La Escuela Internacional para el Estudio del Holocausto
La liberación y el regreso a la vida
El 8 de mayo de 1945, tras la firma de Alemania al acuerdo de rendición frente a los Aliados, llegaron a su fin seis años de la terrible de las guerras. El régimen nazi fue vencido. Sobre las ruinas de Berlín se encontraron los ejércitos aliados de Oriente y Occidente. A lo ancho y largo de Europa se realizaron festejos populares de victoria. La explosión de alegría y solidaridad espontánea de ambos lados de lo que posteriormente seria conocido como la "cortina de hierro", anunció el fin de la pesadilla y despertó por un instante la esperanza de un nuevo comienzo para la humanidad.
Sólo un pueblo no participó de la irrupción general de alegría: el pueblo judío en Europa. La victoria llegó tarde para él: la mayoría del judaísmo europeo había muerto.
Esta clase está compuesta de dos partes:
- La liberación (con los alumnos en conjunto)
- El dolor de la liberación y el regreso a la vida (trabajo grupal)
Durante la Segunda Guerra Mundial, fueron exterminados alrededor de seis millones de judíos, un tercio del pueblo judío en general. Los supervivientes estaban dispersados por toda Europa: unos diez mil judíos, sobrevivientes de los campos y de las marchas de la muerte, fueron liberados por los aliados en el suelo alemán y en otros lugares, en una situación física y espiritual deteriorada. Otros comenzaron a salir de sus escondites y de los bosques en donde se habían acoplado a los partisanos y luchado junto a ellos por la liberación de Europa.
El día de la liberación que había sido tan anhelado durante los años del Holocausto, se convirtió para la mayoría en un día de tristeza y vacío. Fue el inicio de la comprensión de la magnitud de la tragedia personal y del pueblo en general. Estaban solos en el mundo, y obligados a reconstruir sus vidas.
Los intentos de los sobrevivientes de volver a los lugares donde habían vivido antes de la guerra no siempre terminaban bien. El trato de los habitantes del lugar, en especial en Europa oriental, hacia los refugiados, era frecuentemente antisemita, y se los veían como visitas indeseables. También en Europa occidental – allí podían los sobrevivientes, por lo general, encontrar sus casas aún en pie – frecuentemente se veían decepcionados por el trato recibido por sus vecinos, y por los organismos burocráticos que se ocupaban de sus asuntos. Los sobrevivientes del Holocausto que volvieron de la guerra carentes de todo, debían enumerar “todo lo que no está, lo que no hay” todas las cuerdas del alma. Al final, debían buscar su camino en la vida con sus propias fuerzas.
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Apertura:
Observen estas dos fotografías – ambas fueron tomadas en el mismo año en el campo de Bergen Belsen.
- ¿Qué preguntas les despiertan estas fotografías frente al hecho de haber sido tomadas en el mismo año?
- ¿Qué sentimientos les despiertan?
En esta actividad seguiremos el trayecto extraordinario que hicieron los sobrevivientes del Holocausto, desde el instante de la liberación, a través de los primeros pasos que dieron esperanzados de reencontrar sus familias y sus casas, hasta el reconocimiento de que el mundo que habían conocido ya no existía más, y que debían encontrar un nuevo significado para sus vidas.
La liberación:
Debata con los alumnos:
Al terminar la segunda guerra mundial y el Holocausto, en los años 1944-1945, los soldados soviéticos, ingleses y americanos (los Aliados), liberaron a Europa y a los sobrevivientes de los campos de trabajo, de los campos de concentración y de los campos de exterminio. ¿Cómo creen que reaccionaron los sobrevivientes con la llegada de los liberadores?
Presente a los alumnos los siguientes textos para poder descubrir las reacciones primeras de los sobrevivientes.
Acerca de los primeros instantes tras la liberación nos cuenta Bela Braver, que estuvo prisionera en Auschwitz-Birkenau y fue liberada en Checoslovaquia.
“El guardián del campo que vino a abrir el portón dijo: Están ustedes libres, y pueden salir. Desaparecieron todos los guardias con los perros que siempre estaban parados en la esquina – todo desapareció como si nunca hubiera existido. ¡Ese era uno de los milagros! Entraron los rusos – y nosotros estábamos en un estado tal que nadie se movió, nadie salió. No reímos, no nos alegramos, permanecimos indiferentes – y vinieron los rusos. Vino un general, era judío. Nos dijo que era muy feliz porque era el primer campo en el cual encontraba personas aún con vida. Comenzó a llorar, y nosotros no. El lloraba y nosotros no”. [1]
Destaque a los alumnos la descripción de Bela Braver sobre la conmoción que invadió a los soldados liberadores y la indiferencia y la frialdad que sentían los prisioneros.
