¿Cuáles eran las relaciones entre los judíos de los Ghettos y el mundo exterior?
- Introducción
- La ubicación de los Ghettos como un factor de aislamiento
- Entrada de alemanes y población local en los Ghettos: los propósitos y el control
- Los judíos viviendo en el Ghetto: ¿Era posible?
- Del lado ario: ocultándose y viviendo con una identidad falsa
- Los niños de la calle
- Mantenimiento de la conexión desde el interior del Ghetto con el exterior
- Aislamiento durante las Deportaciones y la liquidación de los Ghettos
Introducción
IntroducciónZivia Lubetkin describe el Ghetto como un ‘dominio’ en sí mismo, separado tanto del mundo exterior como de los otros Ghettos. Nos dice que no había ningún contacto entre un Ghetto y otro, y esto hacía las cosas enormemente difíciles para las masas de judíos confinados en ellos.
Sin embargo, el aislamiento de los judíos en los Ghettos no era hermético. El nivel de aislamiento no era uniforme en todos los Ghettos, y la diferencia era el resultado de varios factores: una política Nazi falta de coherencia, (ver la Clase 1), que hacía depender las condiciones reales en cada Ghetto de las autoridades locales, el tamaño de cada Ghetto, y posteriormente la política de la “Solución Final”, que afectó al grado de aislamiento de los Ghettos en las etapas finales de su existencia.
Esta clase presenta diversos aspectos de los contactos y las relaciones de quienes vivían en los Ghettos con el mundo exterior, así como entre los distintos Ghettos.
Como se explicó en la Clase 2, el aislamiento de los judíos dentro de los Ghettos era uno de los objetivos principales de los alemanes. Por lo tanto, la discusión de las circunstancias y los diversos tipos de contactos y relaciones de sus habitantes con el entorno circundante va a arrojar luz sobre la realidad de la vida de los judíos bajo el dominio alemán, tanto en el interior de los Ghettos como fuera de ellos.
Esta clase combina la discusión de algunos aspectos generales comunes relacionados con estos temas, junto con ejemplos, testimonios, diarios y memorias de diversos Ghettos, que iluminan observaciones y eventos específicos de determinado Ghetto en particular.
La ubicación de los Ghettos como un factor de aislamiento
La ubicación de los Ghettos como un factor de aislamientoLa clausura y el completo aislamiento de parte de una ciudad causaban a veces el desgarramiento de la familia, como en el caso de matrimonios entre judíos y cristianos, y provocaba un corte prácticamente total de la gente con su hogar, su lugar de trabajo y su medio social anterior.
En su diario Mary Berg, la hija de quince años de edad de un judío comerciante en arte de Varsovia, describe el desmembramiento de las calles de Varsovia cuando se estableció el Ghetto, y cómo los alemanes limitaron los edificios más grandes y los espacios verdes de la ciudad, de modo que no se encontraran dentro del área del Ghetto.
Hans Frank, el gobernador alemán del Gobierno General (General Gouvernement) tenía su sede en la ciudad de Cracovia. En 1941, se estableció allí el Ghetto, que fue situado en un área pobre de la ciudad, y no en el área tradicionalmente judía ubicada en el corazón de la ciudad. La ubicación de los Ghettos en las áreas más pobres y tradicionalmente no judías fue común también en otras ciudades, siendo Varsovia la excepción, dado que allí el Ghetto se levantó en el centro de la ciudad.
Entrada de alemanes y población local en los Ghettos: los propósitos y el control
Entrada de alemanes y población local en los Ghettos: los propósitos y el controlLos alemanes entraban en el Ghetto como parte de su continuo control sobre las vidas de los judíos. Llevaban a cabo requisas en busca de bienes de propiedad judía y a la caza de personas buscadas y a veces de personas tomadas al azar para servir de rehenes. Durante algunas de estas cacerías, los soldados alemanes abusaban gravemente de los habitantes del Ghetto. La administración alemana de los Ghettos realizaba patrullas periódicas en el Ghetto, especialmente para supervisar las plantas industriales establecidas en varios de los Ghettos; a veces los Ghettos, en especial el Ghetto de Varsovia, fueron usados como escenario de fondo para filmes de propaganda antijudía.
