Esta unidad ayuda a conocer la vida de los judíos alemanes durante la década de 1930, enfatizando los acontecimientos que precedieron a la Kristallnacht (La noche de los cristales rotos, acontecida entre el 9 y 10 de noviembre de 1938).
Este suceso representa al mismo tiempo el punto de inflexión y el apogeo de un proceso, por lo tanto al tratarlo no debe ser aislado de su contexto histórico.
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En esta lección encontrará expresiones de personalidades judías y no judías sobre la vida en Alemania durante el período entre 1933-1938 y la política antijudía, que agregan una dimensión más al observador. La combinación de la imagen visual con textos aporta una visión más profunda y abarcadora del drama humano durante su acontecer.
Proponemos mostrar estos dos pósteres a los alumnos, y analizarlos en conjunto, en base a la pregunta:
- ¿Qué características sobre la vestimenta, estilo de vida, sinagoga, pueden observar en estos pósteres? Luego repartir los textos para que sean leidos en parejas y luego debatan las preguntas que sugerimos a continuación.
¿Quién era el judío alemán?
(En las primeras frases el novio describe sus sentimientos patrióticos resultado de su educación y sus experiencias como soldado durante la Primera Guerra Mundial)
“Impregnado de la educación humanista de la Gimnasia Real de Prusia, hermano de armas de los soldados alemanes en los refugios y las trincheras de la artillería...
egresado de cuatro universidades, de lo mejor de las tradiciones alemanas, miembro de la asociación dramática alemana desde que me desempeñé como director de teatro en Würzburg, hijo de un patriota alemán y una figura destacada en la economía. Y yo mismo socio desde hace años de las fábricas textiles P.V. Grünfeld que fue fundada por mi abuelo [ahora comienza a describir su casamiento]. Así caminé en medio de una tormenta de nieve en la mañana de Año Nuevo, junto a la novia. Vestido de frac caminé entre los cientos de personas que llenaban la sinagoga de Luzöwstrasse. [...]
Leo Baeck bendijo nuestra unión solemne e inolvidablemente...
En esta sinagoga liberal en la que desde mi bar mitzvá me acostumbré a escuchar en alemán la oración por el reino, había algunas personalidades judías alemanas muy importantes. [...] A esa sinagoga llegué desde el frente de batalla el último Iom Kipur durante la Primera Guerra Mundial y allí fui llamado a la Torá junto con mis compañeros combatientes. En el día de la boda la cantante Olga Aizner cantó en la sinagoga acompañada por un órgano algunas plegarias y la canción “Yo te amo” de Beethoven. Hasta el día de hoy no estoy seguro si más o menos de la mitad de los invitados a mi boda eran judíos. Nadie imaginaba entonces, el 1 de enero de 1924, que una década después serían expulsados de la sociedad tan buenos ciudadanos alemanes, conforme a los “artículos arios”.1
A continuación el relato de las personas que aparecen en la fotografía en el barco, de acuerdo a como fue contado por Rivka Firón, la hija del joven que aparece en el centro de la fotografía.
En el póster se ve un grupo de jóvenes en un bote a remo. Los jóvenes son primos que salieron a pasear un día domingo de 1920. Los dos niños en el centro de la fotografía son dos de los tres hijos de la familia Selinger. El de la derecha es el mayor, Izi (Israel) Selinger, a su izquierda, el más joven, Menajem Selinger (el padre de Rivka Firón qe"d). El joven que está a la derecha detrás de Menajem (el segundo de la izquierda) es un desconocido. Y el que está sentado a la izquierda es Mendel Selinger. Izi y Menajem nacieron y crecieron en la ciudad de Leipzig, Alemania.
Sus padres habían emigrado de Polonia unos años antes. Eran dueños de una red de zapaterías en la ciudad y tenían una buena posición económica. También la madre trabajaba en la empresa. Para ayudar en las tareas de la casa y a la crianza de los hijos, la familia contrató una empleada, una joven campesina, que trabajó en la casa durante 16 años.
La familia era tradicionalista. Festejaban las fiestas judaicas de acuerdo a la religión, iban a la sinagoga los sábados y en las fiestas y los hijos fueron educados en escuelas judías (por los menos durante la primaria). Pero los padres abrían el negocio los sábados. Para enriquecer la educación judía de los hijos, contrataron un “melamed”, un maestro particular que les enseñaba las Escrituras. Sumado a eso Menajem estudió varios años el hebreo con el famoso profesor Dr. Weskin (que fue asesinado durante el Holocausto), y cuando llegó posteriormente a Israel, hablaba muy bien ese idioma.
La fotografía refleja una vida calma y cómoda y así eran en realidad sus vidas. Izi y Menajem eran miembros de movimientos juveniles judíos. Posteriormente ambos hermanos adoptaron una orientación sionista y se prepararon para emigrar a Israel, así también Pinjas el hermano menor. Izi llegó a Israel en 1933 y comenzó su vida en el nuevo país en el kibutz Ein Harod. Después se mudó a la ciudad y sirvió en el ejército muchos años. Murió hace pocos años.
