preguntas:
¿Cuál sería el mejor camino para transitar en esta intervención? Tuve claro desde el inicio que esta no debía ser una intervención protocolar más, que debía conllevar un fuerte compromiso. Debía ponerme en la piel del otro, los pies del otro. Dejarme atravesar por el tormento, el dolor, el miedo, la culpa, la soledad, el hambre. Debía salir de las cifras, las estadísticas, los números; debía adentrarme en lo humano y contar. Ejercitar la memoria… Esa memoria que los regímenes criminales – como el nazi y otros – quisieran acallar, quisieran que no exista. Yo prefiero la memoria viva. Al decir de Eduardo Galeano.
Como trágica letanía se repite a sí misma la memoria boba. La memoria viva, en cambio, nace cada día, porque ella es desde lo que fue y contra lo que fue.
Ese es el sentido de rescatar la memoria: aprender, prevenir, no volver a repetir, recobrar la dimensión humana.
Fue así que me sumergí en lecturas, escuché y vi una y otra vez los desgarradores testimonios de las víctimas, leí ponencias de destacados historiadores…A propósito agradezco enormemente la generosidad del Departamento de Habla Hispana del Yad Vashem a través de la Sra. Iliana Rapp que me condujo en este proceso de aprender y de la Sra. Isabel Burnstein de Khon y su esposo Eduardo que con enorme generosidad y apertura me ayudaron y guiaron en este camino de recordar (re – cordis – volver a pasar por el corazón).
El Holocausto – la shoá - fue una exterminación organizada en forma industrial. El método más organizado y planificado - de hecho industrializado - de asesinato masivo.
No fue producto de un grupo de locos fanáticos. Fue producto de un régimen criminal políticamente sustentado. En una de las disertaciones del Profesor David Bankier (David Bankier es profesor de Estudios del Holocausto en el Instituto de Judaísmo Contemporáneo de la Universidad Hebrea de Jerusalem y jefe del Instituto Internacional de Investigación del Holocausto en Yad Vashemr ) en esa disertación acerca del antisemitismo nazi dice:
“Hitler consideraba a las modernas ideologías igualitarias y a la emancipación como una rebelión de las clases inferiores, de las clases bajas, como una rebelión liderada por los judíos y por lo tanto, como una versión secularizada del mesianismo judío.
Desde esta perspectiva los nazis consideraban al bolcheviquismo como un fenómeno proveniente del devenir de la historia europea contemporánea pero más como una forma radical y reciente del judaísmo y de la antigua conspiración judía. Esta conspiración era según ellos, la causante de la disolución y desintegración de las naciones y el nazismo era de esta manera una doctrina que venía a salvar al mundo y redimir a la humanidad del sistema judeo-cristiano marxista. La adquisición y la supremacía total de la raza blanca alemana – así decía Hitler – deberían ser logrados a través de la guerra total contra los judíos. Una guerra total en la cual la única oportunidad sería o la victoria o la extinción.”
El asesinato masivo y sistemático de judíos empezó poco después de la invasión de la Unión Soviética por los alemanes, en junio de 1941. De los fusilamientos se pasó al asesinato industrial, en los que se empleaba gas. Hacia el final de la guerra, en la zona de Europa que se hallaba bajo dominio nazi no quedaba prácticamente ningún judío.
6 millones de víctimas ¿cuántos millones de victimarios? ¿Cuántos millones de indiferentes?
Tzvi Bacharach relata acerca del pogromo de la Kristallnacht:
“El sentimiento era que no puede ser que los alemanes con quien vivíamos juntos que eso continuara en ese episodio, ese era el ambiente. Y en ese ambiente ingresaron a la Noche de los Cristales Rotos y no lo comprendieron y esa noche vino como una calamidad. Yo recuerdo a mi madre pálida y llorando. ¿Qué ocurrió? Bien recuerdo que telefoneó a amigos no judíos. Tenía más amigos gentiles que judíos. Ninguna respuesta… Nadie”.
