Tres personalidades importantes condujeron una operación de rescate en Asís: el Monseñor Giuseppe Nicolini, obispo de Asís, el padre franciscano Aldo Brunacci, jefe del Comité de Asistencia y canónigo de la Catedral de San Rufino, y el padre Rufino Nicacci, el sacerdote franciscano que fue padre guardián del convento de San Damián. La ciudad de Asís se llenó de refugiados que huían de los bombardeos en las ciudades, entre ellos varias familias judías italianas, incluidos los Viterbi, Baruh, Gelb, Kropf, Fano, Provenzal, Corinaldi, Angeli y Rieti, así como otros judíos extranjeros. Se vestían como monjes, mientras esperaban los documentos falsos, y se instruía a las mujeres para que se comportaran como cristianas piadosas.
Una de las supervivientes, Lea Halevy (apellidada de soltera Baruh) de Fiume (actualmente Rjeka), llegó a Asís procedente de Trieste, en diciembre de 1943, junto con sus padres, Marco y Hermina Baruch, y sus hermanas Mira y Hella. Todos encontraron refugio en el monasterio de la Santa Croce y más tarde en otro convento. Recibieron documentos falsos con el apellido de Bartoli y fueron registrados como refugiados del sur de Italia. Mira Baruh fue invitada a menudo a la enorme biblioteca de Brunacci, donde también le enseñaron latín, lo que le permitió reanudar sus estudios después de la guerra sin dificultad. El padre Brunacci fue arrestado por orden del gobernador de la región de Perugia, Rocchi, quien sospechaba que estaba involucrado en las actividades de rescate. El 15 de mayo de 1944, policías lo arrestaron en su domicilio. En aquel momento, el Prof. Viterbi de Padua se escondía allí junto con sus dos hijas, y no fueron descubiertas.
Aldo Brunacci fue liberado por intervención del obispo de Asís, pero se vio obligado a abandonar la ciudad. El 16 de junio de 1944, Asís fue liberada.
El 6 de diciembre de 1977, Yad Vashem reconoció al padre Aldo Brunacci como Justo de las Naciones.