Menajem tenía aproximadamente 22 años en 1936, cuando ya soplaban en Alemania malos vientos. Un día recibió el ansiado certificado que era un visado de entrada a la tierra de Israel. El certificado podía ser utilizado para un individuo o una pareja casada. Menajem tenía una novia y debía entonces decidir si viajar sin ella o tal vez casarse y viajar juntos.
La decisión debía tomarse en 24 horas, ya que muchos esperaban para recibir esta clase de certificados. La pareja decidió casarse y emigrar a Israel. Los preparativos fueron rápidos y un mes después de la boda, se despidieron de los padres y emigraron a la tierra ansiada y desconocida. No volvieron nunca más a ver a los padres de Menajem (Tzvi y Dina Selinger z”l), que fueron asesinados en el Holocausto. Con los padres de Pritzi (Shulamit), su mujer, se encontraron varios años después, ya que habían conseguido escapar a los EE. UU. Y en 1949 llegaron a Israel. Menajem y Shulamit (Pritzi) Selinger se establecieron en Kfar Haroe, un moshav religioso y educaron a sus hijos conforme a este espíritu. Estuvieron juntos durante los 61 años de su matrimonio y lograron ver sus hijos, nietos y bisnietos. Trabajaron muy duramente pero todos los años de su vida gozaron de lo que hacían, eran optimistas y tenían un fuerte vínculo con el pueblo y su tierra".2
Estudiando estos pósteres y los textos adjuntos:
Preguntas para debatir:
- Señala las expresiones que caracterizan el mundo cultural de los judíos de Alemania.
- ¿Qué observas en estos pósteres sobre la identidad judeo alemana?
Los judíos formaban parte de la sociedad alemana y estaban dispersos en estratos diversos. A partir del año 1933 comenzó a aplicarse una política antijudía, destinada a provocar un aislamiento social que fue acrecentándose cada vez más desde entonces.
Los judíos de Alemania se encontraron casi completamente marginados de todos los sistemas sociales, educativos, burocráticos y culturales. Poniendo aparte las sensaciones de traición, debían buscar instrumentos alternativos para confrontar la nueva realidad y construir un futuro ante algo nuevo e incomprensible.
Actividad grupal:
Recomendamos dividir la clase en cuatro grupos, repartiendo a cada uno de ellos fotografías, textos y preguntas relevantes sobre uno de los temas propuestos. Los grupos 2 y 3 trabajarán sobre el mismo tema. Al finalizar el trabajo grupal, el docente coordinará el debate, haciendo un resumen de los diferentes temas.
- Fritz V. Grünfeld, Heimgesucht - Heimmgefunden, Betrachrung und Bericht, Arani-Verlag, Berlín, 1979, págs.34-36. "reservados los derechos" (Tomado de "Y la historia no terminó así", Yad Vashem, Jerusalén, 1999, pág. 12.)
- "Y la historia no terminó así", Yad Vashem, Jerusalén, 1999, págs. 13-14.
El boicot económico a los judíos (1 de abril de 1933)
La economía fue una de las áreas donde fue aplicada la política antijudía en Alemania. El 1 de abril de 1933 se declaró un boicot económico contra los comercios judíos. El boicot fue presentado como una respuesta alemana a la "propaganda antialemana" que los judíos estaban, de acuerdo a los nazis, realizando en todo el mundo. El boicot, que fue declarado ilimitado, fue cancelado después de un día fundamentalmente por falta de aceptación de parte del público alemán (el judío era parte de la sociedad alemana desde que había recibido la igualdad de derechos en 1871) y por el temor de los círculos económicos de que esta medida trajera consecuencias económicas negativas.
Edwin Landau, judío de una pequeña aldea de Prusia Occidental, describió su experiencia del día del boicot, 1 de abril de 1933
“Y estas son las personas por las cuales nosotros - jóvenes judíos - luchamos alguna vez en las trincheras, derramamos nuestra sangre para defender la patria del enemigo. ¿Acaso no queda un solo compañero de armas de aquellos días que sienta asco al ver lo que está aconteciendo? Podía observarlos mientras pasaban por la calle, y había entre ellos algunos a los que les hice alguna vez algún favor. Sobre sus rostros se extendía una sonrisa, una expresión que delataba su felicidad interior...
Tome mis condecoraciones militares, me las coloqué y caminé hacia algunos negocios judíos. Al principio me impidieron a mí también entrar en ellos. Pero yo estaba furioso, y quería gritar mi odio en la cara de esos bárbaros. Odio, desprecio -¿desde cuándo se apoderaron de mí esos sentimientos?- este cambio tienen sólo unas horas. Este país. Estas personas, que hasta ese momento amaba y admiraba, se convirtieron repentinamente en mis enemigos. Por lo tanto ya no soy alemán - o ya no debo serlo. Naturalmente no podía ordenar esto en mi cabeza en un lapso de tan pocas horas. Pero había algo que sentí de manera repentina: me avergoncé por la confianza que le di a muchos de ellos - personas que ahora mostraban su verdadero rostro como mis enemigos del alma. También la calle de golpe me parecía extraña y distante, la ciudad toda me era extraña.”3
"Debajo del cartel 'Abraham Rozenthal, Útiles de Escritorio', está de guardia, para bloquear la puerta de entrada de la tienda, un hombre vestido con traje de montar gris. Unas polainas le cubren, desprolijamente, las piernas. Sobre la manga izquierda de la camisa amarilla, porta el brazalete con una cruz gamada. En la mano derecha sostiene un palo de escoba, sobre el que está colocado un cartel de cartón escrito con gruesas letras: "No compréis a los judíos".
