Durante el Holocausto, los nazis decidieron asesinar a los judíos por el simple hecho de serlo y eliminar todo recuerdo de su existencia. ¿Quiénes fueron aquellos hombres, mujeres y niños a quienes los nazis procuraron tanto asesinar como eliminar de la memoria?. En esta lección conoceremos los intentos de perpetuación y los documentos (archivos, diarios, últimas cartas ) y otros medios que ellos eligieron para perpetuar su recuerdo y el de su entorno.
Introducción
“Si tu vives - viviré dentro de ti […] Los judíos de la ciudad desaparecieron de las calles. No existe hacia donde escapar” (Extracto de la última carta de Pinchas Eisner, Hungría, octubre 1944)
Hace más de sesenta años, el 19 de julio de 1944, los alemanes comenzaron la concentración de los 2.000 judíos de Rodas y Kos. Luego de haber estado detenidos por algunos días, fueron embarcados en buques hacia Atenas. Durante el viaje de 8 días, las embarcaciones se detuvieron en Leros y recogieron al único judío habitante de la isla. Una vez en Atenas, todos ellos fueron cargados en un tren, y cuatro semanas más tarde arribaron a Auschwitz-Birkenau. Casi todos los que sobrevivieron el torturante viaje fueron asesinados poco tiempo después de su llegada.
- El intento de asesinar a todos los judíos significó que fueron buscados y perseguidos en todo sitio en el que pudieran hallarse. Respecto de esto es muy importante tener en cuenta el componente temporal. Por ejemplo: la intensidad de las persecuciones al principio y al final de la guerra.
- De las memorias de Donia Rosen sobre el testamento espiritual
- Carta de despedida de Ellie Kulka
Los últimos judíos - 1944
Los últimos judíos - 19441944 fue un año decisivo en la Segunda Guerra Mundial. La victoria de los Aliados se percibía claramente en el horizonte. Las fuerzas alemanas fueron derrotadas una y otra vez, a pesar de su dura resistencia, y fueron obligadas a retirarse hasta Alemania. Ese fue el año en el cual la Alemania nazi decidió completar su mayor objetivo – asesinar a todo judío europeo, completar la “solución final”. Motivados por una ideología antisemita extrema, los nazis duplicaron sus esfuerzos para aniquilar hasta el último judío antes del final de la guerra.
Tenían mucha prisa, no había tiempo que perder.
Aunque necesitasen de todos sus recursos y fuerzas para la guerra, los alemanes no cejaron en su propósito de asesinar a los judíos. Se desplegaron por toda Europa capturando y destruyendo comunidad tras comunidad, individuo tras individuo, sacándolos de sus hogares, de los guetos o de los escondites. De esta manera, los nazis asesinaron a más de 700.000 judíos en el último año de la guerra, incluyendo la mayor parte de los judíos de la última gran comunidad judía que quedaba en Europa, Hungría. En una de las más eficaces operaciones de deportación y asesinato en el Holocausto,los regímenes nazi y húngaro trasladaron 437.000 judíos a Auschwitz-Birkenau en tan solos ocho semanas (del 15 de mayo al 8 de julio) y asesinaron a otras decenas de miles más adelante, durante ese mismo año.
Pero esto no era suficiente. Durante ese año, mientras su imperio se desmoronaba a su alrededor, los nazis dedicaron sus últimos recursos a la masacre de los últimos judíos de Lodz, Kovno y Shavli; los judíos presos en Majdanek, Kaiserwald, Klooga, Koldyczewo, Starachowice y otros campos de trabajo forzado, comunidades enteras de Corfú, Rodas, Kos y otras islas griegas, y la mayor cantidad posible de judíos de Italia, Francia, Holanda, Berlín y muchos otros sitios. Los judíos escondidos fueron capturados y asesinados, los partisanos atacados y fusilados. Miles y miles de prisioneros en los campos debieron marchar cientos de kilómetros más allá de la frontera hacia otros campos de trabajo forzado, en los cuales sus cuerpos pudieran ser explotados más aún, antes de desplomarse y ser finalmente aniquilados. Del 21 al 25 de julio, tan sólo cuatro semanas antes de la liberación de Francia, fueron capturados 44 niños y sus acompañantes de Izieu y un total de 300 individuos fueron atrapados en las instituciones infantiles de Francia y deportados a Auschwitz-Birkenau. En Holanda, el último tren de deportados partió hacia el Este el 3 de septiembre de 1944, llevando a 1.019 judíos.