Miriam Akavia, nacida en Cracovia en 1927, sobreviviente del campo de Plashov y de Auschwitz, llegó a Israel en 1946, describe en su testimonio:
"Creí que debía estar contenta, sentí las lágrimas, pero sabía que tenía que alegrarme. Comencé a llorar, pensé: ¿Qué es lo que me quedó? Y el primer pensamiento que pasó por mi mente fue: qué lástima, que llegaron demasiado tarde. Todo el mundo está destruido, todo lo digno en el mundo había desaparecido.
Y también yo estaba a punto de desparecer, así que no…No me daba lástima sentir que estaba destinada a morir. Sentí lástima porque llegaron tarde, no por mí, lástima que llegaron tarde para salvar al mundo". [2]
"Creo que el duelo jamás fue tan grande que el de este día de fiesta... Ese día, el 17 de enero, fue el día más triste de mi vida. Quería llorar, no de alegría sino de pena y aflicción. [...] ¿Qué festejo podía haber? ¡Estaba completamente quebrado! Durante los duros y difíciles años nos pudimos sostener y ahora…nos dominaba la debilidad. Ahora me estaba permitido ser débil [...] También la lucha por la vida tiene su final.
Todo el tiempo vivíamos con una sensación de misión, pero ahora… ¡Se terminó! ¿Para qué? ¿Para qué? […] parados entre la multitud solos, abandonados, huérfanos, últimos, sabiendo muy bien que ya no hay más pueblo judío […] nunca lloré, ni una sola vez me vieron afligido o angustiado; estaba obligado a vivir intensamente la vida, pero el 17 de enero todo… no es fácil ser el último de los Mohicanos.” [3]
Pregunte a los alumnos:
- ¿Cómo reaccionaron los liberadores frente a las imágenes de los sobrevivientes?
- ¿Cómo reaccionaron los sobrevivientes frente a la liberación?
- Miriam y Antek describen el día de la liberación, sorprendentemente, como un día triste. Antek inclusive utiliza una expresión extrema – 'el día más triste de mi vida' ¿Por qué, a su opinión, describe ese día de esta manera?
- ¿Cuál es el origen de la contradicción entre la alegría por la liberación y el dolor inmenso que esta provocó? ¿Es posible achicar esa brecha?
- Piensen: ¿Por qué tenemos la tendencia de intentar rescatar las reacciones positivas y llenas de vitalidad de los sobrevivientes?
Elie Wiesel, que era un joven de 15 años cuando cayó prisionero en Auschwitz, describió sus sensaciones y las de sus compañeros liberados:
"Nuestro primer gesto de hombres libres fue lanzarnos sobre la vituallas. No pensábamos más que en eso, ni en la venganza, ni en nuestros padres. Solo el pan. Y aun cuando ya no teníamos hambre, nadie pensó en la venganza, al día siguiente, algunos jóvenes corrieron a Weimar a juntar patatas, buscar ropa […]
Tres días después de la liberación de Buchenwald, caí muy enfermo: una intoxicación. Fui transferido al hospital y pasé dos semanas entre la vida y la muerte.
Un día pude levantarme, después de reunir todas mis fuerzas. Quise verme en el espejo que estaba colgado en la pared de enfrente. Desde el gueto no había visto mi cara. En el fondo del espejo, un cadáver me contemplaba. Su mirada en mis ojos no me abandona más." [4]
- ¿Qué destaca Elie Wiesel en sus palabras? ¿Qué podemos deducir sobre la situación de los sobrevivientes liberados?
- ¿Por qué a su entender, se describe a sí mismo como un cadáver?
- ¿Por qué no puede liberarse de esta imagen? ¿Cómo pudo esto haber influenciado sobre su persona?
Es de suponer que Elie Wiesel entendió cuál era su situación, al observar a los que estaban a su alrededor, quienes sufrían de sus mismas condiciones, y al ver sus brazos y piernas totalmente encogidos. Su mirada, que reflejaba la muerte, lo conmovió.
Una expresión muy similar encontramos en las palabras de Zalman Grinberg, uno de los líderes de los remanentes (en hebreo: Sheerit Hapleitá), dichas en el concierto de festejo por la liberación, llevado a cabo el 27 de mayo en Bergen Belsen: "Nuestro lugar está en las fosas comunes con nuestros hermanos asesinados […] somos parte de aquellos que fueron gaseados y quemados en Auschwitz y en Birkenau […] Nosotros no estamos vivos – nosotros seguimos muertos."