Los habitantes locales no-judíos entraban a los Ghettos por razones comerciales. En Varsovia, por ejemplo, los polacos podían entrar al Ghetto con permisos de tránsito especiales que recibían de las autoridades alemanas, aunque en muchos casos también entraban ilegalmente. Los que entraban frecuentemente traían también información del mundo exterior y eran una fuente de comunicación con él.
Algunos de los que entraban en forma regular eran funcionarios que explotaban su posición. Rabí David Kahana del Ghetto de Lvov relata la entrada de policías ucranianos al Ghetto:
“En la mayoría de los casos, ellos entraban a las casas judías por su propia iniciativa, con el argumento de que estaban buscando personas ancianas [que no tenían papeles de trabajo, y en consecuencia eran los primeros en ser asesinados]; les arrancaban a los judíos grandes sumas de dinero.”
1
En algunos de los Ghettos, los judíos sufrían las incursiones de ladrones comunes, que aprovechaban la situación de indefensión y ausencia de ley en la que se encontraban los judíos:
“Los policías judíos, que estaban armados solamente con porras de goma, estaban parados lejos, sin poder hacer nada. El judío era un ‘objetivo legítimo’. Cualquiera podía dañarlo, matarlo o robarle, sin que sucediera algo más que el ladrido de un perro por allí.”
2
- Traducido de: David Kahana, Diario del Ghetto Lwow [Lwow Ghetto Diary] (Hebreo), Jerusalén, Yad Vashem, 1978, p. 57.
- Kahana, Ibíd.
Los judíos viviendo en el Ghetto: ¿Era posible?
Los judíos viviendo en el Ghetto: ¿Era posible?Las diferencias en la severidad del aislamiento en los Ghettos eran con frecuencia el resultado del tipo de sistema de guardia aplicado por los alemanes. Estos factores afectaban la forma y el nivel de la vida de los habitantes, fundamentalmente la capacidad de ganarse la vida y obtener alimento. En los Ghettos donde la seguridad era más laxa, principalmente en los más pequeños, los judíos podían realizar algún comercio con la población circundante, y aquellos que eran artesanos podían viajar a las aldeas y poblaciones cercanas para trabajar y mantener a sus familias. En otros Ghettos, los judíos fueron tomados en forma organizada para la realización de trabajo forzado, y mientras se hallaban fuera de los muros del Ghetto podían tomar algún contacto con el entorno, que con frecuencia era utilizado para contrabandear algún alimento al Ghetto a su vuelta del trabajo.
En los Ghettos más grandes, que habitualmente estaban más aislados y herméticamente sellados, los judíos se hallaban en dificultades para mantener cualquier tipo de contacto con el entorno. Como se explicó anteriormente, el caso de Varsovia es una excepción, debido a su ubicación en el centro de la ciudad. El Ghetto de Lodz es un ejemplo de un Ghetto grande particularmente aislado, estrictamente vigilado y separado de sus alrededores. También este Ghetto fue construido en una parte descuidada de la ciudad, de modo de asegurar la separación y el aislamiento de la población judía en su interior.
La situación de la ciudad de Lodz era única también en otros aspectos: Fue anexada al Tercer Reich en Octubre de 1939. Después de la anexión, aumentó la inmigración alemana a la ciudad, y aumentó también el terror brutal contra sus habitantes judíos y también polacos, que fueron cruelmente expulsados de ella. En mayo de 1940, cuando se estableció el Ghetto, las condiciones mencionadas exacerbaron su aislamiento. Había guardias apostados en gran número sobre todo el muro perimetral. La seguridad en las áreas que separaban el Ghetto de la ciudad era sumamente restrictiva, y cualquier movimiento en el área que rodeaba los límites del Ghetto hacía que los soldados, los guardias de la SS y la policía abrieran fuego en forma inmediata. Aún si algún habitante del Ghetto se las hubiera arreglado para salir, no habría tenido mucho sentido, dado que los alemanes habían obligado a los judíos a entregarles todo el dinero y los objetos de valor que poseían. Dentro de los muros del Ghetto se utilizaba un dinero del Ghetto especial, que por supuesto carecía de valor en el exterior.
