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El espíritu humano bajo el espectro de la Shoá

A la vez que luchaban para sobrevivir a los horrores del Holocausto, algunos judíos arriesgaron sus vidas por causas mayores, incluidas la ayuda a otros, la educación de sus hijos, el mantener tradiciones y valores religiosos, documentar su vida en los guetos y los campos.
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Durante la guerra, el judaísmo europeo se encontró sumido en una lucha constante por la supervivencia. Sin embargo, incluso bajo las terribles condiciones imperantes, hubo aquellos que actuaron en áreas que van más allá de las meras necesidades de la existencia humana y arriesgaron sus vidas, deliberada e intencionalmente, en pro de valores elevados, entre ellos educando a sus hijos, manteniendo valores religiosos y tradicionales y llevando a cabo actividades culturales.

Lamentablemente, no todos sobrevivieron el infierno del Holocausto, pero sus acciones atestiguan la vitalidad del espíritu humano. Uno de los fenómenos que demuestran el intento de supervivencia espiritual es el esfuerzo realizado por judíos para documentar la vida en los guetos y los campos. Artistas e intelectuales, niños y gente común escribieron y dibujaron con el propósito de registrar el terror y la crisis que imperaban en la sociedad judía. Estas actividades no sólo permitieron a muchos elevarse por encima de las humillaciones y los maltratos, sino que en algunas ocasiones alertaron al mundo libre sobre la realidad en la que estaban inmersos. Incluso en los campos, se encontraron evidencias de las actividades a través de las que los prisioneros pudieron, aunque más no fuera en su imaginación, trascender las barreras de su situación y del ambiente que los rodeaba. Si bien sólo unos pocos tomaron parte en esas actividades, su importancia radica no en su cantidad, sino en la presencia de ánimo necesaria para su realización dentro de una realidad de humillación y persecución.

A pesar de la realidad de depredación que debieron soportar los judíos de Europa, muchos se movilizaron para asistir a los más débiles, estableciendo organizaciones de ayuda mutua y asistencia social. En los campos, ayudar al prójimo se convirtió muchas veces en un asunto de vida o muerte, acompañado de dilemas morales preñados de dificultades. Al ayudar a otro, ya sea con comida, ropa o trabajo, el individuo arriesgaba sus propias posibilidades de supervivencia. Sin embargo, muchos se pusieron en grave peligro para salvar otras vidas. Por ejemplo los partisanos judíos, que rescataron a no combatientes, mujeres y ancianos, y aquellos que trataron de proteger a los niños y su mundo particular.