El dolor de la liberación y el regreso a la vida:
Trabajo en grupos:
La liberación trajo consigo respuestas complejas: a la alegría que sentían los sobrevivientes por la terminación de la guerra y por el fin del régimen de terror nazi, se unía el doloroso sentimiento de la pérdida, y a veces hasta el sentimiento de culpa porque ellos habían sobrevivido y sus familias quizás habían sido asesinadas. Liberados de la tiranía de los nazis y libres para volver a sus casas, descubrieron muchos de ellos que sus familias habían sido asesinadas, y que ya no tenían casa a la cual pudieran volver. Con la liberación se enfrentaban los sobrevivientes con la enormidad y la fuerza de la tragedia sufrida. Estaban solos en el mundo, y obligados a reconstruir sus vidas. Los sobrevivientes del Holocausto que volvieron de la guerra carentes de todo, debían enumerar todo lo que no está, lo que no hay, todas las cuerdas del alma. Al final, debían buscar su camino en la vida con sus propias fuerzas.
La búsqueda de un camino nuevo llenaba sus vidas, pero no podía venir en lugar del mundo anterior perdido. La búsqueda estaba acompañada por un terrible sentimiento de soledad.
Al profundizar en los diferentes aspectos de la liberación, llegamos a la conclusión hasta cuan profundo era el precipicio que separaba el dolor de la liberación con el regreso a la vida. ¿Qué es lo que los sobrevivientes dejan tras de sí? ¿Cuál es el significado del abandono del mundo perdido, a cambio de un intento de vivir en un mundo nuevo? ¿Qué es lo que este cambio implica?
Actividad:
Divida a los alumnos en cuatro grupos
Los alumnos leerán y analizarán los textos debatiendo las siguientes consignas:
- ¿Con qué dificultades se encontraron en los sobrevivientes momentos después de la liberación?
- ¿De qué manera intentaron los sobrevivientes rehabilitar sus vidas y volver a vivir? ¿Qué dificultades encontraron en este proceso?
Solicite a los alumnos subrayar en los textos expresiones que reflejan las dificultades y aquellas que reflejan la voluntad de rehabilitación.
Al finalizar el trabajo grupal, debata con los alumnos sobre las distintas dificultades y su significativo y sobre los aspectos de rehabilitación.
Preste atención que los textos reflejan una diversidad de sentimientos y no se centran en uno específico. Podremos encontrar expresión de desilusión del mundo, recuerdos del pasado, soledad, ausencia del sentido por la vida, preocupación por el futuro, antisemitismo.
Decidimos presentarlos por temas, para facilitar la tarea del docente, pero se recomienda entregar los textos sin sus títulos, para que los alumnos lleguen a las conclusiones entre ellos.
La mayoría de los sobrevivientes eran los únicos remanentes de sus familias y a veces hasta de sus comunidades. Como no existían listas ordenadas el proceso de localización de familiares vivos era largo y a veces las respuestas quedaban sin resolver por anos despeas de la guerra.
Se recomienda debatir con los alumnos sobre el significado de la necesidad de búsqueda de parientes y sobre las secuelas que tenía el sentimiento de soledad.
1. Soledad
“Fue entonces cuando empezamos a comprender la gran pérdida. Comenzamos a entender que seguramente ni la abuela ni el abuelo, ni la gran mayoría de la familia, volvieron, solamente ese primo, y también su padre volvieron después. Dijeron que nosotros no podíamos esperarlo, pero la verdad es que nosotros esperábamos todo el tiempo a papá. Y yo sólo quiero contar, que más de una vez yo miro como buscando... no a papá – es a mi hermano al que hasta ahora busco todo el tiempo, y ya sé que no es realista en modo alguno, y no es exactamente que busco, yo exploro con los ojos...”. [5]
2. Soledad
"Comencé a elaborar mi orfandad y mi soledad. Se despertó en mí la pequeña niña que extrañaba el calor familiar y los mimos de la madre. En los ratos de ocio, el dolor y la angustia se acrecentaban. En las noches lloraba y en los días estaba muy sensible y me ofendía muy fácilmente…" [6]
A la sensación de soledad se agregaba a menudo la falta de sentido por la vida como lo expresa Shmulik Shiló quien era un niño al finalizar la guerra:
3. Ausencia del sentido por la vida
"Y de pronto me encuentro en el centro de la ciudad […] y me pregunto: ¿y ahora qué? Casa-
no hay, familia- no hay, niños- no hay, tus amigos- no están, judíos- no hay, un judío por aquí, otro por allá que no conoces. ¿Para esto luché? ¿Para esto sobreviví? Y de repente comprendí que todo mi lucha fue en vano, y no tenía voluntad de vivir."
[7]
Pregunte a los alumnos:
- ¿Por qué, a su entender, después de tantos años de Shoá, y en el momento de liberación, reina en los diferentes testimonios, el sentimiento de soledad?
