La Escuela Internacional para el Estudio del Holocausto
La Solución Final
Si nuestra función como educadores es restaurar los rostros y nombres de las víctimas tanto para entender la inmensidad de la pérdida como también para captar la fortaleza del alma humana, ésta toma mucha más importancia cuando venimos a enseñar el tema de la Solución Final, ya que sin la intervención del docente, los judíos quedarán como pilas de cadáveres sin rostro. El mundo de los campos nazis, y Auschwitz en especial, representa el mal absoluto, la profanación de la moral y de lo humanitario, e invalida con su violencia ideas de justicia, tolerancia y humanismo.
Esta clase le permitirá al docente formular las preguntas difíciles por medio de un debate delicado y complejo, utilizando diversas maneras de expresión que enfocan la experiencia individual en el campo, junto a herramientas literarias que posibilitan ampliar el debate de lo personal a lo general, adaptando el mismo al nivel correcto de la clase.
El comienzo de la Solución Final
La última etapa de los designios nazis para solucionar el “problema judío” comenzó con la Operación Barbarroja -la invasión de la Unión Soviética (22.6.1941)- realizada con una fuerza militar de una magnitud sin precedentes.
Los alemanes pretendían finalizar la campaña antes de la llegada del invierno ruso. Ésta fue planificada con sumo cuidado y por mucho tiempo. Después de la invasion se organizaron unidades de colaboracionistas formadas por anticomunistas ucranianos, lituanos, letones y bielorrusos.
Hitler consideraba a la invasión a la Unión Soviética como la realización de su programa de conquista del "espacio vital" para la raza alemana y la oportunidad de destruir al odiado régimen bolchevique. Por ello ordenó a los jefes militares no tener piedad con los comisarios políticos y los intelectuales. Esta actitud inspiró la famosa "Orden de los Comisarios" que definió las reglas a seguir respecto de los comisarios políticos del Ejército Rojo y de los judíos en los territorios de la Unión Soviética.
Con la Operación Barbarroja se pusieron en marcha acciones para el asesinato de judíos a gran escala. Al principio, formaciones armadas especiales de las SS, conocidas con el nombre de Einsatzgruppen, junto a voluntarios locales, comenzaron a fusilar a varones judíos y dirigentes políticos comunistas, de forma masiva y sistemática.
Para ampliación del tema sobre la invasión de la Unión Soviética pulse aquí
En enero de 1942 fue convocada en un suburbio de Berlín la Conferencia de Wannsee con el propósito de coordinar los métodos de ejecución de la 'Solución Final del problema judío'
Para leer y ampliar sobre este tema pulse aquí
- Proyecte a los alumnos el siguiente testimonio visual de Moshe Haelión sobre la llegada al campo de Auschwitz
- Solicite a los alumnos elegir las palabras que describen en este testimonio la llegada al campo
Puede proyectar también el testimonio de Irene Horowitz, sobre su transporte a Aushwitz
Para ampliar sobre las deportaciones puede pulsar aquí
- En el contexto de la Solución Final los alemanes establecieron seis campos de exterminio, todos en Polonia:
- Chelmno
- Belzec
- Sobibor
- Treblinka
- Auschwitz – Birkenau
- Majdanek
(estos funcionaron durante la Operación Reinhard)
Los dos últimos campos funcionaban simultáneamente como centros de trabajos forzados y de asesinato masivo, efectuándose en ellos una "selección" entre los judíos que bajaban de los vagones de ferrocarril.
Rudolf Hoess, comandante del campo de Auschwitz - Birkenau, relata en su autobiografía que en el verano de 1941 (no precisa la fecha exacta) fue convocado a Berlín por Heinrich Himmler, el jefe supremo de las SS. Allí éste le comunicó que el Fuehrer había ordenado implementar la “Solución Final del problema judío” y que los hombres de las SS serían los encargados de ejecutar la orden. “Los sitios de exterminio en el Este son inadecuados para una acción de gran envergadura y a largo plazo. He designado a Auschwitz para este propósito”, agregó.
Auschwitz – Birkenau era el más grande de los campos de concentración y exterminio establecidos en Polonia. Más de un millón de judíos fueron asesinados allí en cámaras de gas. En marzo de 1942, comenzaron a arribar diariamente trenes que llevaban judíos. En muchas instancias, varios trenes llegarían el mismo día, cada uno llevando mil o más víctimas de los guetos de Europa oriental, así como de países del oeste y sur europeo.
En enero de 1945, tropas soviéticas estaban avanzando hacia Auschwitz. Desesperados por retirarse, los nazis enviaron a la mayor parte de los 58.000 prisioneros restantes en una “marcha de la muerte” a Alemania. La mayoría de los prisioneros fueron asesinados en el camino. El ejército soviético liberó Auschwitz el 27 de enero; los soldados encontraron sólo 7.650 sobrevivientes a duras penas vivos dentro de todo el complejo del campo.
Puede utilizar el siguiente mapa para mostrar a los alumnos la ubicación y el funcionamiento del transporte a Auschwitz-Birkenau.
Para ampliación del tema de los campos pulse aquí
En la primera parte de la lección, trataremos la llegada de los judíos a Auschwitz desde los distintos puntos de Europa, de los campos de transición (Europa occidental) y de los guetos (Europa oriental). A pesar de todo lo que ya habían pasado estos judíos durante la etapa de persecuciones, nada los podría haber preparado para lo que les esperaba al traspasar el portal de Auschwitz. Sus esfuerzos por entender que era ese lugar, el proceso de selección, la confrontación con la brusca separación de sus familias – son los puntos centrales de esta parte.