Una anciana, con un bolso de compras en la mano, se acerca al cartel. Del bolsillo de su abrigo, saca un par de lentes, a los que les faltan una de las patillas. Cuando los acerca a los ojos, trata de leer lo que está escrito.
El portador del cartel simula no haber visto nada. Con indiferencia lleva la mirada por encima de la mujer y de los curiosos. La mujer guarda nuevamente sus lentes en el bolsillo. Como quien solicita algo, va y viene al lado del hombre del brazalete.
Finalmente se detiene frente a él y le dice en voz baja: "Por favor, ¡déjeme pasar!"
Sin moverse y sin dirigir la mirada a la mujer, exclama monótonamente el centinela: "¡No compréis a los judíos!"
"¡Pero yo de todos modos, quiero hacerlo!", se empecina la anciana y como el centinela no se mueve de su lugar, pasa entre él y la pared y se escabulle por los escalones hacia la entrada del negocio.
Los que presencian el cuadro, sonríen incómodos. Algunos que están más alejados, ríen en voz alta. El portador del cartel ni pestañea. Sólo la mano izquierda, cuyo pulgar está metido en la hebilla del cinturón, se cierra en un puño.
Después de un rato, sube la anciana las escaleras, respirando con dificultad. Del bolso de compras, asoma un rollo de papel azul para forrar libros de estudio. Con una sonrisa en los labios, la mujer pasa por detrás del centinela, le dice al hombre de traje de montar: "Muchas gracias, joven", y se va.
Lleva el bolso de manera tal que todos pueden ver lo que hay adentro, y sonríe a quienes encuentra en su camino. Alzada la cabeza, el rollo de papel en su bolso, pasa en público entre los curiosos…"
"El 7 de abril de 1933, mi padre recibió una carta de la dirección regional de las escuelas en donde le informaban que la ley del nuevo gobierno del Reich contra sus adversarios y contra los judíos, actuaría también contra él […]. Esta ley, de hecho, cortó de un día para otro las fuentes de sustento de muchas familias y los perjudicados se vieron en el paro. A pesar de que se les prometió sueldo completo durante tres meses y los que habían trabajado en el servicio público por más de diez años tenían derecho a recibir tres cuartos del total de la pensión, existía la incertidumbre de si podrían algún día conseguir trabajo.
La desocupación forzada le resultó a mi padre muy difícil de sobrellevar anímicamente. Los tres cuartos de la pensión que recibió no alcanzaban para los gastos de subsistencia […]
Mi madre comenzó a trabajar como sirvienta."4
Preguntas para debatir:
- ¿De qué manera fueron aislados los judíos en la Alemania nazi según las fotografías y las fuentes?
- Los nazis eligieron emprender un boicot económico y no promulgar un edicto que prohibiera a los alemanes "arios" comerciar con los judíos.
¿Por qué causa, según tu opinión?
- Monika Richarz (ed.) Ezrajim al Tnai - Iehudei Guermania - Pirkei Zijronot 1780-1945, (Ciudadanos Condicionales, Los judíos de Alemania, Memorias 1780-1945), Mosad Bialik y Majón Leo Baeck, Jerusalén, 1993.
- Inga Deutschkron, At iehudia (Tú eres judía), Librería de Maariv y Yad Vashem, Tel Aviv 1987, págs. 14-15,16, 30.
El aislamiento del judío – De norma social a ley
De las Memorias de Martha Appel, escritas en los EE.UU. en 1940-1941
“Por primera vez en mucho tiempo, vi a mis hijos volver un día de la escuela con los ojos chispeantes, riendo y llorando al mismo tiempo. La mayoría de las clases habían sido reunidas esa mañana en el hall de la escuela. El 'oficial de razas' había venido a dar una exposición sobre las diferencias ente las razas. 'Yo le pregunté a la profesora si podía ir a casa', contó mi hija, 'pero ella me dijo que tenía órdenes de no dispensar a nadie. Puedes imaginarte que fue una exposición horrible. Él dijo que hay dos grupos de razas, uno superior y uno inferior. La raza superior que está destinada a gobernar el mundo es la teutónica, la raza germana, mientras que una de las razas inferiores es la judía. Y entonces, mamá, él miró a su alrededor y pidió a una de las niñas que se aproximarse a él.' Los niños nuevamente comenzaron a reír. 'Al principio no sabíamos', continuó mi hija “que es lo que él pretendía y estábamos muy preocupados cuando eligió a Eva. Y entonces el comenzó: Observen aquí, la pequeña cabeza, su larga frente, sus ojos azules, y su cabello rubio, mientras tomaba una de sus largas trenzas. Miren, dijo, su altura y su esbelta figura. Estas son marcas inequívocas de pura raza teutónica. Mamá, tendrías que haber visto como toda el ala femenina estalló en risa. Incluso Eva no podía controlarse. Y entonces desde todos los rincones de salón comenzaron a gritar 'ella es una judía'. Tenía que ver la cara del oficial. Tuvo suerte que el director se acercó rápidamente y paró las risas y los gritos y se despidió de él agradeciéndole su interesante e ilustradora exposición. Entonces comenzaron nuevamente las risas, pero el director nos frenó inmediatamente.¡Oh! ¡Estoy tan agradecida que la profesora no me dejó salir y estuve allí para oírlo!”5
"En una escuela de la ciudad de Gutersloh la maestra de natación debió comunicar a su alumna judía que no podría seguir participando de las clases en la piscina.