Ya en la época del Holocausto, los judíos eran conscientes de que probablemente no quedaría recuerdo de ellos, y lucharon contra el intento de borrar su memoria. Lo hicieron redactando documentos que sirvieran para la investigación, escribiendo diarios íntimos y empleando sus habilidades artísticas.
En el Holocausto se crearon, en los diversos guetos, proyectos de documentación, tanto oficiales como clandestinos. A su vez, miles de judíos – ancianos, jóvenes, niños– comenzaron a escribir. Intelectuales acostumbrados a tomar la pluma y gente simple que nunca había vivido la experiencia de escribir. El deseo de dejar un testimonio, debido a la sensación de que el mundo judío estaba a punto de ser destruido y que ellos eran “los últimos judíos”, se difundió entre muchas personas.
La empresa de documentación más grande durante la guerra fue realizada en el gueto de Varsovia (Varsovia era la comunidad judía mas grande antes de la Segunda Guerra Mundial). Antes de conocer el archivo, intenten imaginar qué llevó a las personas a ejecutar un proyecto de documentación tan vasto.
Archivo “Oneg Shabat”
Archivo “Oneg Shabat”En el gueto de Varsovia, el historiador y hombre público Dr. Emmanuel Ringelblum creó un archivo clandestino llamado “Oneg Shabat” (Placer del Sábado). Durante la época de la rebelión en el gueto, Ringelblum y sus compañeros enterraron todo el material recopilado acerca de la vida y los acontecimientos en el gueto, en cajas de latón y vasijas de leche. La recopilación, la escritura y ocultamiento del material fueron realizados bajo el riesgo de perder sus vidas, para las generaciones posteriores, con el fin de que no se olvidasen los sucesos, para que el recuerdo de los judíos de Varsovia no se perdiera en el olvido, para que puedan contarse sus historias. Luego de la guerra fue hallada gran parte del material, y éste nos permite aprender lo acontecido en el gueto de Varsovia y en otros lugares.
Este archivo es el más grande de los archivos judíos clandestinos y una fuente de inspiración para otras empresas de documentación. Fue administrado bajo la dirección y el control de Ringelblum. Las personas que se unieron a esta causa sentían que vivían una época única y sin precedentes. El nombre del archivo, “Oneg Shabat”, se debe a que sus miembros solían reunirse los días sábado y servía a los fines de camuflar sus actividades principales.
(H. Goldman y J. Ben-Sasón, Shnot rainu raá - Prakim betoldot hayahadut hadatit betkufat haShoá [Los años en que vimos el mal – Capítulos sobre la historia del judaísmo religioso durante el Holocausto], vol. II, Yad Vashem, Jerusalén, 2003, pág. 110)
“No sé quién de nosotros quedará con vida, quién será el privilegiado que procesará el material que recopilamos. Pero una cosa es clara para todos: nuestro trabajo, nuestro esfuerzo, nuestro sacrificio, nuestra vida bajo el miedo permanente, nada de ello ha sido en vano.”
(E. Ringelblum, Ioman vereshimot metkufat hamiljama [Diario y apuntes de la época de la guerra], vol. I, Yad Vashem. Jerusalén, 1994, pág. 387)
- ¿Cuál es la importancia de la documentación que recopilaron los judíos durante el Holocausto?
Además de las empresas de documentación pública, de las cuales formaron parte una gran cantidad de personas, muchos también se dedicaron a la creación de una documentación de índole más personal, particularmente mediante la escritura de diarios íntimos.
Diarios y memorias
Diarios y memoriasMiles de judíos comenzaron a escribir diarios durante la ocupación nazi y el Holocausto. Entre ellos se encontraban niños y jóvenes, judíos simples e intelectuales, religiosos y laicos, hombres de diferentes concepciones políticas y personalidades públicas eminentes. La importancia histórica de estos diarios radica en el hecho de que fueron escritos durante los acontecimientos, o en tiempos cercanos a ellos. Están empapados de las sensaciones de los narradores, quienes relatan en las páginas del diario sus historia de vida o por lo menos un capítulo de ella.
La mayor parte de estos diarios y manuscritos redactados durante el Holocausto desaparecieron. Sin embargo, un gran número de escritos se preservó, especialmente en los dos guetos más grandes, Varsovia y Lodz.
