Introducción
Durante la primera mitad del siglo veinte la historia de los judíos atravesó un dramático cambio de rumbo – la terrible destrucción de la judería europea y la creación del Estado de Israel. En qué medida estos sucesos dramáticos están vinculados entre sí es objeto de muchas discusiones historiográficas. Ciertamente el cambio en la historia judía posterior al Holocausto es mucho más amplio y complejo que la pregunta acerca del vínculo aparentemente unidimensional entre el Holocausto y el surgimiento del Estado. Como consecuencia del Holocausto se crearon una nueva identidad y una nueva identificación nacional judía, y los Sobrevivientes del Holocausto, la Sheerit Hapleita, constituyó su punto focal, su centro nervioso, respecto del cual se consolidó esta nacionalidad judía, y hacia él y desde él se encaminaron sus pasos.
Esta afirmación, en la que se señala de cierto modo el nexo entre el carácter de la historia judía en la segunda mitad del siglo veinte con la influencia del Holocausto, coloca a los Sobrevivientes del Holocausto como eje central de este proceso, definiendo así el período, el ámbito y el objeto del estudio. El período son los años en los que se consolidaron los nuevos contornos de la identidad y la identificación judías, esto es, la década posterior al Holocausto. Esos fueron años de lucha para el establecimiento del Estado de Israel, su surgimiento, su proceso de asentamiento sobre bases firmes, y la determinación de su lugar dentro del mundo judío. En esos años se consolidaron también los dos centros judíos – Israel y la judería americana –definiéndose las relaciones entre ellos. El ámbito lo constituye todo el mundo judío, ya que en que todos los grupos judíos fueron partícipes del diálogo creado a partir del Holocausto y de la formación del nuevo carácter de la identidad judía. Junto a esto, el objeto del debate es el grupo que encarna con su destino los resultados del Holocausto, y presentó el desafío que fue la base del diálogo acerca del futuro del pueblo judío. En el centro de nuestro debate se encuentra este grupo, en la suposición, sujeta al análisis, que ha cumplido, y cumple hasta hoy, un papel activo y quizás hasta decisivo, en el desarrollo de este diálogo. Según esta suposición, la expresión Sheerit Hapleitá se refiere a los Sobrevivientes del Holocausto en general, pero en especial a aquellos sobrevivientes que debido a las condiciones imperantes después de la guerra cumplieron un papel en la nueva consolidación, no sólo como individuos, líderes, educadores, pensadores, escritores y artistas - sino como sociedad y como organización. Se trata por lo tanto de los campos de desplazados ubicados en el centro de Europa, y en especial aquellos en Alemania bajo el control de los Aliados, donde los sobrevivientes y refugiados permanecieron un tiempo prolongado.
A veces por algunos años - no solamente durante un corto período - éstos campos sirvieron como un vivero para la consolidación social y organizativa de los sobrevivientes. Ciertamente, el destino de los Sobrevivientes del Holocausto ocupa a los historiadores de Israel y del mundo, en especial por su ubicación cronológica en la encrucijada entre el Holocausto y el surgimiento del Estado de Israel, y por el papel que desempeñó el tema de los Sobrevivientes del Holocausto en la lucha política del movimiento sionista, en Israel y en la arena internacional. Y con esto, la mayor parte de la historiografía que se ocupa de los Sobrevivientes del Holocausto (y en especial de los desplazados), todavía trata sobre ella desde una perspectiva exterior, y fundamentalmente desde la perspectiva de la comunidad asentada [en Israel], y desde la perspectiva israelí. Incluso investigadores que quieren observar hacia adentro, hacia el interior de los Sobrevivientes del Holocausto, lo hacen desde contextos externos en lugar y en tiempo, ya sea desde el marco de la sociedad israelí, o desde el de la judería de los Estados Unidos. Sólo unos pocos que profundizaron en la investigación de la sociedad de los sobrevivientes desde adentro, en el marco de Habrijá [ en hebreo- “La Huída” - Movimiento de emigración clandestino del Este al Oeste y Sur de Europa entre 1944-48 ] o en los campos de desplazados. Además, todavía no hemos visto una investigación que intente echar luz sobre los procesos que tuvieron lugar en el seno de la sociedad de los desplazados refiriéndose a otra parte de los Sobrevivientes del Holocausto, o sea los judíos que encontraron su lugar en Alemania fuera de los campos de desplazados y constituyeron la base para la creación de una comunidad judía en Alemania, a pesar de que los procesos de organización de los desplazados y de la comunidad judía de Alemania estuvieron entrelazados totalmente.
La investigación de la vida cotidiana, la investigación “desde adentro” o “desde abajo” de los Sobrevivientes del Holocausto en los campos para desplazados y en las comunidades que se formaron en la Alemania de posguerra, obliga a una reducción que permita la profundización en los detalles. De aquí la necesidad de ocuparse de estudio representativo. Con ello, hay que ocuparse del “acontecimiento” mismo, manteniéndose alerta a las características especiales, las no representativas. En este artículo presentaré los resultados de mi investigación de los procesos de organización y de acción, y la localización del desarrollo de la vida social y política en el seno de los judíos de la zona de ocupación inglesa de Alemania. En el centro de esta zona existió el campo de desplazados más grande de Alemania – Bergen-Belsen. Y en esta zona también se crearon las bases y la organización de la comunidad judía de Alemania.
Este y otros hechos – sobre los cuales nos detendremos en el curso de nuestro análisis – distinguieron a la zona de ocupación inglesa de las otras zonas ocupadas de Alemania, y fundamentalmente de la zona americana donde permanecía la mayoría de los sobrevivientes. Con ello, los procesos ocurridos allí son ejemplo del estado especial en que se hallaban los sobrevivientes-refugiados-emigrantes: abandonaron su país, pero no llegaron a su objetivo. A mitad del camino, sin una sociedad que los acogiera, su proceso de rehabilitación como particulares se entrelazó sin solución de continuidad con la creación de una nueva sociedad que luchaba por su existencia, e igualmente luchaba por la rehabilitación de la vida de sus miembros. La organización y la acción de instituciones y organismos, de los sistemas de economía, política y sociedad, educación, vida religiosa y cultura, y la creación, y el desarrollo de la cultura de la memoria, estaban envueltos por conflictos y luchas paralelamente a la creación y al desarrollo de los canales de comunicación internos y externos, judíos y generales. Las raíces de los múltiples procesos que caracterizan la historia judía posterior al Holocausto se revelan en esos desarrollos en cuyo centro se hallan los Sobrevivientes del Holocausto luchando por su rehabilitación. El principal argumento de este artículo es que el análisis minucioso e interno de la actividad en el seno de la sociedad de los sobrevivientes deja al descubierto el mecanismo especial y singular que se crea en una “sociedad de tránsito”. En este mecanismo – no justamente en relación exclusiva con la experiencia del Holocausto por una parte o como resultado directo de la influencia y la iniciativa asumidas por el movimiento sionista por la otra parte – comienza el proceso de la compleja conformación de la nueva identidad nacional judía, post-Holocausto.