Cuando hablamos de las dificultades del regreso a una vida normal, podemos señalar frente a los alumnos que por lo general, la liberación de un prisionero de la cárcel va acompañada de un proceso de preparación a la vida normal como personas independientes, y aquí estamos tratando sobre personas inocentes, que fueron encarceladas, humilladas y deshumanizadas constantemente, viviendo diariamente en una sensación de incertidumbre y miedo, y deben comenzar sin preparación alguna una nueva vida.
4. Preocupación por el futuro
Del testimonio de Eva Braun-
"Durante todo el tiempo que duró la guerra rezábamos por la liberación, y de pronto llegó. ¡Estás libre! Pero después que logré digerir el asunto de la libertad comprendí que todo el tiempo estaba esperanzada de ver a mi padre, y hasta me atrevía a tener la esperanza de que tal vez, a pesar de todo, pudiera ver también a mi madre. Sabía en el fondo de mi corazón que eso era prácticamente imposible, irreal, pero a mi padre estaba segura de que todavía lograría llegar a verlo. Pero en mi corazón comenzaron a anidar las dudas, y empecé a comprender que quizás nada de eso se haría realidad.
[...] Resultó que la libertad es un tema relativo en gran medida. Sobre mí pesaba la preocupación por el futuro. Nosotros debemos construir nuestro futuro, pero, ¿cómo se construye un futuro?”
[8]
Debata con los alumnos:
- ¿Cuál es el cambio añorado por Eva?
- ¿A qué se refiere Eva al decir: "¿Cómo se comportan en un mundo normal?"?
5. Confianza en el ser humano
El partisano Abba Kovner solía contar la historia de una mujer judía que había conocido en Vilna cuando llegó con las tropas soviéticas a las ruinas del gueto. Durante casi un año la mujer y su hija pequeña habían estado ocultas en un recoveco estrecho y al producirse la liberación salieron por primera vez del escondite. Viendo a su madre romper en llanto mientras contaba por primera vez sus peripecias, la niña preguntó: “Mame, ¿men tor shoyn veynen?” ("¿Mamá, ya se puede llorar?").
La pregunta de la niña nos descubre un nuevo aspecto del enfrentamiento al que se encontraban los niños a quienes se les había quitado su mundo, quienes no podían tener una infancia normal, que no tuvieron el derecho a estudiar, que aprendieron a no confiar en nadie. Es por esto que los equipos educativos de las escuelas que se levantaron en los campos de desplazados y en los orfanatos después de la guerra, se vieron frente al desafió tan difícil: ¿Cómo se enseña a los niños a confiar en el ser humano, a expresar sus sentimientos? ¿Cómo se le transmite a un niño que vivió con una identidad falsa durante años, el sentimiento de pertenencia al pueblo judío?
6. Antisemitismo
Sara Plaguer Ziskind, relata su primera experiencia al terminar la guerra y regresar a su lugar de origen
"Estábamos hambrientas y con Blumka y Bronka fuimos a buscar una tienda de comestibles. Recordé que en Nobomiska 3 había una tienda de comestibles, que pertenecía a judíos. La tienda existe, pero ahora la dirigen polacos. Compramos pan, un poco de carne de cerdo, la carne más barata y un cuchillo. Varias personas estaban paradas en la fila frente a la caja registradora. Dos mujeres polacas que entraron después de nosotros, y todavía estaban en el mostrador, nos escanearon con sus ojos, con miradas hostiles. Llegaron a mis oídos sus palabras: "Mira, mira", dijo una a la otra, " todavía quedaron varios judíos sucios con vida y a nosotros nos habían dicho que Hitler ya había terminado con todos"
Sentí el suelo se derrumbaba debajo de mí. El pan que tenía en mis manos se resbaló bajo mis piernas. Ahí estaba mi sueño por un mundo nuevo... Cogí el pan cuando las lágrimas bañaban mi rostro..." [9]
Es importante debatir con los alumnos sobre la influencia moral que tuvieron los acontecimientos antisemitas especialmente después del Holocausto, y preguntar:
- ¿Por qué sintió Sara que el suelo se derrumbó bajo ella?
Después de la guerra, se toparon los sobrevivientes en algunos lugares, especialmente en Europa Oriental, con estallidos gravísimos de antisemitismo. Alrededor de 1.000 fueron asesinados en los primeros años de la posguerra por habitantes locales. El suceso más notorio fue el pogromo de Kielce, Polonia, en julio de 1946, cuando polacos atacaron a sus vecinos judíos –algunos de ellos los únicos supervivientes de familias enteras- y en el cual fueron asesinados 42 individuos y muchos otros resultaron heridos.