Los diarios de la época documentan no sólo la vulnerabilidad de la condición humana, sino también el exterminio diario,que se hallaba presente hasta el final de la época. Los diarios fueron escritos por personas expulsadas de la sociedad humana que arriesgaban su vida al hacerlo.
Varias fueron las razones que llevaron a los autores de los diarios a documentar sus actividades y pensamientos. En muchos de ellos palpitaba el deseo de conservar para las generaciones posteriores el recuerdo de la tragedia que padecían . Ellos sintieron, ya sea consciente o inconscientemente, que su narración podía ser el último testimonio, la única acusación escrita que sobreviviría después de su desaparición.
Sin embargo, los afanes de perpetuación y conservación no fueron las únicas causas que motivaron la redacción de diarios. En muchas ocasiones la escritura era una herramienta para descargar tensiones y expresar sentimientos de espanto, furia, dolor y humillación. En los diarios sobresale el intento de organizar la experiencia y conseguir un cierto orden en los acontecimientos, en una realidad plagada de inestabilidad.
(H. Goldman y J. Ben-Sasón, Shnot rainu raá - Prakim betoldot hayahadut hadatit betkufat haShoá, vol. II, Yad Vashem, Jerusalén, 2003, págs. 113-114).
Haim Aaron Kaplan, educador y director de una escuela hebrea en Varsovia, escribió en su diario, en el cual documentaba sus sensaciones personales, sus experiencias y las de los judíos de Varsovia:
"Existen compañeros y amigos que conocen el secreto de mi diario, que me aconsejan en su desesperación dejar de escribir: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Lograrás publicarlo? ¿El eco de tus palabras llegará a oídos de las próximas generaciones? ¿Cómo? ¿De qué manera? […] y a pesar de eso – yo no los escucho. Siento que continuar mi diario, hasta el último instante de mis capacidades físicas y espirituales, es una misión histórica que no debe ser menospreciada. Aún mi pensamiento se halla despierto y fresco. Aún mi fuerza creativa no se paralizó a pesar de que ya van cinco días sin probar bocado. Y por eso mi diario no enmudecerá."
(H. A. Kaplan, Meguilat yesurim [Libro de sufrimientos], Editorial Am Oved, Yad Vashem, 1966, págs. 546-547)
Haim Kaplan fue asesinado en el campo de concentración de Treblinka en el año 1942.
- ¿Cuál fue el significado que encontraron las personas en la escritura de diarios durante el Holocausto?
- ¿Consideran que las razones que motivaron la redacción de diarios y memorias personales, difieren de las razones que llevaron a la creación de las empresas de documentación general? Si es así, ¿por qué razón y en que sentido?
El futuro fue algo que ocupó a muchos niños y jóvenes en el Holocausto, quienes expresaron sus anhelos para el futuro en sus diarios, cartas y poemas. Los deseos de los que perecieron nos instruyen acerca de sus identidades, sus sueños y sus esperanzas. Los jóvenes escribían con plena conciencia de que sus probabilidades de sobrevivir la guerra eran pocas, y eligieron legar a las generaciones posteriores algo que recuerde su existencia. En muchos casos todo lo que nos queda de ellos son tan sólo sus nombres.
Además de su principal crimen, el asesinato de los judíos, los nazis intentaron eliminar todos los rastros tanto de los crímenes por ellos perpetrados como de sus víctimas. Los nazis dedicaron mucho esfuerzo a borrar las pistas de sus delitos: cremación de las víctimas y dispersión de sus cenizas, destrucción metódica de documentos comprometedores, prohibición absoluta a los S.S. de hablar acerca de sus crímenes, etc. Al mismo tiempo, los nazis se dedicaron a la continua deshumanización de las víctimas judías e intentaron borrar su identidad humana. Los documentos que nos legaron los fallecidos nos ayudan a rescatar sus imágenes del abismo del olvido.
