Prefacio
La conmemoración del aniversario del centenario de la visión sionista, junto con el aniversario de los cincuenta años del Estado de Israel, constituyen un testimonio suficiente de los logros de la acción sionista durante la última centuria. Incluso los problemas actuales dentro de la sociedad israelí misma y entre ella y sus vecinos árabes no oscurecen el enorme éxito del sionismo.
El modelo del sionismo político de Herzl es, sin duda alguna, una de las respuestas judías al proceso de consolidación nacional de los siglos 18 y 19, que fue una parte de la cultura industrial en Europa y que está basada en los principios generales de la Era Intelectual en Europa. Este proceso histórico junto con el anhelo de los judíos a una patria enfocó muchas y diversas energías que erigieron el Estado de Israel y continúan nutriéndolo.
Todo el mundo, junto con Israel, está pasando por una enorme transformación hacia el paso a la Era de la Información. Así como la sociedad industrial europea modificó totalmente al judaísmo y creó el sionismo político moderno, la sociedad global de la información continuará reconstruyendo al judaísmo y al sionismo y los convertirá en muchas y diversas formas del post-modernismo. Este artículo es una modesta investigación sobre una selección de las transformaciones principales que dejan sus huellas en la comunidad global y de su posible influencia sobre el sionismo de hoy y lo que puede llegar a pasar con él en el futuro al acercarnos al próximo siglo. Abordaremos aquí algunos de los escenarios posibles de los próximos 100 años de sionismo y el próximo cincuentenario del Estado de Israel hacia mediados del siglo 21.
El asunto principal es el ser conciente de la fuerza de la revolución y de su influencia transformadora a la que todos estamos sujetos. Hoy en día no hay casi ninguna duda que la escala global de las tecnologías de información/conocimiento cambiará las vidas humanas substancialmente, incluso más que la revolución industrial que la precedió. Debe agregarse a esto la percepción que no sólo el cambio tiene una gran significación sino también su creciente ritmo. La aceleración del cambio técnico-social-cultural-religioso traerá consigo muchas sorpresas. De hecho, hoy, en una década, se producen muchos más cambios básicos que durante cientos de años en el pasado. Lo que le pasa hoy a las comunidades del mundo influirá también sobre la comunidad judía y su ideal sionista.
Un concepto clave se ha desarrollado últimamente en muchos grupos judíos y sionistas: “continuidad judía”. ¿Cómo cuidaremos de lo que hemos logrado a través de nuestra lucha? ¿Cómo seguiremos siendo como éramos? Todas las indicaciones muestran que estas preguntas ya no corresponden a la realidad. Vivimos ahora en una era de des-continuidad. Sin duda tenemos una larga continuidad histórica. Sin embargo, está claro que los cambios culturales serán más exigentes, más personales, más fuertes y más claros que todo lo que podemos imaginarnos ahora.
La “continuidad” significa básicamente más de lo mismo. Es observar el pasado de ayer para convertir nuestro mañana en algo más sufrible y agradable. Lo que se necesita aparentemente no es “continuidad” de por sí, sino conciencia dirigida e intencionada y hechos que provienen de esos cambios, que son una parte inseparable de nuestra vida, y una oportunidad increíble para nuestro crecimiento y desarrollo creativo como judíos, como israelíes y como sionistas.
Para enfrentarse con los desafíos del futuro, lo que necesitamos no es un “apósito adhesivo” y cambios cosméticos o superficiales. Necesitamos un pensamiento nuevo y radical que aprecie nuestro pasado, respete nuestro legado, que aprecie y glorifique sinceramente los logros grandiosos y gloriosos de las generaciones anteriores y que mire hacia delante hacia la vida y la participación en una época histórica fascinante que tiene leyes y valores nuevos.
Muchas escuelas del pensamiento e ideologías se manifiestan en los presentes debates sobre el sionismo. Es posible indicar, por lo menos, el sionismo, el anti-sionismo y el post-sionismo. Puede considerarse el neo-sionismo, es decir, la renovación de la visión sionista que pueda confrontarse con el futuro con la misma creatividad con la que se enfrentó con el pasado.
Israel-Diáspora
Sin duda, una de las cuestiones básicas que están sufriendo un cambio fundamental es la evaluación renovada de las relaciones entre la comunidad judía en Israel y las comunidades judías en la diáspora.
