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En el ámbito de la historia de los deportes la referencia más utilizada para conocer y analizar el desarrollo de los Juegos Olímpicos Modernos, son los escritos de Richard Mandell en un texto de 1984. Este texto es lugar de consulta permanente para profesores de Educación Física, y resalta en su análisis la afirmación que en las Olimpíadas de 1936 ni Judíos ni Negros fueron discriminados.
Más recientemente como un relato ampliado de la historia deportiva mundial, aparece otro texto, de Juan Rodriguez Lopez . Este escrito basa sus estudios de ese período, no solamente en las referencias que realizó Mandell 25 años atrás. Introduce una mirada crítica del evento, que incluye el relato de las Olimpíadas Populares realizadas años anteriores, y la frustrada en Barcelona en 1936, incluye además reportes del diario “La Vanguardia” de Barcelona, fundado en 1881.
Asimismo, en una nota periodística de un diario argentino, muy reciente se dice:
“Por casi dos meses, el racismo, la intolerancia y el odio parecieron tomarse vacaciones en Alemania. Vacaciones que, por desgracia (Europa y el mundo lo comprenderían muy pronto a su costa), no podían durar.”
Ernesto Castrillón y Luis Casabal, La Nación (28–10–2010).
Esta última reflexión, deliberadamente aparta a las Olimpíadas de 1936 de los planes, primero de persecución y de aislamiento (boicot a comercios judíos, leyes raciales, discriminación laboral y estudiantil, etc.) y luego de aniquilación, pensados desde el Tercer Reich para los Judíos alemanes y de los países recientemente anexados, como también a: débiles mentales, homosexuales, gitanos, Testigos de Jehová, y todos aquellos grupos étnicos e ideológicos contradictorios al régimen.
En este sentido, se hace necesario pensar el Holocausto como una suerte de continuidad iniciada en los momentos de la asunción de un régimen totalitario, con profundas raíces místicas y autoritarias, que entre otras cosas, basaba su consenso en: el terror aplicado a sus propios conciudadanos y en la construcción de un enemigo común, demonizado y causante de todos los males de la sociedad alemana, en palabras de Jeffrey Herf: “El enemigo Judío” , donde aparece claramente expresada la campaña de persecución en la primera etapa y de posterior aniquilación, varias veces anunciada por Hitler en diversas intervenciones públicas.
A su vez, la caracterización de la actividad deportiva como apolítica, alejada de los conflictos internacionales, (En la antigüedad las guerras se detenían cada cuatro años respetando la realización de los juegos en Atenas, y esto es tomado como ejemplo en las referencias actuales del deporte Olímpico), el mito acerca del carácter socializador e integrador de la actividad deportiva, la valorización de los aspectos saludables, físicos y morales, que aporta, en su versión higienista y justificadora del disciplinamiento corporal, la actividad física (Schnaidler, R. 2006) , conforman un conjunto que fue esquema y principio de la organización de los juegos Olímpicos Nazis y que aún hoy en día, se reactualizan en actividades de promoción de la estética, la salud corporal y la aparente alegría que brinda el movimiento. Pero esta lógica, en los juegos, actuó a manera de “pantalla” de los verdaderos objetivos del Nazismo: Forjar jóvenes aptos y deseosos de participar en la batalla y morir por su patria, objetivo claramente alejado de la tradición del “Fair play” o “juego limpio” impuesto por el deporte inglés, “des comprometido, aburguesado, especulador”.
En un plano más analítico y de la cultura física, la puja filosófica y deportiva entre los cultores de la gimnasia y el ejercicio metódico por un lado, y la práctica de los deportes de conjunto, de clara ideología inglesa, vistosos, alegres, apasionantes, era tema de discusión al interior de la sociedad alemana y de la nueva ideología, que buscaba afirmarse por todos los medios posibles como auténticamente “Aria”.
