Los ataques contra la población judía en Alemania y Austria en noviembre de 1938 se conocen comúnmente en inglés (y en muchos otros idiomas, pero no en alemán) como Kristallnacht, o la Noche de los Cristales Rotos, en alusión a las ventanas rotas de muchas hogares judíos, sinagogas, negocios y otras instituciones judías a lo largo de las ciudades alemanas.
El término en sí tiene una historia complicada. Tras los acontecimientos de noviembre de 1938, aparecieron varios nombres en los relatos judíos, como: «Semana del asesinato», «Caso Grynszpan», «Jueves de cristal» y «Kristallnacht». El nombre Kristallnacht no fue adoptado oficialmente por los nazis, pero probablemente se extendió entre los habitantes de Berlín, donde el término era más común en aquel momento.
Tampoco existía una terminología oficial para los ataques posteriores a la guerra. Mientras que el término oficial en la comunista República Democrática de Alemania para referirse a los acontecimientos era «El pogromo fascista», la palabra Kristallnacht se popularizó en Occidente. Sin embargo, durante los años 80, quienes se oponían a su uso favorecieron el término «pogromo de noviembre».
El término Kristallnacht también es problemático por razones históricas y morales. Históricamente hablando, los ataques contra la población judía alcanzaron su punto máximo en la noche del 9 al 10 de noviembre, pero continuaron en algunos lugares hasta el 12 e incluso el 13 de noviembre. Por tanto, los ataques no pueden limitarse a una única noche.
En segundo lugar, para algunos la palabra Kristallnacht es moralmente problemática, en parte por sus connotaciones cínicas. Quizás lo más importante es que el término también se centra en un aspecto de dichos ataques, que para muchos no fue el más significativo: el asalto a la propiedad judía. En el transcurso de estos acontecimientos, unos 90 judíos fueron asesinados por las SS y por una turba furiosa. Aproximadamente 30.000 hombres judíos fueron enviados a campos de concentración y mujeres judías fueron violadas. Posteriormente, cientos de judíos se suicidaron, mientras que cientos más fueron asesinados en los campos. Las cifras exactas varían según la investigación académica, pero evidentemente los daños a la propiedad fueron sólo un aspecto de estas atrocidades.
Uno puede imaginarse el sufrimiento que experimentaron los judíos alemanes y austriacos. Después de años de privación gradual de sus derechos y persecución (o de un cambio abrupto de circunstancias en el caso de los judíos de Austria), había un área en la que los judíos todavía conservaban autonomía: sus hogares y esferas privadas. Estos ataques violaron aquel espacio crucial y dejaron a la gente aún más vulnerable que antes. Esto es particularmente evidente en las fotografías que Yad Vashem recibió en septiembre de 2022, que muestran los ataques a hogares judíos. Estas imágenes son raras ya que la mayor parte del material visual de los ataques documenta instituciones en llamas.
Los relatos de las víctimas judías también subrayan la violencia como el aspecto más traumático de los acontecimientos. Un testimonio único escrito en diciembre de 1939 se conserva en los Archivos de Yad Vashem. Hans Block, abogado y notario de Hannover, que emigró a Haifa después de su liberación del campo de Buchenwald, escribió sus experiencias en lo que quizás sea uno de los primeros testimonios de sobrevivientes conocidos. Al describir la destrucción de propiedades, es evidente que la experiencia más desgarradora no fueron tanto los edificios perdidos sino más bien el hecho de que Hans Block conocía a muchos de los perpetradores:
«Eran jóvenes académicos, abogados y médicos. Eran hijos de hombres de negocios muy respetados, que ahora avergonzarán para siempre al pueblo alemán. Recuerdo siempre el nombre de Sander, el joyero que tenía un negocio que había robado a los judíos en el Steintor, que está en Georgstr. Cometió un robo descarado. Uno de los líderes era el hijo de Göbelhoff, el comerciante que tenía una sombrerería en la esquina de Georgstr. Y Goethestr. Saqueó el negocio que pertenecía a Salberg. Este negocio que vendía pequeños regalos fue atacado durante mucho tiempo. Ahora lo ha convertido en la segunda sucursal de la sombrerería de su padre...
