Fundamentos
En el Día del Recuerdo del Holocausto y el Heroísmo 5771 – 2011 se enfocan “Retazos de Memoria” – objetos y fotos que conforman testimonios y huellas del pasado. El presente ambiente de aprendizaje nos permite reconstruir imágenes de una realidad y dibujar el paisaje cultural y humano de los judíos de Salónica, Grecia, antes, durante y después del Holocausto. Este programa educativo examina la historia de esa comunidad haciendo foco en algunos de los múltiples aspectos que la caracterizaban. Y es también un estudio de caso que puede ayudar a profesores y alumnos a encontrar la forma de descubrir y reconstruir la vida de una comunidad determinada a través de una variedad de materiales.
El objetivo es brindar a los educadores y alumnos el trasfondo histórico, cultural y educativo de los judíos de Salónica, y a la vez acompañar el videotestimonio de Ovadia Baruj z”l – “Que tu recuerdo sea amor”. Haremos uso de medios interdisciplinarios como ser documentos originales, poesías, música y películas, que enriquecerán e iluminarán cada sección y aspecto que elijan enfocar.
Judíos se asentaron en Salónica desde el siglo 3 de la EC, y a lo largo de los siglos emigraron a ella judíos de muchos lugares. Los llegados de España por la expulsión de 1492 la convirtieron en un centro judío y en una de las más importantes “ciudades madres de Israel” en los siglos 16-18. La mayoría de los judíos de Salónica hablaban ladino (judeoespañol). A lo largo de los siglos se fue desarrollando una cultura local única. Los judíos de la ciudad vivían junto a los habitantes cristianos y musulmanes, griegos, turcos, eslavos, etc. La población judía encontraba el sustento en el comercio y las artesanías y en servicios variados; en el puerto de Salónica, por ejm., la mayoría de los estibadores eran judíos y se cerraba los sábados y los días de festividades judías. La ciudad era también un centro espiritual y sede de rabinos y sabios talmúdicos. Durante los siglos 19 y 20 Salónica pasó por procesos de modernización, en los cuales los judíos ocuparon un lugar eminente. En esa época establecieron escuelas comunitarias, se publicaron decenas de periódicos en ladino y francés, e incluso funcionaron asociaciones de difusión del hebreo y agrupaciones políticas de distinto tipo.
En 1912 la ciudad fue conquistada por los griegos. Por esa época había en Salónica 80.000 judíos, que constituían el 46% de la población. El gobierno griego instituyó una política de helenización que perjudicó el estatus y la libertad de ocupación de los judíos. En la ciudad se fundó un partido de corte fascista, llamado “Unión Nacional Griega” (EEE – Ethniki Enosis Elladas) cuyos miembros realizaron en 1931-32 desmanes antijudíos y alentaron la promulgación de leyes contra los judíos. Entre los decretos mencionados se destaca el que obligaba a cerrar negocios los domingos y otro que limitaba a las escuelas (en hebreo y en ladino) y les imponía enseñar en griego. Esos procesos alentaron la emigración judía, y muchos lo hicieron a la Tierra de Israel.
En el momento de la ocupación alemana en la ciudad había alrededor de 50.000 judíos. Una semana después del ingreso alemán fueron detenidos los miembros del consejo comunitario judío, se expropiaron apartamentos y bienes y se clausuraron el hospital y periódicos judíos. Durante el primer año de la ocupación alemana los miembros de la comunidad judía hicieron esfuerzos ingentes para sobrevivir las privaciones, un invierno crudo y el hambre que rondaba. A lo largo del año se multiplicaron las medidas antijudías. Fue establecido un gueto, las propiedades judías fueron confiscadas y por último comenzaron deportaciones a campos de exterminio.