Es necesario recordar que Carl Diem (1882-1962) fue uno de los entusiastas jóvenes alemanes que emprendieron y finalizaron con éxito, las excavaciones y la catalogación de los objetos recuperados en las ruinas de Olimpia desde 1875. A partir de allí Olimpia y sus festivales de los tiempos modernos, llevarían un sello netamente germano. A su vez, Carl Diem será el organizador preferido del régimen Nazi, junto a Lewald (de origen judío), para los juegos Olímpicos de 1936 en Berlín. El sello Nacionalsocialista de la cultura de los cuerpos forjados en el ejercicio metódico y la fuerza moral de quienes lo practican hasta su muerte , será emblema en la nueva cultura alemana.
Esta presentación tiene el objeto de reconocer en este acontecimiento, un modo claro de la manipulación y sometimiento de los sujetos, utilizando en este caso a la actividad deportiva y el “evento”: Las Olimpíadas Nazis. Estas son un buen ejemplo de esa manipulación, que en la historia de los eventos deportivos y las complicidades de las entidades deportivas nacionales e internacionales, se podrán encontrar otros tristes y célebres ejemplos, como el Mundial 78 en la República Argentina.
Esta práctica, que bien puede denominarse de “ocultamiento”, expresa una paradoja: “se encontraba a la vista de todo el mundo”, como la aplicación de las leyes de Núremberg, la implementación de las normas eugenésicas y morales del Nazismo, la desaparición de atletas judíos y gitanos antes de la competencia, etc.
Un listado exhaustivo de las humillaciones, exclusiones y persecuciones de las que fueron víctimas atletas Judíos en los años previos a la celebración de las Olimpíadas de 1936 puede ilustrar mejor este período:
Goebbels y Hitler juzgan que un festival internacional celebrado en Berlín era una excelente plataforma de propaganda para un proyecto político que pretendía hacerse fuerte más allá de las fronteras alemanas, era la puesta en escena de un verdadero modelo de vida, de salud y de estética corporal que para el imaginario de los dirigentes alemanes de la época “nadie podría superar o contradecir”.
Diem y Lewald reciben “plenos poderes” y la promesa de suficientes recursos económicos para la organización de un evento: “…que sobrepase en grandiosidad todo lo que hubiera cabido esperar del régimen burgués de cualquier otro país” (Mandell R. 1984: 250).
El complejo arquitectónico que reemplazó a los antiguos edificios olímpicos de 1916, superaba en grandiosidad a cualquier edificio creado para la práctica deportiva por ingleses o estadounidenses. Ahora bien, un país como Alemania, que había sido despojada de todo tipo de beneficios económicos luego de su derrota en la Primera Guerra Mundial, contaba ahora con recursos suficientes para este tipo de edificaciones. La inyección de recursos económicos tenía una procedencia clara, que en todo el mundo ya era conocida: Por un lado el aporte económico de empresarios alemanes y americanos antisemitas, y de otros países afines al régimen, y en segundo término: Los tesoros acumulados fruto del saqueo del que eran victimas disidentes y judíos en Alemania.
Todas estas acciones, adosadas a la creciente discriminación y boicot a los comercios Judíos iniciados en 1933, la exclusión de los gimnastas judíos para el acceso y la práctica en los gimnasios de toda Alemania en 1935, la prohibición de competencias y enfrentamientos deportivos entre Judíos y Arios, los suicidios de dirigentes Judíos de las Federaciones Deportivas y la emigración de atletas Judíos al exterior de Alemania, fruto de las fuertes discriminaciones recibidas, parecían no alterar el ideal Olímpico acuñado en la Grecia Antigua, y que ahora se reproducía en la Alemania Moderna. Justamente Lewald, será el encargado de apaciguar las protestas de los dirigentes internacionales, que cuestionaban duramente la política alemana. El argumento principal de Lewald será que la esgrimista Helena Mayer (de origen judío), varias veces campeona internacional, formaba parte de la selección olímpica alemana. Finalmente, los dirigentes internacionales aceptaron el argumento y los preparativos en Alemania siguieron sin obstáculos, es más, en realidad nunca se había detenido la organización, nadie dudaba en Alemania, que allí se realizarían los juegos de 1936.