La realidad después de la guerra
Con la victoria de los aliados en 1945 había en Europa unos 15 millones de desplazados, de los cuales 7 millones se hallaban en Alemania y Austria. Hasta el fin de 1945 la mayoría de ellos fue devuelta a sus países de origen, y los que quedaron – unos 2 millones – fueron definidos como “desplazados”, estableciéndose para ellos campos que se hallaban sujetos al control de las fuerzas de ocupación de los aliados (que se dividieron entre sí los territorios ocupados de Alemania y Austria) y la UNRRA [ Administración de Socorro y Rehabilitación de las Naciones Unidas]. Pero lo que debía ser un problema de corta duración se alargó varios años.
Entre los desplazados había en Alemania, una relativamente pequeña cantidad de sobrevivientes judíos de los campos y aquellos salvados clandestinamente en Alemania, unas 55,000 personas en total. Los judíos de occidente, y muchos otros dentro de este grupo volvieron a sus países, pero rápidamente el grupo creció debido a la huída de Europa oriental, donde los sobrevivientes no podían y no querían rehacer sus vidas (principalmente de Polonia, aunque entre ellos había también repatriados de la Unión Soviética a Polonia, y también sobrevivientes de Hungría, Rumania y otros).
Estos refugiados fueron acogidos, por así decirlo, en campos para desplazados en el centro de Europa y en el sur en una especie de “salas de espera" antes de su esperada emigración. La cantidad de desplazados creció aún más en el verano de 1946 después del pogromo de Kielce, y especialmente en el verano de 1947. De 230,000 desplazados [en Alemania, Austria e Italia], había unas 180,000 personas en Alemania, la gran mayoría, 150,000, en la zona de ocupación norteamericana en el sur de Alemania.
La población judía en los campos para desplazados era de hecho una “población de emigrantes iextraterritorial”, una situación que constituía para ellos mismos un desafío desconmocido para ellos y para quiénes debían ocuparse de ellos. Después de haber sobrevivido el Holocausto, ahora estaban “atrapados” a mitad de camino, sin ningún control sobre su destino ni sobre su futuro, dependiendo por completo de factores externos, y sin expectativas ni esperanzas de una vida nueva. No querían volver a su país de origen, las puertas para la emigración estaban en mayor o menor medida cerradas, y la Tierra Israel estaba clausurada en virtud de la política del Libro Blanco [ de 1939, que limitaba la inmigración judía a Palestina ] . Fueron obligados a vivir en los campos, en condiciones duras de vida, auxiliados como indigentes, como una especie de enclave dentro de la odiada Alemania, expuestos a las burlas y a las provocaciones antisemitas de los alemanes y de otros, desconectados en gran medida del mundo exterior, como en una trampa sin salida, expuestos a una dura desmoralización. Y aunque con el transcurso del tiempo las condiciones de vida mejoraron en cierta medida, en especial en la zona de ocupación norteamericana, debido a un trato más considerado por parte del gobierno, no se produjo un cambio cualitativo en la situación hasta que las puertas de la emigración hacia la Tierra de Israel y hacia los Estados Unidos se abrieron a fines de los años cuarenta y se cerraron los campos para desplazados.
Organización social de los desplazados
La situación descrita más arriba sirvió de base para la organización social de los desplazados, y como mostraré mediante el caso de Bergen-Belsen, esta fue una organización nacional que sirvió de foco para un nuevo tipo de solidaridad judía.
El campo de concentración de Bergen-Belsen, ubicado en las cercanías de Hannover, fue después de la liberación el campo de desplazados más grande de Alemania, y un centro de desplazados judíos en la zona de ocupación inglesa del noroeste de Alemania. Después de grandes sufrimientos, una gran mortalidad y la repatriación del verano de 1945, en el año 1946 se estabilizó el número de habitantes en unos 10,000 judíos de un total de 16,000 que había en la zona, ya sea en otros campos más pequeños o en las ciudades.
La población de Bergen-Belsen, a diferencia de la de otros campos, se destacaba por su gran estabilidad, consecuencia de la dura política impuesta por los ingleses en cuanto a la acogida de refugiados, y también desde el punto de vista socio-demográfico se diferenciaba de la población general de sobrevivientes en Alemania, entre otras cosas por el pasado del campo antes de la liberación como lugar de destino para los desalojados de los campos del este y de los campos de trabajo de Alemania. En Bergen-Belsen había un grupo relativamente grande de mujeres (sobrevivientes del campo de mujeres de Belsen), y un gran número de niños y jóvenes La gran mayoría de los desplazados eran judíos polacos y con ellos un grupo grande – como un cuarto de toda la población del campo – de judíos húngaros, en su mayoría ortodoxos. Los húngaros y con ellos los polacos ortodoxos crearon una fuerte base del partido “Agudat Israel” [partido religioso ortodoxo]. La mayoría de los ocupantes de los campos eran jóvenes, que rápidamente formaron familias (a veces había 6-7 casamientos por día). Hasta junio de 1948 nacieron en Bergen-Belsen 1,000 bebés, y hasta su cierre en septiembre de 1950 hubo más de 2,000 nacimientos.
El estado relativamente bueno de los ocupantes del campo, la estabilidad numérica y la política estricta de los ingleses condujeron a la organización de los desplazados. Los ingleses no consentían en reconocer a los judíos como una entidad diferenciada en el marco de la división por nacionalidades de los desplazados. Como consecuencia de ello no se permitió la separación entre judíos y no judíos, ni se autorizó el trabajo de asistencia para judíos realizado por judíos, ni se concedieron condiciones de preferencia para los judíos, a pesar de que su estado como Sobrevivientes del Holocausto era mucho peor que el de los otros desplazados. A los judíos alemanes que habían sobrevivido sin ser enviados a los campos de concentración, los trataron los ingleses como a ciudadanos alemanes. Además se prohibió la colaboración entre los judíos desplazados que estaban en los campos y los judíos alemanes de las ciudades – en las comunidades, y se prohibió la organización judía en general en toda la zona de ocupación inglesa, a pesar de los problemas especiales de los judíos.