- Reparta el siguiente texto del libro "La Noche" de Elie Wiesel (Intelectual y escritor judío sobreviviente de la Shoá)
Los objetos que nos eran caros y que habíamos arrastrado hasta allí quedaron en el vagón y con ellos, al fin, nuestras ilusiones.
Cada dos metros, un SS, con la metralleta apuntando hacia nosotros. Tomados de las manos, seguimos a la masa.
Un suboficial SS vino a nuestro encuentro, cachiporra en mano y ordenó:
-Los hombres a la izquierda. Las mujeres a la derecha.
Cuatro palabras dichas tranquilamente, indiferentemente, sin emoción. Cuatro palabras simples, breves. Sin embargo, era el momento en que me separaría de mi madre. No había tenido tiempo de pensar, cuando ya sentí la presión de la mano de mi padre: quedamos solos. En una fracción de segundo, pude ver a mi madre, a mis hermanos, ir hacia la derecha. Tzipora estrechaba la mano de mamá. Las vi alejarse; mi madre acariciaba los cabellos rubios de mi hermana como para protegerla, y yo continuaba andando con mi padre, con los hombres. Y no sabía que en ese lugar, en ese instante, me separaba de mi madre y de Tzipora para siempre. Continuaba caminando. Mi padre me tenía de la mano.
Detrás de mí, un anciano se desplomó. Junto a él un SS re enfundaba su revólver.
Mi mano se crispó sobre el brazo de mi padre. Un solo pensamiento: no perderlo. No quedarme solo. Los oficiales de las SS nos ordenaron:
-En filas de cinco
Un tumulto. Había que permanecer juntos a toda costa.
-¡Eh, chico¬! ¿Qué edad tienes?
Me lo preguntaba un detenido. No podía ver su cara, pero su voz era cálida y cansada.
-Todavía no cumplí quince
-No. Dieciocho
-Pero no - respondí -. Quince.
-Grandísimo idiota escucha lo que yo te digo.
Después preguntó a mi padre, quien respondió:
-Cincuenta años.
Muy furioso aún, el otro siguió:
-No, cincuenta no. Cuarenta. ¿Oyen? Dieciocho y cuarenta.
Desapareció entre las sombras de la noche. Se acercó otro con la boca llena de insultos:
Hijos de perra, ¿por qué han venido? Eh, ¿por qué?
Alguien se atrevió a responderle:
-¿Qué se cree? ¿Que es por nuestro gusto? ¿Que nosotros pedimos que nos trajeran?
Poco faltó para que el otro lo matara.
-¡Cállate cerdo, o te aplasto aquí mismo! Tendrían que haberse colgado allí donde estaban en lugar de venir aquí. ¿No sabían lo que se prepara aquí en Auschwitz?
¿No lo sabían? ¿En 1944?
Si, nosotros lo ignorábamos. Nadie nos lo había dicho. Él no podía dar crédito a sus oídos. Su voz se volvió más y más brutal:
-¿Ven aquella chimenea, allá? ¿La ven? ¿Ven las llamas? (Si veíamos las llamas) Allá, allá los llevarán. Ésa es su tumba.
¿Todavía no han comprendido? ¡Perros! ¿Ustedes no comprenden nada entonces? ¡Los van a incinerar! ¡Los van a calcinar!¡Los van a reducir a cenizas! Su furor se volvió histérico. Nosotros nos quedamos inmóviles, petrificados. ¿Todo eso no era una pesadilla? ¿Una pesadilla inimaginable?
Aquí y allá oí murmurar:
-Hay que hacer algo. No tenemos que dejarnos matar, ir como ganado al matadero. Tenemos que rebelarnos.
Entre nosotros había algunos muchachos fuertes. Llevaban puñales consigo e incitaban a sus compañeros a arrojarse sobre los guardias armados. Un joven decía: -Que el mundo conozca la existencia de Auschwitz. Que la conozcan todos los que aún pueden salvarse de venir aquí.
Pero los más viejos imploraban a sus hijos que no hicieran tonterías.
-No hay que perder la confianza, aunque la espada esté suspendida sobre nuestras cabezas. Así hablaban nuestros Sabios.
El viento de rebelión se apaciguó. Continuamos marchando hasta una encrucijada. En el centro estaba el doctor Mengele (oficial de las SS típico, rostro cruel, no desprovisto de inteligencia, monóculo), una varilla de director de orquesta en la mano, en medio de otros oficiales. La varilla se movía sin tregua, ya sea a la izquierda, ya sea a la derecha.
Me encontraba yo ante él:
¿Tu edad? – preguntó en un tono que quería ser paternal
-Dieciocho años. – Mi voz temblaba
-¿Sano?
-Sí
-¿Tu oficio?
¿Decir que era estudiante?