Además, Lodz estaba habitada por numerosos Volksdeutsche (alemanes étnicos), cuyo trato hacia los judíos no era mejor que el de los Nazis (Ver más acerca del hambre y las condiciones de vida en el Ghetto de Lodz en la Clase 2).
Del lado ario: ocultándose y viviendo con una identidad falsa
Del lado ario: ocultándose y viviendo con una identidad falsaDurante las etapas tempranas de la Ghettoización, los judíos entraron a los Ghettos y no buscaron refugio en el exterior. Solamente en las etapas posteriores de este período, y en particular luego del comienzo del proceso de liquidación de los Ghettos, algunos trataron de abandonar el Ghetto y vivir ocultos en el lado ario de las ciudades.
La posibilidad de sobrevivir fuera del Ghetto fue variando, de acuerdo con el período del cual se tratara, y de las circunstancias locales. Para poder sobrevivir fuera del Ghetto, cada persona se enfrentaba a una serie de requerimientos: una fuente constante de dinero, conocidos no-judíos con deseo de ayudar, y un lugar donde ocultarse. Era más fácil desaparecer en el anonimato del ajetreo bullicioso de la población de una ciudad heterogénea como Varsovia que en otras más pequeñas. Por lo tanto, muchos judíos en toda Polonia que se estaban ocultando bajo identidades falsas, fueron atraídos hacia Varsovia.
Sin embargo, dado que se trataba de la ciudad capital, en la cual se concentraban muchas actividades políticas y clandestinas, la supervisión de las autoridades alemanas era particularmente estricta. Las calles rebosaban de policías uniformados secretos, y agentes de diversas clases que estaban al acecho de actividades subversivas, comercio en el mercado negro y judíos que se ocultaban.
Además, no sólo los alemanes constituían una amenaza para los judíos que se ocultaban en el lado “Ario”. Los criminales inmorales e inescrupulosos del bajo mundo se mantuvieron activos durante la ocupación. El fenómeno de los Szmalcownik era muy común. Estos eran extorsionadores e informantes que identificaban judíos ocultos del lado ario, para entregarlos a los nazis a cambio de un pago. Lo que sigue es un testimonio acerca de tales hechos:
“De repente, me di cuenta de que no estaba solo; estaba siendo seguido por un extraño. Comencé a darme prisa, pero fingiendo que no había notado que me venían siguiendo […] Oí una palabra, “¡Alto!” Lo medí con la vista, y le pregunté que deseaba y quién era. Me mostró su placa – era miembro de la Policía Criminal – y comenzó entonces el interrogatorio conocido. Me preguntó por mi tarjeta de identidad y me disparó una serie de preguntas acerca de mi dirección, mis parientes y mi trabajo. Yo tenía una respuesta preparada para cada pregunta y hasta ese momento todo parecía estar bien. Dos policías polacos aparecieron desde ningún lugar, y él les pidió que esperaran, porque quería que llevaran a un hombre arrestado a la estación de policía. La situación parecía grave. Yo fingía ignorancia – y la palabra judío, hasta ese momento, no había sido mencionada. Cuando protesté con firmeza, tomó su revolver. “¡Te enseñaremos, espía judío!” Me golpeó en la cara; obviamente había descubierto la verdad. Pasé a esperar un milagro. Todo lo que me quedaba era el soborno. Dije, “Justamente he recogido una fuerte cantidad de dinero. Tómelo y déjeme ir.” […] Saqué un rollo de billetes […] Le gustó el tamaño de aquel rollo […] “Me gustan los judíos como tú”, dijo, “generalmente los judíos regatean. Tu actitud no es para nada judía.” […] Se volvió muy amistoso; aún estaba listo para darme su número telefónico. Yo podía llamarlo cada vez que me encontrara en problemas. Le agradecí muchísimo, pero le hice una pregunta. ¿Cómo era posible detectar un sospechoso en una calle atestada de gente? La respuesta fue simple. “Antes que nada, ¡aféitate tu bigote de tipo polaco! Todos los judíos que se ocultan y tratan de pasar por polacos piensan que un bigote es la respuesta. Eso es ridículo. En segundo lugar, debes limpiar tus zapatos todos los días. Siempre puedes reconocer a los judíos por sus zapatos sucios.”