Como consecuencia, no les quedaba a los judíos otra posibilidad que erigir una organización nacional militante, y unirse en la lucha para mejorar su situación como judíos y liberarse de la nueva trampa de esclavitud, con la lucha nacional por el reconocimiento, que de una manera u otra se vinculaba a la lucha contra los ingleses en el otro frente – el mandato inglés en la Tierra de Israel.
Y ciertamente, unos diez días después de la liberación ya se había creado el Consejo Judío del campo por iniciativa de los jóvenes sionistas ( que por un golpe de suerte llegaron a Bergen-Belsen unos pocos días antes de la liberación y por eso no cayeron víctimas de sus horrendas condiciones). No sorprende por lo tanto que ellos hayan tomado la iniciativa – su salud relativamente buena, su moral colectiva elevada, y fundamentalmente la claridad del objetivo que se habían fijado, fueron los que posibilitaron la formación de una conducción nueva para los desfallecidos sobrevivientes.
En setiembre de 1945 tuvo lugar por iniciativa de la conducción del campo de Bergen-Belsen el primer congreso de los Sobrevivientes del Holocausto en la zona de ocupación inglesa bajo el símbolo de la bandera azul y blanca y el lema “Abran las puertas de la Tierra de Israel”. En este congreso, del que participaron representantes judíos de todos los campos y comunidades de la zona inglesa y representantes de organizaciones judías del mundo, fundamentalmente del Reino Unido, se eligió también un Consejo Central para toda la zona inglesa. Este Consejo ocupó su cargo (por supuesto sin reconocimiento inglés) hasta el segundo Congreso de los Sobrevivientes del Holocausto en Bergen-Belsen, en julio de 1947, y aunque parte de sus integrantes fueron cambiando con el transcurso del tiempo, el núcleo central permaneció intacto, un hecho ciertamente notable para esos tiempos.
El Consejo Central
¿Quiénes eran los miembros del Consejo Central? Sus características nos enseñan mucho acerca del significado del Consejo y de su estilo de liderazgo. Todos eran personas jóvenes, con poco más de treinta años, que sobrevivieron el Holocausto en los campos de concentración y perdieron a la mayor parte de su famili a. Todos ellos habían sido antes activistas públicos, la mayoría en el marco del sionismo . Casi todos eran personas instruídas; representaban una amplia variedad del público judío: desde el punto de vista político – a la mayoría de los partidos sionistas y no sionistas; desde el punto de vista religioso – ortodoxos, tradicionalistas y no religiosos. Iosef Rosenzaft de Będzin, el presidente, tenía 33 años, miembro del partido Poalei Zion Smol que había escapado más de una vez de Auschwitz; Norbert Wilheim, del grupo de desplazados de la ciudad de Lübeck, que fue elegido director de la sección de comunidades y suplente de Rosenzaft, era nativo de Berlín y antes de la guerra había estado a cargo del traslado de los niños al Reino Unido en nombre del Organismo Central de los Judíos del Reich.
Estuvo en Auschwitz, perdió allí a su mujer y a su hijo y fue liberado en las cercanías de Lübeck; Berl Laufer, el secretario, había sido instructor en Gordonia [movimiento pionero sionista] y formó en Bergen-Belsen el Nojam - Noar Jalutzi Meujad [Juventud Pionera Unida]; la doctora Hadasa Bimko (Rosenzaft), directora del departamento de Salud, había sido odontóloga en Polonia e involucrada con la cultura hebrea; el rabino Doctor Zvi Helfgot (Azaria), director de la sección de rabinato, fue oficial del ejército yugoslavo, cayó prisionero y con la liberación llegó a Bergen-Belsen; Shmuel Weintraub, miembro del Mizrahi [partido religioso sionista], y Robert Katz, judío de Bremen, estuvieron al frente del departamento de Economía; los hombres de la sección de Cultura, y editores del periódico “Unzere shtime” [Nuestra Voz, en Idish] que comenzó a aparecer en julio de 1945 – y eran el escritor en ídish David Rosenthal, miembro de Mapai [partido Laborista] el maestro Paul Trefman, que era revisionista, y el periodista y docente Rafael Olevsky que era un sionista general, sobrevivieron juntos los campos; el rabino Israel Moshe Olevsky, que fue prisionero en Auschwitz y perdió allí a su familia. Luego de la liberación de Belsen encontró a su hermano Rafael. El rabino Olevsky era hombre de Agudat Israel y formó una comunidad jasídica en Celle, ciudad vecina a Bergen-Belsen; Sami Feder, que fundó el teatro ídish en Belsen, y Rosendorn, del campo de desplazados en Neustadt, también estaban entre los miembros del Consejo.
Tres características se reconocen en la composición personal y operativa de los miembros del Consejo: una orientación sionista pero con colaboración con no sionistas; pluralismo representativo de todas las corrientes políticas y religiosas, y entre ellas también judíos alemanes; un pensamiento amplio, tanto en la representación general de todos los campos, centros de reunión y comunidades, como en lo relativo a las funciones.
Daré un ejemplo del desempeño organizacional del Consejo, el nivel de solidaridad judía que se manifestó en sus diversas actividades y su carácter nacional según las fuentes de la misma sociedad de desplazados y los detalles de sus contactos con factores externos a la misma.