La indiferencia se parece demasiado en estos casos a la connivencia. Si bien la indiferencia fue demasiada también estuvo la solidaridad:
Felix Zandman:
“Hubo un transporte grande de Grodno otra vez a Treblinka a Autchwitz. Generalmente llevaban 10.000 personas. Y todos nos escondimos… Había dos lugares para esconderse. Lo que ocurrió en esa época no dejaban entrar a los niños pequeños a los escondites. emían que Llorasen o que hagan ruido – eso quería decir abandonar a los niños a que sean asesinados. Y yo estaba con una tía que dejó su hijo abajo. Ella lloraba tanto. Un niño de menos de un año… Y la segunda era una niña de casi tres años. Y había otro niño pequeño de los vecinos que nació en el gueto, también a él lo abandonaron. Y mi abuelo, el padre de mi mamá, el abuelo Fridowich, decidió no ir con toda la familia, decidió estar con los niños no dejarlos solos. Y estuvo con ellos hasta el final. Después de la guerra alguien me dijo que vio el abuelo afuera sobre una carreta eso era en enero de 1943, en la nieve bajo un frío de menos de 10, menos de 15 grados. Con tres niños en los brazos. Esa fue la última vez que oí de él. Desde entonces la familia estaba absolutamente quebrada. El 13 de febrero otro transporte de 5000 personas y en ese transporte llevaron a todos. Yo escapé al bosque. Y una noche se me ocurrió ir a lo de una mujer gentil apellidada Puchalski. Esa era una mujer católica auténtica, una mujer de un gran corazón que me dijo:”Mira Dios te ha enviado. Lo que te pase nos pasará a nosotros, estaremos juntos y listo.” No me dejó ir. Mi tío es zapatero y al final vino a lo de la señora. Y también ella decidió mantenerlos y a otros tres judíos. Y entonces había cinco en el pozo debajo de la cama. 17 meses… salvó a 5 judíos. Nosotros éramos una familia de 42 personas. De los 42 quedamos sólo 2 – mi tío y yo.”
Si de verdad los humanos somos seres cognoscentes con capacidad para aprender. Esta es una de las lecciones a aprender: No demos vuelta la cara ante el dolor y la injusticia, no pensemos que es el otro porque en realidad soy yo. Como dijo esa mujer católica la Sra. Puchalski: lo que te pase nos pasará a nosotros.
A propósito de solidaridad recuerdo ahora el reciente fallecimiento de Hermine “Miep”, la colaboradora de la familia Frank, quien en febrero de 2009 había celebrado sus 100 años.
El silencio y el miedo fueron dos componentes fundamentales del régimen nazi – como de todo régimen criminal y opresivo.
“La Solución Final era un secreto de Estado. El 18 de noviembre de 1941, mientras los pelotones de exterminio fusilaban a los judíos en Rusia, el ideólogo nazi Alfred Rosenberg informó a los periodistas alemanes de que la extirpación biológica de todos los judíos de Europa había comenzado "Los judíos de Europa serán enviados mas allá de los Urales o exterminados de otro modo, pero la prensa no debe proporcionar detalles al respecto". Y un mes después, el 14 de diciembre de 1941, cuando Rosenberg analizó con Hitler un próximo discurso, este estuvo de acuerdo en que no debía tocar el tema de la aniquilación de los judíos.
Si era necesario mantener en secreto las actividades de los pelotones de exterminio, con mayor razón había que hacerlo con las de los campos de concentración. Existen abundantes pruebas de los esfuerzos por ocultar los centros de exterminio. Por ejemplo, el sargento-mayor de la SS Walter Burmeister, empleado en la construcción de Chelmno, declaró en su juicio que en el otoño de 1941 fue ubicado en una unidad especial encargada de un trabajo secreto del que nunca debería hablar; firmó su compromiso de secreto y nunca mencionó lo que vio en Chelmno, ni siquiera a sus parientes más cercanos. Del mismo modo, Kurt Gerstein escribió en su informe que el encargado de los campos de exterminio en Polonia, Odilo Globocnik, le dijo:"Todo este asunto es uno de los mayores secretos en este momento, inclusive podríamos decir que el mayor de todos. Cualquiera que hable de ello será fusilado en el lugar".
El silencio, el juramentado silencio, el oprobioso silencio. El ocultamiento persistente de la verdad es parte de las estrategias políticas de los regímenes criminales. Por eso los que no los apoyamos, los que los repudiamos debemos luchar hasta que la verdad salga a luz… siempre, siempre a riesgo de transformarnos en cómplices.
