Un hombre se desploma sobre su silla, con el rostro entre sus manos en un gesto de desesperación total. Cerca, un bastón y un atillo. Una mesa larga y vacía a excepción de un globo terráqueo domina el cuarto, que recuerda una celda de prisión. A través de la puerta se ven árboles desnudos, y una bandada de cuervos sobrevuela al acecho.
Esta pintura es una reflexión sobre el miedo y la desesperación de Nussbaum en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. A medida que la sombra ominosa de Alemania cubría toda Europa, el artista perdía toda vía de escape. La desolación en el cuarto significa la desesperanza, mientras que la deprimente vista a lo lejos refleja la cruda realidad: no hay refugio para el judío.
Óleo sobre lienzo
61 x 76 cm