Bajo las alas de la Iglesia
El Metropolitano ortodoxo griego Dimitrios Chrysostomos
El 23 de marzo de 1943, al comenzar la expulsión de los judíos de Salónica a Auschwitz, el arzobispo Theophilos Damaskinos de Atenas y toda Grecia publicó una condena sin reservas a la deportación de los judíos griegos. "He tomado mi cruz", proclamó, "hablé con el Señor, y decidí salvar cuantas almas judías sea posible."
El 9 de septiembre de 1943 una fuerza alemana desembarcó en la isla de Zakinthos. El comandante alemán ordenó al alcalde griego Carrer entregarle una lista de los judíos locales, para deportarlos a tierra firme y de allí a los campos de Polonia. El alcalde se dirigió al líder local de la iglesia, el metropolitano Dimitrios Chrysostomos, para pedirle ayuda. Siguiendo las directivas del arzobispo Damaskinos, Chrysostomos se ofreció como voluntario para negociar con los alemanes y le indicó a Carrer que borrase las listas de los 275 judíos de la isla. Luego se dirigió al comandante alermán y le imploró que no deportase a los judíos, argumentando que eran ciudadanos griegos. Agregó que no habían hecho daño alguno a sus vecinos y no se merecían el castigo de la deportación. Los alemanes se rehusaron a atender los razonamientos e insistieron en su exigencia de recibir las listas de todos los judíos locales. Como respuesta Chrysostomos tomó un trozo de papel, anotó su propio nombre y lo entregó, diciendo: “Esta es la lista de judíos que usted quiere”.
A continuación el metropolitano y el alcalde fueron a prevenir a los judíos del peligro inminente y los instaron a huir a las montañas. La mayoría de los judíos isleños sobrevivieron el Holocausto. En 1948, en reconocimiento a su salvación, la comunidad judía donó unos vitrales para la iglesia de San Dionisio en la isla.
El 1 de enero de 1978 Yad Vashem reconoció a Dimitrios Chrysostomos como Justo de las Naciones.