… cuando me arrestaron, mi esposa salió a la calle para ver qué estaba pasando. En ese momento vinieron dos hombres de las SS y registraron cada rincón de mi casa, de arriba a abajo. A su "favor" puedo decir que no robaron todo lo que tenían a la vista, como hacían en otras casas, pero sí se llevaron un documento que encontraron en mi escritorio de trabajo. Era la confirmación oficial de que podía trabajar como representante legal de los judíos y mi curriculum vitae. Aparte de eso, se llevaron todo el dinero que pudieron encontrar, incluso rompiendo las alcancías de mis hijos. Irrumpieron en el armario y sacaron una caja que contenía objetos de valor. Dejaron atrás la caja vacía. También se llevaron un anillo de rubíes que mi padre le había regalado a mi madre durante su compromiso».
Hans Block también describió la violencia perpetrada contra los judíos arrestados:
«Nos llevaron a una entrada cerrada de la estación de tren de Tivolistr. Allí había jóvenes de las SS. Nos golpearon con sus palos y gritaron "Id a Palestina" mientras bajábamos las escaleras».
Después de su arresto en Hannover, lo llevaron en tren a Weimar y de allí en autobús al campo de Buchenwald:
«Los autobuses pasaban delante de nosotros y se produjeron escenas terribles. Los comandantes de las SS ordenaron "subir a bordo" e inmediatamente nos golpearon con porras. Corrí rápidamente hacia el autobús y vi a muchos judíos golpeados en el suelo. Pude ayudar al maestro Levysohn, que había sido golpeado, a subir al autobús. El comerciante Hermann Blumenthal, de 72 años, que estaba conmigo en la celda en Hannover, se cayó y se golpeó la cabeza con el costado del autobús. Ahora tenía una herida abierta encima de la nariz y tenía los ojos cerrados. El Dr. Berkowitz fue golpeado una y otra vez, aunque les dijeron repetidamente que había sido gravemente herido durante la guerra. Lo golpearon en su prótesis».
Recordando los asesinatos en Buchenwald, Hans Block escribió:
«Muy cerca de mí estaba un hombre con los nervios destrozados. Era de Silesia. Estaba perdiendo poco a poco la cordura y repetía su historia una y otra vez. Al parecer era el propietario de una gran empresa que había tenido que abandonar por orden nazi. [...] Refirió repetidamente cómo había logrado llegar a un acuerdo sobre el precio de la empresa y sus productos. Sólo faltaba llegar a un acuerdo con su personal y estaba seguro de que lo lograría. Contó de nuevo su historia, cuando entró un SS borracho. El hombre de Silesia, que estaba perdiendo el control, realmente creyó que el SS había venido para escuchar su historia. Le contó toda la historia una vez más y dijo: "Sr. Scharführer (un rango de las SS), puede confiar en mí que llegaré a un acuerdo con mi estado mayor." El hombre de las SS trató de ignorarlo, pero comenzó a contar su historia de nuevo. Luego el hombre de las SS lo tomó por la fuerza, lo tiró contra la puerta, y le disparó dos balazos. Aquel pobre hombre, que había perdido la cordura por la venta de su negocio, ahora yacía muerto.»
El historiador Wolf Gruner sostiene que la violencia contra las personas dentro de sus propios hogares fue uno de los principales factores que llevaron a muchos judíos a quitarse la vida o emigrar de Alemania, pero estas historias tienden a pasar desapercibidas u olvidadas (véase: segundo capítulo de New Perspectives on Kristallnacht: After 80 Years, the Nazi Pogrom in Global Comparison, inédito en español). Por lo tanto, cuando se habla de los acontecimientos del Pogromo de Noviembre, o de cualquier otro término que describa estas atrocidades, contar la historia desde la perspectiva de las víctimas puede ayudar a aportar un poco de luz a estas desgarradoras experiencias.
Sobre el mismo tema, consulte estas tres historias de las Colecciones de Yad Vashem en línea:
- Alemania 1939: los pasaportes de Aron y Minna Zack hacia Argentina
- El orfanato judío de Dinslaken durante el Pogromo de Noviembre
- Álbum fotográfico de la destrucción: las sinagogas de Viena
Traducido del original en inglés: Esther Rute-Cediel