Domingo a jueves: 9:00 - 17:00.
Viernes y vísperas de fiestas: 9:00 - 14:00.
Yad Vashem está cerrado los sábados y días festivos judíos.
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Judith Sohlberg, la hija de Rosette y Joseph van Dijk, nació en Ámsterdam en 1935. Joseph era abogado y activo en la comunidad judía. Después de la ocupación de los Países Bajos por Alemania en 1940, Judith se vio obligada a portar la Estrella Amarilla. Su padre, que hablaba alemán, trató de liberar a los judíos arrestados.
En 1943, tres alemanes tocaron el timbre y dijeron a la familia: «Estén listos en cinco minutos». Rosette vistió a Judith y a su hermana mayor Elisabeth con varias capas de ropa y llevaron a la familia al teatro en Ámsterdam, donde estaban reunidos los judíos. Los miembros de la resistencia sacarían a escondidas a los niños del teatro, pero Judith y Elisabeth se negaron a irse para no distanciarse de sus padres.
En septiembre de 1943, en la víspera de Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, Judith y su familia fueron deportados al campo de tránsito de Westerbork. Los hombres y las mujeres fueron separados unos de otros y enviados a dormir en grandes salas. Todos los martes, las deportaciones salían desde Westerbork hacia el este. Antes de cada deportación, reinaba en el campo una atmósfera de miedo a la muerte. En una de las deportaciones, el abuelo de Judith fue enviado al campo de Auschwitz y allí fue asesinado. Judith y el resto de su familia fueron enviados al campo de Bergen-Belsen. Al bajarse del tren, escuchó gritos de «¡Raus! (¡Fuera!)» y vio alemanes con látigos y perros. Durante horas, Judith y los miembros de su familia permanecieron en formación, día tras día, en la nieve y el frío glacial. Debido a las condiciones, la abuela y el abuelo de Judith, el rabino Simon de Vries, murieron en Bergen-Belsen.
Su madre, Rosette, sabía alemán y, por lo tanto, fue llevada a trabajar en las oficinas alemanas. Robaba cortezas de pan quemadas y se las llevaba en secreto a sus hijas. Los adultos mantenían a los niños ocupados de forma encubierta. Judith estudiaba aritmética y borbado, junto a su hermana Elisabeth bordaron una cubierta de jalá para Shabat, la decoraron con una inscripción en hebreo y guardaron pan seco en ella. En Pésaj, los prisioneros horneaban un pan parecido a la matzá. Uno de los tíos escribió una Hagadá de memoria y los miembros de la familia la leyeron. En el campo, los alemanes separaron a hombres y mujeres. Cuando se permitía que los miembros de la familia se reunieran, Judith iba a la cabaña de su padre, y allí, a pedido de él, caminaba entre los enfermos que estaban acostados en la cama, les sonreía y los animaba a ponerse de pie, porque su padre le decía que quien no se levantara, no quedaría con vida.
En abril de 1945, los miembros de la familia fueron subidos a un tren que viajaba sin destino, entre los frentes adyacentes occidental y oriental. Muchos de los prisioneros murieron en el tren. En una de las paradas, Judith y su hermana saltaron sobre los cadáveres para llegar a la puerta del vagón, tomaron un saco de patatas y lo introdujeron. "Aquellas patatas salvaron a mucha gente en el tren", dijo Judith. Dos semanas después, el Ejército Rojo liberó a los prisioneros del tren cerca de la localidad de Tröbitz.
Judith llegó a Suiza y allí conoció a Saúl, un compañero que había estado escondido con campesinos cristianos en los Países Bajos. Más tarde, los dos contrajeron matrimonio y emigraron a Israel en 1959.
Judith y Saul tienen cuatro hijos, 24 nietos y 33 bisnietos.
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