Tal vez por eso el historiador Simón Dubnow dijo a los judíos que aún seguían con vida en Riga cuando era conducido para ser asesinado el 8 de diciembre de 1941: "Yidn, schreibt!" (Judíos, escriban!).
Y escribieron y contaron para hacernos saber para prevenirnos, para que estemos alertas no como una letanía de dolor – aunque el dolor exista- sino como un gesto militante y comprometido – desde lo que fue y contra lo que fue.
La degradación, el despojo de todo lo que fuera humano, la destrucción sistemática de la identidad sigue siendo otra estrategia de los regímenes criminales. Hacerte sentir un despojo, una nada es parte del objetivo político. No tenes nombre sos un número, tu cabello no es negro, ni rubio ni rizado, no tenes cabello. Tampoco tenes ropa. No tenes, no sos. Y consciente de tu propio destino, mancillado y humillado, te obligan a participar en la miseria y en el horror, te empujan a ser testigo y parte:
Ester Gelbelman relata acerca de los campos de trabajo y exterminio de Bogdanowka:
“El 21 de setiembre comenzaron los rumanos a asesinar a los judíos deportados de Bogdanowka . En pocos días fueron fusilados en los barrancos de la muerte 56.000 judíos.
A mi lado mataron a mi hermano mayor de 21 años. El quería sacar plata, oro, porque se difundieron rumores de quien diera plata u oro lo dejarían trabajar. El hizo gestos a los asesinos para salir del lugar y darles el oro, alguien creyó que quería escaparse, de lejos le disparó un tiro. Le entró por aquí (señala la sien y su manos tiembla) el cayó – traje una foto – cayó a nuestro lado. Estaba la novia de mi hermano una muchacha de 19 años. Nos quedamos parados mirando entonces ella nos tomó, esa muchacha nos agarró a los niños con la cara al cadáver y nos dijo: silencio silencio, no griten que nos matarán. Y ¿qué es lo que pasó allí? Soldados rumanos con rifles, ocho soldados, una línea de personas, sacaban ocho personas, niños, mujeres, hombres, ocho personas, las colocaban a borde de la fosa que en el fondo tenía una fogata, y los mataban de un metro.
Había allí montañas de ropa, montañas que le sacaron a la gente. Cada uno iba con un atadillo, no sabían a dónde iban. Estaba ahí y era como un parque el foso estaba al otro lado del parque. Los que estaban de este lado no veían que del otro lado los asesinaban, entonces iban con todo tipo de ropas, con lo que tenían. Llevaban todo lo que tenían y allí trabajábamos mujeres. Trabajábamos más de un mes al lado del foso junto a las pilas de ropa que ellos robaron y quitaron. Pero esa muchacha luego de tres días contrajo una fiebre alta y me dijo esa mañana: yo no me levanto, no voy a ningún lugar, estoy enferma. La levantamos y la llevamos por la fuerza hasta la colina y allí me paré con ella al lado de la ropa y le dije: trabaja, aguanta, no me dejes sola. No sé cómo miré hacia otro lugar y de pronto veo que estaba parada frente a un oficial rumano y le dice: estoy enferma tengo fiebre y no puedo trabajar, déjame ir a casa. Entonces él dice: ¿estás enferma? No necesitamos enfermos, necesitamos gente sana que pueda trabajar. Sacó una pistola del bolsillo. Ella estaba a medio metro de él, le disparó un tiro en la cabeza y ella cayó a su lado”.
Eliahu Rosenberg relata sobre las cámaras de gas en el campo de exterminio de Treblinka:
“El gas en el interior no era Ziklon B como en Birkenau sino simplemente un motor ruso, un tanque ruso. Eso envenenaba, asfixiaba a la gente después de 25 minutos, todos se asfixiaban, era terrible escuchar los gritos de las mujeres y los niños. Ellos clamaban “mame tate” pero después de algunos minutos se asfixiaban. Había allí un alemán Gustav Minsberger era el encargado de la cámara de gas. El subía a la rampa y escuchaba Autmachen – abrir – “alles schlaft” – todos duermen. Abríamos la puerta adentro había unas 400 o 350 personas incluído niños. Todos estaban parados y cuando abríamos la puerta los primeros se caían y luego era más fácil sacarlos. ¡Debo decirlo! Cuando sacaba los cadáveres y los arrojaba hacia abajo sin miramientos no había remedio desde
la cámara de gas había una rampa debía arrojarlos hacia abajo y desde allí los llevaban con las camillas. Así era con cada uno de ellos y hablamos aquí con los médicos, cada uno suspiraba, sacaba su último suspiro porque no era gas venenoso era humo.”