Uno de los documentos más conocidos es el diario de Ana Frank. Ana Frank nació en Alemania en el año 1929. Cuando Hitler ascendió al poder, su familia debió emigrar de Alemania a Ámsterdam, Holanda. En julio de 1942 la familia Frank, junto con otros cuatro judíos, se escondió en un altillo. El 4 de agosto de 1944 fueron delatados a la Gestapo por sus vecinos holandeses. Tanto los miembros de la familia Frank como los otros judíos que se encontraban con ellos fueron deportados al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Edith, la madre de Ana, murió en Auschwitz. Ana y su hermana Margot murieron en Bergen-Belsen en 1945. El padre, Otto Frank, sobrevivió y dedicó su vida a la perpetuación de la memoria de Ana a través de su diario
“Espero poder abrir ante ti todo mi corazón, ya que nunca lo he logrado antes con nadie. Y espero que seas un sostén leal. […] Encontré en ti hasta ahora un sostén leal, y también en Kity a quien le escribo con constancia. Este tipo de escritura en mi diario me resulta mucho más exitoso y espero ansiosamente tener tiempo libre para poder escribir. Me siento tan feliz de tenerte conmigo.”
(Ana Frank, Iomaná shel neará [Diario de una joven], Tel Aviv, 1992, pág. 9)
Existen varias ediciones en español del Diario de Ana Frank
Otros documentos que se han preservado parcialmente son los últimos testimonios de las víctimas poco tiempo antes de su asesinato.
Últimas cartas
Últimas cartasAntes de su muerte – durante su expulsión, en los puntos de concentración, en los trenes–, cuando sentían miedo, sorpresa, estupefacción y preocupación, los judíos escribieron. Hombres y mujeres escribieron a sus seres queridos sus últimas palabras, sus esperanzas, sus sentimientos y sus últimos deseos.
Las últimas cartas que aparecen a continuación son testimonios subjetivos de las victimas respecto de la situación en la que se hallaban inmersos, según su propia percepción – y no como eran vistos por los alemanes. Lo característico de la carta es que refleja una experiencia personal y el hecho de que la voz singular del escritor relata los acontecimientos. “Una carta es un alma viva, eco fiel de la voz narradora” (Honoré de Balzac). El “eco fiel” se oye en estas últimas cartas a gritos, con furia, con súplicas, con amor, pidiendo venganza y con muchos otros sentimientos cuando estas personas se enfrentaban a la muerte.
Estas son las últimas palabras – Cartas póstumas del Holocausto, Yad Vashem, Jerusalén, 2006
Durante la gran expulsión de los judíos del gueto de Varsovia al campo de exterminio en Treblinka, a finales de julio de 1942, escribió Nahum Grzywacz sus apuntes. Éstos fueron encontrados después de la guerra. Grzywacz participó junto con David Gruber e Israel Lichtenstein en el entierro de la primera parte del archivo clandestino “Oneg Shabat”, durante los últimos días de julio de 1942. Los tres murieron, y a nuestras manos llegaron las anotaciones de Grzywacz, su testamento y los de sus amigos, David Gruber e Israel Lichtenstein.
“Lo estoy viendo: corren. Yo bajo rápidamente a la calle. […] Mis padres viven en la calle P’ 41. Yo pregunto de prisa ‘¿Como está todo allí?’ y me contestan que también esa calle esta cerrada. No se cuál ha sido el destino de mis padres y espero una oportunidad para llegar a ellos con rapidez. ¿Qué pasa con mis padres? Oigo un grito. Se van. Ya estoy en el patio. […] [Me ataca] el miedo. Ya estoy dentro del edificio, ahora me dirijo hacia la vivienda de mis padres a ver como están. Y no sé cuál será mi destino y si podré relatarles los hechos que ocurrirán durante los próximos días. Recuerden. Mi nombre es Nahum Grzywacz, el 30 de julio de 1942”.
(Zvi Shner, Shlomo Derech [coords.], Dapim lejeker haShoá vehamered [Páginas para la investigación del Holocausto y la rebelión], Segunda Serie/Antología 1, Beit Lojamei haGuetaot vehaKibutz haMeujad, 1969, pág. 270.)
Un último testimonio muy especial se encuentra en las paredes de la sinagoga de la ciudad de Kovel. Allí vivían alrededor de 13.000 judíos antes de la guerra. Luego de ella, quedaron tan solos 40 judíos en Kovel y sus alrededores. Durante la guerra, concentraron a los judíos de la ciudad en la sinagoga. Antes de ser asesinados, las víctimas grabaron en sus paredes sus últimas palabras.
“Tierra, no cubras nuestra sangre.
Cielo, venga su venganza.
