Domingo a jueves: 9:00 - 17:00.
Viernes y vísperas de fiestas: 9:00 - 14:00.
Yad Vashem está cerrado los sábados y días festivos judíos.
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Ennio Ascarelli, médico judío, vivía en Roma con su esposa, Guglielmina (apellido de soltera Spierer), y su único hijo, Paolo (n. 1936). Aunque la vida de los judíos italianos se vio gravemente afectada por la introducción de las leyes raciales en 1938, no fue hasta la ocupación alemana de Italia en septiembre de 1943 que estuvieron en peligro de muerte. Poco después de la ocupación, se produjo una oleada de detenciones y, a finales de octubre, ya habían salido varios transportes de Italia con destino a Auschwitz.
Como muchos otros, el Dr. Ascarelli se dio cuenta de que él y su familia tendrían que esconderse para poder sobrevivir. Se dirigió a Claudio Serra, paciente suyo y buen amigo, y le pidió ayuda. La primera prioridad de los Ascarelli era encontrar un refugio para Paolo, de 7 años. Claudio Serra los refirió a su hermano Fernando Serra, quien accedió a ayudar.
Fernando Serra había estado sirviendo como Cónsul honorario de España en Roma desde 1937. Aunque ostentaba este título, no tenía inmunidad diplomática, lo que hizo que su participación en el rescate de un niño judío fuera extremadamente peligrosa. Sin embargo, él y su esposa Eugenia acogieron a Paolo y lo trataron como parte de la familia. Serra se arriesgó aún más al conseguir un pasaporte falsificado para Paolo con el nombre de Pablo Serra, lo que le permitió a Paolo salir ocasionalmente de la residencia de los Serra, sin temor a ser detenido de inmediato como judío. Habiendo confiado Paolo a los Serra, los Ascarelli se escondieron en varios lugares.
Guglielmina se arriesgó a visitar a su hijo en casa de los Serra tan a menudo como podía. El Dr. Ascarelli nunca la acompañó, temeroso de ser reconocido por alguno de sus pacientes u otras personas en las calles de Roma. «Pablito», como lo llegaron a llamar los Serra, permaneció con sus rescatadores hasta la liberación. Siempre recordó los años de la guerra como un período de miedo constante, pero todavía recuerda sobre el tiempo que pasó con los Serra con gran calidez y cariño. Mantiene un estrecho contacto con Mirella Serra, hija de Fernando y Eugenia, hasta el día de hoy.
El 28 de mayo de 2013, Yad Vashem reconoció a Fernando Serra y Eugenia Cutelli como Justos de las Naciones.
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