3
Aquellos que vivían abiertamente con documentación falsa, y no se ocultaban, debían cumplir con ciertas condiciones esenciales para poder sobrevivir. La más importante era tener una apariencia aria y un dominio total del idioma local. En Polonia por ejemplo, la lengua materna de muchos judíos era el Idish, y su acento Idish se hacía evidente tan pronto abrían la boca para hablar en polaco. En ciertos aspectos, era más fácil para las mujeres pasar por gentiles que para los hombres, a causa del tema de la circuncisión. Sin embargo, las mujeres eran más vulnerables a la explotación y la extorsión. A veces, para poder realizar una vida normal que no despertara sospechas, los judíos debían ser expertos en lo referente a la religión cristiana.
- Michael Zylberberg, A Warsaw Diary [Un diario de Varsovia] 1939-1945, Valentine Mitchell, London, 1969, pp. 152-153.
Los niños de la calle
Los niños de la calleEl fenómeno de los niños judíos de la calle fue uno de los aspectos más trágicos de la vida judía fuera del Ghetto. En Varsovia, y en menor medida también en Cracovia y en Lwow, los niños judíos comenzaron a emerger en las calles. Estos eran principalmente los niños de familias que se encontraron en un estado de penuria económica y se habían empobrecido, niños cuyas familias habían dejado de funcionar y que ya no eran capaces de proveer a sus necesidades. Se hizo necesario que los niños se convirtieran en una ayuda para sus familias y una ayuda para su sostén, y para mantenerla con vida. Algunos eran niños que habían sido abandonados porque no tenían a nadie que velara por ellos.
Los más osados entre ellos pasaban al lado ario, donde las posibilidades de encontrar algún alimento para comer eran mejores que entre los muros del Ghetto, donde el hambre y la inanición eran endémicas. Niños solos y en grupos, vistiendo tan sólo harapos, vagaban por las calles mendigando. Algunas veces se encontraban con personas compasivas que les daban unos trozos de pan o algún vestido en desuso, o les metían algunas monedas en la mano. Algunas veces golpeaban en la "puerta correcta" y la gente que vivía allí los hacía pasar, les daba una comida caliente y les dejaba pasar la noche baso su techo. Sin embargo, también a veces eran cazados o entregados a los alemanes. Es muy notable que tan sólo unos pocos niños de la calle se hicieran ver en las calles del lado ario de la ciudad durante la liquidación del Ghetto, pero ello se debe no solamente por la dificultad para escaparse del Ghetto, sino también porque eran muy pocos los niños que poseían la capacidad para sobrevivir en las calles de la ciudad.
Mientras los Ghettos se mantuvieron en pie, la mayoría de estos niños de la calle regresaban con lo que habían conseguido. A veces, los niños volvían al Ghetto solamente para descubrir que sus padres habían muerto durante su ausencia y que su hogar ya no existía más. Después de la liquidación de los Ghettos, en casos en los que los niños sobrevivieron, siguieron vagabundeando por las calles, sin ningún lugar al cual pudieran volver.