7. Antisemitismo
Sobre el pogromo de Kielce, testimonia Baruj Dorfman:
"A los otros que sacaron junto a mí, los apuñalaron con las bayonetas, nos apedrearon…Alguien gritó: "¡Judío!" y entonces se abalanzaron sobre mí. Las piedras volaban y recibí también culetazos. Caí y perdí el reconocimiento. De a ratos volvía en mí... Uno me quiso disparar… pero escuché que otro le decía: "No dispares, igual se va a morir". [10]
- ¿Qué podemos deducir del testimonio de Baruj?
- ¿Por qué, a su entender, representó el pogromo de Kielce un punto de inflexión para los remanentes?
8. Desilusión e incertidumbre
El hecho de no poder y no querer regresar al lugar de origen provocó en muchos de los sobrevivientes una sensación de incertidumbre al preguntarse donde podrán sentir nuevamente el sentimiento de seguridad y pertenencia, como lo expresa en sus palabras Samuel Pizar de Bialystok:
"Mi mente se resistía al pensamiento del regreso a Bialystok. ¿Para qué? ¿Para buscar en la tierra bañada de sangre las cenizas de los muertos que se esparcen por el aire? […] Había demasiados testigos oculares y excesivas pruebas que me convencieron que mi padre, mi madre y mi hermana habían muerto y que no tenía sentido emprender un viaje ilógico hacia las cenizas consumidas de mi propio infierno personal. Si hubiera sido más adulto tal vez a pesar de todo lo hubiera intentado, pero a los 16 años no podía siquiera soportar este pensamiento, ¿Y ahora qué haré? ¿Quién soy? Estaba confuso y perdido. La paz retornó a Europa. Podía ir a donde quisiera. Pero ¿Dónde encontraría un lugar que sea mi hogar? ¿Dónde?" [11]
Y es por esto que muchos de los sobrevivientes comenzaron a buscar alternativa de emigración
A fines del año 1945 muchos sobrevivieron los campos de trabajo, los campos de concentración, los campos de exterminio, las marchas de la muerte y no quisieron, o no pudieron, volver a sus casas. Por eso es que muchos de los sobrevivientes llegaron por diversos caminos a los campos de desplazados en el centro de Europa (Alemania, Austria e Italia) que dirigían los Aliados. La vida en estos campos estaba marcada por muchas dificultades. Detrás de las alambradas vivían sobrevivientes hambrientos, vestidos con harapos, sufriendo de una incertidumbre desesperante referente a su futuro. La sensación de alejamiento y falta de pertenencia llevaba a veces a la indiferencia y a la inacción. A pesar de esto, muchas personas contrajeron matrimonio en estos campos, y tuvieron hijos.
9. Los recuerdos del pasado y la preocupación por el futuro
"La barraca es una unidad residencial muy larga, sin tabiques o habitaciones, en la que cada familia o individuo, recibe un espacio asignado de unos pocos metros, donde se deben acomodar. Para dividir el espacio entre inquilino e inquilino, se utilizan sábanas o mantas. Es imposible tener privacidad, pero a pesar de todo, las personas se organizan para tratar de llevar una vida normal en lo posible, entre estos tabiques delgados. Se desarrolla la vida conyugal, niños nacen, parejas jóvenes recién casadas inician los primeros pasos como familia, se llevan a cabo fiestas familiares o simplemente encuentros de amigos... Pero más de una vez, los residentes del edificio, se despiertan por los gritos de las personas que experimentan en sus sueños, los horrores del pasado. Envidio a cada unidad familiar con la que me encuentro. Estoy ansiosa por percibir el calor hogareño, por encontrar una familia protectora, y sobre todo, por pertenecer a alguien. Me siento [...] solitaria como una piedra, y el conocimiento de que nadie en el mundo conoce a mi familia y a mis raíces, me provoca un gran dolor." [12]
En esta descripción de Miriam, se sienten entrelazados los sentimientos de rehabilitación y sus dificultades, la búsqueda de un futuro y el impedimento de escapar de las pesadillas del pasado.
El pasado y su terror, y el futuro con sus esperanzas, se reflejan también en esta fotografía.
La vida en los campos de desplazados:
La mayoría de los sobrevivientes habían perdido a toda su familia y los sentimientos de pérdida y soledad estaban acompañados por el deseo de establecer familias propias. Eso provocó una plétora de matrimonios después de la liberación. Hubo incluso bodas grupales en algunos de los campos y no era raro que los recién casados provinieran de diferentes países. Entre 1946 y 1948 el índice de natalidad en los campos de desplazados era el más elevado del mundo. La cumbre fue aproximadamente 700 bebés en un mes. Este fue uno de los factores que influyeron en la búsqueda de soluciones para las necesidades de los desplazados.
Los sobrevivientes organizaron en los campos instituciones educativas, publicaron más de setenta periódicos, promovieron la creación de proyectos de perpetuación, y hasta fundaron teatros y orquestas.