El 11 de julio de 1942 se ordenó a 9.000 judíos de entre 18 y 45 años presentarse en la Plaza de la Libertad (Plateia Eleftheria) donde sufrieron humillaciones públicas a lo largo de un sábado estival tórrido. Cerca de 2.000 fueron enviados a realizar trabajos forzados para el ejército alemán, y alredededor de 250 de ellos murieron durante los tres meses siguientes. La comunidad judía tuvo que pagar un fuerte recate por los hombres y para ello tuvo que vender a la municipalidad el predio del cementerio, que había sido fundado 500 años antes. En 1942 el rabino principal, Dr Tzvi Koretz, fue designado – contra su voluntad - a presidir el Judenrat recientemente establecido. El 6 de febrero de 1943 tuvo que comparecer ante Alois Brunner y Dietr Wisliceny, los enviados de Adolf Eichmann a cargo de la deportación de los judíos a campos de exterminio. En la ciudad se implementaron las Leyes de Nuremberg en todo su rigor y el 25 de febrero comenzó a salir una serie de 19-20 transportes desde el barrio del Barón Hirsch, contiguo a la estación de trenes, hacia Auschwitz-Birkenau, donde fueron asesinados la mayoría de los judíos de Salónica. Una minoría de los deportados pasaron por una selección al llegar al campo (en total 11.200, de los cuales 4.200 eran mujeres). Los miembros del Judenrat fueron asesinados en Bergen Belsen y los poseedores de ciudadanía extranjera – especialmente española – pasaron por el campo camino a España – al finalizar la guerra quedaban con vida aproximadamente 2.000 judíos en Salónica, remanente escaso de una comunidad magnífica.
Historia
Salónica es el segundo puerto en tamaño e importancia de Grecia, y la principal ciudad del norte del país. Domina, desde la época romana, la encrucijada de rutas comerciales terrestres que conducen a Turquía en el Este y desde Macedonia a Italia, vía Albania.
La ciudad fue fundada en el 315 AEC y era la capital de Macedonia. Desde 1930 hasta 1912 perteneció al Imperio Otomano. En 1912 fue anexada al Reino de Grecia.
La comunidad judía de Salónica es una de las más antiguas del mundo. Judíos vivieron en la ciudad desde al siglo 3 AEC. A partir del siglo 16, después de la expulsión de España, se asentaron allí por invitación del sultán turco. Desde entonces la comunidad judía se convirtió en una de las más grandes y distinguidas del mundo judío, desde el punto de vista espiritual, cultural y del estudio. Las obras de los estudiosos y rabinos tesalónicos abrieron caminos en el conocimiento y el estudio del Talmud babilónico, de la exégesis bíblica, de la literatura homilética y ética, la poesía y el poema litúrgico. Por la gran concentración de sabios fue apodada “Gran ciudad de sabios” y muchos estudiosos afluían a ella desde todos los confines de Grecia y desde comunidades lejanas del imperio otomano. En el siglo 17 se deterioró su situación económica, pero eso no tuvo mayor influencia sobre el estudio rabínico en la comunidad, y el número de “yeshivot” (academias talmúdicas) incluso creció. La comunidad llegó a su apogeo en 1908. El número de judíos llegó a 80.000 y miembros de la comunidad ocupaban puestos de importancia en todos los ramos del comercio, las artesanías y la banca. La comunidad judía cumplió en el siglo 20 un papel importante en el proceso de modernización de la ciudad y de Grecia en general. Era multifacética y muy activa en el terreno económico y cultural. La ciudad tenía un aspecto judío característico que se manifestaba en una de las fuentes económicas más importantes: la mayoría de los trabajadores del puerto eran judíos y por lo tanto las labores se paralizaban en el sabbat (Shabat) y los días de festividades judías.
La revolución de los “Jóvenes Turcos” trajo aparejada una gran emigración de judíos de la ciudad, que aumentó después de la ocupación de la ciudad por el ejército griego el 26 de octubre de 1912. Los judíos de Salónica fueron exceptuados del servicio militar durante los diez primeros años siguientes al cambio de soberanía.
Durante la Primera Guerra Mundial Salónica sirvió de base a los Aliados. En 1917 estalló un incendio que destruyó gran parte de la ciudad, y en especial los barrios judíos. Como consecuencia del Acuerdo de Lausana de 1923 se llevaron a cabo intercambios de población entre Grecia y Turquía, por lo que alrededor de 100.000 refugiados de Asia Menor se establecieron en Salónica. Esto trajo un cambio drástico en el contexto demográfico, económico y social y una reducción notable de las fuentes de trabajo en la ciudad.
El 28 de octubre de 1940, al estallar el conflicto armado entre Grecia e Italia, se declaró la movilización general, y los judíos de Salónica fueron llamados a las armas. En 1941 los alemanes ocuparon la ciudad. Dos años después todas los bienes judíos fueron confiscados, y los judíos – que constituían dos tercios de la población judía de Grecia – fueron deportados a campos de concentración y exterminio en Polonia y Alemania. Solamente dos mil de los 50.000 judíos de Salónica sobrevivieron la guerra.
