«Ser bendecido por Dios significa otorgar bendiciones, bondad amorosa y lealtad, independientemente del lugar y la situación».
Estas palabras fueron las últimas que escribió Regina Jonas en Thereseinstadt antes de ser deportada a Auschwitz para morir. En el espíritu de esta cita, Regina Jonas había trabajado en Theresienstadt durante dos años como rabina, clériga y apoyo espiritual. Regina trabajaba en el gueto en el «Departamento de Higiene Mental» creado por Viktor Frankl. Su trabajo consistía en recibir a los deportados traumatizados que venían directamente de los trenes al gueto, arrancados de la normalidad y arrojados a una nueva realidad aterradora de hacinamiento, enfermedad y desesperación. Regina les ofreció orientación y consuelo, explicándoles la dura realidad que les esperaba, pero asegurándoles que ella estaría allí para ofrecerles su ayuda para acompañarlos y apoyarlos espiritualmente. Aquella fue su misión y por lo que empleó plenamente su potencial como pastora y rabina.
Incluso cuando era una niña, Regina Jonas quería convertirse en rabino. En un entorno en el que no había rabinas, ya el que el liderazgo religioso era un asunto puramente masculino, Regina no se dejó intimidar y persiguió con vehemencia su sueño. Con gran determinación y tenacidad, rompió con convenciones y prejuicios para seguir su vocación religiosa. En 1935, Regina Jonas en Berlín se convirtió en la primera rabina ordenada de la historia. Sin embargo fue un camino duro:
Regina Jonas nació en el seno de una familia judía ortodoxa en Berlín el 3 de agosto de 1902 y creció en condiciones precarias en Scheunenviertel. Asistió a la escuela de niñas judías de la sinagoga ortodoxa en Rykestrasse y se destacó en todas las materias relacionadas con el judaísmo, hebreo y cultura judía. Incluso entonces les dijo a otros compañeros de escuela que quería convertirse en rabino.
A principios del siglo XX, la vida judía en Alemania experimentó un cambio. Un alejamiento de la ortodoxia estricta hacia un judaísmo más liberal sacudió los cimientos tradicionales. Berlín fue un centro del judaísmo reformista, que reemplazó el antiguo rito clásico por uno nuevo, que a menudo incluía cantos corales y órgano en la sinagoga. Incluso las comunidades ortodoxas comenzaron a adoptar un enfoque más «moderno» del judaísmo, como la sinagoga Rykestrasse a la que asistía Regina. Fundadש por el rabino ortodoxo moderado Dr. Max Weyl, quien promovió la educación religiosa de las niñas y permitió los bat mitzvot. Esta atmósfera progresista pudo haber fortalecido a Regina en su búsqueda para convertirse en rabina.
En 1924 comenzó sus estudios en la Academia para la Ciencia del Judaísmo. Aunque hubiera preferido una escuela ortodoxa, la universidad liberal fue la única que consideró capacitar a una mujer para ser rabina. En consecuencia, escribió su tesis sobre el tema: «¿Puede una mujer ocupar el cargo rabínico?». Fue un trabajo notable, que muestra no solo el amplio conocimiento de Regina sobre temas y textos talmúdicos y halájicos, sino también su total certeza y creencia en los mismos. En su conclusión escribió: «Excepto por los prejuicios y la falta de familiaridad, no hay casi nada halájicamente en contra de la ocupación del cargo rabínico por parte de una mujer».
Incluso si Regina aprobó su tesis con un 'bien', no pudo tomar el examen de rabinato oral. El profesor responsable de su ordenación, Eduard Barneth, murió repentinamente y su sucesor era demasiado conservador para tomar el examen de rabinato de una mujer. Pero Regina no se detuvo, siguió enseñando y aprendiendo y finalmente fue ordenada en 1935 por Max Dienemann.
Sin embargo, convertirse en rabina no le garantizó a Regina un cargo. No se le dio una congregación propia y continuó enseñando, hablando en sinagogas más liberales, visitando a los enfermos y ancianos en los hospitales y sirviendo como rabina en la prisión de mujeres. Cuando muchos de sus colegas masculinos emigraron o fueron arrestados, viajó a varias comunidades en todo el país donde los judíos se quedaron sin liderazgo religioso. Regina se había dedicado a la judería alemana y ni siquiera podía pensar en dejar las comunidades judías que amaba o exponer a su anciana madre a las convulsiones del exilio.
La vida de Regina en Alemania terminó el 6 de noviembre de 1942, cuando fue deportada al gueto de Theresienstadt. Allí también continuó el trabajo dedicado y desinteresado que había comenzado en Alemania con los ancianos y los enfermos. Su actividad docente tampoco se detuvo en el gueto. Yad Vashem recibió un documento titulado Conferencias de la única rabina Regina Jonas que contiene 24 conferencias impartidas por Regina en el gueto, incluidas historias de mujeres judías, temas talmúdicos, religiosos y bíblicos. Las líneas finales que la rabina capturó en el documento reflejan su actitud desinteresada y su compromiso con quienes la rodean:
«Nuestro pueblo judío fue plantado por Dios en la historia como una nación bendecida. Ser bendecido por Dios significa otorgar bendiciones, bondad amorosa y lealtad, independientemente del lugar y la situación. La humildad ante Dios y amor desinteresado por sus criaturas, sustentan al mundo. Es la tarea de Israel construir estos pilares del mundo: el hombre y la mujer, la mujer y el hombre por igual, han asumido esto sobre sí mismos con lealtad judía. Nuestro trabajo en Theresienstadt, por más serio y lleno de pruebas que sea, sirve también a este fin: ser servidores de Dios y, como tales, pasar de las esferas terrenales a las eternas. Que todo nuestro trabajo sea una bendición para el futuro de Israel (y el futuro de la humanidad)».
El 12 de octubre de 1944, Regina Jonas fue deportada desde Thereseinstadt a Auschwitz y asesinada.
Traducido del original en alemán: Esther Rute-Cediel