Centralización
Desde sus comienzos sostuvo el Consejo su precedencia y su exclusividad como cuerpo cuasi gubernamental que servía a todo judío de la zona inglesa. Exigió que todas las actividades de los organismos judíos de ayuda voluntaria – la unidad de asistencia de los judíos ingleses (Jewish Relief Unit [JRU]), el Consejo Rabínico Británico de Emergencia (The Chief Rabbi’s Religious Emergency Council [CRREC]), El JOINT americano y la Agencia Judía – se canalizaran todas mediante las secciones que se habían planificado para ello. Los directivos del Consejo argumentaron que solamente ellos podían comprender los sentimientos de los sobrevivientes y atender a sus necesidades, y como lo expresaron Wilheim y Helfgot en su carta a Zelig Brodetzky (presidente del Consejo de Delegados de las comunidades de judíos ingleses, y miembro del directorio de la Agencia Judía) de comienzos de 1947: “El Consejo Central recibe con agrado toda asistencia destinada a hacer progresar la actividad y el desarrollo independientes. No tiene ningún sentido una actividad de asistencia llevada a cabo por un organismo de fuera de Alemania, si no se realiza de pleno acuerdo con nosotros, y basada en la división de responsabilidades y la cooperación”.
La puesta en práctica de esta exigencia se topó con grandes dificultades. Una de ellas venía desde adentro –de Agudat Israel de Hungría, que era un grupo numeroso de unos 1,500 miembros. Este grupo luchaba por el control de los suministros religiosos que llegaban del Consejo de Emergencia del Rabinato Principal de Inglaterra y se distribuía solamente entre las personas ortodoxas del campo, a través de los rabinos enviados por el Consejo de Emergencia. Los hombres del Consejo protestaron diciendo que los envíos del Rabinato incluían también muchos alimentos necesarios para el público en general, y que los artículos religiosos tampoco eran patrimonio exclusivo de quiénes se definían como ortodoxos. Rosenzaft se opuso también decididamente a dar preferencia a las necesidades religiosas por sobre otras. Se negó por ejemplo a la construcción de una Mikve [Baño ritual de purificación], que consumiría carbón y leña, a cuenta de las necesidades de calefacción del público en general. Esta oposición adquiría características importantes dada la dureza del invierno de 1945-1946, y dada la grave escasez de carbón. En respuesta al intento del Consejo Central de imponer su autoridad centralizada, el grupo ultraortodoxo formó una comunidad separada con el nombre de “Edat SheeritIsrael” [Comunidad de remanentes de Israel] que se negó a reconocer la autoridad del Consejo Central .
Así es que este grupo no se hallaba representado en el Consejo Central, pero al mismo tiempo había un grupo grande de judíos ultra-ortodoxos polacos en la ciudad de Celle, bajo el liderazgo de Israel Olevsky, que era miembro del Consejo Central, y por supuesto se hallaba el movimiento “Mizrahi” sionista, también él representado en el consejo por Shmuel Waintraub.
Al comienzo el Consejo de Emergencia del Rabinato sostuvo a la Edat Sheerit Israel, ya que la misma no estaba estaba preparada para subordinar sus actividades al Consejo Central. Pero pronto tuvo que reducir su patrocinio sobre aquella debido a la compleja estructura de relaciones entre ella y el JRU, la organización de asistencia de la judería inglesa. El JRU, que tenía sus problemas con las demandas de independencia del Consejo Central, se unió por esto a la lucha en contra de la particularización proteccionista. Primero, porque por casualidad o no, la mayoría de los enviados del JRU eran sionistas dedicados, y el encargado principal en ese momento (1946) en Alemania era un sionista militante de nombre Henry Lonzer, que apoyaba de todo corazón al Consejo Central y en particular sus actividades sionistas, entre ellas las ilegales como la huída y la emigración. Segundo, los mismos enviados del rabinato principal, entre ellos el rabino sionista Abraham Grinboim, y el rabino Eli Minek, se opusieron energicamente a la acción separatista del rabino Maizels que formó la Edat SheeritIsrael. Y tercero, el organismo madre del JRU, el Jewish Committee for Relief Abroad (JCRA), que operaba en nombre del consejo de delegados de las comunidades y del Fondo Central Inglés (Central British Fund, CBF) – pidió la plena colaboración entre el JRU y el rabinato bajo un único patronazgo. Y así, a pesar del reconocimiento del consejo de emergencia del rabinato a la organización de la Edat Sheerit Israel, se vio obligada a enviar su ayuda al consejo central por intermedio de Lonzer, y no como quería – directamente a la comunidad Edat Sheerit Israel. Al final de la lucha que duró varios meses, todas las partes se vieron obligadas a transar, episodio que llevó al acuerdo de enero de 1947 acerca de la colaboración entre el partido Mizraji sionista y la Edat Sheerit Israel, por un lado, y entre Agudat Israel y el Consejo Central por el otro.
No fue esta la única dificultad con que se encontró el Consejo para consolidar su autoridad. Rosenzaft y sus compañeros tuvieron duros enfrentamientos también con el JRU que no estaba de acuerdo con la pretensión del consejo central de controlar el suministro de la asistencia y su distribución. Con el JRU se arribó finalmente a un acuerdo, según el cual el Consejo Central era reconocido como asociado pleno – aunque no exclusivo- para la distribución de los recursos. Según este acuerdo debían los hombres del JRU asesorarse con el Consejo por cualquier asunto. Pero en la práctica el JRU enviaba suministros directamente a diversas instituciones y a sus enviados, e informaba al consejo en lugar de asesorarse con él. También con el JOINT hubo fricciones, y cuando se suscitaron cuestiones respecto del manejo deficiente del consejo central, el JOINT decidió crear su propio centro para la distribución de la asistencia fuera de Belsen – lugar de residencia del Consejo Central. El centro se levantó en la ciudad de Bremen, que estaba sujeta al gobierno de la zona americana, a pesar de hallarse dentro de la zona de ocupación inglesa. Pero aún entonces logró Rosenzaft conseguir una participación en la responsabilidad: la sección de suministro del Consejo Central fijó su cede también en Bremen y el consejo se asoció de hecho a la distribución de la asistencia.
Ciertamente, no siempre logró el consejo conservar en su poder la autoridad centralizada y la asignación de los recursos según su voluntad. Pero en lo esencial del asunto, a pesar de no contar con ningún recurso propio, consiguió participar y asociarse en la responsabilidad de todo el espectro de actividades en toda la zona inglesa, y en especial en el campo de Belsen. Muchas de las actividades eran fruto de la iniciativa del Consejo, y recibieron la aprobación y la ayuda de las demás organizaciones a posteriori .
