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Hacia fines de 1941 y principios de 1942 los alemanes dieron comienzo a las deportaciones de judíos de Europa central y occidental a los campos de exterminio. Estas eran dirigidas por el Departamento de Asuntos judíos de las SS, a cargo de Adolf Eichmann. Las operaciones de expulsión eran semejantes en casi todos los países y se basaban en el engaño de las víctimas. Por lo común las expulsiones se realizaban a través de campos de tránsito y su ejecución hasta llegar a éstos estaba a cargo de las policías locales, por ejemplo la belga, holandesa o francesa.
En los países occidentales los alemanes actuaron con cautela cuando se abocaron a la ejecución de su política antijudía, utilizando ardides y subterfugios para ello. Allí no siempre era fácil descubrir quiénes eran judíos, que por lo común se parecían al resto de la población en su aspecto exterior y estilo de vida. En algunos países se consideraba a la política nazi antijudía como parte de la política de ocupación del invasor, lo que provocaba rechazo, y en unos casos se evidenciaron sentimientos de identificación con los judíos perseguidos.
Alemania
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939 sólo quedaba la mitad del medio millón de judíos que habitaban el país en 1933, la mayoría de ellos personas mayores. La mayor parte de las organizaciones judías de Alemania habían sido clausuradas después de la Noche de los Cristales Rotos de tal modo que la infraestructura comunitaria, social y cultural que contribuyó a la supervivencia de los judíos fue prácticamente liquidada. Los judíos alemanes se vieron reducidos a la miseria y muchos tuvieron que abandonar sus hogares y concentrarse en “casas de judíos.” Ya en 1940 fueron expulsados miles de judíos alemanes a Polonia y Francia. En septiembre de 1941 se impuso la obligación de usar el distintivo de la estrella de David amarilla, y comenzó la deportación a los guetos y los campos de muerte del este. Al finalizar la guerra sobrevivieron 34.000 judíos alemanes en el ámbito del dominio nazi durante la guerra.
Francia
El gobierno de Vichy, establecido en el sur de Francia después de la derrota de junio de 1940, era de hecho un satélite de Alemania. Sin que lo precediera una exigencia alemana, este gobierno decretó primero en octubre de 1940 y por segunda vez en junio de 1941 un “Estatuto de judíos”, que definía quien era considerado judío y cuya consecuencia fue el aislamiento de los mismos de la sociedad francesa, perjuicios económicos graves hasta el punto de la privación del sustento, su registro en la policía y el encarcelamiento de muchos.
En julio de 1941, luego de ser decretado el segundo "Estatuto de judíos", se dio comienzo a una confiscación masiva de bienes judíos, entre éstos negocios y propiedades.
Durante toda la guerra existió en Francia un gobierno cuyo aparato burocrático tenía jurisdicción sobre todo el territorio del país. Esta situación no se alteró después de que Alemania ocupó el resto del territorio en noviembre de 1942. Cuando comenzaron las deportaciones a los campos de exterminio las autoridades francesas colaboraron activamente con los alemanes.
En abril de 1942 fue designado primer ministro Pierre Laval, que abogaba por un acercamiento mayor aún a Alemania. En mayo de ese año fue nombrado Louis Pasquier de Pellepoix jefe del “Comisariado General de Asuntos Judíos”, que jugó un papel importante en la deportación de los judíos de Francia. Entre 1942 y el verano de 1944 fueron expulsados a Auschwitz cerca de 76.000 judíos de los 330.000 que residían en Francia.
Bélgica
En julio de 1942 se inició la concentración de judíos en el campo de tránsito de Mechelen (Malines). Al principio fueron enviados al campo aquellos que eran considerados “elementos asociales” y los judíos extranjeros, que fueron deportados en agosto a Auschwitz. La deportación de judíos ciudadanos belgas fue interrumpida gracias a la intervención de la reina madre Elisabeth y el cardenal van Roey, pero esos eran una minoría entre los residentes en el país, y la petición dejaba librados a su suerte al resto. Las deportaciones continuaron aún después de la invasión aliada a Europa occidental de junio de 1944.
En el último transporte que partió en julio de 1944 se encontraba el pintor nacido en Alemania Felix Nussbaum.
29.000 judíos residentes en Bélgica fueron asesinados de un total de 65.000.
Holanda
A fines de 1941 las autoridades alemanas comunicaron al Consejo judío (Joodse Raad) el establecimiento de campos de trabajo para judíos. El propósito real de esta medida era preparar la deportación a los campos de exterminio.
Hasta la primavera de 1942 miles de judíos fueron encerrrados en esos supuestos campos de trabajo. En enero de ese año ya había comenzado la expulsión de los judíos de sus lugares de residencia, en especial de la zona costera y Ámsterdam, al campo de tránsito de Westerbork y a un nuevo campo adyacente al poblado de Vught.
En junio de 1942 comenzó la deportación de Westerbork a Auschwitz con la excusa de que los trenes partían a campos de trabajo en Alemania.
La mayoría de los funcionarios municipales, obreros y empleados ferroviarios y la policía holandesa tomaron parte en la deportación de judíos. El último tren de expulsados partió en setiembre de 1944 a Auschwitz con 1.019 judíos a bordo.
En total, de los 140.000 judíos residentes en Holanda al producirse la invasión alemana, 107.000 fueron asesinados – alrededor del 80%.
Italia
Italia capituló en septiembre de 1943. Como consecuencia de ello Alemania ocupó la parte norte del país y los judíos residentes en esa zona se vieron expuestos a la política de deportación y exterminio. Entre septiembre de 1943 y enero de 1944 por lo menos 3.110 judíos fueron enviados a Auschwitz. 2.224 murieron en el campo. 4.056 más fueron deportados entre febrero y diciembre de 1944. Hasta el fin de la guerra de los 44.500 judíos que se encontraban en Italia desde su comienzo, 12.000 fueron asesinados.
Dinamarca
Cuando los alemanes invadieron Dinamarca en abril de 1940 vivían en ese país alrededor de 8.000 judíos; unos 1.500 eran inmigrantes extranjeros que no poseían ciudadanía danesa. Los alemanes postergaron la implementación de la Solución final en Dinamarca, tanto para conservar sus relaciones con el gobierno danés, como debido al número pequeño de judíos que vivían en el país. El 1 de octubre de 1943 los alemanes comenzaron a arrestar judíos. Numerosos daneses, de todos los sectores de la sociedad, comenzaron a ayudar a los judíos a esconderse y a escapar en barcos a Suecia. Durante tres semanas cerca de 7.200 fueron transportados a este país. Alrededor de 500 fueron capturados y deportados a Theresienstadt. Gracias a las presiones ejercidas por el gobierno danés los judíos de Dinamarca no fueron deportados de Theresienstadt a Auschwitz, y fueron devueltos a su país antes del final de la guerra. La resistencia de los daneses a la discriminación y el confinamiento de los judíos, su rescate por medio del contrabando a Suecia y la protección de los deportados a Theresienstadt, son todas expresiones de una responsabilidad moral y cívica excepcional durante el Holocausto.