Juicio contra Eichmann en Jerusalén

Los preparativos del juicio


La primera sesión del Tribunal de Distrito sobre el caso penal 40/61 se celebró el 11 de abril de 1961 en la sala «Bet Ha'am» de Jerusalén. El juicio finalizó el 15 de diciembre de 1961 con la lectura del veredicto, según el cual Adolf Eichmann fue declarado culpable en la mayoría de los cargos de la acusación, sentenciándolo a muerte. El comienzo del juicio estuvo precedido por largos meses de preparación exhaustiva. La policía israelí creó una unidad especial, «Oficina 06», con el fin de reunir los documentos pertinentes, seleccionando testigos y preparándolos para dar su testimonio, establecer la línea de enjuiciamiento y discutiendo diversos asuntos legales. Se seleccionaron 1.600 documentos, la mayoría de ellos firmados por el propio Eichmann. Asimismo, se preparó una lista de 108 testigos sobrevivientes, así como otra de testigos expertos: historiadores y académicos.

Los testigos


Los testigos fueron convocados para exponer la historia completa y compleja del Holocausto, no necesariamente desde un punto de vista asociado directamente con el acusado. Sin embargo, como era previsible, el relato de los crímenes de Eichmann fue entretejido en sus historias que surgieron de sus diversas funciones desempeñadas en las SS, como coordinador, organizador y director de la deportación de judíos a los guetos y los campos de la muerte.

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Prueba de culpabilidad


La acusación imputó a Eichmann de quince cargos, incluidos crímenes contra el pueblo judío y crímenes contra la Humanidad. El equipo de la fiscalía incluyó a Gideon Hausner, que oficiaba como asesor legal del gobierno, y sus asistentes, Gavriel Bach y Yakov Bar-Or. El equipo de defensa estaba formado por el Dr. Robert Servatius y su asistente, Dieter Wachtenbruch.

La defensa no impugnó los hechos incluidos en la acusación, sino que optó por minimizar la responsabilidad de los acusados por los crímenes del régimen nazi contra los judíos. La defensa describió al acusado como «un pequeño engranaje en el aparato estatal», sin influencia en la planificación y operación de la máquina de asesinato. Esta línea de defensa enfatizó la incapacidad jerárquica de Eichmann para desafiar las instrucciones de sus superiores, y el hecho de que fueran los jefes del régimen nazi, en lugar de Eichmann, quienes adoptaron las decisiones penales decisivas. Sin embargo, la fiscalía logró, por medio de documentos y testimonios, demostrar que el acusado, a pesar de su rango relativamente bajo, era un personaje de influencia, iniciativa y motivación vigorosa y resuelta para deportar a los judíos del territorio del «Antiguo Reich» a los guetos en el este, donde la mayoría fueron condenados a muerte.

Además, su responsabilidad personal fue establecida para la deportación de cientos de miles de judíos a los campos de exterminio, Auschwitz en particular. Los jueces señalaron la determinación de los acusados ​​de continuar a toda costa la deportación de judíos húngaros a Auschwitz, especialmente hacia fines de 1944, al borde del colapso del Tercer Reich, incluso en oposición a las opiniones de sus superiores.

Prueba de culpabilidad

El veredicto


El panel de jueces del Tribunal de Distrito que consideró el caso Eichmann como tribunal de primera instancia estaba compuesto por: Moshé Landau (presidente), el Dr. Benjamín Halevy y Yitzhak Raveh. El 13 de diciembre de 1961, el tribunal encontró a Eichmann culpable en la mayoría de los cargos de la acusación, y el 15 de aquel mismo mes, lo condenó a muerte. La defensa apeló a la Corte Suprema que el 29 de mayo de 1962 ratificó el veredicto de la corte inferior. En un esfuerzo final, Eichmann hizo un pedido de clemencia al entonces presidente del Estado de Israel Yitzhak Ben Zvi, pero el presidente rechazó dicha solicitud.

Ejecución del veredicto


En la prisión de Ramle durante la noche entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1962, Eichmann fue ejecutado en la horca. En sus últimos momentos, Eichmann expresó su inquebrantable amor y lealtad hacia Alemania y Argentina. Después de que su cuerpo fuese incinerado, sus cenizas fueron esparcidas en el mar fuera de las aguas territoriales israelíes. Al concluir el proceso, juristas de todo el mundo, incluidos algunos que habían cuestionado inicialmente el derecho de Israel a juzgar a Adolf Eichmann, destacaron la justicia mostrada por los jueces y su estricta adhesión al principio de un juicio justo.

Durante todo el juicio, los procedimientos fueron retransmitidos en vivo y en directo por la radio nacional «Kol Israel». Cientos de miles de israelíes, donde sea que se encontraran, ya sea en casa, en la calle, en el trabajo o en las escuelas, escucharon atentamente las retransmisiones, en particular los testimonios de los sobrevivientes. Cientos de periodistas llegaron a Israel desde todas partes del mundo para cubrir el juicio, que atrajo la atención del público internacionalmente.

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