La educación judía en Salónica
Toda sociedad humana tiene interés en guardar y transmitir, por medio de la educación, los valores que la fundamentan y la definen, y de ese modo asegurar su continuidad. Los Diez Mandamientos son la base de la cual manan las leyes ético-sociales y las que definen el vínculo entre Dios y el individuo, que en conjunto conforman la identidad de los judíos como pueblo. La cadena de transmisión educativa conserva la unidad del pueblo de Israel. La tradición judía incluía, desde tiempos inmemoriales, la enseñanza del hebreo a los varones jóvenes, así como casas de estudio (“batei midrash”) y academias rabínicas (“yeshivot”) para estudios sacros. Entre las dos guerras mundiales, en conjunción con las corrientes del racionalismo y las distintas ideologías que crecieron y se desarrollaron en Europa, se crearon nuevos marcos y tendencias de educación, desde los ortodoxos, como la “Yeshivá de los Sabios de Lublin”, hasta los sionistas – tal como la red “Tarbut”. La educación continuó siendo un valor fundamental para la continuidad judía.
En Salónica existían distintos tipos de escuelas, que servían a miles de niños; en la mayoría la lengua de instrucción era el ladino. Alphonse Levi, secretario de la comunidad judía antes de la Segunda Guerra Mundial, recuerda:
“Antes del gran incendio de 1917 teníamos una institución importante de “Talmud Torá”, fundada en el siglo 16. En ella estudiaban alrededor de 1.500 alumnos. Después del incendio funcionaron dos instituciones parecidas, aunque más pequeñas, en los barrios de Kalamaría y del “Barón Hirsch”. Entre las dos estudiaban cerca de 500 muchachos. En 1873 la “Alianza Israelita Universal” fundó (en nuestra comunidad) una serie de escuelas para varones y niñas. Había escuelas para principiantes (primarias), jardines de infantes, una escuela profesional para niñas, en total siete colegios con 4.000 alumnos. Además había más de 3.000 niños en las “Guarderías infantiles” – una institución en la que las madres que trabajaban dejaban a sus hijos pequeños. En nuestros colegios trabajaban 71 maestros cristianos y 52 judíos. Se dedicaban cuatro horas diarias al estudio de la religión y la lengua hebrea.
Existían también dos colegios estatales y dos privados: el de Gatenio y el de Salomón Diahu, en los que estudiaban 250 alumnos. Hijos de familias pudientes estudiaban también en colegios griegos. En la universidad había 50 estudiantes judíos. La comunidad tenía un seminario de maestros con 20 estudiantes, que se capacitaban para enseñar en las escuelas judías. Nuestro idioma materno era el ladino.”3
Economía y profesiones
Salónica poseía un estatus económico y comercial importante. Su posición comenzó a deteriorarse a principios del siglo 20, pero el golpe más duro sufrido por la comunidad judía fue el gran incendio de 1917, que destruyó todos los barrios comerciales y la mayoría de las casas de la ciudad. La llegada de miles de refugiados griegos hizo aumentar la competencia económica entre judíos y cristianos, y desde 1922, al aumentar la influencia de los habitantes griegos en el comercio, las artesanías, la banca y los servicios públicos, la hegemonía económica pasó a manos de aquellos.
Las dificultades económicas conllevaron un aumento de la emigración a lugares donde se esperaba mejorar las oportunidades ocupacionales, como por ejemplo los Estados Unidos. A pesar de que por esa época disminuyó el número de judíos en profesiones tales como la banca y el comercio internacional, estos se siguieron desempeñando en el comercio, las profesiones liberales, así como en la orfebrería y la relojería.
El vínculo, la dedicación y el compromiso entre las comunidades judías de todo el mundo pueden ser corroborados por el hecho de que en el verano de 1933 muchos de los judíos de Salónica ofrecieron aportar dinero para los judíos de Alemania. Los donantes se inscribieron con sus ocupaciones, y las listas nos muestran las profesiones a las que se dedicaban los judíos por esa época: la mayoría de los contribuyentes eran comerciantes de textiles, granos, productos eléctricos, hierro, vidrio, barandas, manteles de cera, papel, cuero crudo, y productos coloniales como café, azúcar y comestibles. En la lista también aparecen fruteros, joyeros, muebleros, panaderos, vendedores de medicinas, productos fotográficos, madera para la construcción, utensilios para el hogar, agentes de ventas, oficinistas, médicos, abogados y notarios.