'Sabes por qué…? Y yo contesté: - Sí, lo sé. No lloré. Un largo rato, me parece, quise morirme, porque quería muchísimo aprender a nadar...Todos fueron a la piscina y yo caminé muy despacio... a casa... Y entonces le susurré a mi madre: no puedo ir a nadar porque soy judía. Y vi el dolor en los ojos de mi madre, que me dijo: ven, vamos a comprarte una golosina. Y yo sabía por qué me compraba justamente ese dulce. Cada miércoles los otros se iban a nadar y yo me iba a casa y recibía una golosina, y eso me dolía. Muchísimo.”6
"Cuando me di cuenta de que mis hijas sufrían y no se libraban de recibir ofensas y humillaciones en cualquier sitio, mi corazón se llenó de tristeza y de furia. Solamente la inmunidad de nuestras almas, el amor y la armonía que reinaban dentro de las familias judías, nos preparó para proporcionarles a nuestros hijos la fuerza suficiente para soportar el odio y la persecución […].
Un día caí en la desesperación cuando la menor de mis dos hijas volvió de la escuela con lágrimas en los ojos. Había sido enviada a su casa mientras que los demás niños acudían al teatro o a otras diversiones. Mi hijita lloraba y no porque no pudiera ver la obra de teatro, ella sabía que su madre estaba siempre dispuesta a acompañarla al teatro, ella lloraba porque la apartaron del grupo; como si no fuera lo suficientemente buena para acercarse a sus compañeros de clase. El haberla sacado de la fila fue lo que hizo que esta experiencia fuese tan dura, tan amarga. Creo que incluso la maestra nazi se avergonzaba de vez en cuando al mirar a mi pequeña hija a los ojos, ya que más de una vez me llamó por teléfono para pedirme que no la mandase al colegio los días que había planeada alguna diversión para la clase. Para el día de la madre, los alumnos practicaron cantos en el coro y desde siempre se acostumbraba a festejar dicho día con una gran fiesta para todo el colegio. Un día antes de la fiesta, la profesora de música llamó a mis dos hijas y les dijo que debían participar, pero que por supuesto no podían cantar, ya que no eran arias. Las niñas protestaron y con lágrimas en los ojos preguntaron: ¿por qué no podemos formar parte del coro? ¡También nosotras queremos cantarle a nuestra madre! Parece ser que la profesora vaciló en comprender los sentimientos de las niñas, pero ahorró en palabras y les respondió en tono arrogante: 'yo sé que también ustedes tienen madre, pero después de todo, es una madre judía.'
[…]. Ese día las niñas volvieron a casa aún más tristes y desconcertadas, ya que la maestra había hablado de su madre en tono despectivo."7
Ley de Nürenberg para la protteción de la sangre alemana y del honor alemán
15 de septiembre de 1935Consciente de que la pureza de la sangre alemana es la condición esencial para que persista la existencia del pueblo alemán y guiado por su firme determinación de garantizar la perennidad de la nación alemana, el Reichstag ha adoptado, por unanimidad, la ley que a continuación se expone:
§l
Quedan prohibidos los casamientos entre judíos y súbditos del Estado de sangre alemana o de sangre afín. Serán considerados inválidos los casamientos contraídos en el extranjero para eludir la ley.
§2
Quedan prohibidas las relaciones extramaritales entre judíos y súbditos del Estado de sangre alemana o de sangre afín.
§3
Los judíos no podrán emplear en sus casas a mujeres súbditas del Estado de sangre alemana, o de sangre afín, menores de 45 años.
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Prmer reglamento de la ley de ciudadania del Reich
14 de noviembre de 1935
- Un judío es una persona que desciende de un mínimo de tres abuelos plenamente judíos de raza. (...)
