En septiembre de 1943, Atenas fue ocupada por los alemanes, y en octubre, los judíos, de acuerdo a la ley instaurada por los alemanes, debían presentarse para registrarse y coser la señal de la «Estrella Amarilla» en su ropa. Tova y Aaron Cohen decidieron no seguir dichas instrucciones, abandonaron su hogar en Atenas y, con la ayuda de conocidos griegos, encontraron refugio en familias cristianas griegas: Sara, de quince años, estaba escondida con la familia Katsiyannis, Haim, de doce, estaba escondido en el Hospital Italiano que estaba dirigido por monjas, Devorá, de ocho, estaba escondida con la familia Vgenopoulos, y el más joven Shlomó, estaba escondido con la familia Strigo. Aarón y Tova se escondieron cada uno por separado con familias diferentes. Aaron era el único que sabía dónde se escondía cada miembro de la familia y logró visitar a cada uno de los hijos al menos una vez durante el periodo de ocultamiento.
Estuvieron escondidos durante unos seis meses en sus respectivos lugares hasta que los alemanes intensificaron sus esfuerzos para perseguir a los judíos escondidos. En aquel momento, Aaron decidió sacar ilegalmente a su familia de Grecia. Preparó un plan de escape, fijó fecha y hora, y cada uno de los niños salió con las mochilas de la escuela a sus espaldas, hasta llegar a un punto de encuentro. Llegaron a la orilla del mar y esperaron en una pequeña iglesia el barco que se suponía que los llevaría a Turquía, pero dicho barco no llegó. Desesperados, los seis miembros de la familia se dirigieron a la casa de la familia Takaronis.
Cerca de la Pésaj (Pascua judía) de 1944, Aarón decidió intentar escapar nuevamente a través de la isla de Evia frente a la costa de la Grecia continental. Esta vez decidió llevarse también a sus sobrinos: los tres hijos de su hermano.
Antes de la fuga, Tova compró un abrigo grande y le cosió monedas de oro en lugar de botones, para que pudieran pagar la asistencia en el camino. La familia se unió a un grupo de otros treinta judíos que subieron las colinas de la isla para llegar a la orilla. Durante muchos días, el grupo vagó por las montañas asistido por partisanos griegos, evitando las patrullas alemanas. Durante las frías noches de la montaña, los niños se acurrucaban bajo el abrigo, protegiéndose de las bajas temperaturas. Finalmente llegaron a la orilla y abordaron un barco de pesca cuando los partisanos dieron la señal, rezando para que no fueran interceptados por una patrulla alemana, se dirigieron a Turquía.
Su suerte continuó y lograron llegar a Turquía. Después de un breve respiro en Esmirna, se dirigieron a la tierra de Israel (Mandato Británico de Palestina) a través de Siria.
Las vidas de los nueve miembros de la familia Cohen se salvaron en gran parte gracias a las valientes acciones de varias familias griegas no judías.
Este abrigo fue donado a Yad Vashem junto con una carta en la que reza el siguiente testimonio:
«Este abrigo […] nos protegió del frío en las montañas de la isla de Evia, Grecia, donde nos escondimos de los alemanes en cuevas y otros refugios. Por la noche, los cuatro nos acurrucamos juntos bajo el abrigo cubriéndonos como si fuese una manta, protegiéndonos del frío y la lluvia. El abrigo permanece como recuerdo de aquellos días oscuros. Cuando comenzó la campaña de Yad Vashem para preservar tales objetos, nuestra familia decidió donar el abrigo en memoria de nuestras tías y tíos que fueron asesinados en el Holocausto, la familia Cohen (y Pipeno Filosof)».
El 12 de agosto de 2001, Yad Vashem reconoció a Costas y Popi Mavrogenis, Athanasios y Adriana Katsiyannis, Panos Zolampolos y Stasa Takaroni y su hijo, Panos Takaronis, como Justos de las Naciones. El 6 de enero de 2002, Yad Vashem reconoció a Solon y Eleftheria-Loulou Vgenopoulos como Justos de las Naciones.