-Agricultor- me oí pronunciar
La conversación no había durado sino algunos segundos. Pero me había parecido una eternidad. La varilla hacia la izquierda. Di un paso hacia delante. Quería ver primero a dónde enviarían a mi padre. Si fuera a la derecha, me habría unido a él. Una vez más la varilla se inclinó hacia la izquierda. Se me quitó un peso del corazón. Todavía no sabíamos qué dirección era la buena, si la de la izquierda o la de la derecha, qué camino conducía a presidio o al crematorio. Sin embargo, me sentía feliz: estaba con mi padre. Nuestra procesión continuaba avanzando lentamente
Otro detenido se acercó a nosotros:
-¿Contentos?
-Sí – respondió alguien-
-Desdichados, van ustedes al crematorio.
Parecía decir la verdad. No lejos de nosotros, de un foso subían llamas, llamas gigantescas. Estaban quemando algo. Un camión se acercó al foso y descargó su carga: eran niños. ¡Eran bebes! Sí, los vi, con mis propios ojos los vi… Niños entre las llamas. (¿Es asombroso si desde entonces el sueño huye de mis ojos?)
He ahí pues adónde íbamos. Un poco más lejos habría otro foso más grande para los adultos. Me mordí los labios: ¿vivía aún? ¿Estaba despierto? No podría creerlo. ¿Cómo era posible que se quemara hombres, a niños, y que el mundo callara? No, todo eso no podía ser verdad. Una pesadilla… Pronto despertaría sobresaltado, latiéndome el corazón y me encontraría en mi cuarto entre libros...
La voz de mi padre me arrancó de mis pensamientos:
-Lástima…Lástima no hayas ido con tu madre… He visto niños de tu edad que se iban con su madre…
Su voz era terriblemente triste. Comprendí que no quería ver lo que iban a hacer conmigo. No quería ver quemar a su único hijo varón.
Un sudor frío cubría mi frente. Pero le dije que no creía que quemaran hombres en nuestra época, que la humanidad no lo habría tolerado…
-¿La humanidad? La humanidad no se interesa por nosotros. Actualmente todo está permitido. Todo es posible, hasta los hornos crematorios….-contestó con voz ahogada.
-Padre – continué -, si es así, no quiero esperar más. Iré hacia las alambradas electrificadas. Es mejor que agonizar durante horas entre las llamas.
No me respondió. Lloraba. Su cuerpo se sacudía en un temblor. A nuestro alrededor todos lloraban. Alguien se puso a recitar el kadish, la oración de los muertos. No sé si ya ha ocurrido, en la larga historia del pueblo judío, que los hombres reciten la oración de los muertos para sí mismos.
-Yizgadal veyiskadash shmé raba…. Que Su Nombre sea alabado y santificado…-murmuró mi padre. Por primera vez sentí crecer en mí la protesta- ¿Por qué debía santificar su nombre?
El Eterno, El Señor del Universo, El Eterno Todopoderoso y Terrible callaba, ¿por qué tenía que agradecerle?
Continuábamos andando. Poco a poco nos acercábamos a la fosa de la que se desprendía un calor infernal. Veinte pasos aún. Si quería darme muerte, ése era el momento. A nuestra columna sólo le faltaba dar unos quince pasos. Me mordí los labios para que mi padre no oyera como me temblaban las mandíbulas. Diez pasos todavía. Ocho. Siete. Andábamos lentamente, como si siguiéramos detrás de un coche fúnebre, siguiendo nuestro propio entierro. Sólo cuatro pasos. Tres pasos. Ahora estaban muy cerca de nosotros el foso y las llamas. Reuní todas las fuerzas que me quedaban para saltar de las filas y arrojarme contra las alambradas. En el fondo de mi corazón, me despedí de mi padre, del Universo entero, y a mi pesar, se formaron y brotaron de mis labios, en un murmullo las palabras Yizgadal veyiskadash shmé raba…. Que Su Nombre sea alabado y santificado…. Mi corazón iba a estallar. Eso era. Me encontraba ante el ángel de la muerte…
No. A dos pasos del foso, nos ordenaron doblar hacia la izquierda, y nos hicieron entrar en una barraca. Estreché fuertemente la mano de mi padre y él me dijo:
¿Te acuerdas de la señora Schächter, en el tren?
[1]
Elie Wiesel: Nació en Sighet el 30 de septiembre de 1928 y falleció el 2 de julio de 2016.
Escritor, crítico literario y profesor de origen rumano. En 1944 fue capturado junto a su familia por los nazis y trasladado al campo de exterminio de Auschwitz, donde vio morir a su madre y a su hermana menor; después lo deportaron a Buchenwald, donde murió su padre. Sobrevivieron también sus dos hermanas mayores. Tras ser liberado por las tropas aliadas, se estableció en París, y estudió periodismo en La Sorbona. Posteriormente trabajó en periódicos de Israel, Francia y Estados Unidos. En 1986 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por su trabajo en defensa de los derechos humanos y creó la Fundación Elie Wiesel con los mismos fines.
Preguntas para debatir:
- Traten de describir con sus propias palabras, el primer encuentro de Elie Wiesel y su padre con prisioneros del campo.
- ¿Qué tipo de despedida-ruptura se vieron obligados los sobrevivientes a experimentar?
- Elijan un momento o un acontecimiento que según su opinión, pudo haber sido formativo en la vida de Elie Wiesel.