- Un Mischling es un súbdito del Estado, a quien, igualmente, se considera como judío, cuando, además de ser descendiente de dos abuelos plenamente judíos:
- haya sido miembro de la comunidad religiosa judía en el momento de la promulgación de esta ley, o haya sido admitido a ella posteriormente;
- haya estado casado con un judío en el momento de la promulgación de esta ley, o se haya casado con un judío posteriormente;
- haya nacido de un casamiento con un judío, según el párrafo 1, contraído posteriormente a la promulgación de la Ley para la protección de la sangre alemana y del honor alemán, del 15 de septiembre de 1935.
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Más datos sobre las leyes podrá encontrar en: Ley de Nüremberg para la protección de la sangre alemana y del honor alemán.
Preguntas para debatir:
- ¿De qué forma fueron aislados los judíos en la Alemania nazi según las fotos y las fuentes?
- Este proceso fue definido por investigadores como una "muerte civil". ¿Cómo es posible entender esta definición y cuáles fueron sus consecuencias?
- Monika Richarz (ed.) Ezrajim al Tnai - Pirkei Zijronot 1870-1945 (Ciudadanos Condicionales - Memorias 1870-1945). Mosad Bialik y Majón Leo Baeck, Jerusalén, 1993, págs. 373-374.
*Tomado de "Más allá de las Apariencias" (Yad Vashem, 2016). - Meyer, Michael A. (comp.), Toldot yehudei guermania baet hajadasha [Historia de los judíos de Alemania en la época moderna], Jerusalén, 2000 – 2005.
- Monika Richarz (ed.), Ezrajim al Tnai (Ciudadanos condicionales), Instituto Bialik, Jerusalén 1993, págs. 367-368.
- El Holocausto en documentos, Yad Vashem, 1996, págs.86-87.
- (Reichsgesetzblatt, J, pág. 1146.) El Holocausto en documentos, Yad Vashem, 1996, pág.89.
Kristallnacht
Kristallnacht: Nombre dado al pogromo que tuvo lugar en Alemania la noche de entre el 9 y 10 de noviembre de 1938. El pogromo fue justificado por las autoridades alemanas como un estallido espontáneo de violencia en reacción al asesinato de tercer secretario de la embajada alemana en París, Ernst vom Rath. El atacante había sido Hershl Grynszpan, un joven judío polaco de 17 años, cuyos padres se encontraban entre los deportados a Zbaszyn.
El asesinato fue sólo un pretexto para el pogromo, que había sido organizado por el Ministro de Propaganda Joseph Goebbels con la aprobación de Hitler. Durante el ataque fueron incendiadas y destruidas más de mil sinagogas en todo el Reich y fueron quemados y saqueados más de 800 comercios de propiedad judía. Los vidrios rotos de las sinagogas y los negocios son los que dieron el nombre a la noche como “Kristallnacht” (Noche de los cristales rotos). Fueron asesinados 91 judíos y más de 30.000 fueron detenidos y enviados a campos de concentración por ser judíos. Después del pogromo se impuso a la población judía una multa de mil millones de marcos, y ellos mismos tuvieron que cubrir los gastos de las reparaciones de los daños.
Hannele Zurndorfer relata sobre el pogromo de la “Noche de los cristales rotos":
“Serían las tres o cuatro de la mañana, cuando súbitamente me vi arrancada del sueño por un sonido de vidrio y vajilla destrozados... Una silla violentamente arrojada contra el espejo del guardarropas, cristal volando por todas partes. Ahora el miedo se torna en algo vivo, miedo por la vida y por la seguridad de mis padres, que representaban mi propia seguridad. Era como ahogarse.
Permanecí sentada, entumecida y conmocionada, mirando sin emitir sonido como las hachas volaban hacia la madera crujiente de cofres y guardarropas.
La querida colección de tazas de porcelana de mi madre –de todas las formas y tamaños, de muchos países– ni siquiera una quedó sin romper. El mobiliario fue destrozado, viejas mesas y sillas de roble y de nogal quedaron sin patas, las alfombras rajadas, las cortinas arrancadas, las maderas del piso hechas astillas y muchas ventanas destrozadas, con la fría y negra noche entrando como en tropel.
Todo había sido muy bien organizado. Las Camisas Pardas sabían exactamente donde ir y donde no ir. Ellos sabían que la puerta de los Karps, a un costado de nuestro recibidor, y aparentemente parte de nuestro piso, no debía ser tocada. Ellos habían sido informados.”10
“En la mañana del 10 de noviembre, mientras viajaba como todos los días, en mi automóvil hacia el trabajo, pasé por la sinagoga y vi que su cúpula estaba en llamas. Sentí un temblor en todo el cuerpo. Cientos de personas estaban allí de pie y los bomberos sólo se limitaban a controlar el fuego para que no pasase a las casas vecinas. Mis pasos me llevaron hasta la escuela judía, para ver cómo estaban mis hijos. Ahí no sabían que la sinagoga ardía, y sólo al llegar a mi oficina y después de hacer varios llamados telefónicos me enteré que todos los negocios judíos habían sido destruidos. La mercadería había sido arrojada a la calle y quemada. Todo había sido acción de tan sólo unos pocos adolescentes que recibieron órdenes del Partido.
