“Otwock fue una estación muy importante, que nos devolvió a un sendero de vida más o menos normal.”En Otwock los niños comenzaron el largo proceso de cura y rehabilitación. Los miembros del personal hicieron esfuerzos conjuntos para alentar a los chicos a confrontar sus experiencias. “Cada educador hacía en esencia la labor de un psicólogo. Primero cada niño tenía que relatar su historia, o sea, trataban de extraer de cada uno lo que había experimentado. Se anotaban los recuerdos. Los niños mismos los escribían.” (Del testimoino de Wiktoria Blum). Muchos de los niños señalaron años después que el relato de sus experiencias al personal docente de Otwock les sirvió para confrontar lo que habían vivido y fue el comienzo de un largo proceso de recuperación.
(Del testimonio de Janek Młotek)
El equipo trató de integrar a los alumnos a un estilo de vida bien ordenado y a una programación diaria repleta de actividades normales y cotidianas. Las actividadeds recreacionales y creativas ayudaban a establecer un sentido del orden y la alegría en los niños, o sea, aquellos aspectos de la infancia de los que habían sido privados durante el Holocausto. Muchos de ellos reflexionaron más tarde acerca de la atmósfera de actividad y trabajo en el Hogar, y relataron cómo aquello les había ayudado para comenzar a confrontar las penurias del pasado. Para los miembros del personal, el trato con los niños les ayudó a medirse con sus propias experiencias y pérdidas.