Para completar el circuito de difusión, se encarga la filmación de los juegos a Leni Riefensthal (la cineasta preferida del Fuhrer), quien tendrá a su disposición un equipo de 80 cámaras, asistentes, y el mejor material fílmico para rodar una cronología de los juegos. Más allá de los detalles de filmación admirados hasta nuestra época, por los ángulos elegidos, las perspectivas seleccionadas, la dinámica en la utilización de los tiempos de rodaje, etc., se hace digno de destacar la estética de la presentación del film “Olympia”.
La estrategia será la de tomar las ruinas de la Antigua Atenas, recorrerla junto al espectador y posar el foco en las antiguas estatuas, en el contorno de sus cuerpos y la perfección de los rostros. La continuidad de esta escena se verá estremecida por el inicial movimiento de las estatuas que se transforman en bellos cuerpos humanos desnudos que realizan movimientos y técnicas propias del atletismo. Es la Grecia Olímpica que despierta y se encarna en las figuras de jóvenes hombres y mujeres alemanes/as. Es la clara distinción de los movimientos varoniles y femeninos de la nueva Alemania, heredera de la cultura griega. La serie de imágenes muestra la determinación nacionalsocialista de inculcar la ideología en los gestos y las experiencias estéticas corporales de los hombres y las mujeres del nuevo imperio: “naturalmente superiores”.
Asimismo, se impulsa la concesión del premio Nobel al Barón Pierre de Coubertain (iniciador e impulsor de los Juegos Olímpicos Modernos a partir de 1896 en Atenas), quien era un admirador de la cultura alemana, y cifraba grandes esperanzas en el éxito de estos juegos. Finalmente, Coubertain no es seleccionado para el Nobel y muere unos meses después de finalizada la Olimpíada.
Aunque existió una excepción y resultó silenciada por años, existe en la historia la propuesta en el seno de la joven República Española de celebrar, las “Olimpíadas Populares”. Esta iniciativa se verá frustrada por el comienzo de la Guerra civil española con los levantamientos de la Falange.
Estos levantamientos estarán totalmente vinculados con las prácticas genocidas de los Nazis: casi un año después de iniciada la Guerra civil española y celebradas las Olimpíadas en Berlín, el 27 de Abril de 1937 un devastador ataque aéreo a la ciudad de Guernica (Viscaya), comandado por la aviación alemana (la Legión Cóndor), descarga una lluvia de bombas destruyendo el 70% de la ciudad y asesinando entre 300 y 1000 personas en 3hs. de bombardeo. Este será el campo de entrenamiento de la “joven aviación alemana” (Goering). Una Europa altamente convulsionada, las prácticas de destrucción masiva de regímenes totalitarios y la propuesta de una “Olimpíada Popular”, muestran una nueva puja en esta presentación: Acerca de dos maneras de entender la humanidad, expresadas en la organización de eventos deportivos.
La Olimpiada Popular de Barcelona tenía una clara voluntad antifascista, una especie de contra olimpiada que hiciera bandera del deporte aficionado y de denuncia de los Juegos Olímpicos en la Alemania Nazi, y por lo tanto, el apoyo o rechazo a la misma, por parte de los atletas y países participantes, tenía una implicación política. Las federaciones y los propios deportistas, tanto españoles como extranjeros, se vieron sometidos a diferentes presiones políticas para acudir o no a la cita.
Los sectores conservadores y derechistas, tanto en el ámbito político como deportivo, buscaron devaluar el acontecimiento a base de ridiculizarlo, diciendo que eran unos Juegos "de andar por casa". Sin embargo la labor desplegada por el COOP (Comité Organizador de la Olimpiada Popular) para conseguir la máxima participación posible, permitió la presencia de 23 delegaciones, entre los que se destacaban: Estados Unidos, Francia, Suiza e Inglaterra. También hubo representaciones de los atletas judíos emigrados, y también atletas de Alsacia, Euskadi, Galicia y Cataluña. El total de atletas inscriptos fue de 6.000 siendo la delegación extranjera más numerosa la de Francia con 1.500 atletas.