El cuidado de los niños, la educación y la cultura
Un ejemplo notable de la situacióny el carácter de la conducción de los desplazados fue la iniciativa en el área de la educación y la cultura. Niños y jóvenes, su rehabilitación y su preparación para el futuro, fueron la mayor preocupación de los conductores de los desplazados, y eso se pudo apreciar en el trato dado a la cuestión de los huérfanos en el verano y otoño de 1945. Los directivos de la comunidad judía inglesa planearon llevar a los huérfanos a Inglaterra para quitarlos de lo horrores de los campos y rehabilitarlos, e incluso recibieron la aprobación del gobierno inglés. Pero el Consejo Central de la zona inglesa se opuso al programa y los intentos por convencerlo resultaron infructuosos, a pesar que los líderes de los judíos ingleses y los de la Agencia Judía, entre ellos George Landauer, jefe de la Aliat Hanoar [Inmigración Juvenil] de París, les explicaron que se trataba de una solución temporaria pero imprescindible, dadas las duras condiciones a que se hallaban sometidos los niños en el campo. Ante la negativa de los dirigentes del campo de Belsen, se llevó a cabo la iniciativa con los niños de Theresienstadt. En octubre de 1945 éstos fueron trasladados a Inglaterra y se sumaron a ellos unos pocos niños de Belsen. Los líderes del Consejo Central, encabezados por la doctora Hadasa Bimko, tomaron a su cargo la responsabilidad por "sus" niños, y ejercieron una presión constante sobre el gobierno inglés, para que se permitiera su traslado directo a la Tierra de Israel. Estos esfuerzos tuvieron éxito y en abril de 1946 salió el primer transporte con un primer grupo de unos 100 niños emigró acompañado por un miembro del Consejo a cargo de su cuidado – la doctora Hadasa Bimko-Rosenzaft.
La educación y la cultura estaban al tope de la tabla de valores, a pesar de la falta grave de materiales – en especial de libros – y de personal adecuado. Mucho tiempo antes de que llegara cualquier tipo de ayuda del exterior, en junio de 1945, se fundó la primera escuela, donde enseñaba el maestro Paul Trefman. En julio de 1945 comenzó el trío de Olevsky, Rosenthal y Trefman la publicación del periódico en Idish “Unzere Shtime” [Nuestra Voz], al comienzo manuscrito y duplicado con una vieja máquina. Este periódico se convirtió en el órgano de expresión oficial del Consejo y en la publicación principal en toda la zona inglesa, y adoptaba posiciones sionistas en todos los temas, a pesar de que sus editores disentían entre ellos debido a sus enfoques partidarios.
La iniciativa del trío que encabezaba la sección Cultura se desarrolló rápidamente en una red educativa y cultural ramificada, que incluía teatros en ídish, una biblioteca – aunque pobre, en desarrollo – centros deportivos, programas de entretenimiento, conferencias y cursos regulares, y sobre todo – una red educativa. En febrero de 1946 ésta incluía una escuela primaria con 200 alumnos; una escuela secundaria hebrea con el nombre de la Brigada Judía que se inauguró en diciembre de 1945, por iniciativa de la sobreviviente Dra. Helen Wrubel y del integrante de la Brigada David Litman, con 100 alumnos; dos escuelas de Beit Iaacov [Escuelas para niñas religiosas], una polaca y una húngara, y en ellas 200 alumnas; una Ieshivá [Instituto Rabínico] con 100 alumnos; escuela profesional con la ayuda de ORT; universidad popular; adiestramiento agrícola de Hejalutz, Hapoel Hamizraji y Agudat Israel ..
Todas estas instituciones se levantaron casi por iniciativa propia, ya sea de grupos de los mismos desplazados, o sea del Consejo Central. Pero aún cuando se tratara de iniciativas no vinculadas al consejo, como en el caso de Talmud Torá [Escuela religiosa], Beit Iaacov , o la escuela profesional de ORT, el consejo central actuaba como centro de supervisión central, como puede verse en los informes reunidos por el Consejo a través del tiempo y de los certificados que otorgaron las diversas instituciones, todas los cuales fueron emitidos y firmados por el Consejo.
En la mayoría de estas instituciones educativas se respiraba una atmósfera judía nacional. Incluso en las instituciones como Beit Iaacov se acentuaba el estudio de temas de Israel y del hebreo. Las distintas escuelas también funcionaron como un centro de cuidado y difusión de cultura nacional para el público en general. Las festividades nacionales se celebraban en las escuelas ante mucho público, las representaciones y exposiciones en las escuelas se transformaban en acontecimientos generales y todos asumían un carácter decididamente nacional.
El análisis de la actividad del sistema educativo nos muestra que el factor dominante y decisivo en la misma eran los mismos desplazados ,dirigidas por el Consejo Central y contando con la colaboración de los organismos exteriores, tanto en el cuidado de la atmósfera sionista y del principio de la unidad no partidaria. Los maestros en esas instituciones eran en su mayoría desplazados. El grupo de los enviados de la Tierra de Israel en la zona, conducido por Kurt Levin, de Kfar Hamacabi, llegó a Belsen después que la mayoría de las instituciones ya se hallaban funcionando a pleno, y tampoco condujo la actividad educativa después de su llegada, sino que se puso a disposición del sistema conducido por el Consejo Central. Los enviados argumentaban duramente contra este estado de cosas, y se quejaban que Kurt Levin actuaba contra los intereses del movimiento y dejaba la autoridad en manos del Consejo Central y aprobaba la designación del enviado de Poalei Agudat Israel, Mordejai Broier, como maestro en la escuela secundaria hebrea. Los enviados del JOINT proveían los materiales y los enviados de la JRU, la competencia profesional y la organización . El profesor Iaacov Weingreen de Dublin desarrolló el sistema, en especial el de la educación profesional, dentro de un soporte activo del espíritu sionista (el mismo Weingreen era un experto en hebreo y arqueología bíblica) . Esto no solamente debido a que parte de los enviados de las organizaciones no sionistas eran en lo personal sionistas, sino también porque esos organismos reconocían el valor del espíritu nacional como herramienta para elevar la moral y la preparación para el futuro.
La policía judía
Fueron varias las causas que llevaron a la formación de la policía judía. Antes que nada, hubo choques como consecuencia de provocaciones antisemitas de parte de desplazados polacos, ucranianos y lituanos, y los desplazados judíos no quisieron que interviniera la policía alemana. Hubo también muchos problemas de ley y orden entre los propios desplazados judíos. En primer lugar – el mercado negro, que era capaz de erosionar las bases de la organización de distribución y era un peligro para la moral general (hay que señalar que ese constituía un problema para toda la Alemania ocupada, y también que entre los desplazados judíos no constituía un fenómeno generalizado). También aquí quiso el liderazgo evitar la intervención externa, en este caso – de la policía inglesa. La formación de una policía judía venía a dar respuesta a todas estas cuestiones, y fundamentalmente, a expresar la dignidad judía y cultivar una posición y una conducción autónomas.