El debate sobre la última pregunta permitirá a los alumnos desarrollar la esencia y el significado de un acontecimiento formativo. En el transcurso del debate se elevarán temas que son fundamentales para comprender el desarrollo de la personalidad del ser humano en el contexto de la Shoá: ¿acaso fue el momento que se separó de su familia? ¿o cuándo comprendió la esencia criminal del lugar? ¿Acaso su mundo cambió como consecuencia de sus preguntas sobre Dios? ¿Sobre la humanidad?
Converse con los alumnos sobre el significado de la elección de ese momento formativo.
Preste atención a lo dicho por Elie Wiesel sobre su ignorancia de que la separación de su madre - que en ese momento era aparentemente sólo selección entre hombres y mujeres-, fue en definitiva la última vez que vio a ella y a su hermana. El momento tan traumático de ruptura y desgarro el uno del otro, sin siquiera decirse un último adiós, dejó una herida abierta en los corazones de los sobrevivientes. La dificultad de enfrentar ese trauma acompaña a muchos sobrevivientes, que describen con horror aquel instante después del cual no volvieron a ver a sus seres queridos.
Sus vidas quedaron a la sombra de ese acontecimiento y experiencia, perpetuamente divididas en dos épocas: hechos antes de la despedida y aquellos que ocurrieron después del desgarro.
Podemos enriquecer esta lección con un poema que expresa el acontecimiento traumático del viaje en el vagón hacia Auschwitz…
Escrito con lápiz en el vagón sellado / Dan Pagis, 1991
Aquí en este vagón
soy Eva
con mi hijo Abel.
Si ves a mi otro hijo,
Caín, hijo del hombre,
dile que yo
Dan Pagis, escritor hebreo. Nació en Bucovina en 1930 y pasó algunos años en un campo de concentración en Ucrania, de donde escapó. Se estableció en Israel en 1946 y enseñó literatura hebrea medieval en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Se convirtió en una de las voces más vibrantes de la poesía moderna israelí. Sus referencias al Holocausto son a veces indirectas y representadas a través de imágenes bíblicas o místicas. Murió en 1986.
Analizaremos este poema través de las siguientes preguntas:
- ¿A quién se dirige este poema?
- ¿Quién está dentro del vagón y quién queda fuera?
- ¿Por qué utiliza Dan Pagis en su poema personajes bíblicos como Eva, Caín y Abel?
- ¿Dónde está Adán?
- ¿Qué preguntas formuló Elie Wiesel y de qué manera Dan Pagis responde a ellas?
Este poema expresa el trauma del viaje en el vagón hacia lo desconocido. Por medio de recursos literarios como alusión bíblica, versos cortados y uso de frases relacionadas con la Shoá, el autor describe la experiencia terrible de padecimiento, de falta de vida y del fin.
El uso de las palabras "vagón sellado" despierta en el lector asociación a la Shoá ya que estas palabras esconden mucho más que un significado literal, pues están acompañadas por la carga del trauma que representan. El uso de estas palabras permite una descripción que aparentemente no es real y que por supuesto no se centra en detalles atroces, y sin embargo deja al lector frente a una realidad difícil.
Quien habla en este poema es Eva. Escribe con un lápiz, que puede ser borrado, y está encerrada dentro del vagón. Ella pide transmitirle a su hijo mayor Caín algo, pero no logra finalizar sus palabras, y esta pausa al final de la poesía insinúa quizás que sus fuerzas acabaron o que una mano violenta le impide continuar. No podemos saber. El poema por medio de este recurso de ausencia, nos describe una realidad.
El poema no tiene final, se puede seguir leyendo una y otra vez sin interrumpir. Existe un mensaje "dile que yo", pero el mensaje no es explícito, y de esta manera deja al lector con diferentes interpretaciones: ¿Hay acaso un mensaje? ¿Hay un solo mensaje o varios? No tenemos una respuesta concreta y la pregunta queda abierta a diversas interpretaciones del lector.
El marco del poema es universal. Adán, Eva, Caín y Abel representan a toda la humanidad al ser los primeros seres humanos en el mundo. En la historia bíblica Caín asesina a Abel por envidia, dejando a la humanidad en una situación diferente a la conocida antes de este primer asesinato. Varios temas surgen de las pocas líneas del poema: el caso del primer asesinato de la historia de la humanidad, la necesidad de dejar un testimonio, el lugar y el papel de las madres en las dos tragedias (la de la primera familia y la del propio Holocausto). Eva nombra a Caín "hijo del hombre”, y si bien es su hijo biológico, sus actos son tan terribles que el apodo "hijo del hombre" parece inclusive cínico.
El autor también establece una conexión directa desde el punto de vista de la capacidad humana para el mal, entre el primer asesinato y los múltiples crímenes del Holocausto, al conectar este último con la historia de Caín y Abel mediante el título del poema, que es el único lugar donde se alude al genocidio, dejando al lector con preguntas antiguas-nuevas sobre la naturaleza del ser humano, por su capacidad de rehabilitación después de una traición de humano a humano.
Observen la fotografía y opinen: ¿tenemos una manera de "escuchar las voces" de los fotografiados o de otras víctimas que iban camino a las cámaras de gas?
La mayoría de los judíos que llegaron a Auschwitz-Birkenau fueron asesinados, muchos de ellos poco después de su llegada al campo. Entre estas víctimas se encontraba la mayoría de las mujeres con hijos, ancianos, personas adultas, como también transportes enteros con jóvenes aptos para el trabajo que quizás en ese momento no eran indispensables. El asesinato de inocentes era hecho de manera sistemática y con el uso de medios modernos e industriales que no se habían utilizado antes.