Según un informe de 1933, la situación de la comunidad era pésima: el déficit financiero crecía en miles de dracmas por año. En algunas ramas de la economía decreció el número de trabajadores judíos, aunque la mayoría de los judíos de la ciudad seguían ocupándose del comercio. En una encuesta sobre talleres artesanales y artesanos de 1936 se desprende que existían 17 talleres de orfebrería y diez trabajadores orfebres y once talleres de relojería y cinco trabajadores de ese ramo.
Prensa judía en Salónica
“De la prensa en ladino nos llegaron las noticias de lo que ocurría en el mundo judío. El ascenso de Hitler al poder fue para nosotros un gran motivo de angustia”[4]
Una rica y floreciente cultura se desarrolló en Salónica en torno a la escritura literaria y periodística. En la ciudad se publicaban numerosos periódicos, libros de poesía y lírica y obras de teatro. La mayoría de las obras se escribían en ladino, pero también en francés e incluso en hebreo. A fines del siglo 19 y principios del 20, 35 de los 70 periódicos locales aparecían en ladino.
Estos periódicos reseñaban un amplio espectro de temas, sucesos locales e internacionales, política, cultura y noticias de la comunidad judía. Los periódicos servían de terreno de discusiones y enfrentamientos ideológicos entre los extremos del espectro político. Por ejemplo, el periódico “Solidandad” era de carácter socialista y alentaba a los trabajadores al paro y a la protesta contra la política del régimen de los “jóvenes turcos”. Había periódicos que apoyaban las ideas sionistas, pero el veterano “La Época”, que apareció entre 1875 y 1911, se oponía al sionismo y alentaba a los judíos a aprender turco y tomar parte en la administración pública y el comercio bajo el régimen otomano.
La cocina local
La cocina y los manjares cumplieron siempre un papel importante en la conservación de la cultura y la identidad judía a lo largo de las generaciones. Las comunidades judías recibieron influencias de las cocinas locales, importaron y adoptaron platos a los requerimientos de las leyes dietarias (kashrut) e inventaron nuevas recetas con los ingredientes que tenían a disposición. La cocina posee también una misión religiosa y ritual en el ámbito familiar y comunitario, en el sabbat y las festividades.
La cocina y las leyes dietarias separaron a los judíos del entorno y contribuyeron a la conservación de sus características culturales y su identidad comunitaria.
La cocina judeo-tesalonicense se basa en las tradiciones sefarditas y griegas locales, y se distingue con platos como las “burekitas”, “pastelikos”, “güevos jaminados”, etc.
- Rivlin, B. (editora), Pinkas Hakehilot - Iaván, Saloniki, Yad Vashem, Jerusalén, 5759, pp.194, 210.
- Tomado de la actividad educativa online “Alumnos y maestros en la época del Holocausto”.
- Deposición del Sr Alphonse Levi, secretario de la comunidad judía de Salónica, antes y durante la guerra, ante la oficina 06, encargada de preparar el legajo de acusación contra Adolf Eichmann, Archivo de Yad Vashem, TR.3/237.
- Rivlin, B. (editora), Pinkas Hakehilot - Iaván, Saloniki, Yad Vashem, Jerusalén, 5759, pp. 247-248.
- Deposición del Sr Alphonse Levi, ídem.
Ocupación, gueto, deportación – la vida de los judíos de Salónica bajo el régimen nazi
Después de la conquista Grecia fue dividida en zonas de ocupación alemana, italiana y búlgara. Salónica estaba bajo control alemán directo. Al ingresar las tropas alemanas a la ciudad, el 9 de abril de 1941, fueron arrestados los miembros del consejo comunitario y otros dignatarios. La comunidad estaba controlada por la Gestapo y obligada a solventar los gastos del mantenimiento de sus funcionarios. Las instituciones y colegios judíos fueron clausurados y los nombres judíos de las calles cambiados por denominaciones griegas. En Salónica, al igual que en otros lugares, los nazis expoliaron los bienes de los judíos, antes y después de la deportación; sometieron a torturas a judíos ricos y les confiscaron dinero en efectivo, joyas, utensilios de plata, obras de arte, tapices, etc. El botín era abundante y fue despachado a Alemania por tren y avión. Apartamentos, oficinas y negocios de judíos deportados fueron entregados a directores apodados “testaferros”.
