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Antisemitismo - El odio a los judíos

El odio a lo judíos es un fenómeno de larga data en Europa, pero en la década de los 1930 el antisemitismo racial se convirtió en un instrumento de movilización de masas y, más tarde, en la política oficial de un Estado moderno. Lea más...
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El antisemitismo es un fenómeno enraizado en la cultura europea desde hace muchos siglos. La imagen del judío como asesino de Cristo (el crimen de deicidio) y el hecho de que la gran mayoría de los judíos se habían negado rotundamente a convertirse, provocaron la sospecha y el odio. En los países cristianos los judíos sufrieron humillaciones y expulsiones, fueron obligados a usar distintivos especiales sobre sus vestimentas y a vivir en guetos. Fueron señalados como hijos del diablo y acusados de asesinar a niños como parte de sus rituales religiosos. Sin embargo, la Iglesia prohibió que se les negase el sustento y el cumplimiento de los ritos de su religión e impidió su total exterminio.

En la era moderna, el antisemitismo destacó los aspectos sociales, económicos y políticos de la existencia de los judíos. El antisemitismo moderno otorgó al odio antijudío tradicional nuevas características y dinamismo, por medio de las teorías raciales desarrolladas desde mediados del siglo XIX y popularizadas en los países europeos.

El término "antisemitismo", que señala a los judíos como miembros de un grupo racial único, y no como personas que denotan una fe determinada o pertenecen a una nación diferente, fue introducido por primera vez en el discurso público en Alemania en los años setenta del siglo XIX.

Recién en la década de los treinta del siglo XX, con el fortalecimiento de la ideología nacionalsocialista y el ascenso de Adolf Hitler al poder en Alemania, el antisemitismo racial se convirtió en instrumento de un partido de masas y consecuentemente en la política oficial de un estado, el Tercer Reich.

La esencia judía se concretizaría según los antisemitas modernos en sus características biológicas. En el pasado, el judío había tenido la posibilidad de escapar a las persecuciones por medio de la asimilación, o la renuncia a las costumbres de su tradición, o la conversión, adquiriendo de ese modo el derecho a la admisión a la sociedad europea. La concepción racial anuló esta posibilidad. Acorde a ésta el pueblo alemán sería la rama más pura y excelsa de la raza ario-nórdica, y los judíos por su parte una sub-raza, dedicada constantemente a subvertir el orden social establecido y a destituir a la raza superior de su posición de liderazgo.

La derrota de la raza aria y la victoria del judaísmo significarían la decadencia del mundo occidental y el ocaso del género humano.