“Fue el primer lugar en el que pudimos andar con la frente en alto, donde pudimos regresar al judaísmo. Éramos nuevamente judíos.”
(Del testimonio de Wiktoria Blum)
Al finalizar la guerra los niños que habían permanecido escondidos comenzaron el largo proceso de regreso a una vida normal. Muchos sobrevivieron ocultos bajo nombres cristianos falsos lo cual exigía practicar abiertamente los ritos cristianos para guardar las apariencias. Esas identidades eran a menudo internalizadas y conducían a cierta adopción por parte del chico de la identidad asumida.
Después de la guerra los niños comenzaron a despojarse de esa personalidad falsa y a aprender a vivir nuevamente como judíos. Para muchos de los niños del hogar de Otwock el regreso a las raíces judías fue un proceso complicado y difícil. En el hogar se encontraron de nuevo con las costumbres y festividades judías y fueron alentados a vivir como judíos orgullosos de su herencia.
“Fue un lento proceso durante el cual abandoné los pensamientos de convertirme al cristianismo y acepté el retorno al judaísmo.”
(Del testimonio de Wladek Kornblum).
Como parte de de la red de hogares de niños establecidos por la Organización Central de Judíos de Polonia, la casa de Otwock procuraba educar a los niños a ser judíos orgullosos así como patriotas polacos. Luba Bielicka Blum era una líder del Bund, un partido político judío que se empeñaba en inculcar el amor por la cultura ídish junto a una concepción de un futuro judío en Polonia. Sin embargo el mensaje sionista, que presuponía que el único futuro posible para los judíos estaba ligado a la tierra de Israel, comenzó a penetrar el hogar y movimientos sionistas comenzaron a desarrollar actividades clandestinas. A pesar de que la dirección trató de frenar esa tendencia, el antisemitismo que los niños encontraron en la escuela pública y sus contactos con el entorno reforzaron los sentimientos sionistas de muchos de ellos. Algunos de los niños mayores huyeron del hogar y se incorporaron a otros dirigidos por movimientos sionistas, comenzando allí el largo periplo a Israel.
“La idea de emigrar a la tierra de Israel era subyacente, cada uno quería emigrar, sin necesidad de propaganda alguna. De hecho era todo lo contrario, porque nuestra directora era una de las líderes del Bund antes de la guerra. Nuestro consejero era un comunista a pie juntillas. Todo el ambiente era contrario a la idea. Sólo los chicos querían emigrar a Palestina.”
(Del testimonio de Yoram Sztygold)