En ocasiones los educadores, al referirnos al tema del asesinato que cometieron los alemanes, tenemos la tendencia natural de traer la voz de aquellos que sobrevivieron esos campos. No hay duda que es imposible escuchar la voz de la víctima, pero es nuestro deber moral tratar en forma directa y sin ambigüedades el asesinato en masa de la mayoría de los judío.
La vida diaria del prisionero en el campo
En la siguiente parte de la clase trataremos sobre los judíos que fueron prisioneros en los diferentes campos alemanes. El momento en el cual se transformaron en prisioneros fue en definitiva el momento en que fueron condenados a vivir bajo la sombra de la muerte.
Es importante destacar que los judíos fueron condenados a muerte por ser judíos, quien sobrevivía a la selección era elegido para el trabajo y su muerte postergada hasta cuando los alemanes lo consideraran no aptos para el mismo o no indispensables.
Las condiciones de vida y sanitarias en los campos eran terribles, el hacinamiento insoportable, se les otorgaba una sola prenda de vestir delgada, sin ropa interior, raciones de comida de bajo valor nutritivo, y por lo tanto su estado físico y moral se iba deteriorando rápidamente.
Estaban totalmente subordinados al personal del campo, quien dominaba sus vidas en todo aspecto, desde la ración de comida hasta la decisión de enviarlos a la muerte.
El promedio de vida de un prisionero judío en Auschwitz-Birkenau era de dos meses aproximadamente. La muerte los esperaba en cada rincón, los prisioneros eran habitualmente sometidos a golpes, se desplomaban sin fuerzas o eran enviados a diario a las cámaras de gas. Conceptos como hogar, familia, amistad, confianza y futuro, que existían en la vida cotidiana y que representaban una realidad normal de continuidad, desaparecían dentro del campo, dejando al prisionero frente a la incertidumbre, desconectado de todo.
Esta era también la realidad en otros campos nazis y para otros prisioneros no judíos dentro del sistema de los campos.
Dentro de esta realidad se revelaban también episodios que tenían un gran significado y hasta podían salvar vidas. Una escena bonita después de semanas de violencia y trabajos forzados, una amistad que se formaba y podía ofrecer esperanza, un acto de solidaridad, otorgaban la posibilidad de brindarse uno al otro como seres humanos normales.
Enfocaremos esta sección de la clase en el intento de los prisioneros por encontrar un significado dentro de un mundo de caos y por su capacidad de guardar la integridad humana aún dentro de la muerte.
El Álbum de Auschwitz es la única evidencia visual de la masacre perpetrada en Auschwitz-Birkenau. Es un documento único y fue donado a Yad Vashem por Lilly Jacob-Zelmanovic Meier.
Las fotografías fueron tomadas a finales de mayo y principios de junio de 1944 por Ernst Hofmann y Bernhard Walter, dos hombres de las SS cuya función era tomar fotos de identificación y huellas digitales a los prisioneros (no a los judíos que eran enviados directamente a las cámaras de gas). Las fotografías muestran la llegada de judíos húngaros de Rutenia Subcarpática. Muchos de ellos provenían del gueto de Berehov, el cual reunía a judíos de otras ciudades pequeñas.
Muchas de las fotografías del álbum fueron tomadas en la rampa. Luego de llegar los judíos debían pasar un proceso de selección, llevado a cabo por los médicos y guardias de las SS. Aquellos considerados apropiados para el trabajo, eran enviados al campo, en donde eran registrados, despiojados y distribuidos en las barracas. El resto era enviado a las cámaras de gas.
Las fotos en el álbum muestran el proceso completo, excepto los asesinatos mismos. El objetivo del álbum es poco claro. No tenía propósitos propagandísticos, ni se advierte tampoco ningún evidente uso personal en ellos. Se asume que fue preparado como documento oficial para alguna autoridad superior, al igual que ocurrió con álbumes de fotos de otros campos de concentración.
Observen dos de las fotografías del álbum:
La primera foto fue tomada con la llegada al campo y la segunda después del proceso de desinfección:
- ¿Qué podemos aprender de estas fotos?
- ¿Cómo se refleja en el cambio ocurrido en las mujeres?
Presentaremos testimonios y memorias que describen distintas escenas de la vida de los prisioneros en el campo. Nuestro objetivo será examinar los conceptos conocidos e importantes en las vidas de los judíos antes de haber sido prisioneros. Conceptos como amistad, belleza natural, cultura y fe en Dios son centrales en esta parte de la unidad. Podemos trabajar en grupos sobre los textos incluidos y luego debatir entre todos estos conceptos.
Comenzaremos la clase con fragmentos del sobreviviente de la Shoá Primo Levi.
Primo Levi. (Turín, 31 de julio de 1919 - 11 de abril de 1987). Fue un escritor italiano de origen judío sefaradí, autor de memorias, relatos, poemas y novelas. Fue un resistente antifascista, sobreviviente del Holocausto. Es conocido sobre todo por las obras testimoniales sobre dicho tema, particularmente el relato de los diez meses que estuvo prisionero en el campo de concentración de Monowice (Monowitz), subalterno del de Auschwitz.
