Domingo a jueves: 9:00 - 17:00.
Viernes y vísperas de fiestas: 9:00 - 14:00.
Yad Vashem está cerrado los sábados y días festivos judíos.
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«El destino nos ha separado... Sin embargo, ese mismo destino también ha querido que durante los años de mayor miseria de nuestro pueblo, tu madre esté cumpliendo una misión para aliviar este terrible sufrimiento. Si sobrevivo a este difícil período, creo que seré capaz de decir que no he vivido en vano. En este espíritu debes soportar esta separación, ya que el destino compartido del pueblo judío está por encima de cualquier dolor personal».
Extracto de una carta escrita por Gisi Fleischmann a su hija Aliza en Eretz Israel (Palestina), 6 de Septiembre de 1942 1
Gisi Fleischmann, de Bratislava, Eslovaquia, tenía unos cuarenta años durante el Holocausto. Sus dos hijas habían emigrado a Eretz Israel (Palestina) antes de la guerra. Durante años, estuvo involucrada en el servicio público en las áreas de bienestar, educación, ajshara (formación) juvenil y emigración judía, y participó activamente en la Organización Mundial de Mujeres Sionistas (WIZO) y el Comité de Distribución Conjunta (Joint).
A principios de 1942, cuando Fleischmann y sus colegas se enteraron del plan para deportar a los judíos de Eslovaquia, las personalidades judías en Bratislava formaron una organización clandestina conocida como «el Grupo de Trabajo». Gracias a las habilidades organizativas de Fleischmann y a sus contactos con varios funcionarios de la administración eslovaca, fue elegida por sus compañeros para dirigir el Grupo, junto con el rabino Michael Dov Weissmandel. Ella era la única mujer en un grupo de hombres. En la primavera de 1942, junto a sus camaradas tomaron medidas para detener las deportaciones de judíos desde Eslovaquia a Polonia. Además de su participación en operaciones de ayuda y rescate, Fleischmann también trabajó para alertar al mundo libre detener la deportación de los judíos de Eslovaquia a Polonia.
Junto a los miembros del Grupo de Trabajo, Fleischmann fue uno de los muchos judíos que arriesgaron sus vidas para salvar a otros judíos que vivían bajo el régimen nazi, el cual tenía como objetivo y actuó para aniquilar a los judíos del mundo como parte de la «solución final». La Alemania nazi fue ayudada por colaboradores de las naciones ocupadas qué desempeñaron un papel activo en la persecución, y en ocasiones incluso en el asesinato de judíos. En una realidad en la que cada judío estaba en peligro, era natural que las personas se concentrasen en tratar de salvarse a sí mismas, a sus familias y a sus amigos. A pesar de que el pueblo judío había internalizado el principio de las generaciones anteriores por el que «todos los judíos son responsables unos de otros», no se puede dar por sentado la elección de arriesgar la vida de uno por los demás. Los judíos que intentaron salvar a otros judíos corrieron un doble riesgo, ya que ellos mismos también fueron perseguidos bajo la política asesina de la Alemania nazi. A menudo salvaron incondicionalmente a otros judíos que ni siquiera conocían, y por nada tangible a cambio. Las principales motivaciones para su actividad fueron su percepción precisa de la realidad, su conciencia del destino que les esperaba a todos los judíos y su profundo compromiso con la solidaridad judía.
Las personas llevaron a cabo iniciativas de rescate por su cuenta o como parte de movimientos clandestinos y diversas instituciones judías. Dichas operaciones de rescate tuvieron lugar tanto en aquellos países donde los judíos fueron perseguidos, como en los países a los que huyeron. Varios intentos de rescate incluyeron cruzar clandestinamente fronteras, preparar y hacer circular documentos falsos, ayudar a los judíos a emigrar u ocultarse, y establecer instituciones de ayuda y bienestar para el beneficio de todos los judíos perseguidos. En Francia, la Sociedad de Ayuda Infantil (OSE Œuvre de Secours aux Enfants) reubicó a niños judíos y adultos de campos de internamiento y los escondió en instituciones para niños y hogares privados. Diversas organizaciones y marcos en los que participaron los jóvenes, como los grupos juveniles sionistas y los Scouts, ayudaron a ocultar a los niños y los condujeron a cruzar la frontera con Suiza y España. Después de que la Alemania nazi ocupara Hungría en 1944, los grupos juveniles judíos locales pasaron clandestinamente a través de la frontera con Rumania, elaboraron papeles falsos que salvaron vidas y ayudaron a niños en orfanatos que encontraron en Budapest. Zerach Warhaftig trabajó para salvar a los estudiantes de la yeshiva (institución religiosa masculina) en Lituania, mientras que Hennie y Yehoshua Birnbaum trabajaron para salvar a los huérfanos judíos en los Países Bajos, primero en el campo de tránsito de Westerbork y luego en Bergen-Belsen, a donde fueron deportados. En Rumania, el liderazgo judío bajo el Dr. Wilhelm Filderman, que fue deportado a Transnistria, ayudó enviando comida e incluso rescatando a algunas personas. Las organizaciones judías que operan en la Suiza neutral también tomaron medidas para introducir clandestinamente a judíos en el país. Cuando huyó al bosque, Tuvia Bielski decidió formar una unidad partisana de familias, incluyendo niños, mujeres y ancianos. La visión y la misión del grupo que fundó fue que salvar vidas supera todas las demás consideraciones. Es mejor salvar a un solo judío, dijo, que matar a veinte alemanes.
Estos ejemplos son sólo una pequeña parte de los intentos judíos de ayudar y rescatar a otros judíos, pero indican la extensión y el alcance de los esfuerzos de rescate. Sin embargo, no toda tentativa de salvación fue efectiva, y aunque los judíos hicieron numerosos intentos de rescatar a otros judíos, hacerlo con éxito fue casi imposible bajo la política asesina sistemática de la Alemania nazi. La gran mayoría de los judíos que vivieron bajo la ocupación nazi alemana fueron asesinados en el Holocausto. Shmuel Oswald Rufeisen envió información a los residentes judíos del gueto de Mir, en Bielorrusia y los ayudó a huir al bosque, pero sólo unos pocos judíos que escaparon del gueto sobrevivieron. Muchas otras acciones de rescate de judíos no fueron documentadas o preservadas debido a su naturaleza clandestina o porque sus participantes fueron asesinados.
Muchas de las iniciativas de rescate judías tienen una gran deuda con la ayuda proporcionada por no judíos, incluyendo aquellos que luego fueron reconocidos como Justos de las Naciones. El coraje de individuos y grupos, tanto judíos como no judíos, durante el Holocausto muestra que la solidaridad se mantuvo en una época de peligro existencial y que se respetaron los valores humanos y morales, incluida la voluntad y la obligación de ayudar al prójimo. Los rescatistas judíos enfrentaron dificultades y dilemas frecuentes, pese a ello, decidieron actuar en nombre de sus semejantes judíos. Le corresponde al pueblo judío y al mundo, recordar y aprender de estos hechos asombrosos.
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