Franka, la primogénita de Mordejai (nacido en 1901) y Miriam (de soltera Pass, nacida en 1910), había nacido en 1927. La pareja tenía otros tres hijos varones: Simja (1930), Yehuda (1932) y Moshé (1936). El padre era vendedor. Los abuelos maternos, Alter y Sara Pass y el hermano de Miriam y su familia también vivían en Lodz.
La familia Kleczewska fue confinada en el gueto de Lodz. Miriam, Mordejai y los abuelos Alter y Sara perecieron en el gueto en 1940 y Franka, de 13 años, quedó sola con tres hermanos más chicos. Los niños fueron trasladados a un orfanato en el gueto. Cierto día, cuando fue a visitarlos, encontró vacío su cuarto. “Sus zapatos, que quedaron abandonados, todavía estaban tibios”, recordaba. Le dijeron que habían sido arrojados por la ventana y sacados del gueto, para no regresar. Franka quedó completamente sola. Se mudó a uno de los hogares de niños (Kinder Kolonie) situados en Marysin, el área de agricultura del gueto en la cual los movimientos juveniles habían establecido granjas de capacitación (“hajsharot”) y donde funcionaban escuelas para los niños.
Franka permaneció en Marysin hasta el fin de la guerra gracias a que fue adoptada por un médico judío, Michael Eliasberg, quien había sido considerado imprescindible por los alemanes y permaneció en el gueto trabajando como cirujano. Su esposa dirigía una escuela de gimnasia que continuó funcionando en el gueto. Después de la liberación sus padres adoptivos comprendieron que Franka debía abandonar Polonia y a pesar de que no tenían hijos propios la alentaron a emigrar a Israel.
Los amigos de Franka del hogar de niños de Marysin le escribieron dedicatorias en el álbum que llevó consigo a Israel.
No confíes en otros, construye sola tu vida.
Incluso si un amargo destino te pone a prueba
sabe que el trabajo duro no es para avergonzarse,
¡¡¡que la labor diaria es nuestra victoria sobre el enemigo!!!
A mi feliz amiga de antes de la guerra, Basia
Basia, así como muchas de las niñas que escribieron dedicatorias en el álbum, probablemente fue asesinada.
Franka emigró a Israel en 1948. Allí encontró al único familiar que había sobrevivido, Yehiel Alter Pass, un hermano de su abuela Sara. Cambió su nombre por el de Hedva, se alistó al ejército y trabajó un tiempo en el hospital Dajani de Yafo. Se casó con Haim Heniek Grauzam, también él sobreviviente del Holocausto, y ambos se establecieron en Petaj Tikva. Cambiaron su apellido por Grizim y tienen un hijo y una hija.