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Yad Vashem está cerrado los sábados y días festivos judíos.
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Los padres de los testigos nacieron en Hungría, aliada de la Alemania nazi, y emigraron a Holanda, y allí nacieron los testigos. Alemania invadió Holanda el 10 de mayo de 1940. Dado que los integrantes de la familia poseían la ciudadanía húngara, gozaron de ciertos derechos, a pesar de su condición de judíos. En setiembre de 1942 la familia de los testigos fue enviada al campo de tránsito de Westerbork. La madre y los niños fueron enviados desde allí al campo de mujeres en Ravensbruck, en Alemania, y el resto de la familia a diversos campos. Menajem fue trasladado a un campo de hombres y trabajó en la zapatería.. Luego de la liberación todo el campo de hombres fue trasladado al campo de concentración de Sachsenhausen. Luego de la liberación, cerca de la ciudad de Schwerin, Ami y su hermana Rudi fueron trasladadas a Malmo, Suecia, para unirse al campo que había en el hogar para niños de Utrecht en Holanda. En el año 1949 los testigos emigraron a Israel.
P. ¿Cuándo emigraron a Israel?
R. [Menajem] Emigramos en febrero de 1949, luego de la creación del Estado.
P. ¿Qué sucedió cuando llegaron a Israel? ¿Estaban los tres juntos?
R. [Menajem] Toda la familia emigró junta, pero al llegar a Israel había un grupo holandés que buscaba gente para trabajar, así que tomaron a tres de los adultos de entre nosotros, y nos preguntaron si queríamos unirnos a ellos. Estaban relacionados con la Hajshará [Capacitación]. Cuando llegamos a Israel nos alojaron en una residencia para inmigrantes, para mí esta residencia era como un campo, la misma cosa.
P. ¿Dónde estaba esta residencia?
R. [Menajem] En Kiriat Shmuel. Yo no quería ir allí de ninguna manera. Y entonces se me cruzó la idea de irme con este grupo.
P. ¿Estaba en la periferia?
R. Entonces estaba en la periferia. Entonces me trasladé junto con mi hermana. Es decir, yo la llamo mi hermana, pero no era exactamente mi hermana. Con nosotros había otras personas más, y ellos pasaron a Guivat Brener. Guivat Brener era un kibutz grande, y tenía unas instalaciones capaces de recibir una familia tan grande, con tantos niños, y aún cuando se trataba de niños muy especiales.
P. ¿Cuántos niños había, que tamaño tenía la familia?.
R. [Menajem] Eramos unos quince, aproximadamente, pero el número iba cambiando todo el tiempo. Una parte no emigró junto a nosotros, sino que se quedó en Holanda, y venían nuevos, no era algo fijo.
P. ¿Cómo transcurrió tu absorción aquí en Israel?
R. [Ami] Terrible desde el primer día. Llegamos en un día lluvioso y todo se ve diferente según haya sol o llueva. No había el desarrollo que hay hoy con respecto a los caminos y todo. Yo recuerdo el barro, éramos una atracción, con tantos niños del Holocausto. Nos recibieron muy bien, pero para mí no era justamente eso lo que necesitaba. Mi vida era... y yo supe desde el comienzo que yo no me quedaría allí, y ciertamente no me quedé.
P. ¿Hasta cuando se quedó?
R. [Ami] Me quedé más o menos hasta un año después de enrolarme en el ejército.
P. ¿Qué es lo que le quedó de esto?
R. [Ami] Casi no estudié, repetí un año, porque en Holanda había comenzado a estudiar muy tarde, allí me las arreglaba, pero aquí me asignaron según mi edad, lo cual nose adecuaba, tanto con un idioma nuevo como con temas nuevos.
P. ¿Y vivían en la casa para niños [guardería del kibutz]?
R. [Ami] Al principio estuvimos varios meses solamente nosotros Nuestra familia, nos enseñaron hebreo, luego nos asignaron a las diferentes clases. Recuerdo como paseaba por los campos, huyendo de la escuela, no quería estudiar. De alguna manera pasé esos años, pero me resultó muy difícil.
P. ¿También desde el punto de vista social?
R. [Ami] Sí. Tenía amigos, no es que no los tuviera, pero luego del primer año... me recuerdo a mi misma paseando, huyendo de la escuela, no quería estudiar. De algún modo pasé esos años, pero creo que era muy duro para mí.
P. ¿También desde el punto de vista social?
R. Sí. Tenía amigos, pero luego del primer año, estaba en quinto grado, tuve que repetir el año. Yo no sé en que medida conocen ustedes un kibutz, pero la clase es el grupo, es todo. Cuando me dejaron para que repitiera el año después que ya me había acostumbrado, un poco, tuve que acostumbrarme nuevamente a otros niños diferentes.
También era muy tozuda, y no quería saber de nada. Desde ese mismo instante ya no me esforcé, en el primer año todavía me esforzaba. Desde entonces no quise estudiar más. Había dificultades, porque por ejemplo la clase de los más grandes iba a comer al comedor de los adultos, y la clase de los más pequeños todavía comía en el comedor de los niños, así que durante un año entero no comía hasta la noche, porque no quería ir con ellos al comedor. Cosas como esa que se me hacían muy difíciles. A las actividades trataba siempre de ir con la clase más avanzada, y se producían muchos choques. Era muy difícil, era obstinada, Yo no sé cómo pude sobrellevar eso.
...Dije que cuando llegué a Guivat Brener las cosas me resultaron muy difíciles. La sensación que tengo de Guivat Brener es que yo era distinta, iba siempre en contra de la corriente. Tenía amigos, no es que no me recibieran entre ellos. Pero con respecto del kibutz como institución, siempre fui contra la corriente.
P. ¿Porque era una individualista en una sociedad muy cerrada?
R. [Ami] Sí. Me molestaba mucho que me dijeran todo lo que tenía que hacer. Recuerdo que en la escuela había dos maestros a quienes todos temían mucho, porque eran violentos, a veces arrojaban sillas, uno era maestro de dibujo y el otro maestro de inglés. El inglés me gustaba mucho, en realidad era la única asignatura que estudiaba, porque era buena en ella. Con respecto al dibujo, Rudi mi hermano que está en Alemania es artista. Siempre sentí, no sólo sentí sino que en realidad era así, que el maestro tenía expectativas que yo llegara a algo, pero no fue así, y yo no quería. Recuerdo que él pasaba entre las mesas, en sus clases siempre reinaba el silencio. Pasaba a mi lado, yo estaba sentada así con el lápiz o con lo que fuera, sin hacer siquiera media línea, terminaba la clase con la hoja en blanco.
Hasta que un día finalmente se hartó de mí, así que simplemente me echó, yo me alegré mucho. Siempre tuve la sensación de no entender porqué les temían, porque la peor cosa que podía suceder, para mí, era que me mataran. Si él no va a matarme ¿porqué tengo que temer?, eso era lo que sentía. Tenía la sensación que yo no pertenecía a ese lugar, de que en realidad yo necesito la familia en un sitio más pequeño. Trabajamos y yo siempre tenía problemas, porque siempre me decían lo que yo tenía que hacer, y yo era rebelde y no lo aceptaba. También era así en la escuela, huía, no hacia la tarea, no hacía los exámenes, a veces estaba presente y a veces no. De alguna manera pasé mis años, hasta que llegué al onceavo año, que era el duodécimo para los mayores, entonces dejé el estudio en forma oficial, e ingresé con ellos en los grupos. De este período mío en Guivat Brener me queda una sensación muy mala por haber sido diferente. También al ejército entré con retraso.
Fuente: Archivo Yad Vashem 0.3/10425
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