La exigencia de la formación de una policía judía surgió después del ataque de “hooligans” polacos a un instituto educativo en Janucá [festividad de las luminarias] de 1945. Ciertamente, en el campo había una policía autónoma, pero era polaca, y los ingleses no reconocían a los judíos como una entidad diferenciada. La respuesta de dicha policía al ataque fue despectiva, no sólo que no actuó para calmar los ánimos sino que alentó a los vándalos y a la realización de manifestaciones multitudinarias, como consecuencia de las cuales se formó la policía judía por parte de un grupo que tenía pasado partisano. Esta iniciativa contó inmediatamente con la aprobación de los enviados – el enviado del JRU Sydney Kahan y un soldado de la Brigada fueron sus comandantes temporarios, y enseguida la iniciativa recibió la aprobación del consejo central: Simja Winik de Belsen fue nombrado comandante de la policía y Shemaia Bloch como encargado de la policía por parte del Consejo Central.
El JOINT y el JRU suministraron los uniformes. La policía tuvo que enfrentar numerosos problemas. Primero, necesitaba armas y municiones, en particular cuando se trataba de la defensa de los ataques por parte de vándalos antisemitas, y los ingleses no dieron su autorización para ello. Segundo, la policía tenía muchas dificultades para hacer valer su autoridad sobre los desplazados judíos, ya fuera porque muchos de los que comerciaban en el mercado negro, eran miembros de grupos sociales o económicos reconocidos, ya fuera porque la policía, en general, despertaba asociaciones con la Gestapo, y la policía judía era percibida como vinculada a esas fuerzas tenebrosas. En junio de 1946, con el desalojo de los desplazados polacos, se transformó finalmente el campo de Belsen en un campo judío, y la situación mejoró desde muchos puntos de vista. Ahora ya no necesitaba la policía judía, en ese momento bajo el mando de David Kalchinsky, defenderse de los ataques antisemitas, y podía fortalecer su autoridad interna, pero solamente dentro del ámbito del campo, lo que también constituía una seria limitación.
La formación y el accionar de la policía judía tenían fundamentalmente un significado simbólico, en el sentido del fortalecimiento del reclamo de unidad e independencia nacional, de una identidad judía separada y orgullosa dentro del mismo campo.
Acción política y diplomática
Además de las múltiples actividades internas, como la organización de la vida presente con un espíritu nacional judío, la conducción de los desplazados se ocupó con mucha intensidad de actividades políticas dirigidas hacia fuera, es decir hacia el gobierno inglés y el ámbito internacional, para solucionar el problema de los desplazados y definir su futuro. Estas actividades tuvieron varios aspectos muy interesantes:
Actividad diplomática – Rosenzaft y Wilheim no solamente se escribían en forma directa con los ingleses, con la UNRRA y con las autoridades alemanas, sino que también viajaron mucho para realizar contactos y hacer propaganda y recolección de fondos, especialmente a Inglaterra, y también a Estados Unidos. Rosenzaft se dedicó fundamentalmente a la acción dentro del público judío, que veía en él a un representante auténtico de los muchos que hablaban en ídish en los campos. Wilheim era fundamentalmente el que tenía la capacidad de diálogo con los representantes de gobiernos, entre otras cosas por su dominio del inglés y del alemán.
En este marco, cabe destacar especialmente el reconocimiento por parte de los representantes de los organismos judíos mundiales – y en especial el del Congreso Judío Mundial – del liderazgo de Rosenzaft y Wilheim. Este reconocimiento finalmente contribuyó al reconocimiento por parte del gobierno inglés del Consejo Central como representante del campo de Bergen-Belsen (aunque no como los representantes de toda la zona inglesa).
La característica de la lucha era absolutamente sionista, porque en las condiciones de ese momento no se veía otra solución al problema de los desplazados que la emigración hacia la Tierra de Israel, y la política inglesa del mandato era considerada, con razón o sin ella, como vinculada totalmente con la cuestión de los desplazados. Cualquier endurecimiento de la política del Libro Blanco, provocaba ciertamente demostraciones extremas, hasta llegar a huelgas de hambre y al ataque a dependencias inglesas como después del discurso de Bevin en noviembre de 1945, o con la llegada de la nave “Exodus” al puerto de Hamburgo (al cual fuera deportado por los ingleses en el verano de 1947).
El carácter sionista de la lucha no era dirigido desde afuera sino desde adentro –así por ejemplo el testimonio ante la comisión investigadora anglo-americana en febrero de 1946, que fue planificada y organizada por el Consejo Central sin ninguna preparación por parte de enviados sionistas (que llegaron a Bergen-Belsen recién después de un mes de la investigación de la comisión). Esto se aprecia claramente en los documentos internos, contrariamente a lo que señalan los documentos sionistas extrenos, de los cuales se comprende que todo habría sido planificado por los enviados. Tanto la mencionada manifestación contra Bevin, como las tumultuosas manifestaciones por el caso “Exodus”, fueron iniciativas independientes y hasta militantes, contra la voluntad de los directivos de la Agencia Judía.
La colaboración judía en general por la lucha sionista estaba entrtelazada con la lucha por el reconocimiento del Consejo Central como conducción política de los desplazados.. Este hecho se hizo evidente entre otras cosas por la gran actividad del coronel Solomon, consejero especial para asuntos judíos del estado mayor de la ocupación inglesa, enviado por los judíos ingleses luego de recibir la autorización correspondiente, que se demoró mucho, en la primavera de 1946. El mismo Solomon era sionista (como muchos de los dirigentes judíos ingleses, Prof. Zelig Brodsky, Norman Bentwitz, Lady Eva Reading y otros), pero como fiel ciudadano inglés cuidaba al máximo la neutralidad. Solomon no vaciló en trabajar duramente a favor del reconocimiento del consejo central por parte de los ingleses, reconocimiento que finalmente se obtuvo a fines de 1947. También cabe destacar entre sus méritos la operación de emigración legal desde la zona de ocupación inglesa, la operación “Grand National” que empezó en la primavera de 1947.
