En el 2019, Yad Vashem recibió a Uwe Westphal, ex reportero de moda e historiador del arte, que ha pasado décadas investigando la industria de la moda judía en Berlín, desde la década de 1830 hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
De acuerdo a Westphal, todo comenzó a mediados del siglo XIX, cuando los comerciantes judíos alemanes de moda, Valentin Manheimer y Herrmann Gerson crearon un sistema de tallaje estandarizado, que se suponía que correspondía a todos los clientes. Un concepto revolucionario que consistía en producir moda prêt-à-porter en una gama de tallas estandarizadas. De esta forma y por primera vez, el público en general podía adquirir ropa de moda. Junto con la invención de la máquina de coser Singer, esta iniciativa contribuyó al desarrollo de Hausvogteiplatz, un área en el centro de Berlín que estaba particularmente bien comunicada gracias a la red de transporte público. La ciudad emergió entonces como una metrópolis floreciente, en el corazón de Europa.
Pronto Berlín se convirtió en el centro de la industria mundial de la moda, con un área comercial en la que un 90% era propiedad de judíos. Unos 90.000 sastres y modistas eran empleados en el Gran Berlín, un trabajo particularmente difícil. La industria alcanzó su punto máximo en la década de 1920, antes de ser devastada por la crisis económica mundial de 1928-1929 y sus dañinas consecuencias.
A principios de la década de 1930, con el ascenso al poder de los nazis, las empresas de moda judías fueron atacadas gradualmente, sujetas a propaganda antisemita que afirmaba que el prêt-à-porter era solo un ejemplo más de la «decadencia judía». Más tarde, en abril de 1933, se impuso un boicot a la industria de la moda judía, lo que provocó el cierre de un gran número de pequeñas empresas, cuyos propietarios fueron expropiados por empresarios «arios».
«La feria de moda de Auschwitz»
Si bien los nazis se escondían detrás de las afirmaciones ideológicas de derribar la industria de la moda judía, también estaban ansiosos por apoderarse del capital y los bienes de los comerciantes, así como de sus fábricas, requisadas para la fabricación de ropa como parte de los trabajos forzados. En 1939, el 90% de las 2.700 casas de moda judías que habían operado seis años antes, echaron el cierre. Casi todos fueron cerrados a la fuerza o «arianizados», y sus antiguos propietarios se vieron obligados a huir del país.
Durante la guerra, muchos fabricantes alemanes utilizaron los talleres de trabajo forzado instalados en los guetos o los campos de concentración para producir su línea de moda. Este es particularmente era el caso de las firmas Hugo Boss y C&A.
Como parte de su investigación en los Archivos de Yad Vashem, Westphal obtuvo una gran cantidad de documentación que muestra cómo algunos de los 18 campos de trabajos forzados para la industria textil fueron explotados: fue gracias a ellos y a las telas robadas en París, Viena, Praga o Budapest, que la élite nazi pudo vestirse. Otra revelación particularmente impactante: los diseñadores de moda alemanes confiaron los diseños de las prendas a lo que ellos mismos denominaron «la feria de moda de Auschwitz», entonces encargada de confeccionarlas.
Después de la guerra, Berlín perdió a sus diseñadores de moda judíos, dejando el campo abierto a los profesionales no judíos, que se estaban expandiendo rápidamente a escala mundial. Sin embargo, sus nombres no han desaparecido por completo. Gracias a Westphal, las empresas de moda judías están grabadas en los escalones de la estación de metro Hausvogteiplatz, en la antigua Alemania Oriental. En el centro, tres espejos incluyen explicaciones de la caída del gran imperio judío de la moda en la ciudad.
Existen, además, otras iniciativas para conmemorar el destino de la industria judía de la moda en Berlín, impulsadas por estudiantes de diseño de todo el mundo. En la Universidad de Clark Atlanta (EE. UU.), en el año 2017, los estudiantes del Departamento de Artes y Moda, en colaboración con la Comisión sobre el Holocausto en Georgia, crearon un vestido de «noche de cristal» impreso con los nombres de antiguas casas de moda de judíos alemanes. En Israel, los estudiantes de la Academia de Bellas Artes y Diseño Bezalel, realizaron en 2019 un desfile en Berlín, en el que exhibieron la moda judía de principios del siglo XX y otras piezas más modernas. Algo positivo para Uwe Westphal, que deplora que «la industria de la moda de Berlín todavía sufre un déficit de talento alemán. Y, sin embargo, sigue existiendo, para su vergüenza, en la negación total del papel desempeñado por sus predecesores en la aniquilación de la industria judía de la moda».
(Traducción del original en francés: Esther Rute-Cediel).