El judaísmo gira en torno a la observancia y celebración de eventos y festividades relacionadas con el ciclo de la vida. En el curso del año los judíos observan días especiales con el propósito de conectarse con su preciada herencia. Sin embargo, a lo largo de la historia, escaladas de antisemitismo obligaron a veces a los judíos a conmemorar esas ocasiones con grandes sacrificios y exponiéndose a peligros para ellos y sus comunidades. Incluso a menudo arriesgaron sus vidas con el afán de mantener la cultura judía que tanto valoraban.
El Año Nuevo judío (Rosh Hashaná) es un periodo rico en tradiciones e introspección individual. Independientemente de la observancia religiosa, este periodo representa gran parte de la esencia de la cultura judía.
En 1943, Moshé (Ben Dov) Winterter, oriundo de la ciudad polaca de Piotrkow, era un prisionero en el campo de trabajos forzados de Skarzysko-Kamienna, donde trabajaba en un taller de metales de una fábrica local de armamentos. Anticipándose a Rosh Hashaná confeccionó un shofar del cuerno de un carnero, para marcar el inicio del nuevo año judío.
La idea de fabricar un shofar fue lanzada por el rebbe de Radoszyce, rabí Ytzjak Finkler, que también estaba encarcelado en el campo. Él anhelaba cumplir el precepto de hacer sonar el shofar en Año Nuevo. Encontrar el cuerno de un carnero, como lo exige la ley judía en lo concerniente a la fabricación de un shofar, estaba lejos de ser una tarea sencilla. Se sobornó a un guardia polaco, que trajo un cuerno al campo, pero este resultó ser el de un buey. Sólo cuando fue sobornado por segunda vez, accedió a traer el cuerno de un carnero. El rabí se dirigió a Winterter, a quien conocía de Piotrkow, y le pidió que confeccionase el shofar. Al principio éste se negó. Preparar un objeto que no fuese un arma en el taller metalúrgico, o incluso llevar algo considerado como contrabando del taller a los barracones, implicaba una pena de muerte inmediata.
A pesar del peligro, Winterter accedió a realizar la tarea y antes de la festividad entregó el shofar al rabino. Se corrió la voz y en la víspera del acontecimiento los prisioneros se reunieron para orar y para escuchar el sonido del shofar.
Moshé Winterter cuidó el shofar a lo largo de todo su encarcelamiento, incluso cuando fue trasladado al campo de Czestochowa. Cuando fue llevado a Buchenwald, el shofar permaneció en Czestochowa, hasta la liberación de este campo. Por entonces el instrumento fue entregado a la comunidad judía local, y más tarde fue llevado a los Estados Unidos. Winterter emigró a Israel después de la guerra. En 1977 colaboró en el traslado del shofar a Yad Vashem, donde fue depositado para su salvaguardia para las futuras generaciones.
El shofar de Moshé Winterter está guerdado en Yad Vashem, el centro Mundial de Conmemoración de la Shoá, junto con decenas de miles de objetos personales de la época de la guerra y las historias que preservan. El shofar forma parte también de una exposición online de algunos de esos preciados objetos, que proporcionan un vistazo a algunos de los modos en los que los judíos conmemoraban el Año Nuevo antes, durante e inmediatamente después del Holocausto.