En el fragmento que sigue el escritor Aarón Appelfeld, sobreviviente del Holocausto que emigró a Israel después de la guerra, nos presenta un instinto de existencia totalmente diferente a esa tristeza que arrastraba a los sobrevivientes a un “letargo” del que no había más salida. Nos cuenta acerca de los grupos de actores que se formaron en los campamentos de desplazados:
“Inmediatamente después del fin de la guerra comenzaron a brotar las primeras compañías de entretenimiento: una mezcla de viejos y jóvenes, y entre ellos ex actores, cantantes jóvenes que se hicieron adultos en los búnkeres, y una variedad de hombres delgados que encontraron un alivio en esta distracción. Estas compañías surgieron en forma espontánea, y fueron pasando de un campo a otro. Cantaban, declamaban, contaban chistes. [...] Qué es lo que traían estas compañías. Es difícil, por supuesto, generalizar. Fundamentalmente, era la secreta voluntad del instinto vital de devolvernos a la vida”. [13]
También Norbert Horowitz destaca la función que cumplía el teatro en las vidas de los sobrevivientes en los campos, otorgándoles vitalidad y energía.
"Después de la liberación, se encontraron varios amigos enfermos de tifus y débiles de cuerpos; apenas se mantenían en vida y sin embargo eran atraídos por el teatro idish. Así se encontraron un maestro de canto, especialista en danzas, actores aficionados y músicos aficionados y profesionales – y como por encanto se formó el teatro idish. No contaban con los elementos necesarios para la meta: no maquillaje, no vestuario, no materiales para la escenografía y ni una palabra impresa en idish. La memoria les dictaba los textos de las obras teatrales. Y así, después de seis años de sufrimiento inhumano, judíos, que se escaparon de los brazos de la muerte, volvieron a disfrutar de una obra de teatro judío y escucharon nuevamente una canción judía. El teatro "kazet" cumplió de esta manera una obligación sagrada." [14]
El regreso a la vida de los remanentes se después de la Shoá se expresó también en el regreso a la religión y a la tradición judía. En los campos de desplazados reinaba un ambiente de alegría especial durante los días de festividades judías que las celebraban en conjunto. El renacimiento de las costumbres de la tradición dio fuerzas a los sobrevivientes recobrando el sentimiento de unidad y solidaridad y ayudando a la vez a disminuir los abismos de idiomas y culturas.
Preguntas para debatir:
- ¿Cuáles son las áreas de cultura y recreación que se reflejan de las fotografías o del cartel?
- ¿Qué implica la elección de estas áreas?
Emigración
Debido al antisemitismo que reinaba aun en algunos lugares y por los recuerdos del pasado, muchos de los sobrevivientes buscaron abandonar Europa.
Jana Gofrit, nacida en Polonia y que se salvó de niña después de haber estado en el gueto y en el escondite con su madre, llego a un campo de desplazados y relata sobre la manera que se desarrolló en ella el sentimiento de pertenencia y su importancia. En su relato se destaca también el lugar central que ocupo ella como niña en la decisión de su familia de ir a Israel.
"Llegamos al campo de desplazados donde se concentraban judíos que no tenían donde vivir. En el campo fui por primera vez a una escuela judía. Aprendí hebreo y papá Yosef me ayudó mucho ya que el idioma me era difícil. En la escuela participe en obras de teatro, bailé y dibujé, realmente florecí. La clase preferida por mí era geografía .Comencé a entender que hay un lugar en el universo que es mío, esa es mi tierra. Podré caminar libremente en las calles, sin miedo, nadie me dirá: "judía roñosa" y tendré mi propio idioma.
[…] En casa había discusiones ya que papá Yosef tenía una hermana que vivía en Nueva York y ella envió visas para que vengamos ahí y él quería mucho re encontrarse con su única hermana que le quedó. Pero yo dije: "Yo no viajo a ningún lugar, mi lugar y el de todos nosotros es Eretz Israel (la Tierra de Israel). Ahí será el Estado para los judíos y si ustedes me envían a otra parte, saltaré del barco". Hice huelga de hambre, de silencio, les dije que no estoy de acuerdo que mi pequeño hermano nació después de la guerra, pase por lo mismo que yo he pasado. Finalmente mis padres comprendieron que no cambiaré de opinión y decidimos viajar a Israel" [15]
Joseph Peter Engelberg Karp - Guatemala
Joseph Engelberg nació el 3 de abril de 1920 en Rzeszów, Polonia. Al estallar la Guerra, él y su papá huyeron hacia la zona ocupada por los rusos en el este. Joseph hablaba perfectamente ruso, polaco, y alemán lo que aunado a que no tenía rasgos típicamente judíos, le permitió salvarse de la muerte. Joseph se apoderó de los papeles de identidad de un ruso llamado 'Piotr Zenyk' y desde ese momento, y hasta el final de su vida, fue conocido como 'Peter'.