Colaboración nacional con la comunidad judía de Alemania
Uno de los fenómenos más interesantes dentro de los procesos de formación de la comunidad de los sobrevivientes en la zona inglesa era el de las relaciones recíprocas y la colaboración existentes entre la organización de los desplazados y los organismos comunitarios. Como dijimos, entre las demás circunstancias especiales de esa zona, que llevaron a la colaboración y ayudaron a ubicarla sobre una base nacional y hasta militante, estaba por un lado la política inglesa, y por otro la fuerza unificadora del Consejo Central de Bergen-Belsen, que se apoyaba sobre la base de una población estable, concentrada y homogénea, a diferencia de la dispersión, la movilidad y la variedad que caracterizaban a los desplazados en la zona de ocupación americana.
Dichas circunstancias operaron no tan sólo sobre la población de desplazados sino también sobre las nuevas comunidades judías, a pesar que en muchos aspectos, su población era muy diferente a la de los desplazados. Las personas de las comunidades relativamente grandes que se formaron en la zona inglesa – Hamburgo, Colonia, Dusseldorf y Hannover – eran judíos de origen alemán, que habían sobrevivido en los escondites o volvían de los campos. Este hecho puso un sello particular sobre el carácter de su población. Se trataba de una población adulta, hasta anciana, y enferma, en la que había personas que en su mayoría habían estado casadas en matrimonios mixtos y en el pasado habían estado alejados del judaísmo. La mayoría no podía siquiera concebir la posibilidad de la emigración y la construcción de una vida nueva en otro lugar. Pero a pesar de ello – y quizás por eso – en la formación de las comunidades hubo un deseo de una vida judía nueva que los vinculara con su pasado judío extinguido, que les diera un sentido de continuidad para el presente, y de objetivo para el futuro. Surgieron también en ellas líderes que comprendieron que su capacidad para encontrar respuesta a las complejas necesidades de la construcción de vida judía nueva en Alemania dependía en gran medida de su integración en la organización nacional judía general, en el marco nacional y también en el marco mundial.
Ya en los comienzos de 1946 comenzaron los judíos de la zona inglesa a organizarse sobre la base estatal que rápidamente se transformó en la organización de mayor autoridad de toda la zona inglesa. Estas organizaciones actuaron en conjunto con el Consejo Central de la zona inglesa (Bergen-Belsen), y se fijaron como divisa la consigna de la lucha nacional y sionista conjuntamente con la lucha por el reconocimiento – judío e internacional – de la comunidad judía alemana. Así se transformó el asunto del futuro de los judíos en Alemania en parte integral del orden del día del Consejo Central.
El proceso de organización de las comunidades estaba incluido sin diferenciación dentro de la organización sionista, y hasta dentro de la lucha militante de esta organización por el objetivo sionista, en las protestas políticas, en la lucha por la apertura de las puertas de la Tierra de Israel, y más. Una de las expresiones de hecho más categóricas de esta vinculación fue la parte que ocupó la organización de comunidades de la zona inglesa – y en particular la organización de la comunidad judía de Hamburgo – en la lucha por lo sucedido con el “Exodus”. La separación institucional comenzó solamente después que se hubiera alcanzado el objetivo sionista con la formación del Estado de Israel, y los campos de desplazados comenzaran a ser liquidados, y se disolviera el Consejo Central.
Tampoco resulta casual que las comunidades de la zona inglesa fueran las que produjeron la base para la formación del Consejo Central para los judíos de Alemania en el año 1950; que sus líderes se transformaran en los líderes de dicho Consejo y que su periódico Juedisches Gemeideblatt für die Nord Rheinprovinz und Westfalen, que se fundara en el año 1946 en Dusseldorf (su primer ejemplar apareció el día en que se cumplía un año de la liberación de Bergen-Belsen, el 15 de abril de 1946), se transformara en el órgano de expresión de toda la comunidad judía alemana. En un año cambió su subtítulo para identificarse como órgano de toda la zona inglesa, y en abril de 1949 cambió su nombre por el de Allgemeine Wochzeitung de Juden in Deutschland. Su primer editor, que estuvo muchos años en el cargo, fue Karl Marx – un judío que volvió de Inglaterra después de la guerra con su uniforme del ejército inglés, y que se interesó profundamente en la cuestión del significado de su condición de judío. Sobre las páginas de ese periódico se desarrolló el debate nacional en el que participaron los judíos alemanes y los desplazados, líderes locales y pensadores del extranjero, judíos alemanes que estaban fuera de Alemania e intelectuales alemanes – y en él comenzó a cristalizarse la nueva idea de la nacionalidad judía en Alemania, luchando por su derecho a existir y a participar en la entidad del judaísmo post-Holocausto.
Memoria y nacionalidad post-Holocausto
Muchas de las actividades – entre ellas las que inició el Consejo y las que surgieron por sí mismas en el seno de los desplazados, en los campos y en las comunidades – no estaban vinculadas en forma directa ni con la organización de los sobrevivientes en el presente, ni con la lucha política por un futuro, sino en la aprehensión del pasado y su papel en la conformación de una memoria y de una lección judía aprendida del Holocausto. Sus obretivos eran la formación de un Consejo Histórico para recolectar y guardar testimonios en el archivo YIVO; una actividad intensiva de investigación y de recolección de testimonios sobre el destino de las comunidades que desaparecieron en Alemania (en Hannover, en Gottingen, y otras; las actividades para la recuperación de cementerios y sinagogas, y para su cuidado; la organización e incentivo de testigos para presentarse en los tribunales que juzgaban a los nazis, en especial en Lineburg, donde tuvo lugar el juicio de Belsen el 15 de abril de 1945; la organización para la búsqueda de familiares; el asesoramiento institucionalizado en temas de indemnizaciones y pagos por reparaciones; la lucha por la colocación de un monumento judío diferenciado en Bergen-Belsen, y la realización de actos de conmemoración en el día de la liberación de Belsen, el 15 de abril de 1945. Todo ello se realizó no solamente para mantener la memoria del Holocausto y su legado, sino también para que las lecciones del Holocausto pasaran a integrar el espíritu nacional. Se puso acento especial sobre las ceremonias de recordación en el día de la liberación de Bergen-Belsen, el 15 de abril.