Levi describe la pérdida de la vitalidad, la lógica engañosa, la supresión del hombre en el campo y la proyección moral de esta supresión. Es importante iniciar la lección con estos fragmentos entendiendo el concepto vida en el campo, y desarrollar debates sobre diferentes aspectos de la vida diaria de los prisioneros en los campos.
Lea con los alumnos los siguientes párrafos y trate con ellos las siguientes preguntas:
- ¿Qué dificultades transmiten estos textos?
- ¿Qué influencia tenían esas dificultades sobre la situación física y moral de los prisioneros?
"Imaginaos ahora un hombre a quien, además de a sus personas amadas, se le quiten la casa, las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo lo que posee: será un hombre vacío, reducido al sufrimiento y a la necesidad, falto de dignidad y de juicio, porque a quien lo ha perdido todo fácilmente le sucede perderse a sí mismo; hasta tal punto que se podrá decidir sin remordimiento su vida o su muerte prescindiendo de cualquier sentimiento de afinidad humana; en el caso más afortunado, apoyándose meramente en la valoración de su utilidad. Comprenderéis ahora el doble significado del término «Campo de aniquilación», y veréis claramente lo que queremos decir con esta frase: yacer en el fondo.
Häftling: me he enterado de que soy un Häftling. Me llamo 174517; nos han bautizado, llevaremos mientras vivamos esta lacra tatuada en el brazo izquierdo. La operación ha sido ligeramente dolorosa y extraordinariamente rápida: nos han puesto en fila a todos y, uno por uno, siguiendo el orden alfabético de nuestros nombres, hemos ido pasando por delante de un hábil funcionario provisto de una especie de punzón de aguja muy corta. Parece que ésta ha sido la iniciación real y verdadera: sólo «si enseñas el número» te dan el pan y la sopa. Hemos necesitado varios días y no pocos bofetones y puñetazos para que nos acostumbrásemos a enseñar el número diligentemente, de manera que no entorpeciésemos las operaciones cotidianas de abastecimiento; hemos necesitado semanas y meses para aprender a entenderlo en alemán. Y durante muchos días, cuando la costumbre de mis días de libertad me ha hecho ir a mirar la hora en el reloj de pulsera he visto irónicamente mi nombre nuevo, el número punteado en signos azulosos bajo la epidermis".
"Y hay otra cosa que hemos aprendido, más o menos rápidamente, según el carácter de cada cual; a responder Jawohl, a no hacer preguntas, a fingir siempre que hemos entendido. Hemos aprendido el valor de los alimentos; ahora también nosotros raspamos diligentemente el fondo de la escudilla después del rancho, y nos la ponemos bajo el mentón cuando comemos pan para no desperdiciar las migas. También sabemos ahora que no es lo mismo recibir un cucharón de sopa de la superficie que del fondo del caldero y ya estamos en condiciones de calcular, basándonos en la capacidad de los distintos calderos, cuál es el sitio más conveniente al que aspirar cuando hay que hacer cola. Hemos aprendido que todo es útil; el hilo de alambre para atarse los zapatos; los harapos para convertirlos en plantillas para los pies; los papeles, para rellenar (ilegalmente) la chaqueta y protegerse del frío. Hemos aprendido que en cualquier parte pueden robarte, o mejor, que te roban automáticamente en cuanto te falla la atención; y para evitarlo hemos tenido que aprender el arte de dormir con la cabeza sobre un lío hecho con la chaqueta que contiene todo cuanto poseemos, de la escudilla a los zapatos."
[…]"Infinitos e insensatos son los ritos que hay que cumplir: cada día por la mañana hay que hacer «la cama» dejándola completamente lisa; sacudir los zuecos fangosos y repugnantes de la grasa de máquinas, raspar de las ropas las manchas de fango (las manchas de barniz, de grasa y de herrumbre se admiten, sin embargo); por las noches hay que someterse a la revisión de los piojos y a la revisión del lavado de los pies; los sábados hay que afeitarse la cara y la cabeza, remendarse o dar a remendar los harapos; los domingos, someterse a la revisión general de la sarna, y a la revisión de los botones de la chaqueta, que tienen que ser cinco".
[…]"Ésta habrá de ser nuestra vida. Cada día, según el ritmo establecido, Ausrücken y Einrücken, salir y entrar; trabajar, dormir y comer; ponerse enfermo, curarse o morir… ¿Y hasta cuándo? Pero los antiguos se ríen de esta pregunta: en esta pregunta se reconoce a los recién llegados. Se ríen y no contestan: para ellos, hace meses, años, que el problema del futuro remoto se ha descolorido, ha perdido toda su agudeza, frente a los mundos más urgentes y concretos problemas del futuro próximo: cuándo comeremos hoy, si nevará, si habrá que descargar carbón. Si fuésemos razonables tendríamos que resignarnos a esta evidencia: que nuestro destino es perfectamente desconocido, que cualquier conjetura es arbitraria y totalmente privada de cualquier fundamento real. Pero los hombres son muy raramente razonables cuando lo que está en juego es su propio destino; […] [2]
"Las estaciones del año solo, las cuales siguieron su lógica naturaleza, nos recordó que no todo en la vida fue creado de acuerdo a nuestras leyes. El verano ha muerto. Después el otoño. El invierno llega y nos azota con su frío látigo […..] nuestras barracas no tenían calefacción. Nosotros usábamos sus inservibles estufas como mesas. Después del recuento de la noche que se alargó interminablemente, (o más precisamente hasta que los alemanes se cansaron de hacerlo). No había lugar a dónde escapar del frío. Nosotros dormíamos con nuestras ropas y con nuestros zapatos. El peor momento, a pesar de que estaba despertándome, demandaba la misma decisión cada mañana […..].Tenía que elegir si luchar o ceder." [3]
"El frío y el hambre nos atormentaban más y más cada día. Nos convertimos en cadáveres en movimiento, exactamente iguales a los que nos encontramos cuando llegamos. Todos los días había pilas de cuerpos [...] cerca de las barracas [...] desde la mañana hasta la noche, el humo no se interrumpía. Llegó el otoño y con él, las lluvias y el frío. Sabíamos que no íbamos a ser capaces de soportar la nieve que vendría y que moriríamos de la escarcha, uno por uno, como moscas." [4]
Para enriquecer nuestra lección por medio del arte, muestre a los alumnos la pintura de Józef Szajna y pregunte:
- ¿Qué título le darían a esta obra?