Las expropiaciones de casas, mercancías y granos provocaron una gran carencia de comida. El hambre facilitó la difusión de enfermedades contagiosas. El consejo comunitario intentó asistir a los necesitados estableciendo comedores populares.
A mediados de junio de 1941 llegó una unidad especial del así llamado “Comando Rosenberg”. Al frente estaba el Dr Johan Paul, director del departamento de hebreo del Instituto de Investigación del Judaísmo de la Universidad de Francfort, que había recibido de colegas nazis información sobre la existencia de colecciones valiosas en la ciudad. La unidad confiscó en forma minuciosa decenas de miles de libros y manuscritos raros de las bibliotecas públicas y privadas. También fueron expropiados rollos de la torá, libros de rezos, rollos de todo tipo, objetos rituales, etc. Sobre esto relata Moshé Haelyón en el “Pinkás Hakehilot”:
“Una de las cosas importantes que hicimos en esa época crítica fue distribuir los tesoros bibliográficos domésticos entre familias vecinas para que los cuidaran. Tenía libros realmente únicos, entre ellos libros raros en ladino.”
El “sabbat negro”
Entre los sucesos más dramáticos e imposibles de olvidar entre los sobrevivientes de Salónica está el conocido como el “sabbat negro”. Una ordenanza de reclutamiento a labores forzadas para judíos de entre 18 y 45 años, obligó a cerca de 9.000 de ellos a presentarse el sábado 11 de julio de 1942 en la Plaza de la Libertad (Plateia Eleftheria). Los convocados debieron estar de pie durante horas bajo el sol ardiente, sufriendo los maltratos de los alemanes. Después de cuatro días de registro unos 2.000 fueron empleados en obras de construcción de caminos y otras. Alrededor de 250 murieron por el trabajo agotador y la alimentación precaria, a lo largo de los tres meses siguientes. La comunidad judía rescató a los hombres y para ello tuvo que vender a la municipalidad de Salónica el predio del antiguo cementerio – fundado 500 años antes.
Gueto y deportaciones
Los judíos de Salónica comenzaron a abandonar la ciudad aún antes de la ocupación alemana, mientras el ejército alemán avanzaba hacia ella. El 15 de julio de 1942, el cónsul italiano informó que 1.200 judíos habían salido en dirección a la zona de ocupación italiana, en particular a Atenas. Algunos volvieron para arreglar sus asuntos pero quedaron atrapados sin posibilidades de poder salir nuevamente. Unos pocos se trasladaron a aldeas, entre ellos ricos y dignatarios. La mayoría consiguieron salir con la ayuda de documentos falsos, y otros se hicieron pasar por aldeanos o trabajadores ferroviarios. No existen datos fidedignos acerca de la huida al sector italiano. Se estima que entre 3.000 y 7.000 personas consiguieron salir entre 1941 y 1943. Los alemanes utilizaron diversos métodos de disuasión para impedir las fugas, incluso ejecuciones públicas de aquellos que fueron capturados durante el intento. Los intentos disminuyeron también por la confianza depositada en las promesas de los alemanes. El sobreviviente Jacky Hendely relata que su padre compró herramientas de trabajo antes del viaje a Polonia, para tener con qué mantener a su familia. Unos días antes del comienzo de los transportes desde Salónica, mientras se estaban llevando a cabo conversaciones para rescatar a los judíos de Eslovaquia, Dieter Wisliceny – uno de los ayudantes de Eichmann – declaró que tampoco los judíos de Salónica sufrirían daños. Mientras tanto él mismo dirigía los preparativos para la deportación. De los transportes estaban exentos los ciudadanos de países del Eje como Italia, y de países neutrales, como Turquía y España. En Salónica vivían cerca de 850 judíos que cumplían esos requisitos: más de 500 ciudadanos españoles, 280 italianos, y otros de Turquía, Portugal, Argentina, Suiza, Egipto, Hungría y Bulgaria.