Al terminar la guerra se encontró solo y sin familia. Fue alojado por la Administración de las Naciones Unidas para el Auxilio y Rehabilitación (United Nations Relief Agency –UNRA-), en un campamento de personas desplazadas donde conoció al guatemalteco Rafael Monzón, quien se había quedado indocumentado. Rafael le ofreció llevarlo a Guatemala, a cambio de papeles para salir de Europa. Como Peter también hablaba francés, logró cruzar la frontera a Francia, donde obtuvo papeles para ambos.
"Lo que terminó por convencerme de ir a una tierra desconocida para mí, fueron las historias maravillosas que me contaba Rafael. No podía creer que a los cerdos en las fincas guatemaltecas los alimentaban con bananos, que en esa época en Europa eran un gran lujo."
Al llegar a Guatemala, la familia Monzón lo acogió dándole hospedaje y trabajo. Al poco tiempo se casó con Regina Sztelcner y juntos formaron una familia judía que hasta el día de hoy sigue su legado.
León Tenenbaum Lesner (q.e.p.d.) - Guatemala, nació en la ciudad de Lodz, Polonia en 1919. Tenía veinte años cuando fue capturado por los nazis y nunca más volvió a ver a sus padres ni a sus tres hermanos.
Con tan sólo un papelito en la mano que tenía escrito el nombre de su tío:
'León Tenenbaum – Guatemala', se embarcó y se dirigió a este país desconocido para él. Fue gracias a su tío, con quien compartía el mismo nombre, que llegó a Guatemala en 1946. Él siempre estuvo agradecido a este país que lo recibió y le dio una segunda oportunidad de vida.
Falleció de noventa años de edad, en agosto de 2009, en la ciudad de Guatemala.
Es importante debatir con los alumnos sobre la pregunta por qué querían los judíos emigrar.
¿Cuáles eran los motivos al elegir los países de emigración? A la vez es importante señalar las dificultades que se relacionaban en parte con la política de emigración de los países adonde los judíos solicitaban inmigrar como así con las dificultades de comenzar una nueva vida en un país extraño, con cultura diferente e idioma desconocido sumado a las dificultades que ya tenían los sobrevivientes.
Muchos de los supervivientes trataban de abandonar los países europeos y emigrar a lugares en los que podrían reconstruir sus vidas y sus hogares. Alrededor de dos tercios decidieron abandonar Europa y se dirigieron a la tierra de Israel. Sin embargo el traslado a esta implicaba una lucha formidable contra las limitaciones impuestas por las autoridades del Mandato Británico a la entrada de los refugiados judíos al país. Como parte del intento de remover los impedimentos se organizó un movimiento de emigración ilegal – Haapalá. En su marco los supervivientes abordaban barcos desvencijados en varios puertos del Mediterráneo y partían hacia la tierra de Israel. El tercio restante emigró a los Estados Unidos, Latinoamérica, Sudáfrica, Canadá y Australia.
Los siguientes carteles y fotografías que fueron difundidas en los campos de desplazados como también las fotografías, resaltan el lugar importante que ocupaba la educación y cultura entre los sobrevivientes.
- ¿Qué áreas de estudio se reflejan?
- ¿Cuáles eran los motivos, a tu opinión, por los cuales los estudiantes elegían estas áreas?
No era algo obvio que las escuelas se abrieran pocas semanas o meses después de finalizar la guerra. Todos los marcos se derrumbaron, no existían padres que alienten a sus hijos a estudiar, y la secuencia de aprendizaje como las habilidades para estudiar eran prácticamente imposibles.
"La helada se hizo sentir durante las clases que se llevaban a cabo en una sala sin calefacción. Pero el deseo de aprender venció a todos los obstáculos físicos, y los resultados fueron inmediatos. La Guimnasia (escuela secundaria), tenía 125 niños de diferentes países europeos. Ellos fueron divididos en cuatro clases. La sed por el conocimiento y el aprendizaje de los estudiantes era admirable.
Un hecho destacable: ningún estudiante llegaba tarde a las clases. Vienen sin desayunar, ya que las cantinas que se abren a las 8:30 y las clases comienzan a las 8:00. Lo mismo puede decirse de los profesores. Los estudios se desarrollaban según el método de la "tradición oral", ya que los libros prometidos desde el extranjero, no llegaron. Los mismos maestros dibujaban mapas y dibujos anatómicos […]"
Resumen de la actividad grupal:
Desarrollo de un debate general en el cual el maestro concentrará los reportes de los diferentes grupos, destacando las dificultades que se reflejaban en los sobrevivientes después de la liberación, el deseo ferviente de rehabilitación y regreso a la vida, no sin mencionar los obstáculos y dificultades de este proceso.