- ¿Cuál es el título que le dio el artista? A su opinión, ¿Por qué creen le dio este título?
Józef Szajna, polaco cristiano nació en 1922. Por su participación en la clandestinidad polaca, fue enviado a Auschwitz en 1941. En 1943, después de un intento de escape el cual terminó en fracaso, fue enviado al bloque de castigos (bloque No. 11) y condenado a muerte. Finalmente, la pena de muerte fue cancelada, y lo enviaron a seleccionar las prendas y pertenencias de los judíos asesinados en Auschwitz-Birkenau. En 1944 fue enviado al campo de Buchenwald donde comenzó a pintar retratos de sus compañeros y memorias del bloque 11 de Auschwitz.
Szajna escapó del campo al ser evacuado por las SS, cerca de la liberación.
Józef Szajna le dio a esta obra el nombre de "Nuestras biografías". El motivo de su elección puede analizarse de diferentes maneras. Podemos entender que el título describe la intención de Szajna de conmemorarse a sí mismo y a sus amigos en un lugar donde el cuerpo y el alma del hombre se borran por completo y su recuerdo amenaza de ser olvidado. Otra explicación a su título podría ser justamente que Szajna expresa de alguna manera el alma individual del prisionero borrada totalmente, insinuando quizás irónicamente, que lo que queda de la biografía personal del hombre es el hecho de ser un prisionero sin rostro y sin nombre.
¿Cuál es la situación del prisionero según esta obra de arte? ¿Qué medios artísticos utiliza Szajna para expresar esto? ¿Cómo podemos entender esta obra tomando en cuenta los textos leídos?
Por un lado, aparenta que cada prisionero es idéntico a su compañero. Están colocados todos en filas largas, en formación sin rostros, uno al lado de otro hasta que casi parecen pegados físicamente. A la vez, sus cuerpos no están dibujados sino solo insinuados por el uniforme a rayas de prisionero. Szajna expresa de esta manera, por medio del arte la deshumanización a la que estaba sometido el prisionero en el campo. Por otro lado, al pintar los rostros de los prisioneros como huellas digitales, nos trata de decir que a pesar de todo, el prisionero guardaba aún su identidad personal y única. Ese granito primario de identidad individual no puede ser borrado y es el que representa la "biografía" del hombre en el campo.
En tu opinión, ¿Qué intentó relatar o transmitir Josef Szajna por medio de esta obra?
La entrada al campo cambió por completo la vida del prisionero quedándose solo, siendo arrebatado de su identidad y sus bienes, transformándose en un número. Desde ese momento, su vida dependía de la misericordia de los alemanes, la selección se convirtió en parte de su vida como también la muerte inevitable. Muchos de ellos no toleraron las dificultades físicas y morales.
- ¿Qué es lo que les permitió a los prisioneros superar las condiciones de deshumanización y el desgaste espiritual constante en el campo?
- ¿Qué ayudaba a los prisioneros a vivir bajo la sombra perpetua y amenazante de la muerte?
Vea con los alumnos el testimonio de Jana Bar Iesha, una niña que llegó de Hungría a Auschwitz:
- ¿Qué dificultad especial describe Jana?
- A tu opinión, ¿Qué es lo que la ayudó a enfrentar la vida bajo la sombra de la muerte?
Elegimos relacionarnos a la pregunta sobre la vida bajo la sombra de la muerte, a través de objetos pertenecientes a los prisioneros.
A pesar de que el objeto pueda parecer insignificante, separarse de él suele ser dificultoso – muchas veces es lo único que resta de la vida anterior del sobreviviente y de su familia, y como tal carga con todo el peso de la rememoración. Sólo la percepción de que el objeto hace posible transmitir la memoria a las generaciones futuras permite al sobreviviente desprenderse de algo tan valioso para él. Es como si proyectara la historia de su vida en el objeto y la transfiriera a nosotros. En ocasiones vemos que el sobreviviente expresa alivio al entregarnos su legado, como si dijera: hasta ahora yo he sido el responsable de difundir la historia a las generaciones futuras; ahora que el objeto está en vuestras manos, tomáis la responsabilidad de relatar la historia, con el objeto como asistente de la misión.