La ideología sionista política clásica está basada en el modelo de nación estado y en la comunidad que está dentro de los límites políticos del estado como centro de la esencia de su existencia. Como nación estado, Israel está situado en el centro, y cualquier otro lugar no es más que periferia. Este modelo de centro-periferia coloca a Israel en el único centro, y todos los demás lugares en los cuales hay comunidades judías – en la periferia – en la diáspora. No sólo la conciencia de la diáspora sino también la negación de la diáspora, la que está en la base de la ideología del sionismo político. Se ha desarrollado una dicotomía de “nosotros” en frente de “ellos”. La única acción sionista que puede llevarse a cabo es inmigrar a Israel y vivir en el centro sionista, es decir, en el Estado de Israel.
Esta dicotomía de diferenciación también cambió. La diferencia se comprende como contraste, como una elección entre los dos, cuando uno de ellos es válido y el otro no lo es en absoluto, y se ve ahora como un modelo de complementación, que no es o-o, sino como un modelo de la combinación entre los dos. Uno no puede existir sin el otro, y ambos son válidos de igual manera en el nuevo ideal sionista. La negación de la diáspora como opción inválida para judíos y judíos sionistas también cambia.
Este cambio resulta en gran medida del nuevo carácter de las comunidades y la globalización, que ya no están basadas sólo en los límites políticos y geográficos, sino conectadas unas a otras en las numerosas intersecciones de los sistemas de información globales en el Internet. En esta cultura de la información global no hay ya un centro único, y a su alrededor periferia. Lo que se está desarrollando ahora por medio del Internet es una red global que tiene millones de intersecciones, dentro de una infraestructura de comunicación mundial de monumentales dimensiones.
La ideología clásica del sionismo político debe considerar otra vez el cambio del modelo tradicional de centro-periferia de la comunidad judía a una situación nueva de intersección dentro de la red. El Estado de Israel es una de las intersecciones – una intersección muy significativa, pero igualmente sólo una intersección dentro de la red judía global. En el futuro la pregunta será “cómo puede cada uno de nosotros fortalecer a su compañero”, y no cómo negar a uno para enaltecer al otro. Israel y las comunidades judías globales son ahora socios igualitarios en un significado totalmente nuevo. Sólo el futuro nos dirá de qué manera este nuevo desplazamiento de fuerzas funciona.
Este nuevo desplazamiento de fuerzas plantea la pregunta de la inmigración a Israel. El sionismo político clásico convirtió a la inmigración física a Israel en el criterio de la visión sionista. El significado de la inmigración práctica tiene aún una importancia primordial para la visión sionista, y debe ser preservada como esencial. Cuánto la tecnología de la información modificará el proceso de la información no es importante. La vida es mucho más importante que el procesamiento de la información. Una vida substancial en Israel con todos los derechos, los privilegios y las obligaciones, con todo el atractivo relacionado, es aún muy real. Pero la realidad es que la mayoría de las inmigraciones llegaron de países en los que las condiciones eran más difíciles que en la patria original. Inmigraron relativamente pocos de países libres y ricos. En lugar de inmigrar ellos mismos a Israel, muchos de esos sionistas envían dinero a las organizaciones sionistas para que otros puedan inmigrar a Israel.
Esto era necesario en el pasado porque era necesario aumentar la comunidad judía en Israel. Ya que la mayoría de los judíos pertenecientes a la comunidad judía global vivían fuera de Israel, era importante alentar a esta población a trasladarse a Israel. Sin embargo, todas las indicaciones demográficas muestran que a principios del próximo siglo Israel será el hogar de la mayoría de los judíos del mundo. Las reservas de inmigración potencial son más pequeñas, y es razonable suponer que habrá una estabilización en el patrón demográfico, de acuerdo al cual la mayoría de la población judía del mundo se concentrará en Israel, y las comunidades judías fuera de Israel permanecerán por elección en el lugar en el que se encuentran. La mayoría de esas comunidades judías globales desarrollaron programas comunitarios judíos ricos y variados, y no tienen la intención de abandonarlos.
