Durante el Holocausto los judíos fueron abandonados por la mayoría de sus vecinos, que hicieron la vista gorda e incluso participaron en las persecuciones. Entre estos hubo maestros que contemplaron pasivamente como sus alumnos eran señalados, atormentados, discriminados y finalmente asesinados. Sólo pocos de ellos sintieron que su deber no era únicamente educar e inculcar valores en la clase sino también vivir de acuerdo a esos ideales. Yad Vashem ha reconocido a esos maestros como Justos de las Naciones.