Actividad:
Divida la clase en grupos, reparta a cada grupo un objeto y su historia y solicite de los alumnos debatir sobre las preguntas presentadas anteriormente
"Cuando mi madre falleció, además de unas cuantas
fotografías, no lleve nada de sus cosas. Solo un
pequeño objeto muy querido por mi hermana Iehudit
y por mí: el peine sucio y roto que trajo de Auschwitz
para poder peinar su débil cabello.
Lo consiguió en el campo a cambio de una porción
diaria de pan."
[5]
“Compré este libro de oraciones en Auschwitz en 1944. Lo recibí de un preso ruso a cambio de una porción de mi ración diaria de pan. Él me acompañó a lo largo de todo mi trayecto de sufrimiento en campos de concentración y de muerte en Alemania. Hoy entrego a Yad Vashem en Jerusalén este libro de oraciones único, como un recordatorio para las futuras generaciones y en memoria de mis padres David y Malka Koplovich z”l, los padres de mi esposa Shlomo y Zehava
Weiss, mis hermanos y hermanas y todos mis familiares asesinados durante la Shoá.”
[6]
Annie Fisk Levinger nació en Austria y años más tarde se transportó a Checoslovaquia con su familia.
En el año 1944 fueron llevados a Theresienstadt. Estando
en Theresienstadt se casó con Pawel Bisk, quien fue
deportado tres días más tarde a su boda a Auschwitz Birkenau.
Muy poco tiempo después Annie también fue transportada a
Auschwitz-Birkenau.
Todo el período que estuvo prisionero Pawel guardó con
mucho cuidado la foto de su amada esposa. Al principio lo
hizo en su boca y luego la escondió dentro de su calcetín.
Pawel y Annie sobrevivieron la guerra.
Lea y analice con los alumnos los siguienes textos que expresan qué es lo que les permitió a los prisioneros resistir la vida en el campo.
"Ahora bien, entre Lorenzo y yo no sucede nunca nada de esto. Por el sentido que pueda tener tratar de explicar las causas por las que mi vida, entre millares de otras equivalentes, ha podido resistir la prueba, diré que creo que es a Lorenzo a quien debo el estar hoy vivo; y no tanto por su ayuda material como por haberme recordado constantemente con su presencia, con su manera tan llana y fácil de ser bueno, que todavía había un mundo justo fuera del nuestro, algo y alguien todavía puro y entero, no corrompido ni salvaje, ajeno al odio y al miedo; algo difícilmente definible, una remota posibilidad de bondad, debido a la cual merecía la pena salvarse." [7]
" Delante de mí tropezó y se desplomó un hombre, cayendo sobre él los que le seguían.
El guarda se precipitó hacia ellos y a todos alcanzó con su látigo. Este hecho distrajo mi
mente de sus pensamientos unos pocos minutos, pero pronto mi alma encontró de nuevo el camino para regresar a su otro mundo y, olvidándome de la existencia del prisionero, continué la conversación con mi amada: yo le hacía preguntas y ella contestaba; a su vez ella me interrogaba y yo respondía.
"¡Alto!" Habíamos llegado a nuestro lugar de trabajo. Todos nos abalanzamos dentro de
la oscura caseta con la esperanza de obtener una herramienta medio decente. Cada
prisionero tomaba una pala o un zapapico."
[8]
Viktor Emil Frankl (26 de marzo de 1905, Viena, Austria - 2 de septiembre de 1997, íd.) Neurólogo y psiquiatra judío austriaco, fundador de la logoterapia. A pesar de tener oportunidad de abandonar Viena e irse a EE.UU., eligió quedarse con sus padres. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau. A partir de esa experiencia, escribió su libro más famoso: "El hombre en busca de sentido".
Como parte del proceso de deshumanización, se les arrancó a los prisioneros todas sus pertenencias personales. El mantener un objeto ponía en riesgo al prisionero pero a la vez implicaba guardar la identidad individual. Los objetos expresan la intención y el propósito que sentían los judíos por guardar y cultivar la humanidad, el amor, la amistad y la fe.
El relato de un objeto dentro del contexto de la Shoá en general y de los campos en particular, nos expone a fases de enfrentamiento humano y al intento de encontrar un significado a la vida en un mundo de caos. No cabe duda que sin ese significado hubiera sido imposible superar la desesperación y las dificultades reinantes.
Para resumir el tema, puede debatir con los alumnos la siguiente pregunta:
- Si la mayoría de los judíos que pasaron por la selección, fueron finalmente exterminados: ¿Cuál es la importancia de elevar el tema de la lucha de esos prisioneros por encontrar un sentido a la vida? ¿Qué implica esto para nosotros?
[2] Primo Levi, Trilogía de Auschwitz, El Aleph Editores, marzo 2005, México, págs. 48, 55, 58, 59
[3] Roman Frister, The Cap or The price of Life, Weidenfeld and Nicolson, 1999, pág. 324-325.
[4] Tzila Lieberman, Tzelinka, Yad Vashem, Jerusalén, 2003, pág.78.
[5] Shlomo Breznitz, Campos de recuerdos, Knopf, 1993, pág.165.
[6] Zvi Kopolovich, Holón, Israel 16 de noviembre de 1989.
[7] Primo Levi, Trilogía de Auschwitz, El Aleph Editores, marzo 2005, Barcelona, España, pág.155.
[8] Víctor Frankl, El hombre en busca de sentido, págs.65-66. Editorial Herder, Barcelona, España.