Fredy Hirsch era gimnasta, instructor de gimnasia y líder en el gueto de Terezin. Gracias a su cautivadora personalidad, energía y dedicación, se convirtió en un líder sin precedentes en el gueto. En septiembre de 1943 fue enviado junto a cientos de niños a Auschwitz-Birkenau. Allí organizó la vida de los niños y les transmitió hábitos deportivos, actividades educativas, valores y vida social.
En marzo de 1944, con la deportación de los niños con los que había venido desde Terezin, Fredy Hirsch falleció. Aparentemente se suicidó. Tenía 28 años en el momento de su muerte.
Fredy Hirsch, era un judío alemán, atleta y líder juvenil (madrij). Nació el 11 de febrero de 1916 en Aquisgrán, Alemania. A mediados de la década de 1930, Fredy llegó a Praga como refugiado de la Alemania nazi y se involucró en el trabajo educativo con niños y jóvenes. A fines de 1941, se estableció el gueto de Terezin al norte de Praga, y comenzaron las deportaciones de judíos de Europa Central. Fredy fue uno de los primeros en ser deportado a dicho gueto y fue miembro del equipo de establecimiento del gueto y la preparación para la absorción de los futuros deportados. En el gueto de Terezin dedicó toda su energía e iniciativas a las actividades educativas. Los niños lo adoraban y amaban las actividades que organizaba. Dita Kraus, sobreviviente del gueto de Terezin y el campo de Auschwitz, relató que Fredy organizó actividades deportivas y entrenamientos, educó en valores, responsabilidad mutua y orgullo por el judaísmo. El pintor David Friedman pintó un retrato de Fredy en el gueto.
Fredy trató de averiguar información sobre los niños que venían desde Bialystok y permanecían fuera del gueto. Como resultado de ello, los alemanes lo prohibieron. En septiembre de 1943, Fredy fue enviado a Auschwitz con cientos de niños del gueto. Fue encerrado con los niños en un campo familiar especial que los nazis organizaron para los judíos checos que venían de Terezin, con el fin de crear la ilusión en las delegaciones de la Cruz Roja de que Birkenau era un campo de trabajo en lugar de un campo de exterminio.
Al llegar a Auschwitz, Fredy comenzó a trabajar para los niños. Ruth Bondi dijo:
«El Fredy de Birkenau no era diferente al Fredy de Praga, a donde llegó como refugiado desde Alemania en 1935: el cabello pulcramente peinado, botas pulidas, porte recto, movimientos vigorosos, disciplina prusiana y un silbato. No había en él ningún signo externo de fractura. No hay duda de que su apariencia exterior lo ayudó en su trato con los alemanes: había un parecido en la vestimenta, en el comportamiento, en el habla cortante.»
Los alemanes nombraron a Fredy «Kapo», y él usó las conexiones que había hecho y la confianza que los nazis tenían en él, para tratar de continuar realizando lo mismo que había hecho en Terezin, en el campo familiar de Auschwitz: brindar educación y cuidado a los cientos de niños que se encontraban allí.
Fredy pidió que se asignara a los niños un bloque especial que sería un entorno social, educativo y terapéutico. Para este propósito, a Fredy se le designó el Bloque 31. Solo se le permitió incluir a niños de hasta 14 años en sus actividades, pero también pudo traer niños mayores al bloque, con el pretexto de ayudar, para que estos niños ayudasen a los más pequeños.
Fredy nombró un equipo para la enseñanza, la formación y la terapia. Seleccionó al personal del centro, unas veinte personas, basándose en su relación personal con profesores de escuelas judías de Praga y Brno; instructores y terapeutas de Praga y del gueto de Terezin. Logró incrementar el número de trabajadores en el bloque y trató de conseguir suplementos alimenticios para los internos del campo familiar. Así, Fredy logró mejores condiciones de vida para otros niños, en lugar de verse obligado a trabajar en trabajos forzados donde se encontraban otros prisioneros de Auschwitz.
Había alrededor de 500 niños en el bloque. Fredy se dirigió al Dr. Josef Mengele, que estaba a cargo del Bloque 31, entre otros, y le pidió que le asignaran otra cabaña para el jardín infantil. Es posible que los motivos de su solicitud también fueran ayudados por la satisfacción de los hombres de las SS tras la obra «Blancanieves y los siete enanitos» que los niños del orfanato protagonizaron en enero de 1944. Así, Fredy obtuvo otro bloque, que sirvió como jardín de infancia.
Fredy no creó programas educativos obligatorios, ya que los niños del campo familiar no tenían los medios para cursar sus estudios o actividades educativas. Trató de ocultar a los niños que en Birkenau los judíos eran asesinados diariamente en cámaras de gas, pero la verdad sobre lo que estaba sucediendo acabó llegando hasta ellos. El humo y los olores que emanaban de los crematorios no podían ocultarse. Por ello, los educadores intentaron distraer a los niños.
Fredy se mantuvo en forma, como lo había hecho en Praga y Terezin. Él y los instructores entretenían a los niños en gimnasia, juegos y competiciones de fútbol y balonmano. El pintor y sobreviviente del Holocausto Yehudá Bacon relató:
«Nos dividían en grupos. Cada grupo tenía un guía. Nos contaba historias, nos enseñaba a cantar, como en la escuela. A veces preparábamos diferentes juegos. Por la mañana, temprano, Fredy nos sacaba a la nieve, nos quedábamos medio desnudos y así nos hacíamos más fuertes.»
Ruth Bondi escribió:
«Fredy exigía que los niños se bañaran en el agua fangosa de Birkenau, incluso durante los duros días de invierno, cuando seis u ocho de ellos tenían un solo trapo como toalla, y los instructores debían revisar la limpieza de manos, cuello e ingles para evitar la propagación de piojos y enfermedades infecciosas.»
Nili Keren añadió:
«Mantener un cuerpo sano intentando mantener un alma sana en el corazón del campo de exterminio de Birkenau: este era el único objetivo por el que los instructores y Fredy Hirsch trataban de luchar constantemente.»
Fredy cumplió 28 años el 11 de febrero de 1944. Los niños de la guardería le prepararon una fiesta sorpresa. Los pequeños le cantaron una canción de agradecimiento con la melodía de una canción infantil checa:
Somos pequeños músicos
Ahora ya podemos
Venid al club
Felicitad a Fredy.
El 8 de marzo, día en que se envió el transporte de niños a las cámaras de gas, aquellos pequeños con quienes él mismo había llegado desde Terezin, Freddie falleció. Aparentemente decidió quitarse la vida.
Ruth Bondi declaró:
«Su orgullo interior, ejemplo personal, la responsabilidad por la vida de los niños fueron la fuerza impulsora de su vida. Nunca hubiera aceptado salvarse él solo, para al día siguiente del asesinato de los pequeños, regresar al bloque sano y salvo, junto aquellos que quedaban.»