Jonas Turkow, que se escondió en el lado ario, describe un encuentro casual con un niño judío, que cantaba por limosnas en el tren de cercanías de Varsovia:
“Yo estaba sentado, absorto en mis pensamientos: Soy un judío del Ghetto entre no-judíos felices que no tienen preocupaciones … De pronto, se oye en el vagón del tren la voz de una chica joven cantando. La cantante, que debía tener alrededor de diez o doce años, poseía una dulce voz de contralto. Cantaba la más patriótica de las canciones patrióticas polacas, así como canciones anti-Hitler que a los polacos les gustaba escuchar. Al hacer esto, estaba arriesgando su vida. Los pasajeros polacos estaban por supuesto llenos de asombro al escuchar esas canciones contra el odiado ocupante, y de todas partes arrojaban monedas hacia la joven cantante. Cuando la joven cantante de pelo como estopa se acercó a mí, le pregunté como iban los negocios y que hacían sus padres… Un estremecimiento pasó por el cuerpo de la chica, y sus grandes ojos azules se nublaron. “Mi padre y mi madre fueron asesinados por los malditos Schwaben (alemanes). Yo me quedé sola en el mundo. Por suerte, sé cantar.” Me dirigió una sonrisa forzada… comprendí que era judía, aunque por su apariencia exterior, eso no era evidente de ninguna manera…
Un poco más tarde, le pregunté a gente que acostumbraba tomar el tren con mercaderías de contrabando si la niña encantadora con voz de contralto todavía cantaba para los pasajeros de la línea Varsovia - Praga - Radzymin - Marki. La respuesta fue muy triste. La niña había sido muerta de un tiro en Radzymin. Aparentemente, alguien le había informado a los alemanes que ella era judía.”4
- Traducido de: Jonas Turkow, The Ghetto Children – Glorious Heroes [Los niños del Ghetto – Héroes gloriosos]: 1935-1945, Akad, Tel Aviv 1982, pp. 34-35.
Mantenimiento de la conexión desde el interior del Ghetto con el exterior
Mantenimiento de la conexión desde el interior del Ghetto con el exteriorComunicación por correo y por teléfono
El servicio de correo en los Ghettos les permitía a los judíos recibir y enviar cartas y paquetes, hacia y desde lugares situados dentro de las áreas ocupadas por los nazis, así como de países neutrales. Los paquetes que venían desde el extranjero eran especialmente apreciados, porque eran una verdadera fuente de ayuda para los judíos hambrientos, y eran aguardados con mucha anticipación. Sin embargo, todas las piezas de correo debían atravesar una censura muy estricta, y en muchos casos, el destinatario del paquete o la carta era forzado a rescatarlos mediante el pago de dinero, que no tenía. En el Ghetto de Lodz, estaba prohibido recibir paquetes de cualquier tipo.
La figura siguiente muestra una familia del Ghetto leyendo una tarjeta postal recibida desde el exterior.
La expulsión de los judíos hacia los Ghettos no fue acompañada por la cancelación del servicio telefónico existente en la parte de la ciudad que había sido transformada en Ghetto. Los teléfonos jugaron con frecuencia un importante papel al permitir a la gente mantener contacto con sus conocidos polacos en el lado “Ario”, así como con judíos viviendo con identidad falsa fuera del Ghetto, o con judíos en otros Ghettos. Pero al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que los teléfonos eran muy raros, y se encontraban principalmente en industrias o en comercios, donde habitualmente las conversaciones nunca eran privadas.
