En 1913, el Dr. Leopold Rothschild se mudó desde Halberstadt a Dinslaken, Alemania con su familia, para dirigir el orfanato judío del lugar. El hijo de Leopold, Pinhas, tenía seis años en aquel momento.
«Éramos una especie de gran familia. Vivíamos juntos con todos los niños del orfanato», recordó más tarde el Dr. Pinhas Rothschild.
Todas las mañanas se organizaban rezos, a los que asistían los niños, sus educadores y otros judíos de la ciudad. Leopold enseñaba Talmud, y los niños de fuera del orfanato también participaban en estas clases. El orfanato se convirtió en un centro religioso y espiritual. Había un gran patio, jardín y huerto detrás del edificio, y los niños de Dinslaken iban allí para aprender y jugar.
La crisis económica de finales de la década de 1920 y el ascenso al poder de los nazis provocaron una afluencia de niños que no eran huérfanos, pero cuyos padres atravesaban dificultades personales o económicas. En 1934, Baruh-Benno Tor (Turteltaub), de 8 años, llegó al orfanato junto con sus dos hermanos, Yosef y Meir-Max. Su madre Lea había sido hospitalizada y su padre Yitzhak permanecía en su casa en Dortmund con la hermana mayor de Baruh, Rozi. Baruh recuerda que el orfanato de Dinslaken era un lugar cálido y hogareño donde se trataba bien a los niños.
Yitzhak S. Herz, maestro del orfanato y su director desde septiembre de 1938, documentó los hechos de aquel período y describió con gran detalle los eventos ocurridos el 10 de noviembre. Aquel día 32 niños se alojaban en el orfanato.
En la mañana del 10 de noviembre de 1938, un policía y dos agentes de la Gestapo llegaron al lugar en busca de artículos de valor. El policía le contó a Herz sobre los disturbios en la ciudad, y uno de los hombres de la Gestapo ordenó a Herz que se asegurara de que nadie saliera antes de las diez de la mañana.
A las nueve y media de la mañana, unos cincuenta violentos llegaron al orfanato y comenzaron a destrozarlo. Rompieron las ventanas, volcaron los muebles, y esparcieron y saquearon los libros y las pertenencias personales en todo el complejo. Herz les gritó a los niños que corrieran afuera y pidió ayuda a la policía local contra los agresores. El capitán de la policía de Dinslaken le informó:
«¡Los judíos no reciben protección de nosotros! ¡Desalojen la zona junto con sus hijos lo antes posible!» «Los niños huyeron del orfanato sin gorros ni abrigos», escribió Herz.
El número de vándalos se elevó a cientos. Aquella misma mañana, la sinagoga de Dinslaken y las casas judías fueron incendiadas.
Baruh Tor, que tenía 12 años en aquel momento, relata:
«Acabábamos de terminar los rezos de la mañana cuando escuchamos fuertes ruidos y gritos. Salimos corriendo al patio. Escuchamos el sonido de cosas rompiéndose. Escuchamos con dolor. Estaba lloviendo. Nos quedamos allí, temblando [...] por la tarde, nos llevaron a una finca y nos metieron en un establo abandonado con paja en el medio […] Improvisaron algo para comer […] estuvimos allí unos días […] dormimos sobre la paja».
Después de ser desalojado brutalmente de su casa y liderado en una procesión humillante por las calles de la ciudad, Herz logró trasladar a los niños a Colonia, y desde allí dispuso su emigración a Bélgica y Holanda. El propio Herz salió de Alemania a finales de julio de 1939 y llegó a Belfast (Irlanda del Norte). En 1940 fue enviado a Australia y se alistó en el Ejército australiano en 1942. Baruh Tor llegó a Holanda en enero de 1939 junto con su hermano Meir-Max. Su hermano mayor, Yosef, estaba estudiando en una yeshivá (academia de estudios religiosos judíos) en Frankfurt. Baruh fue el único miembro de su familia que sobrevivió al Holocausto. Sus padres, hermana y hermanos fueron asesinados.
Hasta donde se conoce, aproximadamente la mitad de los niños que vivían en el orfanato en durante el pogromo del 9 y 10 de noviembre de 1938 (Kristallnacht - Noche de los cristales rotos) sobrevivieron.