Cuando me encontré con Más supe que también en Frankfurt y en Mainz habían sido incendiadas las sinagogas y destruidos los comercios judíos y que muchos hombres fueron arrestados en las calles. Y más aún, muchas viviendas particulares fueron atacadas brutalmente. Pensamos qué hacer para tratar de salvar lo que aún podía ser salvado y llegamos a la conclusión que yo debía volver a la fábrica, mientras que Más que tenía pasaporte extranjero, trataría de pasar la frontera”.11
“Recuerdo que la noche del 9 de noviembre teníamos miedo de salir. Yo por lo menos, que tenía sólo diez años y medio, fui afuera y vi que habían sacado los rollos de la Torá de la sinagoga, y que los caballos pasaban sobre ellos, haciendo sus necesidades. El público presente en el lugar participó de la quema de los libros. Había un clima de miedo, corrí a casa y ya no volví a salir... la policía comenzó a detener judíos - no sé si tenían o no listas - de mi familia fueron detenidos varios, entre ellos mi tío y mi primo que después fueron enviados a Dachau.
Los liberaron después de nueve meses bajo el compromiso que emigrarían de Austria.”12
En la mañana del domingo, alrededor de las 6, el tren paró en la estación de Weimar, la ciudad de Goethe. Las cosas que acontecieron en ese momento en el túnel que estaba entre los andenes, quedaron grabadas en mi memoria para siempre. Vagón por vagón fuimos obligados a descender del tren y correr a lo largo de las vías hasta el túnel mientras nos golpeaban con las culatas de las armas. ¡Pobre del que tropezaba o caía por las escalera! Lo más leve que les acontecía era que todos los que venían atrás los pisaban al pasar, más allá que los hombres de la S.S. trataban de ponerlo nuevamente de pie a los golpes. Ya en el túnel, tuvimos que formarnos en filas de a diez y el primero de la fila debía pegar su cara a la pared. Los policías se cercioraban que estuviéramos bien apretados como sardinas en una lata. Los que estaban en los finales de las filas recibieron más golpes para ayudarlos a que se apretaran más. Estaba de pie en medio de todo esto, y en los últimos momentos ya casi no se podía respirar, y como si esto no fuera suficiente, látigos se elevaron sobre nuestras cabezas y sobre los miles de judíos desesperados comenzaron a caer toneladas de gritos e insultos difíciles de describir. Eso se prolongó por dos horas. Después nos obligaron a correr en filas a través del túnel y por las escaleras, para subir a unos camiones en los que habían colocados bancos. Nuevamente cayó sobre nosotros una lluvia de latigazos y culatazos. Cuando nos sentamos dentro de los camiones se escuchó la orden: '¡Ponerse los sombreros y levantar las cabezas!'. Pobre del que no irguió su cabeza lo suficiente. El castigo más leve fue un latigazo o un golpe de bastón. A una velocidad increíble cruzamos la ciudad. El camión se detuvo después de diez minutos. Otra vez nos hicieron correr y atravesando un portón entramos a un gran patio. Miles de hermanos de sufrimiento estaban ya allí, formados en filas de a diez. Estábamos en el campo de concentración de Buchenwald.”
13
Preguntas para debatir:
- ¿Cuál es el quiebre que produjo la Noche de los cristales rotos en los judíos de Alemania?
- ¿Debido a qué se produjo este quiebre?
- Hannele Zurndorfer (11 años), Alemania Tomado de: Tatelbaum, Itzhak B., A través de nuestros ojos, Yad Vashem, Jerusalén, 2014, pág. 56.
- Monika Richarz (ed.) Ezrajim al Tnai - Iehudei Guermania - Pirkei Zijronot 1780-1945, (Ciudadanos Condicionales, Los judíos de Alemania, Memorias 1780-1945), Mosad Bialik y Majón Leo Baeck, Jerusalén 1993. págs. 403-404.
- Entrevista con Iosef Linser de Viena, Archivo Yad Vashem 03/8966.
- Monika Richarz (ed.) Ezrajim al Tnai - Iehudei Guermania - Pirkei Zijronot 1780-1945, (Ciudadanos Condicionales, Los judíos de Alemania, Memorias 1780-1945), Mosad Bialik y Majón Leo Baeck, Jerusalén, 1993. págs. 407-408.
Los grupos presentarán las respectivas respuestas de los debates. Luego el docente dirigirá un debate general para resumir el tema.
Antes del establecimiento del régimen nazi en el poder, los judíos alemanes eran considerados ciudadanos con igualdad de derechos (desde la culminación del proceso de Emancipación en 1871).
Debate
Según las fotos y los textos que leyeron-
- ¿Cual fue el objetivo de la política de los nazis hacia los judíos?
- ¿Cómo lograron este objetivo?
- ¿Por qué, según tu opinión, utilizaron los alemanes tanto la propaganda como la legislación?
- ¿Cuáles son los medios utilizados por la propaganda?
- ¿Qué es una ley? ¿De qué manera la ley debe actuar en beneficio del público?
- ¿Cómo influyen las leyes sobre el individuo?
