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Rumanía fue aliada de Alemania durante la guerra. Antes de la misma, vivían en el país 757.000 judíos. El antisemitismo rumano se caracterizó por su virulencia y extremismo que se agudizaron en la época de entreguerras.
Durante el ataque alemán a la Unión Soviética en el verano de 1941, fueron masacrados alrededor de 15.000 judíos de la ciudad de Iasi por soldados, policías y civiles rumanos. El dictador Antonescu ordenó el asesinato de los judíos de Besarabia y Bucovina en la Rumanía septentrional. Las matanzas fueron llevadas a cabo por el ejército, la gendarmería y la población local con la colaboración del ejército alemán y miembros del Einsatzgruppe D. Los judíos sobrevivientes fueron deportados a la región de Transnistria, comprendida entre los ríos Dniéster y Bug, que Hitler había cedido a Rumanía. Allí continuaron las matanzas, qué junto a las privaciones, el frío y las enfermedades causaron la muerte de 150.000 judíos.
Posteriormente, cuando su gobierno comprendió que la guerra estaba perdida y después de recibir advertencias inequívocas de parte de los Aliados, Rumanía puso fin a las matanzas de judíos.
En total, fueron asesinados en las zonas bajo dominio rumano alrededor de 400.000 judíos, incluidos los de Transnistria.