Domingo a jueves: 9:00 - 17:00.
Viernes y vísperas de fiestas: 9:00 - 14:00.
Yad Vashem está cerrado los sábados y días festivos judíos.
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“El mejor ejemplo de ello son nuestros protectores, que nos han ayudado hasta ahora a sobrellevar nuestra situación, y según espero, nos conducirán a buen puerto; de lo contrario, correrán la misma suerte de aquellos que pretenden ayudar. Jamás les hemos oído hacer alusión a la molestia que seguramente les ocasionamos. Ninguno de ellos se ha quejado jamás de la carga que representamos. Todos suben diariamente a visitarnos y hablar de negocios y política con los hombres, de comida y de los pesares de la guerra con las mujeres, y de libros y periódicos con los niños. En lo posible ponen buena cara, nos traen flores y regalos en los días de fiesta o cuando celebramos algún cumpleaños, y están siempre a nuestra disposición. Esto es algo que nunca debemos olvidar: mientras otros muestran su heroísmo en la guerra o frente a los alemanes, nuestros protectores lo hacen con su buen ánimo y el cariño que nos demuestran.”
Del “Diario de Ana Frank”, 28 de enero de 1944
Miep Gies nació en Viena, Austria, en 1909. Sus padres le dieron el nombre Hermine Santrouschitz. En 1920, sufriendo de desnutrición y mala salud, Miep fue recogida por un grupo de familias holandesas que ayudaban a niños austriacos a sobreponerse a los sufrimientos de la Primera Guerra Mundial. Miep originalmente fue a los Países Bajos por un periodo de tres meses, y fue adoptada temporalmente por una pareja que ya tenía cinco hijos. Después de cinco años, la familia de Miep y sus padres adoptivos decidieron que lo mejor para ella sería que se quedara en Ámsterdam. Miep se casó con su novio Jan Gies en 1941 y se convirtió en ciudadana holandesa.
Desde 1933 trabajó con Otto Frank. Cuando los familias Frank y van Pels (los van Daans en el diario de Ana Frank) se escondieron en el ático de un viejo edificio en Prinsengracht 263, Ámsterdam, Miep se encargaba cada mañana de recoger su lista de pedidos, conseguir los objetos solicitados y llevarlos clandestinamente durante su hora de almuerzo. Hacía las compras en la vecindad y junto a la comida, llevaba apoyo moral a las ocho personas que vivían en el ”anexo”.
Jan fue un miembro activo de la resistencia desde principios de 1943. Subía al escondite cada día después del almuerzo para informar de las noticias más recientes y traer cuanto cigarrillo conseguía comprar en el mercado negro. Cada semana escogía libros para los judíos escondidos de la biblioteca privada de un amigo.
Jan y Miep alquilaron un cuarto en la casa de una mujer judía cuyo esposo vivía en Inglaterra. Cuando esta se vio obligada a esconderse, Jan y Miep vivieron solos por un tiempo en la casa. Una noche trajeron a los nietos de la dueña porque sus padres habían sido capturados. La pareja cuidó a los niños por la noche y a la mañana siguiente estableció contacto con una organización estudiantil que llevó a los niños a un escondite fuera de la ciudad.
En octubre de 1944, después de que los alemanes decubrieron el escondite y arrestaron a los judíos, un representante de la compañía de Otto Frank envió a Miep con la misión de ofrecer dinero a cambio de la liberación de los ocho judíos. Esta fue a la jefatura alemana y habló con el hombre que había estado a cargo del registro del escondite, el cual le dijo que no podía ayudarle. Miep no se dejó convencer y subió a hablar con uno de los superiores. Tocó la puerta y simplemente entró. Cuando la puerta se abrió, preguntó: “¿Quién es el encargado aquí?” Uno de los alemanes se puso de pie, maldijo, y la hechó de la oficina. Sin haber podido cumplir con su misión, Miep regresó a Prinsengracht 263 con el alma partida. Aunque estaba prohibido entrar al escondite, Miep recolectó cuidadosamente los diarios de Ana Frank y las páginas sueltas dispersas por todo el escondite. Después guardó esas hojas en la gaveta de su escritorio.
Otto Frank sobrevivió la guerra. Su esposa y sus hijas murieron. Miep entregó el diario de Ana a Otto diciéndole: “este es el legado de tu hija”
Después de la guerra el padre de Ana Frank, Otto, volvió a casarse. Alfreda, su segunda esposa, llenó las Hojas de Testimonio en recuerdo de Ana, su madre y hermana.
El 8 de marzo, de 1972, Yad Vashem reconoció a Jan Augustus Gies y su esposa, Hermine (Miep) Gies-Santrouschitz, como Justos de las Naciones.
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