Presten atención que al cambiar un sistema legislativo, se produce un cambio en la realidad de la sociedad. La ley, aun cuando no se está de acuerdo con ella, influye sobre la realidad, y con el pasar del tiempo, este cambio se transforma en algo corriente.
En forma natural, la ley crea una norma aceptada por la gente como "regulada" "clara", algo que implica lógica y justicia.
Es importante entender que la propaganda utiliza mensajes tanto explícitos y velados, y es un instrumento poderoso, ya que utiliza conceptos familiares para las personas. La propaganda repite las mismas ideas y argumentos una y otra vez. Las personas se acostumbran a escuchar estas mentiras y distorsiones, y se abstienen de cuestionarlas. Rápidamente estas se convierten en hechos. Los nazis utilizaron diferentes medios de comunicación para conseguir sus objetivos, como la radio y el cine, e hicieron uso de instrumentos de movilización de masas como manifestaciones callejeras y mítines y paradas.
Propaganda que es escuchada y difundida en todas partes, transmite la sensación de que todo el mundo cree en ella.
- Puede proyectar el testimonio audiovisual de los sobrevivientes Zvi Bacharach y Uri ben Ari.
Para enriquecer esta clase con arte, presente ante los alumnos la adjunta obra de Felix Nussbaum y pregunte:
¿Qué distingues en esta obra?
Felix Nussbaum nació en Osnabrueck, Alemania, y estudió en Hamburgo, Berlín y Roma. Junto con su pareja, Felka Platek, se estableció en Bélgica en 1935. En 1940 fue arrestado con todos los demás extranjeros y enviados a los campos de Saint Cyprien y Gurs en el sur de Francia. Logró huir, y vivió oculto en Bruselas hasta que fue capturado en 1944 y deportado a Auschwitz, donde pereció.
La política fue de fomentar el objetivo de purificar Alemania de judíos por medio de la emigración y en un momento determinado se convirtió en política de emigración forzada.
Pregunte a los alumnos:
- En tu opinión, ¿cómo reaccionaron los judíos ante estos acontecimientos?
Los judíos de Alemania se encontraron casi completamente marginados de todos los sistemas sociales, educativos, burocráticos y culturales. Poniendo aparte las sensaciones de traición, debían buscar instrumentos alternativos para confrontar la nueva realidad y construir un futuro ante algo nuevo e incomprensible.
Presente ante los alumnos las adjuntas fotos y textos y pregunte:
- ¿Con cuáles instrumentos lo hicieron, según las fotos, las obras y los textos?
¿Qué ocurrió? Nadie está en condiciones de responderle al niño esta pregunta. El niño se emociona, pero nadie puede calmarlo. Padres, educadores, ¿cómo podremos ayudar a nuestros hijos? Padres, no alcanza con algunas pocas explicaciones. Ello parecerá sensible y lleno de simpatía pero no más que eso.
Podrán ayudar a vuestros hijos solo por medio de vuestro comportamiento. Podrán traducir valores judíos y convertirlos en un modo de vida judío. Ustedes podrán estudiar nuestra lengua, nuestro rico acervo, el idioma hebreo, nuestra historia plagada de heroísmo. Pero no es suficiente con estudiar; las cosas deben convertirse en una forma de vida, y meterse en nuestra sangre. Tenemos la obligación de vivir como judíos, como pueblo, como comunidad. ¡Eduquen a sus hijos en valores! ¡Conviertan en judías a sus vidas! Den un ejemplo personal y sus hijos seguirán sus pasos.”14
“El rostro de papá estaba tenso, pequeñas gotas de sudor aparecieron sobre su frente, a pesar de que no hacía calor. Tragué saliva y recé para adentro, una nueva costumbre que adquirí para combatir el miedo. En mi imaginación los rezos encontraban el camino directamente a Dios. Le pedí en especial que cuide a papá, porque le temblaban las manos cuando se dirigió al funcionario, y de pronto comprendí que también él tenía miedo. “Presenté una petición hace ya tres meses, por favor, ¿podría el señor verificar?, suplicó la voz de mi padre. “Estuvimos cinco horas en la cola para ello.” [...]
“Lowenthal, Lowenthal...”murmuró el funcionario, me pareció que no le iba a ser fácil librarse de nosotros si no encontraba la solicitud. Hurgó entre los papeles y después de algunos minutos sacó a relucir del fondo de la pila un formulario arrugado con la letra de mi padre y sobre el que estaban adosadas mi foto y la de Lisa.
“Aquí, Lisa y Anna”, hizo ondear el documento frente a nosotros, miró entonces las fotos y sonrió de pronto. "Bonitas sus hijas.”
Papá carraspeó, hizo una señal de asentimiento, juntó y separó los dedos con nerviosismo. Mamá le había dicho que me llevara consigo, pensando que hubiese sido menos probable que los detuvieran si estaba acompañado por una niña pequeña. “¿Y mi hijo, Eric Lowenthal? preguntó.“Su hijo es demasiado grande para el Kindertransport”, contestó con impaciencia el funcionario. “Lo sé, pero tenemos valedores en Inglaterra, viaja para trabajar allí," explicó papá, “queríamos que viajasen juntos.”