Vamos hacia la muerte cruel junto a todos los judíos de Kovel, en manos de los crueles asesinos.”
(Jueves14 del mes de Elul, Bluma, Yakov, David y Yehuda)
“Con sangre y fuego Yehudá cayó, con sangre y fuego Yehudá se levantará, la eternidad de Israel no será mentira”
(Septiembre de 1942, Miriam Revizan)
“¡Vengan tras nosotros! Recuerden a las almas jóvenes”
(I. Sharola, P. Kagan. I. Gibent)
“Veinteañera soy, oh, cuán lindo es el mundo que me rodea […] ¿por qué todo se desmorona? Mi ser implora la vida. Serán estos los últimos momentos"
(Anónimo)
“Hacia el silencio infinito yo me dirijo”
(Sonia Melnitzer)
“Escribo por última vez antes de mi muerte. No sabré si algún judío ha quedado con vida. Qué pena que no seré yo la afortunada”
(A. Leoni-Tzoperpin, [coord.], Kovel – Sefer edut vezikaron lekehilateinu sheala alea hakoret [Kovel – Libro de testimonios y memorias de nuestra comunidad cercenada], Asociación Iotzei Kovel BeIsrael, Tel Aviv, 1957, págs. 487-488, 494-495)
- ¿Qué mensajes se desprenden de estas palabras?
- En los mensajes se percibe el tema de la venganza. ¿A qué venganza se refieren, a tu criterio, las víctimas?
Los intentos de documentación y conmemoración de la vida en la época del Holocausto comenzaron, como se dijo, durante la guerra, y continúan hasta hoy día. Una de las expresiones más modernas y especiales de conmemoración de los fallecidos es la Base de Datos de Nombres de las Víctimas en Internet, creada en el año 2004.
Base de datos con nombres en Yad Vashem
Base de datos con nombres en Yad VashemUno de los primeros proyectos de Yad Vashem fue la documentación de los nombres y el destino de las víctimas en el Holocausto. Desde 1953 fueron documentados cerca de 3 millones de nombres a través de las hojas de testimonio. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Probablemente parte de los nombres no se conozcan jamás, ya que es posible que familias e inclusive comunidades enteras hayan sido destruidas sin dejar huellas, sin que nadie pueda contar nada sobre ellas. Yad Vashem renueva su compromiso de rescatar sus nombres, sus rostros y sus historias de vida. No quedará rincón sin revisar en sus esfuerzos por reconstruir la memoria de todo judío asesinado en el Holocausto
El 22 de noviembre de 2004, se inauguró en Internet la Base Central de Datos de Nombres de Víctimas del Holocausto, la cual es accesible a cualquier persona en el mundo. Su dirección electrónica es: La Base Central de Datos de Nombres de Víctimas de la Shoá. Yad Vashem intenta rescatar del olvido al cual fueron condenados por los nazis, el recuerdo de cada uno de los seis millones de judíos. Yad Vashem vuelve a preguntar por las familias, vecinos y amigos y por las comunidades aniquiladas del pueblo judío. Yad Vashem continúa buscando en todo sitio posible información, fotos y relatos personales relativos a todos y cada unos de los judíos asesinados en el Holocausto. Es un deber moral colaborar con la recuperación de su memoria. Mientras que aquellos que pueden recordar se encuentren entre nosotros, Yad Vashem ayudará a llenar las Páginas de Testimonio sobre sus seres queridos y sobre todos los judíos asesinados por los nazis . Consideramos nuestro deber salvar la memoria de cada uno de los seis millones de seres humanos víctimas de la Shoá.
Testamento / Axelrod
En la yeshivá de Slowodka en el gueto de Lituania
está sentado un viejo guardia en duelo.
El rezo de confesión susurrará,
Escribirá el testamento de la generación enlutada.
Momento de salir en libertad, judíos.
Cuenten a sus hijos e hijos de sus hijos
sobre el sufrimiento que padecimos
[…] sobre la muerte y dolor que conocimos.
Muere el viejo – su testamento titila
en el corazón de los judíos, desde los adultos hasta los pequeñitos.
En letras de oro – esta mano aquí escribe
la historia del gueto, su vida y sus cantos.
(Sfira Rapoport, [coord.], Bein tmolenu lemajarenu [Entre nuestro pasado y nuestro futuro], Yad Vashem, Jerusalén, 2000, pág.172)