Bajo las alas de la Iglesia
La conducta de fieles y sacerdotes durante el Holocausto continúa desafiando al mundo cristiano bien entrado el siglo XXI. Confrontados con el asesinato de los judíos muchos líderes eclesiásticos y sacerdotes callaron, y algunos incluso colaboraron. Algunos – de todas las denominaciones- arriesgaron sus vidas para salvar a judíos o elevaron sus voces contra la matanza de estos.
Múltiples factores influenciaron la conducta de líderse eclesiásticos cuando se tuvieron que enfrentarse al asesinato masivo de los judíos. Tradiciones cristianas antijudías suministraron elementos esenciales que contribuyeron a la implementación del exterminio de los judíos por parte de la Alemania nazi. Siglos de "enseñanzas de odio" prepararon el terreno para la discriminación de los judíos. En consecuencia amplios sectores de la población europea eran hostiles a los judíos o permanecieron indiferentes a sus sufrimientos. No los consideraban parte de su universo de obligaciones morales. El antisemitismo racial nazi difería del antijudaísmo cristiano tradicional, pero se apoyó fuertemente en prejuicios existentes, que facilitaron la exclusión de los judíos por parte de amplios círculos de la sociedad; esta fue reemplazada más tarde por un programa genocida de exterminio.
La falta de una orientación clara y unequívoca por parte del Vaticano, dejó la decisión de tomar la iniciativa para salvar judíos en manos de los dirigentes de instituciones eclesiásticas. Superiores de órdenes, abates de monasterios y jefes de otras instituciones abrieron sus puertas a fugitivos judíos, algunas veces con conocimiento del Vaticano. En otros casos obispos y otros líderes católicos llamaron a sus fieles a brindar ayuda a los judíos. Hubo líderes de todas las denominaciones cristianas que creían que era su deber cristiano proteger a los judíos y que asumieron graves riesgos para salvar a los perseguidos. Algunos de esos Justos de las Naciones manifestaron un profundo respeto por la fe de sus protegidos; no sólo salvaron sus vidas sino que los ayudaron a seguir adhiriendo a sus creencias – en la celebración de festividades, la oración y el cumplimiento de preceptos judíos- mientras se hallaban escondidos.