Los deportados tenían permitido llevar solamente una pequeña cantidad de objetos personales, a razón de 20 Kg por persona. Durante cinco meses los transportes partieron a Auschwitz desde el barrio “Barón Hirsch”, contiguo a la estación de trenes. Los transportes salían con algunos días de diferencia el uno del otro, y el gueto del barrio “Barón Hirsch” se iba llenando en espera del próximo transporte. A estos se agregaron judíos de otras comunidades de Tracia y Macedonia. En el primero viajaron 2.800 personas, hacinadas en 40 vagones de ganado (alrededor de 70-80 por vagón). Para confundir a los deportados cada jefe de familia recibió un cheque por 600 zlotys (la moneda polaca). Asimismo los alemanes difundieron promesas según las cuales los exiliados serían devueltos a sus hogares después de la guerra.
De los aproximadamente 50.000 judíos que vivían en Salónica al comienzo de la guerra, sobrevivieron solamente alrededor de 2.000.
Judíos griegos en Auschwitz
Según documentos alemanes, entre el 20 de marzo y el 18 de agosto, partieron de Salónica hacia Auschwitz 19 transportes con 48.533 judíos. Sin embargo sabemos que parte de los transportes llegaron a otros campos, por ejm. a Treblinka. Una parte de los deportados pasaron la selección inicial después de la llegada (11.200, de los cuales 4.200 eran mujeres). El destino de los judíos de Salónica en Auschwitz fue único, por diferentes motivos. A diferencia de la mayoría, venidos desde Europa central, oriental y occidental, los judíos de Salónica no estaban habituados a las condiciones climáticas extremas que imperaban en Polonia. Además, la comunicación era extremadamnete dificultosa, dado que los lenguajes comunes entre los tesalonicenses eran ladino, griego y francés, y no alemán, ídish y polaco, que eran los más comunes en Auschwitz. Esto hizo más dificultosa aún la absorción de los judíos de Salónica en el campo, la mayoría de los cuales habían perdido a sus familias apenas llegaron.
Para los alemanes, los judíos de Salónica constituían una fuerza de trabajo amplia e importante. El perfil ocupacional de estos antes de la guerra ayudó a integrarlos en una variedad de labores a las que fueron forzados a realizar. Sus capacidades físicas eran conocidas por los alemanes y estos prisioneros se convirtieron en un grupo cohesivo entre los trabajadores forzosos. Los prisioneros tesalonicenses fueron empleados en la construcción de barracas y crematorios en Auschwitz-Birkenau y en el complejo industrial de Monowitz (Auschwitz III). Además muchos fueron enviados a trabajar en compañías fuera del campo, así como en minas y granjas. En el otoño de 1943, varios centenares de prisioneros de Salónica fueron enviados a trabajar en el campo de Genshowka, situado donde había estado el gueto de Varsovia, y forzados a limpiar las ruinas del gueto. A medida que el Ejército Rojo se iba acercando, los prisioneros griegos fueron llevados a campos de concentración y de trabajo en Alemania.
Iakov Benmayor, Thessaloniki Ir Va’Em Be’Israel, Cultural Forum of the Jewish Community of Thessaloniki, Vol. 1 p. 37.
Shlomo Cohen nació en Grecia en 1920. fue deportado a Auschwitz-Birkenau y liberado del campo de concentración de Bergen Belsen por el ejército inglés. Emigró a Israel en 1946. Shlomó relata parte de su historia:
“... Nos dijeron que podíamos registrarnos – regresar a Grecia o viajar a Israel o a los Estados Unidos. Yo anoté dos lugares: Grecia e Israel, pero quería volver a Grecia y esperar algunos meses por si alguien de mi familia había sobrevivido.”[7]
Al terminar la guerra en 1945 había en Salónica aproximadamente 2.000 judíos, de los 10.000 judíos griegos que sobrevivieron el Holocausto. Los pocos supervivientes de esta magnífica comunidad regresaron a su ciudad con la esperanza de encontrar algún familiar, o amigos que también podrían haber sobrevivido. La mayoría de los sobrevivientes no encontró ningún familiar vivo, y comenzaron a percatarse de que eran los pocos que quedaban de sus familias y comunidades. Eso constituyó una nueva fase en el duelo después de la Shoá. Algunos sobrevivientes lucharon por recuperar parte de las posesiones familiares y reconstruir sus vidas en la ciudad, pero la mayoría prefirió reiniciar su existencia en Israel, los Estados Unidos, Canadá, Australia, o Sudamérica. Tal como hicieron sobrevivientes de otros países, los de Salónica lucharon por reunir fragmentos de sus vidas anteriores para establecer nuevas, y formar familias. Los que emigraron a Israel tomaron parte en la construcción del país y la sociedad.