La Olimpiada Popular rompía con el esquema nacionalista y abría diferentes formas de participación en lo que respecta a la adscripción territorial. Se establecieron tres categorías: nacional, regional y local. De esta manera, las delegaciones nacionales podían inscribir en cada deporte, tres representaciones y se entendía que así, la Olimpiada no sería sólo una competición entre estados, sino que dejaba la puerta abierta a que equipos no estatales participasen en las pruebas, como por ejemplo Alsacia y Lorena, o el Marruecos bajo dominio francés y el Marruecos español. En este sentido, el COOP introducía sobre todo en los deportes de equipo, un sistema de delegaciones que rompía el monopolio estatal. Finalmente, a través de las representaciones locales, recuperaba la idea ciudadana del Olimpismo griego, en que los participantes lo eran representando a ciudades. También se puso especial énfasis en la participación de las mujeres, que por esta época aun tenían dificultades para acceder al deporte en igualdad de condiciones.
En total había competiciones en 16 deportes, como fútbol, tenis, baloncesto, boxeo, atletismo, lucha, pelota vasca, e incluso ajedrez. Los gastos corrían por cuenta de los gobiernos español y francés, así como de la Generalitat Catalana. Francia contaba con un gobierno de izquierda presidido por Leon Blum, y decidieron otorgar un claro apoyo la Olimpiada Popular.
La Olimpiada Popular comenzaría el 19 de julio, y duraría una semana, hasta el 26 de julio.
20.000 visitantes llegaron a Barcelona con motivo de la inauguración de los juegos, desbordando las previsiones y creando problemas de alojamiento. Iba a ser una verdadera fiesta del deporte y de los valores republicanos y olímpicos. El 18 de julio, un día antes de la inauguración oficial, se hizo un ensayo general en el Estadio de Montjuic.
La guerra frustró el proyecto que el movimiento del deporte popular catalán había concebido. El nuevo orden revolucionario y las necesidades propias del conflicto bélico pusieron fin a Barcelona 1936, justo unas horas antes de iniciarse.
El 24 de julio se leía en La Vanguardia:
"Es tal el entusiasmo que la causa republicana ha despertado en estos atletas, que muchos de ellos se han alistado en las milicias populares, saliendo para Zaragoza y otros puntos."
La estética de los cuerpos, el ser para la muerte.
Pensar los antecedentes de la barbarie contra la humanidad más sistemática y plena de sentido ideológico conocida hasta ahora, no puede ser fruto de una construcción en el corto tiempo. Los hitos de la historia europea en las prácticas de segregación, muerte y demonización del Medioevo hacen su parte. Pero la determinación de avanzar sin recodos a la aniquilación de un grupo social y cultural, como lo fue el Judaísmo europeo, se nutrió necesariamente de todas las armas que los aparatos ideológicos y represivos (Althusser) dejaban a su alcance. La grandiosidad de las banderas flameantes, los espectaculares edificios, monumentos y arengas, y el dinamismo de la estética de los cuerpos en movimiento completan el cuadro de la construcción de hegemonía en la Alemania Nazi.
El pensamiento colaboracionista de Martin Heidegger, dará claves en este sentido:
“…Pero el gran paso lo da cuando busca un origen, un linaje espiritual para la Universidad alemana. Ese origen estará en Grecia. Lo esencial del discurso de Heidegger es señalar que la autenticidad del saber universitario alemán solo puede darse si hunde sus raíces en la grandeza Helénica”
(Feinmann, J. P. 2008: 388)
Se trata del comentario realizado sobre su discurso de asunción al rectorado en la Universidad de Friburgo en 1933.
La dirigencia de la cultura alemana precisaba conformar la idea de “destino colectivo”, que debido a causas de conformación geográfica y nacional se veían algo retrasados en la historia reciente de los alemanes, respecto de otras naciones europeas. Todos los esfuerzos de este período estarán centrados en la necesidad de generar la idea de ser pleno solamente a partir de la inserción en la “misión colectiva”.
