Domingo a jueves: 9:00 - 17:00.
Viernes y vísperas de fiestas: 9:00 - 14:00.
Yad Vashem está cerrado los sábados y días festivos judíos.
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"Si nadie hubiera aceptado a mi abuelo, ninguno de nosotros estaría hoy aquí"
Sigo en Jerusalem. Después de diez días, tengo más preguntas que respuestas: aquéllas a los "¿por qués?" relacionados con el holocausto sencillamente no existen& Sin embargo, dentro del horror siempre hay historias de amor, de solidaridad, de entrega, como la que nos relató Dorit Novak, directora de la EIEH del Yad Vashem:
Bruselas, Bélgica, 1942. Un judío perteneciente a la resistencia al saber de las deportaciones en masa a los campos de exterminio, temió por la vida de su hijo de 13 años. Caminó por las calles, preguntando aquí y allá si podían quedarse con el muchacho. Me sobrecoge la desesperación que sentiría al ofrecer a completos desconocidos a su único hijo.
Todos lo veían como un loco. Sólo una mujer le dijo que ella no podía, pero que su hermana manejaba un hogar de crianza y que ella sí lo tomaría. El padre se dirigió allá y tal como había planeado, dejó a su hijo. Le dijo que una vez a la semana, para no levantar sospechas, tomara la bicicleta y fuera hasta su casa: si veía la ventana de la cocina abierta que entrara a besar a su madre y a tomar sopa de pollo. Y así sucedió hasta que un día encontró la ventana cerrada. El padre había sido asesinado, y la madre llevada a un campo de exterminio donde también fue asesinada. El muchacho sobrevivió, se casó y tuvo hijos, uno de ellos, el marido de Dorit Novak.
Refugiado
En 2003, la hija de Dorit conoció a un muchacho refugiado de Eritrea, quien había escapado de su país cuando lo obligaron a entrar en el ejército cuando aún estudiaba bachillerato. De Sudán pasó a Egipto y a Israel. En Israel obtuvo un permiso para trabajar en el campo con una familia, pero fue explotado y escapó otra vez. La joven se lo llevó para su casa. Su abuela materna los tildó de locos: "los va a matar a todos" sentenció. Pero su nieta estaba muy decidida: "si nadie hubiera aceptado a mi abuelo, ninguno de nosotros estaría aquí", dijo.
Hoy el muchacho está terminando el bachillerato y listo para presentar su examen final de Biblia.
Y es que la vida es así, un círculo. Hoy por ti, mañana por mí. El bien que uno hace se devuelve... El mal también.
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