Shimón Srbrenik se refiere al asesinato en los camiones de gas en el campo de exterminio de Chelmno:
“Chelmno en la provincia de Lodz fue el primer sitio erigido por los alemanes para los asesinatos en masa por medio de gas. En diciembre de 1941 y enero de 1945 más de 200.000 judíos y 5000 gitanos fueron asesinados en Chelmno. Las víctimas eran sofocadas con gas que era inyectado desde el motor hacia la caja sellada de un camión. Había allí tres camiones de gas. El gas del motor entraba al interior, ´había una red en el piso del mismo y en cada camión entraban 80 personas y había otro más grande en el que entraban 100 y cuando viajaban de Chelmno el bosque quedaba a 4 km. Cuando viajaban para allá entonces el gas entraba en el camión, cuando habrías la puerta veías que todos estaban magullados, cada uno quería sobrevivir, quería vivir, entonces cada uno arañaba al otro, algo terrible. Cuando llegaba el camión al horno, cuando entraban dos persona, y el horno ya estaba encendido. Ellos colocaban una capa de maderos la prendían, una capa de personas una capa de maderos… y así cada dos días, cada dos días…”
“Holocausto” es una palabra de origen griega, que significa “sacrificio por fuego.”
Después del horror el pueblo judío apostó a la esperanza. Con sus cicatrices a cuestas y sin olvidar fue capaz de reconstruir. Basado en sus creencias, en sus principios levantó la cabeza y acometió el futuro. Los pueblos a pesar de los horrores siempre encuentran el camino de su verdad, siempre encuentran su lugar. Nadie dice que esto sea fácil pero si posible. He ahí otra gran lección.
La humanidad ¿aprendió? ¿Tomó conciencia? ¡Qué difícil encontrar la respuesta pertinente! El hambre de millones que sustenta el lujo de muchos ¿no es una ofensa a la humanidad entera? La devastación de la naturaleza que hoy castiga a algunos ¿nos deja indiferentes, inactivos? “Lo que te pase nos pasará a nosotros” dijo aquella vez la Sra. Puchalski.
Nosotros los políticos no podemos permitir la indiferencia, la prescindencia, el silencio, la mentira, la falta de compromiso. No podemos abonar los prejuicios, los estereotipos, la discriminación, la xenofobia, el racismo. No podemos denunciar la injusticia sólo cuando nos toca a nosotros, cuando nos duele a nosotros.
Primo Levi químico, escritor y poeta italiano judío fue el häftling: pedazo 174517 el mismo dice en sus escritos:
“Detrás del número ya no hay un hombre, sino sólo un objeto: häftling, es decir "pedazo". Si funciona, continúa. Si se rompe, es desechado.”
Primo Levi es uno de los poco en regresar desde los campos de concentración y escribe tal como lo pidiera el historiador Simón Dubnow antes de ser fusilado. Sus libros Si esto es un hombre, La Tregua y tantos otros son testimonios duros del horror y una advertencia desesperada y desgarradora para que no volvamos a repetir la historia.
Si de algo sirven estos eventos es para que estemos alertas, para que no permitamos el más mínimo sigo que anticipe que la historia del horror se repita. A manera de compromiso con este gran objetivo y como homenaje a todas las víctimas inocentes permítanme traer a este recinto -depositario de la soberanía de nuestro pueblo – sus palabras:
Si esto es un hombre (1947)
Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si esto es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal.
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas al vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.
The good news:
The Yad Vashem website had recently undergone a major upgrade!
The less good news:
The page you are looking for has apparently been moved.
We are therefore redirecting you to what we hope will be a useful landing page.
For any questions/clarifications/problems, please contact: webmaster@yadvashem.org.il
Press the X button to continue