La paradoja global y la presencia tribal judía
El nuevo mundo que aparece con nuestra entrada en el próximo milenio ha recibido muchas descripciones. Entre los muchos libros futuristas, los dos que me parecieron los más razonables e influyeron mi manera de pensar y que tocan directamente el nuevo ideal sionista del próximo siglo son los dos libros importantes siguientes: (1) La Paradoja Global (The Global Paradox) de John Naisbitt (William Morrow and Company, Nueva York, 1994), (2) Tribus (Tribes) de Joel Kotkin (Random House, Nueva York, 1992). Ambos autores se pusieron como objetivo describir el nuevo mundo en el que vivimos. Básicamente, yo acepto sus ideas, y trataré de relacionar entre esas ideas y la ideología sionista en el próximo siglo.
La visión sionista renovada debe tener en cuenta el mundo nuevo que se desarrolla y que propone a las naciones y a las comunidades, hacia el fin del milenio, oportunidades y desafíos sin precedente. El sionismo político está basado en la soberanía de una nación estado como modelo primario de la manera en que los judíos deben organizarse. Pero es justamente esta idea básica la que está sufriendo ahora un cambio radical. Desde el fin de la Guerra Fría y el monumental crecimiento de de la fuerza de las telecomunicaciones que nos conecta a todos, la nación estado pierde la importancia central de su significado. El hecho simple es que con nuestra entrada a un nuevo siglo, somos testigos de la declinación de la nación estado como factor central de la organización humana. Efectivamente, este fue el principio organizativo predominante durante 200 años desde que se desarrolló en la sociedad industrial europea y se expandió por el mundo. Sin embargo, el paso a la sociedad de la información modifica la esencia de la naturaleza del concepto de nación estado. Uno de los grandes desafíos del ideal judío nuevo es adaptarse a la situación global cambiante.
La revolución en los sistemas de telecomunicaciones a escala global, es la que proporciona la fuerza a esos cambios masivos. La combinación de computadores, teléfonos, aparatos de televisión y electrónica al servicio del consumidor crea nuevas formas de comunidades humanas. Cuatro factores principales contribuyen a la formación de las nuevas formas de comunidad:
Fusión entre tecnologías
Somos testigos de un desarrollo ultrarrápido de híbridos electrónicos que aumentará las fuerzas y generará sistemas completamente nuevos. La continua reducción del precio de esos sistemas modifica también la base de clientes, de empresas cuyo objetivo principal es el fortalecimiento de unos pocos por medio del aumento de la capacidad de comunicarse unos con otros. El cambio es de tecnologías impulsadas por las empresas, a tecnologías impulsadas por individuos.
Pactos estratégicos
Está claro que no hay una sociedad o un país que puedan vencer por sus propios medios en este nuevo juego global. En otras palabras, ya no hay un centro, todos estamos conectados unos a otros.
Redes globales
Estas nuevas tecnologías generarán redes globales de redes que permitirán a los individuos comunicarse con cualquier persona en cualquier lugar sobre la tierra en tiempo real. Esto modificará para siempre la manera en la que trabajamos, la forma en la que nos trasladamos y sobre todo la manera en la que consideramos a nuestros colegas, los ciudadanos de las redes globales – los “netizens” [‘Ciudadanos del Internet’, palabra formada por la contracción de las palabras inglesas ‘net’, abreviatura de network, red, y ‘zens’, abreviatura de la palabra citizens, ciudadanos]. A pesar de la terminología aceptada de “autopista de la información”, estas redes son totalmente diferentes. La autopista de la información fue un camino claro dominado por el gobierno. Los gobiernos son los que dieron forma a la autopista de la información y la dominaron en todas las naciones estados en el pasado y en el presente. Pero las redes no tienen un control individual. Son construidas por multitudes de individuos desde abajo hacia arriba, y no por las naciones desde arriba hacia abajo. Se trata de sistemas distribuidos y no de modelos jerárquicos.
Tele-computadores personales para todos
Estos tele-computadores personales estarán distribuidos y serán cada vez más individuales. Es razonable suponer que a principios del próximo siglo, todos los aparatos de comunicaciones que nos hagan falta y que utilizaremos estarán adaptados a nuestra mesa de trabajo, a nuestro automóvil, a nuestro portafolios o a la palma de nuestra mano. No es sólo un incentivo de ventas embaucador por parte del marketing de electrónica. A medida que estas tecnologías se fortalezcan, así se fortalecerá también el usuario individual. Todos esos cambios indican claramente una idea básica. En las redes de información globales del siglo 21, las tecnologías de la información liderarán cambios económicos y sociales así como la fabricación lideró el cambio en la era industrial.
