Detrás de cada nombre se esconde una historia, el transcurso de una vida y una identidad. Si hay alguien en Yad Vashem muy consciente de la importancia de re/nombrar a las víctimas, es Alexander Avram, director de la Sala de los Nombres. Es él quien está a cargo de este espacio de memoria, construido por el pueblo judío en homenaje a todos y cada uno de los hombres, mujeres y niños judíos que perecieron durante el Holocausto. Diseñado en forma de una sala circular que se ha convertido en un lugar emblemático del Museo del Holocausto, la Sala de los Nombres alberga toda la colección de Hojas de Testimonio, breves biografías de cada una de las víctimas de la Shoá. Hoy, más de dos millones setecientas mil hojas se guardan en este receptáculo circular, a lo largo de la pared exterior de la sala, lo suficientemente grande como para contener seis millones y cuyas estanterías aún están vacías, lo que demuestra la cantidad de personas que aún queda por identificar.
Un proceso arriesgado que se ha convertido en un gran éxito
Todo comenzó en 1954, pocos meses después de la creación de Yad Vashem, una institución sujeta a la ley israelí en 1953. Al final de un proyecto piloto en Sudamérica, se lanzó una operación nacional en Israel: entre 1955 y 1957, se alienta a los israelíes a que vengan y completen las Hojas de Testimonio, y al mismo tiempo, los equipos van de puerta en puerta a cada casa particular. El resultado: 800.000 nombres de víctimas de la Shoá que son censados en 2 años, «lo que representa un poco menos que las Hojas de Testimonio», señala Alexander Avram, «porque en la década de 1950, los niños menores de 18 años todavía estaban registrados en la hoja de uno de sus padres».
En los años que siguieron, la colección continuó, a través de embajadas, comunidades en el mundo libre, en Europa, en Norteamérica y Sudamérica, en Australia, en Sudáfrica.
En la década de los años ochenta, Yad Vashem tenía unas 15.000 Hojas de Testimonio nuevas por año. Un promedio que saltará a 35.000 al final de la década, con la caída del telón de acero y la llegada de testimonios de Rusia, Rumanía, Polonia, o aquellas rellenadas por estos nuevos inmigrantes israelíes de la ex Unión Soviética.
1992 marca el comienzo de la recopilación manual de los nombres de las víctimas del Holocausto. El proceso es largo y tedioso. Entre 1992 y 1998, se digitalizaron 470.000 nombres de las Hojas de Testimonio de Yad Vashem. Se agregan otras fuentes que permiten completar los datos: listas de deportaciones, como por ejemplo de Francia u Holanda, lista de campos o guetos que Yad Vashem ha adquirido a lo largo de los años.
Nacimiento de una base de datos
En 1998, se produjo el incidente de cuentas no reclamadas en bancos suizos -cuentas intactas desde mayo de 1945- estimadas en unas 300.000 por los establecimientos bancarios suizos, que solicitaron los nombres de propietarios judíos para que sus descendientes pudieran hacer una reclamación. Alexander Avram declara:
«El mundo descubre lo que hemos sabido desde hace mucho tiempo, acordamos hablar de 6 millones de víctimas judías, pero no hay una lista».
Yad Vashem, con 500.000 nombres de sus Hojas de Testimonio y de otras listas, es responsable de este vasto proyecto. De febrero a junio de 1999, con la ayuda de Tadiran, IBM y Manpower Israel, mil personas, la mayoría estudiantes, consiguieron más de un millón de nuevos nombres. Más de 54.000 cuentas suizas se atribuyeron a propietarios judíos, víctimas del Holocausto, pero este episodio incitará especialmente a Yad Vashem, consciente de la urgencia, a redoblar sus esfuerzos para continuar su misión.
En abril de 1999, se lanzó una nueva operación para recoger Hojas de Testimonio en Israel, en el contexto de anuncios de radio, televisión y prensa, comenzando desde la oficina de Ezer Weizman, el entonces presidente. Se crean dos líneas telefónicas. El éxito es tal que a medianoche Bezeq (compañía telefónica israelí) instalará 20 más. «En 2 meses, se registraron casi 150.000 Hojas de Testimonio nuevas, así que el promedio anual del tiempo alcanzó un máximo de 35.000», recuerda Alexander Avram.
Tras estos resultados, nació la Base Central de Datos de Nombres de Víctimas de la Shoá de Yad Vashem. En 1999, tenía 2 millones y medio de nombres. Cuando se puso en línea a fines de 2004, se registraron dos millones ochocientos mil.
Desde entonces, la aventura ha continuado. Yad Vashem continúa recibiendo un promedio de 1.500 Hojas de Testimonio al mes, un total de 18.000 hacia el año 2018, disponibles en 14 idiomas, cuya información se incorpora sistemáticamente en la base de datos que acaba de celebrar su 15º aniversario en Internet, y que hoy tiene 4.800.000 de nombres.
Cabe destacar dos avances importantes: la inclusión en 2013, en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO, del programa de conmemoración de las Hojas de Testimonio de Yad Vashem y la ampliación de la base de datos en 2014, con la adición de información sobre víctimas no reportadas anteriormente, como aquellas cuyo destino aún no se ha aclarado. Por ejemplo, judíos denunciados como prisioneros en campos, guetos, trabajos forzados o deportados sin más detalles. Con toda probabilidad, un gran número de ellos no sobrevivió. Continúan los esfuerzos para obtener información fiable que acredite su destino.
Para obtener más información sobre la Base Central de Datos de Nombres de Víctimas de la Shoá y su funcionamiento >>>
Parte II: La identificación de las víctimas del Holocausto >>>
(Traducción del original en francés: Esther Rute)