El 1 de septiembre se conmemoró el 70 aniversario del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Hoy se cumplen 70 años desde que Adolf Hitler envío una carta -que fechó en el mismo día de inicio de la guerraen la que "expresaba su deseo personal y facultaba a su médico personal y al secretario de su cancillería para establecer los métodos y poner en marcha sistemas para deshacerse de las personas enfermas incurables y proporcionarles una muerte piadosa", explica Esteban González López, profesor Asociado de la Unidad de Medicina de Familia y Atención Primaria de la Universidad Autónoma de Madrid. La mayor parte de los autores coinciden en que la eutanasia nazi se cobró la vida de cerca de 300.000 pacientes en Alemania y en los países ocupados.
La higiene racial realizada por los nazis residía en una corriente de pensamiento que bebía de la eugenesia y del darwinismo social, y que perseguía mantener la supremacía y pureza de la raza aria, además de deshacerse de los enemigos internos de la raza, los enfermos mentales, que suponían una carga para las arcas del Estado, y de los externos, los judíos. Rudolf Hess definió el nacionalsocialismo como biología aplicada. La clase médica comulgó con las ideas de higiene racial, hasta el punto de que del total de 90.000 médicos, más del 50 por ciento estaban afiliados al partido, y un 7 por ciento pertenecía a las SS.
La 'Aktion T4' fue un asunto de Estado ultrasecreto que consiguió acabar con la vida de 70.273 pacientes en su año y medio de duración
El deseo de eutanasia y limpieza del Führer ya había comenzado a ponerse en práctica con una normativa de 1934 de esterilización forzosa de pacientes con discapacidades psíquicas y portadores de enfermedades hereditarias. En aquella época se llegó a esterilizar a cerca de 400.000 personas. A partir de agosto de 1939 se obligó a los sanitarios a realizar un registro sobre los niños nacidos con defectos congénitos, lo cual ya violaba la cláusula de confidencialidad. Aunque no se les ordenó eliminarlos directamente sí se les dio el poder para hacerlo. Así, tenían la capacidad de elegir a los pacientes por sus historias sin examinarles, y asesinarlos en las nuevas unidades de pediatría creadas para la eutanasia infantil, según un artículo de Tessa Chelouche, de la Universidad de Haifa, en Israel, que se publicó en 2008 en la revista Medicine and Law.
Los errores en los certificados de defunción, las altas chimeneas, el olor a carne quemada y las muertes desataron los rumores
"Se calcula que en esta etapa fallecieron 5.000 niños menores de tres años, a los que se les inducía un estado de coma con la administración de barbitúricos, unido a deficientes condiciones de alimentación e higiene", explica González. Aunque la eutanasia infantil se ideó para menores de tres años, lo cierto es que fue ampliándose el rango de edad hasta los 16-17 años.
La Iniciativa T4 ó Aktion T4 -que tomó su nombre en clave de la calle en la que se tomó la decisión: Tiergartenstrasse 4- se trató del programa de eutanasia de los pacientes mentales adultos, y que pretendía eliminar a las personas carentes de valor. Éste se realizó en seis centros situados en Alemania y en la Austria anexionada: Grafeneck, Brandenburg, Bembur, Hartheim, Sonnestein y Hadamar.
A los seis centros, convertidos para la ocasión en mortíferas cámaras de gas -que emitían monóxido de carbono-, y dotados con hornos crematorios, se llevó en enero de 1940 a los pacientes ingresados en manicomios con patologías como esquizofrenia, epilepsia, demencia senil, retraso mental, encefalitis, corea de Huntington, y otras minusvalías físicas o enfermedades avanzadas que impidieran al paciente trabajar, según explica José Antonio García Marcos, psicólogo clínico del Complejo Hospitalario de Segovia, y autor del libro La eutanasia en la Alemania nazi y su debate en la actualidad. Se comenzó, claro está, por los pacientes judíos.
Los familiares eran informados del traslado de los pacientes para cuidarles mejor y aplicar nuevos tratamientos, aunque por motivos de guerra y salud pública, se les impedían las visitas. Días después del ingreso recibían una carta en la que se les informaba del fallecimiento. Los facultativos se encargaban de todo el proceso, de administrar el gas letal y de falsificar el certificado de defunción. Los errores en los certificados, las altas chimeneas construidas en los manicomios y el fuerte olor a carne quemada extendieron los rumores de lo que estaba ocurriendo. "Era una pantomima para engañar al pueblo alemán, que poco a poco fue dándose cuenta de qué estaba ocurriendo. Hubo protestas de algunos jueces, de algunos integrantes del partido, y las más importantes provinieron de la Iglesia Católica y de la Protestante. El obispo de Münster, Clemens August von Galen, el 3 de agosto de 1941 pronunció un sermón en la catedral de su ciudad en la que llamaba asesino al gobierno por matar a los alemanes más indefensos. Esto les obligo a paralizar el 24 de agosto la matanza de los enfermos de esta forma", explica García.
Durante ese año y medio murieron 70.273 enfermos. Aunque se vieron obligados a disolver la T4, continuaron haciendo desaparecer a lo pacientes por medio de la privación de alimentos y por sobredosis de fármacos, en lo que se llamó la eutanasia salvaje. Así, en vez de tener un organismo dedicado a la labor, cualquier médico en los manicomios podía provocar la muerte de sus pacientes. Se calcula que murieron unas 100.000 personas hasta que terminó esta fase, con la liberación por los ejércitos aliados.
"La experiencia en la T4 fue clave para la puesta en marcha de los exterminios masivos con gas en los campos de concentración, dirigidos contra judíos y gitanos, utilizando prácticamente los mismos procesos y siendo dirigidos por los mismos médicos del programa de eutanasia", dice González.
Otra fase previa al exterminio fue la Operación 14f13, en la que se aplicaron las mismas técnicas que en la T4 sin restricciones a pacientes psiquiátricos judíos, otros presos incapaces de trabajar y opositores políticos, bajo el diagnóstico de opositor al régimen, comunista furibundo u homosexual. A ésta le siguió la Operación Reinhardt en la que se exterminó a judíos polacos antes del Holocausto, con gas Zyklon B o emanaciones de monóxido de carbono.
"En los juicios de Nuremberg contra los médicos, éstos tuvieron que responder de los crímenes realizados en nombre de la eutanasia, que no era tal ya que eran asesinatos masivos de Estado en contra de la ley alemana. No hubo juicios contra los sanitarios que realizaron las esterilizaciones porque venía dictada por una ley.