Por medio de esas nuevas tecnologías de la información, dos sistemas básicos de la comunidad humana modifican el monopolio de las naciones estado: el sistema “global” y el sistema “tribal”. Toda la comunidad humana se verá obligada a desarrollar un equilibrio entre los universal-global y lo tribal que ha estado siempre con nosotros.
El tribalismo no es nacionalismo. El nacionalismo floreció desde el siglo 18 hasta fines de la Segunda Guerra Mundial. Se acostumbra a considerar que el estado nación es más importante al ser humano que principios internacionales o que el respeto por las necesidades del individuo. El tribalismo es una creencia en la devoción del ser humano por los de su propia especie. Éstos son definidos por su etnia, su idioma, su cultura, su religión y ahora también su profesión. El cooperacionismo que conecta entre seres humanos es su singularidad.
Mientras convertimos nuestras economías en globales, muchas cosas se convertirán en universales. Lo que vemos como tribal, se tornará más importante y más fuerte en cuanto que nos convertimos en más universales, y así nos comportamos de manera más tribal. En el viejo mundo nacional, el individuo debía elegir entre la política de la izquierda y la de la derecha. En el nuevo mundo deberá elegir entre lo global y lo tribal. No se trata de una elección entre los dos (o) sino los dos (y).
No sólo que esas tribus están constituidas en base a distinciones étnicas tradicionales, sino que también somos testigos del surgimiento de todo tipo de “tribus virtuales”, “tribus electrónicas” y “tribus teleprocesadas” (“cyber tribes”). El Internet genera un número inmenso de grupos de apoyo, grupos de autoayuda, redes de redes y ligas de tipos variados que desarrollan tribus de diversos tipos sobre la superficie de la tierra, más allá de toda intervención gubernamental y fuera del territorio de cualquier estado nación. Una metáfora apropiada para describir el movimiento desde las grandes burocracias de cualquier tipo, como gobierno, industria, etc., hacia unidades pequeñas autónomas, es el paso de computadores centrales masivos a computadores personales – el PC y a computadores personales conectados unos a otros.
La paradoja global de Naisbitt diferencia entre el mundo global y el mundo tribal. Joel Kotkin en Tribus va aún más lejos y sostiene que con el desgaste de las viejas estructuras de los estados naciones, las tribus globales tendrán un rol más importante en el mundo de la economía y la cultura. Kotkin se ocupa de cinco tribus globales primarias: judíos, británicos-americanos, japoneses, chinos e hindúes. Nos concentraremos en la tribu global de los judíos. Todas las tribus globales tienen tres características:
Una identidad étnica fuerte y una sensación de interdependencia que ayuda al grupo a adaptarse a los cambios en la economía global y al orden político, sin perder su unidad esencial;
Una red global de confianza mutua, que permite a la tribu funcionar en forma colectiva más allá de las fronteras nacionales y regionales;
Una fuerte atracción al conocimiento técnico y a otro conocimiento de toda fuente posible, combinada con una apertura mental esencial que nutre el rápido desarrollo cultural y científico, esencial para triunfar en el próximo siglo.
Estas tribus globales no sacrifican su sentimiento de identidad étnica singular en el altar de la tecnología o la ciencia, sino que usan sus valores y creencias históricas para enfrentarse con los cambios creativa y exitosamente. La fuerza de las tribus globales emana de la combinación exitosa de dos principios: el sentimiento “tribal” instintivo de identidad singular histórica, religiosa y étnica con la capacidad de adaptarse al cambio constante y prolongado. En este sentido, los judíos representan el ejemplo arquetípico de la tribu global.
Aparentemente, más que cualquier otro pueblo en la historia, los judíos fueron desde la aurora de su existencia un pueblo disperso, con una mayor experiencia histórica fuera de su patria que en ella. A pesar de ello, o tal vez justamente gracias a ello, los judíos no se amedrentaron frente al mundo moderno. En efecto, su encuentro con condiciones nuevas de sociedades avanzadas estimuló en general su progreso y su desarrollo. Después de respirar los vientos liberales y científicos del occidente, no ha habido un pueblo en el mundo que ha dado tantos líderes talentosos por alma, ya sea en las ciencias, las artes o las humanidades. Incluso después del Holocausto llegó la influencia judía a niveles a los que no se había llegado anteriormente. Casi en cualquier sociedad en la que los judíos están representados con un número significativo cualquiera, el nivel de sus logros educacionales, profesionales y de estatus económico es muy superior al promedio nacional.