En vísperas del primer aniversario, que coincidía con Pésaj [Pascua judía], se preparó un gran desfile que contó con la participación de la mayoría de la gente, y donde se resaltó la similitud entre la antigua fiesta de la liberación con el día de la liberación aún no concretada. En ese día de recordación, en el cual se inauguró el monumento judío erigido después de una dura lucha, pronunciaron Rosenzaft y Wilheim discursos agresivos en los que presentaron el reclamo nacional sionista político – poner fin a las condiciones de esclavitud y destierro de los Sobrevivientes del Holocausto. Para la noche del primer Séder [Cena ritual de Pésaj] después de la liberación se preparó una Hagadá especial, donde se ponía de manifiesto el paralelismo entre la salida de Egipto y la redención de la esclavitud alemana. No fue casualidad que el primer ejemplar del periódico Juedisches Gemeindeblatt apareciera el 15 de abril de 1946, y de allí en más todas las modificaciones del periódico ya sea en el formato, en la frecuencia de aparición o en sus titulares se realizaban el día de la liberación de Bergen-Belsen.
Resumen
Como se dijo, la definición “entidad nacional” es adecuada para la respuesta activa de los Sobrevivientes del Holocausto a la situación en que se encontraron al producirse la liberación, “liberados pero no libres”, como ellos mismos la llamaron. Ciertamente el punto de partida fue su herencia como Sobrevivientes del Holocausto, pero la respuesta sionista fue la respuesta espontánea a las nuevas circunstancia, y se transformó en un factor central en vista de los obstáculos en el camino hacia la libertad, Esta respuesta creció desde adentro todavía antes de la llegada de enviados del sionismo desde Israel, y recibió el estímulo y la colaboración de los organismos judíos sobre la base del consenso pro-sionista posterior al Holocausto. Este hecho se ve especialmente en las acciones más amplias conducidas por el Consejo Central y no por las que se organizaron sobre la base del movimiento sionista. Además de esto, aunque no todos pertenecían al movimiento sionista, ni en el campo ni en las comunidades, todos se unieron en la lucha por la libertad, que era identificada con la lucha sionista por la independencia judía en Israel.
Esta aseveración era correcta en lo referente a todas las sociedades de desplazados judíos del centro de Europa, pero resulta claro que se destacaba de sobremanera en la zona inglesa debido a las circunstancias especiales, y por el hecho de ser el Reino Unido un obstáculo en todos los frentes simultáneamente. Puede ser que en la zona inglesa, más que en la americana, existía una colaboración entre los distintos partidos sionistas (hasta con los revisionistas representados en el Consejo Central), y entre sionistas y no sionistas (hasta con Agudat Israel de Hungría, que no formaba parte del Consejo Central), entre los desplazados y las comunidades judías alemanas.
La investigación de la vida cotidiana, la investigación desde adentro, logra encontrar la existencia de una nueva vida social y política. Justamente allí, sin una sociedad que brindara su acogida, se ve claramente que la recuperación de los sobrevivientes como particulares está interconectada completamente con la creación de una sociedad nueva que lucha por su existencia nacional así como lucha por la rehabilitación de las vidas de sus integrantes. Aquí se revela la estructura educativa como el lugar de encuentro y el foco de un nuevo dialogo nacional judío, y se reconoce el comienzo de la existencia de una cultura nacional judía vinculada con el recuerdo del Holocausto por un lado, y por la lección nacional aprendida por el otro. En nuestra investigación surge el hecho que los campos fueron una especie de modelo de paso gradual desde Europa a una vida nueva en Israel o en Estados Unidos. Muestra también de que modo se creó en los campos un foco de identidad con memoria, una comunidad con memoria, que se puso como objetivo transferir los hechos del Holocausto y sus enseñanzas, las nacionales precisamente, a las generaciones venideras. Allí, en el seno de los Sobrevivientes del Holocausto, se consolidó la nueva identidad post-Holocausto, la identidad nacional, la identidad nacional que justamente no es sionista en el viejo sentido de la palabra, sino que incorpora dentro de ella la tragedia del Holocausto y el pasado judío extinguido en Europa. Esta es una nacionalida d en tránsito, porque está condicionada por la lucha con el exterior, y la expresión central de la lucha en tanto es la exigencia del momento, es la lucha sionista; y esta sujeta a la lucha interior, al esfuerzo por planificar, incrementar y fortificar la nueva solidaridad. Con el transcurso del tiempo se va aclarando que aún después que finalice la lucha sionista se consolida la nueva nacionalidad y sus límites exceden por mucho a los del propio Estado de Israel y a su identificación con él.
Al abrirse los portales de salida y con la liberación de los desplazados, encontraron muchos de ellos su camino hacia Israel. Muchos otros, y entre ellos muchos de los líderes de Belsen, Rosenzaft y Bimko, Wilheim, Rosenthal, Laufer, Trefman y Bloch, construyeron su futuro en América del Norte. Lo que no modifica el hecho que mientras existía la sociedad de los desplazados, ésta funcionaba como una sociedad nacional sionista, en la que se crearon nuevos significados y organismos de identificación judía nacional que continuaron su acción y su desarrollo en todo el mundo judío. Los Sobrevivientes del Holocausto hicieron realidad ciertamente, con su destino y con su lucha, una nueva identidad judía nacional.
Y junto a ello, la comunidad judía que permaneció en Alemania, que pasó a organizarse sobre una base de continuidad, no cedió en su lucha por ser considerada parte integrante de la nacionalidad judía, a pesar que era rechazada por los organismos sionistas. Todavía no está dada la última opinión sobre este fenómeno aparentemente paradójico, pero en todo lo expuesto anteriormente hay en cierto modo una explicación que coloca a la organización judía toda – y los judíos de Alemania incluidos en ella – sobre la base de una nacionalidad judía post-Holocausto, que amplía y flexibiliza la plataforma sionista tradicional.
Para apreciar nuevamente el valor del papel de los Sobrevivientes del Holocausto en la imagen de la historia judía después del Holocausto es necesario investigar la emigración judía de Europa después que se abrieron las puertas de Norteamérica, de Israel y de otros países; la absorción de los emigrantes en las comunidades existentes; la creación y el desarrollo de comunidades nuevas, y la influencia de todo esto sobre la continuidad judía y sobre el valor de la identidad judía después del Holocausto.