Abba Kovner, partisano, fue uno de los líderes del movimiento clandestino del gueto de Vilna. También él describe el proceso de la vuelta a la vida de los sobrevivientes de la comunidad judía de Europa:
"El mismo público, las mismas personas [sobrevivientes del Holocausto], podrían sumergirse en la resignación del estado de impotencia e intentar la reconstrucción de las ruinas en el lugar donde habían estado. No hubiese sido sorprendente para mí, si ese mismo público se hubiera convertido en un grupo de asaltantes, ladrones y asesinos, y quizás hubieran sido entonces tanto lo más humano como lo más justo que podría pasar en el mundo. Ellos llegaron hambrientos, hechos jirones, destruidos, derrotados, y lo primero para ellos era la búsqueda de las cosas esenciales – de pan, de un cuarto, de un empleo, y de alguna manera todo ello podía haberse hundido en la miseria de la vida supuestamente recompuesta”.
La vuelta a la vida de los sobrevivientes no es algo que pueda darse por sobrentendido
Pregunte a los alumnos:
- ¿Qué podemos aprender de las elecciones hechas por los sobrevivientes?
Halina Birenbaum describe en una poesía esta vida suya que comenzaba desde el fin:
“Mi vida comenzó desde el fin,
primero conocí la muerte, el terror
y sólo después – el nacimiento.
Crecí en la destrucción, en el reino del odio
y solo después, vi la construcción.
[...]
Mi vida comenzó desde el fin, y sólo después
volví al comienzo. Regresé al renacimiento.
No era simple, no fue simple
porque el bien – no es menos fuerte que el mal!
Y también en mí reside la fuerza de no rendirse.
¡Yo soy un hecho!...”
[18]
Analice con los alumnos esta poesía preguntando:
- ¿Qué influencia tiene el hecho de que la vida de Halina comenzó desde el final, y tan sólo después volvió al principio? ¿A qué conclusiones llegó Halina como consecuencia de su experiencia de vida?
- ¿Qué mensaje nos transmite esta poesía sobre la elección de los sobrevivientes por la vida?
- ¿Qué rescatan ustedes para vuestras vidas?
[2] Miriam Akavia, Archivo de Yad Vashem, O.3, V.T/4543
[3] Itzjak (Antek) Zukerman, Ietziat Polin [La salida de Polonia], Hakibutz Hameujad, Beit Lojamei Haguetaot, Tel Aviv 1988, pág. 15.
[4] Elie Wiesel, "Trilogía de La Noche", Grupo Planeta, Barcelona, España pág. 129.
[5] Iehudit Kleiman y Nina Springuer-Aharoni, Keev Hashijrur [El dolor de la liberación], Yad Vashem, Jerusalén 1995, pág. 38.
[6] Aviva Opaz, "Kibutz Ieladim bemasa a la aretz hanijsafat" – (grupo de niños en el viaje a la tierra prometida), Instituto Internacional para la Investigación del Holocausto, Yad Vashem, 1986, pág. 89.
[7] Archivo de Yad Vashem, V.T/135, O.3
[8] Iehudit Kleiman y Nina Springuer-Aharoni, Keev Hashijrur [El dolor de la liberación], Yad Vashem, Jerusalén 1995, pág. 37.
[9] Sara Plaguer Ziskind, Haatará sheavdá, (La corona perdida), pág. 268.
[10] Boshana Shayniok, El pogromo de Kielce, 4 de julio de 1946, Kobetz Yad VAshem 22, Jerusalén 1983.
[11] Samuel Pizar, Keof Hajol (Como el ave Fénix), Jerusalén, Editorial Shoken, 1981.
[12] Miriam Raz Zoneshein, "Tziporim beshajor lavan" (Pájaros en blanco y negro), Moreshet –Yad Vashem, Tel Aviv, 2002, págs. 175-176.
[13] Aarón Appelfeld,Masot BeGuf Rishon, [Escritos en primera persona], HaSifria Hazionit, Jerusalén 1979, págs. 44-45.
[14] Norbert Horowitz, "Idish teater fun der sheerit hapleitá" (teatro judío del remanente que sobrevivió), New York, 1955, pág. 160.
[15] De una entrevista realizada a Jana Gofrit
[16] Pinjas Vershevsky, dentro de Irit Vitman, "Undzer Shtime" (Nuestra voz), vocero de los remanentes - sheerit hapleita, Guesher, 1987.
[17] Abba Kovner, MiSheló VeAlav [De él y sobre él], Moreshet Sifriat Poalim, Tel Aviv, 1988, págs. 40-41.
[18] Halina Birenbaum, Nigun Pnimi [Melodía Interior], Traklin, Tel Aviv 1985, pág. 9