"!Tiene usted exigencias! Mayores no viajan con niños. Son visados separados. Espere aquí. Papá me miró e intentó una sonrisa forzada. A lo largo del pasillo, por afuera, se apiñaban filas de personas con pedidos similares al nuestro, todos querían apurar su trámite personal.
“Es posible aprobar las solicitudes hoy mismo”, observó el funcionario al regresar, “depende de usted.” Miró a papá a la expectativa. Papá se apuró a meter la mano en el bolsillo y sacó un billete arrugado. “Por favor, extendió el billete al funcionario, “por favor”, volvió a balbucear.
“¿Eso es todo?” El funcionario no parecía satisfecho, y papá se apuró a sacar otro billete, y otro más. “Es todo lo que tengo”, suplicó. El funcionario se metió los billetes en el bolsillo y salió con rapidez en dirección a otro cuarto llevando los formularios. [...] “Dentro de una semana recibirán la confirmación por correo.”
“¿No podría darme ahora la confirmación?, se sorprendió papá.
“¿No me tiene confianza?” se infló el funcionario y se volvió hacia la puerta gritando:
“!El siguiente!”
[...]
Salimos a la calle sombría abriéndonos camino entre la gente. La cola ya llegaba a la acera a lo largo del edificio de oficinas. Papá pasó junto a él con paso rápido sin mirar atrás. Me apuré detrás de él y enlacé mi mano dentro de la suya. Me miró como quien se da cuenta por primera vez de que había venido con él, se detuvo de pronto en medio de la calle y me abrazó. “Recuerda que no quise hacerlo”, me musitó al oído.
Por un momento me confundí si se estaba refiriendo a ese abrazo en medio de la calle o al hecho de que nos estaba mandando en el Kindertransport.”15
Martha Appel nacida Inzel
"En la primavera del año 1935, una médica judía huyó de Dortmund dejando atrás todos sus bienes y posesiones. Un día, poco tiempo después de que la Dra. Hela se fuera junto con su familia de Dortmund, fuimos invitados a casa de unos amigos. El rumbo de la conversación se dirigió, por lógica, al tema de la huida de la médica y la conversación fue enardeciéndose. La mayoría de los hombres la juzgaron negativamente: “Una gran falta de valor por su parte fue abandonar el país cuando tenemos el deber de unificar nuestras fuerzas en contra de la opresión y del odio”.
Las mujeres se opusieron enérgicamente y estuvieron de acuerdo en que para abandonar todo, es necesario tener mucho más valor que para quedarse. ¿Para qué seguir esperando mientras nuestra vida va lentamente hacia la ruina? ¿No es mejor irse y buscar un nuevo medio de vida en otro lugar antes de que nuestras fuerzas nos abandonen debido a la tensión física y mental en que nos encontramos constantemente?
A juzgar por la ideología de los nazis y sus crímenes ¿acaso alguien puede preferir nuestra inútil permanencia en Alemania frente al futuro de nuestros hijos?
Todas las mujeres, sin excepción, opinaron de esta manera y apoyaron la huida, mientras que todos los hombres se opusieron a ella, algunos con más entusiasmo y otros en tono más moderado.
En nuestro camino de vuelta a casa continué la discusión con mi esposo. Él, al igual que todos los demás hombres, no se podía imaginar cómo puede una persona abandonar su amada patria y sus obligaciones, ¿o acaso no es éste el elemento esencial en la vida del hombre?
Dime con toda sinceridad ¿podrías abandonar todo para irte –cómo decirlo– hacia la nada? El tono de su voz delataba hasta qué punto este pensamiento le inquietaba. 'Yo estaría dispuesta', le respondí inmediatamente, 'sí, yo estaría dispuesta' volví a repetir, 'ya que también eso significa el comienzo de una nueva vida'.”16
Resumen:
Los judíos de Alemania, frente a la realidad cambiante, intentaron tanto individualmente como en forma colectiva, de buscar caminos activos para consolidar y guardar la identidad judía y desarrollar una nueva forma de vida.
Actividad:
Solicite a cada grupo redactar un artículo de periódico sobre la vida de los judíos en Alemania en los años 1930, con ayuda de los materiales que recibieron en esta clase.
- Martin Buber, Jüdische Rundschau [periódico]. Vol. 33-34, 30.5.1933, pág. 227.
- Shmuel Naomi, Resisim [Astillas], Yad Vashem, Jerusalén, 2008.
- Monika Richarz (ed.), Ezrajim al Tnai (Ciudadanos condicionales), Instituto Bialik, Jerusalén 1993, pág. 370.
- Alemania nazi y los judíos 1933 - 1939
- El estallido de la Segunda Guerra Mundial y la política antijudía
- Organización del boicot antijudío del 1 de abril de 1933
- Nuremberg, leyes de
- Ley para la protección de la sangre alemana y del honor alemán 15 de septiembre de 1935
- El ascenso nazi al poder y la naturaleza de su régimen