Aparatos de radio en el Ghetto
Los alemanes prohibieron la posesión de aparatos de radio en el Ghetto. A pesar de ello, algunas personas o grupos en varios Ghettos podían seguir las transmisiones de radio. Leib Garfunkel, miembro del Judenrat en Kovno, escribe acerca de un edificio en el cual existía una radio improvisada:
“Luego de la visita de Irena al Ghetto, las ansias de conocer algo acerca de lo que estaba sucediendo en el mundo crecieron con rapidez, porque las noticias que aparecían en los periódicos alemanes eran por supuesto parciales y faltas de objetividad. Gradualmente, una idea osada fue concibiéndose en las mentes de varias de las figuras públicas del Ghetto – colocar un aparato de radio en un lugar seguro y secreto del Ghetto… Personas confiables comenzaron a introducir en secreto al Ghetto partes de radio que se habían arreglado para obtener de habitantes de la ciudad en distintos lugares de trabajo. Cuando todas las partes necesarias estuvieron en el Ghetto, un experto en radio que vivía en el Ghetto se encargó de armarlas. También resultaba un problema encontrar un lugar de escondite adecuado para el aparato. Luego de prolongadas negociaciones, la radio fue escondida en el sótano de la farmacia del Ghetto. La peligrosa tarea de escuchar las transmisiones de radio le fue encargada al director de la farmacia, el fallecido A. Serevnitzki, y a uno de sus asistentes. Luego de casi un año de estar desconectados del mundo, un restringido círculo de personas del Ghetto comenzó a recibir noticias transmitidas desde Londres, Moscú y Estocolmo.”
5
Dentro de este contexto se recomienda el libro y la película Jacob the Liar [Jacob el mentiroso], de Jurek Becker. Un anónimo Jacob es detenido una noche en el cuartel central de la Gestapo. Escuchando a hurtadillas, oye por casualidad un informe en la radio acerca de una victoria rusa en la guerra. Decide entonces transmitir las buenas nuevas. Para lograr que le crean, finge tener acceso a una radio oculta, estrictamente prohibida. Rápidamente, se convierte en la única fuente de esperanza, un héroe renuente, que es reverenciado por los habitantes del Ghetto y buscado por los alemanes. El hecho de que él invente las noticias, puesto que no tiene radio, ilustra la importancia de la información y el conocimiento para mantener la esperanza dentro de los muros del Ghetto.
Los Correos
“Las heroicas muchachas, Jaike, Frumke y otras – son un tema que merecería la pluma de un gran escritor. Valerosas heroínas que viajaban yendo y viniendo a las ciudades de Polonia llevando papeles Arias, haciéndose pasar por mujeres polacas o ucranianas … Cada día, haciendo frente al mayor de los peligros … Aceptaban las misiones más peligrosas y las cumplían sin la menor hesitación … Ningún obstáculo las detenía en su camino … Lo hacían simplemente, como si fuera su profesión …
6
Las “heroicas muchachas” sobre las cuales escribe Ringelblum, eran jóvenes miembros de los movimientos juveniles pioneros que comenzaron sus actividades clandestinas en diciembre de 1939, luego de la división de Polonia entre Alemania y la Unión Soviética. En realidad, ellas fueron los primeros correos que pasaron de la zona de anexión soviética a la zona de ocupación alemana, y su trabajo consistía en mantener el contacto entre las dos zonas ocupadas. Los primeros dos correos desde Vilna hacia la Varsovia ocupada fueron Frumka Plotnicka del movimiento juvenil Dror y Tosia Altman del movimiento Hashomer Hatzair. Ellas y otras como ellas, se hicieron conocidas como las kashariot (en Hebreo, mujeres correo). Debe señalarse que también hubo hombres que sirvieron como correos, aunque eran muy pocos en número, porque estaban circuncidados y podían identificarse fácilmente como judíos. Los correos hacían su recorrido entre los distintos Ghettos, asumiendo grandes riesgos, y transmitiendo las noticias acerca de la situación de las poblaciones judías en los distintos lugares. Como resultado de sus actividades, se transmitió información de un lugar a otro y se distribuyeron periódicos clandestinos. Esto era de especial importancia, dado que los judíos tenían prohibido cualquier periódico del exterior o escuchar la radio. La misión de estas kashariot tomaría una importancia crucial en la historia de los levantamientos de los Ghettos.
Muchos de los correos cayeron en manos de los alemanes y fueron asesinadas. A pesar de las dificultades y de los peligros, continuaron con sus actividades, resaltando de este modo la importancia de su trabajo.
