Suzanne Marburger, nació en Berlín, y cuando tenía solo dieciséis años llegó a este hogar de niños, tras muchos años vagando. Allí, se convirtió en instructora y luego aprovechó su paso por las «Exploradoras Israelitas» en Toulouse, para poner en práctica ciertos preceptos de los scout que apreciaba:
«Yo estaba a cargo de organizar actividades para los niños, como lo hacía en el movimiento scout. Cada semana, teníamos un «Oneg Shabat», con canciones y juegos, salíamos a caminar por la región, paseos en barco por el lago Lemán, excursiones en las montañas, nadamos, organizamos picnics. En invierno, esquiábamos.»
Con los pequeños a cargo, Suzanne Marburger está acostumbrada a llevar un libro de actividades, una especie de registro de las jornadas. Este cuaderno de bitácora, testimonio ilustrado que traza la vida cotidiana de un hogar infantil para niños judíos en estos años de guerra, fue confiado a Yad Vashem por el hijo de Suzanne, como parte del proyecto «Recuperando los fragmentos», que consiste en recopilar objetos personales de la época del Holocausto. Este diario, fue escrito entre 1944 y 1945, en el hogar infantil del chalé de Bernardina en Chardonne, en el distrito de Vevey, en Suiza. Gracias al diario, se puede aprender cómo Suzanne mantuvo ocupados a los niños con actividades tan familiares de las EIF (Eclaireuses Israélites de France – Exploradoras Israelitas de Francia), y cómo se aseguró de señalar y enseñar las fiestas y la vida judías.
En su testimonio escrito, enviado a Yad Vashem, Suzanne también explicaba su vida diaria con los quince niños a su cuidado:
«En el hogar infantil, tenía más trabajo que con los scouts. De la mañana a la noche, tenía que lavar a los niños, alimentarlos, prepararlos para la escuela. Entonces no pude estudiar.»
Hojeando el cuaderno, descubrimos los preparativos para Janucá. En una de las páginas se muestra, en hermosas letras manuscritas, el «Programa de Janucá de 1944», escrito en forma de lista, en cuya apertura aparece, «la pieza de Janucá». Luego, las famosas canciones de las Exploradoras Israelitas, como Lejos en el infinito, o el tradicional El pequeño zapatero, salpicadas de rondas y juegos.
En otra página del diario, Suzanne dibujó un candelabro de Janucá y sus ocho velas encendidas, y al lado, la letra en hebreo de la canción «Maoz tsur». Abajo, una ilustración de ocho figurillas agarradas de la mano, con ochos paquetes de regalo colgando y la pregunta «¿Quién encontrará su lugar?».
En el año de 1944, en el chalé de Bernardina, la fiesta de Janucá se había preparado con mucha antelación. El cuaderno muestra bocetos y dibujos que no dejan lugar a dudas sobre aquellos días de fervor, expectación y emoción. En una página del diario, del mes de noviembre se pueden leer las siguientes líneas:
«Nos prepararemos
porque la vamos a celebrar
ahora «alitas», tendréis que demostrar
lo que habéis aprendido durante estos dos meses.
Juntos la prepararemos.
Finalmente, la fiesta está aquí,
veremos cuál de vosotras probará
que es una verdadera «alita».»
En diciembre de 1944, la fiesta terminó. En otra página, aparece una bonita forma de agradecimiento, sobre un candelabro de Janucá: «Dijimos a coro a nuestros amigos, un gran agradecimiento». Luego, bajo el candelabro, para dar testimonio del sentimiento de unidad que animaba a las chicas del grupo, la letra en hebreo de la canción «Hiné ma tov»: qué bueno y agradable es estar sentadas juntas.
Suzanne Marburger pasó muchos años deambulando, cuando sus padres decidieron marcharse de Berlín en 1933, preocupados por el futuro. La familia huyó más tarde a Holanda, y luego, desde allí, se unieron en París, Toulouse y, finalmente, con el avance de los alemanes, cruzaron la frontera suiza. Suzanne pasó de familia en familia hasta que, por recomendación de su padre, fue enviada al hogar infantil de Chardonne, para que ayudase a la directora, la Sra. Chernovits.
Inició actividades tanto educativas como al aire libre, organizando carreras de relevos o clases de gimnasia. También se esforzó por transmitir los valores del «scouting» que formaban parte de ella, organizando ceremonias de promesa, donde la «Alita» debía afirmar su compromiso solemne. Por no hablar de aprender el canto del grupo, varios juegos e historias inherentes a la ética y los valores del movimiento.
En 1968, Suzanne Marburger Levy emigró a Israel, donde vivió hasta su fallecimiento en el año 2010.