Implicaciones sobre la visión sionista potencial
La diferencia más clara es de la negación de la diáspora como opción judía con derecho a existir para quien elija vivir fuera de Israel, a aceptarla como parte importante de la comunidad judía tribal global. El judaísmo global y el Estado de Israel deben fortalecer lo más posible esta conciencia tribal como copartícipes creadores y aceptados en la conciencia judía global en desarrollo.
Vivimos en un mundo muy dinámico, que tiene nuevas tribus de profesionales talentosos que se movilizan a todos los lugares en los que tendrán buenas oportunidades de progreso profesional a corto plazo de algunos años o a largo plazo de decenas de años. Ya que hay muchos israelíes que pueden encontrar su futuro profesional fuera de Israel, debemos reconsiderar el concepto de “iored” [todo aquel que emigra de Israel]. Hay una inmensa reserva de talento israelí que simplemente no puede ser empleado en Israel – debido a sus pequeñas dimensiones. La dispersión de israelíes por el mundo puede ser de gran valor para la comunidad judía tribal global, sin que importe dónde viven. La naturaleza misma del término “ieridá” [palabra hebrea, que significa literalmente descenso, se utiliza para designar la emigración de Israel] se modifica y pasa de ser un término con una connotación negativa de abandono de la patria al deseo de difundir la cultura israelí en el mundo.
Debemos apoyar firmemente la inmigración práctica de quien así elija. Debemos también reconocer un tipo diferente de inmigración – inmigración por fuerza intelectual/educativo/conceptual. Este proceso ya está ocurriendo. A través de la fuerza inmensa del Internet y de los sitios en la red mundial (World Wide Web), judíos talentosos y con conocimientos pueden formar parte de la infraestructura de mediación basada en el conocimiento israelí, que puede importar información de los participantes judíos en todo el mundo, y convertir esta información en conocimiento deseado y necesario en Israel. Y después venderlo a compradores en todo el mundo.
En el pasado los sionistas enviaron su fortuna – su dinero – para apoyar la idea sionista. Ahora la fortuna real no es sólo el dinero, sino también el conocimiento. Por lo tanto judíos sionistas pueden enviar su nueva fortuna – información que se convierte en conocimiento vendible. Pueden elegir cualquier lugar para vivir y contribuir a la reserva de industrias científicas de la tribu judía global para todo el mundo. Así el Estado de Israel será una intersección significativa en las redes judías tribales.
Es importante destacar que nadie pone en duda la importancia del Estado de Israel ni tampoco su especial significado para el judaísmo global. Lo que sostenemos es que con el cambio en el significado del estado nación en el mundo, cabe suponer que algo parecido sucederá al estatus del Estado de Israel con respecto a los judíos en el mundo. Israel es una intersección significativa en esta red global de redes. A pesar de que no es más que una intersección y no el único centro, no todas las intersecciones son iguales. Hay intersecciones más importantes que otras, dependiendo de la situación y el contexto históricos. El Estado de Israel es único.
Si buscamos en el diccionario de la lengua hebrea cuál es el significado de la palabra “Sión” [en hebreo, tzion], encontraremos que tiene varias definiciones básicas. La más clara de todas es otro nombre de Jerusalén. Este nombre proviene de dos raíces probables: Uno es de la palabra “tzia” – sequedad, desierto. El otro de la raíz “tzien” – señalar algo. De aquí que creamos la palabra “lehitztaien” [literalmente: sobresalir] – que significa ser merecedor de ser señalado. Esta es la idea de la excelencia (o excelsitud).
Podemos decir que por lo menos una forma de la nueva visión sionista es la capacidad de estimular una generación de judíos a aspirar por su intermedio a la excelencia. El lugar en el que vivimos no tiene ninguna importancia. Esto es efectivamente una elaboración renovada del concepto profético clásico de la comunidad tribal judía que se consagra a corregir el mundo con su aspiración a la excelencia, por medio de las comunidades judías tribales globales conectadas entre sí.