“El inicio es aún. No está tras de nosotros como algo ha largo tiempo acontecido, sino que está ante nosotros. El inicio ha incidido ya en nuestro futuro, está allí como el lejano mandato de que recobremos de nuevo su grandeza”
(Heidegger M. 1996:18)
José Pablo Feinmann refiere la necesidad en Heidegger (como un intelectual insignia en la nueva Alemania) de vincular la grandeza de la “comunidad nacional” con la centralidad de la cultura Helénica. Y la idea del “ser nacional”, se debe construir en cuerpo y alma, en la experiencia cotidiana del ser colectivo. La experiencia del individuo que comprende su pertenencia a un destino ya anunciado en la “tradición”, y se hará presente en la reiteración incansable en el cotidiano y en la magnificencia de los desfiles, las banderas, los himnos, la reverencia a los muertos. Y en el reconocimiento del enemigo común, los Judíos, algo más que el “problema de Europa”, sino que, la comunidad que cuenta con tradición y cultura y origen común, y que claramente amenaza la construcción del destino colectivo alemán, incluso en su espacio geográfico.
La gesta olímpica de 1936, puede ser leída en clave de esta búsqueda incansable y como muestra de la barbarie que ya estaba en acto, que los revolucionarios de la España Republicana habían distinguido y que, curiosamente, los dirigentes de otras democracias occidentales, pasaron por alto. El deporte al servicio de la promoción y construcción de “seres para la muerte”.
Luego de la promulgación de la leyes de Núremberg y a tres años de asumido el nuevo gobierno alemán, encabezado por Adolf Hitler, se inauguran las Olimpíadas del año 1936 en Berlín, Alemania. La multitud de críticas a la organización de este evento, las denuncias sobre actos de discriminación a deportistas judíos y de otras nacionalidades, la inestable situación internacional, y el reciente alzamiento nacionalista en España, que frustra la realización de la “Olimpiada Popular” en protesta al régimen Nazi, lejos de hacer peligrar su realización, la fortalecen.
Y una vez inaugurada la Olimpíada, la estética del nazismo, grandiosa, agresiva, contundente, se desplegará con todo su esplendor y como anticipo del terror al que será sumida gran parte de la tierra y sus pueblos en muy poco tiempo.
El relato de sus participantes, los datos de la discriminación de atletas y los que fueron brutalmente asesinados años después, las imágenes de la pretensiosa y orgullosa dirigencia alemana, permiten ubicar el escenario del horror montado en un futuro cercano, y donde el deporte será, nuevamente la herramienta para construir consenso y justificar horrores, como lo ha sido tantas veces en la historia reciente.
Bibliografía consultada
El presente artículo fue presentado en las Jornadas:
Currículum abreviado:
El Magister Rolando Schnaidler es Profesor nacional de Educación Física (INEF Enrique Romero Brest, 1984) y Magister en Teorías y Políticas de la Recreación y el Tiempo Libre (Fac. de Turismo Universidad Nacional del Comahue, 2004)
Actualmente se desempeña como docente y miembro del comité de Maestría y de Posgrado, en la Facultad de Turismo y como docente en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Comahue. Es además, Vice decano Regional y docente de la Facultad de Actividad Física y deporte de la Universidad de Flores, sede Comahue. Recientemente, fue nombrado Coordinador académico de la Cátedra Libre de estudios Hebraicos “Baruj Spinoza” de la Facultad de Humanidades de la Universidad nacional del Comahue.
Es investigador categoría III en el programa de incentivos, e integra un trabajo de investigación sobre producción artística y género en la ciudad de Neuquén.
Es el autor del libro “Protagonistas y espectadores de las actividades físicas en la escuela primaria” y de otros textos y publicaciones en revistas científicas y de interés.
Es ex becario de Yad Vashem, Israel (2009), Egresado de la Escuela Morei Morim, Bama, (2010). Ha participado en capacitaciones diversas sobre el tema de la Shoá, entre ellas “Historia de la Shoá y genocidios del Siglo XX” en el “Memorial de parís” (Francia, 2011)
Fue Madrij y egresado de la escuela de Madrijim de la OHA. Macabi en el año 1977.
Magister Rolando Schnaidler FACE – FATU UNCo. – UFLO, sede Comahue
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