El gueto de Varsovia fue establecido por los alemanes en octubre de 1940 siendo el más grande de su tipo durante la Segunda Guerra Mundial, albergando unos 450.000 hombres, mujeres y niños judíos confinados allí, en condiciones de hacinamiento e insalubridad. Dentro del gueto, sus vidas oscilaron en la lucha desesperada entre la supervivencia y la muerte por enfermedad o hambre. Sin embargo, a pesar de las espantosas condiciones de vida, los artistas e intelectuales continuaron con sus esfuerzos creativos. En el gueto había escuelas, instituciones religiosas, hospitales, teatros, cafés, movimientos juveniles, pero también bibliotecas y un archivo clandestino, periódicos e incluso una orquesta sinfónica.
La prensa fue una herramienta fundamental utilizada en el gueto para difundir información relevante sobre el mundo exterior que se les negó a los habitantes del gueto. Durante la última década, Yad Vashem ha estado trabajando en la versión en inglés del monumental proyecto de investigación «La prensa judía clandestina en Varsovia», una mirada exhaustiva y crítica a la variedad de periódicos y boletines judíos publicados y distribuidos en el gueto, pese al gran peligro que suponía para cualquiera de los que participaron en ello.
Mientras que el tercer, y hasta ahora el último volumen (inéditos en español), alcanza sus etapas finales previas a su impresión, la Dra. Tikva Fatal-Knaani, la editora académica de la serie, nos brinda una fascinante descripción general de la historia, los objetivos y los descubrimientos del proyecto.
La idea de dar a conocer de alguna manera la prensa judía clandestina en Varsovia surgió poco después de que se descubriera el archivo oculto de «Oneg Shabat» en septiembre de 1946. Escondido en 10 cajas y contenedores de metal que fueron enterrados bajo una casa, estos documentos, testimonios, fotografías y obras de arte, creados contemporáneamente al transcurso de la guerra, representan una de las mayores colecciones de archivos judíos del Holocausto y proporcionan al mundo una mirada única a la vida judía en el gueto de Varsovia.
La prensa judía clandestina fue una empresa a gran escala de todos los movimientos políticos, partidos y movimientos juveniles, que fueron una fuerza real en las calles judías durante la ocupación. Entre ellos se encontraban los líderes de los partidos y movimientos, escritores y periodistas: los sionistas, los comunistas y los trotskistas.
Fue publicada en los años 1940-1944 en forma de boletines, revistas, publicaciones periódicas y folletos. A este respecto, jugó un papel importante en la vida pública y espiritual de los judíos de Varsovia. Sus creadores lucharon para corregir las injusticias y presentaron al público judío un propósito y contenido para su existencia. Los activistas judíos públicos buscaron proporcionar un conocimiento confiable de lo que estaba sucediendo, tanto en relación a la guerra, como a las noticias del mundo libre, ya que se les aisló de las fuentes de información ante la prohibición de traer periódicos desde el extranjero a la Polonia ocupada. Los judíos no recibían información sobre la situación general en Europa ni sobre las directivas de la Alemania ocupante, a las que fueron sometidos y que afectaron a sus vidas.
También hay referencias al valor de la lucha en la vida del gueto, sobre cómo preservar los valores morales en esta realidad desconocida y extrema, y cómo no olvidar a los débiles y apoyarlos. Hubo un esfuerzo por la preservación de valores y marcos sociales que los nazis intentaron eliminar. Esta prensa refleja así el empoderamiento espiritual no solo de los activistas de los partidos y movimientos juveniles, sino también de los habitantes del gueto que planearon el milagro del levantamiento contra los alemanes. A pesar de los peligros reales de publicar esta prensa, sus activistas continuaron publicándola y distribuyéndola incluso después de la liquidación del gueto en 1943.