Los correos que pasaron información entre los Ghettos jugaron un papel central en las actividades continuas de los movimientos juveniles dentro de los Ghettos, y más tarde en los actos de sublevación y en las diversas revueltas en los Ghettos. (Ver Clase 10, la Resistencia Judía).
Aislamiento durante las Deportaciones y la liquidación de los Ghettos
Junto con la implementación del asesinato sistemático, las autoridades alemanas impusieron condiciones más estrictas sobre los Ghettos. En octubre de 1941, el gobernador del Gobierno General emitió una orden sentenciando a muerte a cualquier judío que se encontrara fuera del Ghetto sin autorización. La creciente hermeticidad del encierro de los Ghettos, simbolizó la etapa final de su misma existencia y papel de centro – aunque aislado – de la vida judía.
El grado de aislamiento se hizo muy importante, especialmente con el comienzo de la implementación de la “Solución Final”. El asesinato sistemático de los judíos de Europa comenzó en junio de 1941 al comenzar la Operación Barbarossa. Entre las víctimas de la primera masacre estuvieron los judíos de Vilna, la capital de Lituania. En diciembre de ese año, una delegación conjunta de grupos juveniles partió desde Vilna hacia Varsovia para presentar un informe detallado de la masacre ocurrida en Vilna. Zivia Lubetkin, una combatiente del Ghetto de Varsovia, escribe:
“Un día, llegaron otros emisarios desde Vilna - Edek Boraks y Jayka Grossman del movimiento juvenil de izquierda Sionista Socialista, Hashomer Hatzair, Shlomo Entin del movimiento juvenil Sionista no socialista Hanoar Hatzioni, y representantes de los Revisionistas anti-socialistas. Ellos describieron con todo detalle el modo y el alcance de la destrucción.”
7
En Varsovia, los archivos de “Oneg Shabat” encabezados por Ringelblum (Ver la Clase 2) colaboraron para reunir, verificar y distribuir información acerca del asesinato y la destrucción de comunidades y Ghettos judíos. En marzo y abril de 1942 el movimiento clandestino judío de Varsovia intentó despertar a la opinión pública con respecto al exterminio en diversos lugares de Polonia. Todo el equipo del archivo se unió para el esfuerzo. El archivo Ringelblum también logró enviar información al exterior al gobierno polaco en el exilio, establecido en Londres.
En Lodz, el aislamiento extremo llevó a una situación en la cual noticias que se conocían desde hacía mucho en el resto del mundo, eran todavía un secreto celosamente guardado para los habitantes del Ghetto. Los judíos de Lodz conocían mucho menos que sus correligionarios en otros Ghettos acerca del destino de los judíos de Polonia en general, y en especial acerca de sus padres y sus niños que habían sido deportados a Chelmno y gaseados.
De este modo, el aislamiento y la reclusión impidieron a los judíos cualquier continuación posible de los lazos y las conexiones que habían tenido antes de entrar a los Ghettos, y eran uno de los medios principales que usaban los alemanes para llevar a cabo sus políticas contra ellos. Al mismo tiempo, esta clase arroja luz sobre algunos de los aspectos menos conocidos de este aislamiento, brindando una imagen y una comprensión más completas de estas facetas de la vida en los Ghettos.
Lectura recomendada:
I. Teitelbaum, A través de nuestros ojos (Yad Vashem, 2008), Cap. 7, "La vida cotidiana en los ghettos", pp. 79-93
- Traducido de: Emmanuel Ringelblum, Diary and Notes from the Warsaw Ghetto [Diario y notas del Ghetto de Varsovia], [Hebreo], Jerusalén, Yad Vashem y Ghetto Fighters House [Casa de los luchadores de los Ghettos], 1993, p. 365.
- Zivia Lubetkin, In the Days of Destruction and Revolt [En los días de destrucción y rebelión], [Hebreo] Ghetto Fighters’ House, Hakibbutz Hameuchad, Am Oved, 1981, p. 16.