Artículos críticos e ideológicos
Las revistas se publicaron en diferentes idiomas, incluidos ídish, polaco y hebreo. Como se ha indicado anteriormente, cada movimiento ideológico imprimió algún tipo de publicación y algunos publicaron más de una. Se han identificado 250 números de 52 revistas, una gran cantidad de contenido publicado en un período de tiempo relativamente corto. Las revistas más destacadas en cuanto a la frecuencia de su publicación, se incluyen en los tres primeros volúmenes. Biuletyn (Boletín) y Yugnt-Shtime (Voz de la juventud) del Bund; y Proletarisher Gedank (Pensamiento Proletario) del partido de izquierdas Poalei Tzion. Algunas de estas publicaciones de prensa se distribuyeron en muchos otros guetos, a pesar de las inconcebibles dificultades para pasarlas de contrabando de un lugar a otro.
Gran parte de la prensa clandestina expresa una actitud crítica hacia el Judenrat (el consejo judío designado por las autoridades alemanas para cada gueto) y todas sus instituciones; un análisis del curso de la guerra y su carácter en los distintos frentes; referencias al futuro del pueblo judío después de la guerra, información sobre el Yishuv (asentamiento judío) y las relaciones con la población árabe en la Tierra de Israel. En general, la mayoría de las revistas tenían un formato más o menos uniforme: el número iniciaba con un artículo programático, que reflejaba la respuesta de la corriente política particular a los acontecimientos en la escena internacional o en la vida judía. En la parte central de la publicación había una serie de artículos ideológicos. Tras esto, generalmente seguían noticias de primera línea y evaluaciones de políticas, así como información sobre lo que estaba sucediendo en otras áreas, como deportaciones y noticias que regresan de los campos de concentración a través de varios canales.
La ideología y la forma de pensar política a menudo condujeron hacia ataques contra el liderazgo judío, así como contra los oponentes ideológicos. Un ejemplo de ello es que durante mucho tiempo el Bund ignoró el destino especial de los judíos bajo el régimen nazi porque en su opinión no había ninguna diferencia entre la situación de los judíos y la situación del resto de la población. Los «esclavizados», por lo tanto, preferían la alianza de los trabajadores judíos con los trabajadores polacos a la solidaridad judía en general. De hecho, el Bund presentó el antisemitismo como un fenómeno de clase. Los miembros de Hashomer Hatzair atacaron este enfoque y los acusaron de ignorar los difíciles problemas de las masas de jóvenes judíos durante la ocupación, y la falta de intento alguno por abordar la angustia judía.
Una llamada a la unificación
Uno de los motivos expresados en la prensa judía clandestina fue la creencia de que, a pesar de sus victorias, los alemanes terminarían perdiendo la guerra. En enero de 1941, Biuletyn anunció: «El mundo derrotará a Hitler; el mundo de la democracia, el mundo de la libertad, el mundo del socialismo, derrotará al régimen de dictadura y esclavitud». Esta expresión afectó a muchos judíos en el gueto. La prensa creyó en la juventud y alentó su espíritu, y luchó contra la ignorancia a través de reseñas literarias, históricas y científicas que enriquecieron el espíritu de los lectores en la creencia de que la guerra terminaría y se necesitaría cierta «educación».
La visión paciente y a largo plazo de los tiempos posteriores a la guerra es una dimensión importante en la historia judía que culminó en esos fatídicos años de la Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, también hubo quienes levantaron la mano y miraron solo al presente, que no prometía nada más que penurias, escasez, enfermedades y muerte. La prensa llamó a los judíos a oponerse a la indiferencia y no aceptar ese veredicto, por el contrario, unir sus manos y luchar juntos. Der Ruf (La Llamada) en nombre del partido de izquierdas Poalei Tzion anunció en mayo de 1942: «el momento ahora exige la unificación de todas las fuerzas en la lucha contra el ocupante, y que el orden de la hora es establecer un frente de liberación nacional, formando y uniendo todas las fuerzas activas del pueblo para hacer frente al enemigo». De esta manera, la prensa judía clandestina preparó a los judíos para los días posteriores a la Aktion y, por lo tanto, jugó un papel importante en la preparación del terreno para la resistencia armada tanto en enero como en abril de 1943.
Las dificultades y los peligros a la hora de publicar y distribuir estos periódicos estaban muy presentes. Las medidas de precaución eran imprescindibles, como que el último lector destruyera la propia publicación. Sin embargo, a pesar de todo este peligro, no había límite para el deseo y la fe profunda en la rectitud del camino, su visión a largo plazo y su coraje para tomar las riendas de sus vidas.