Separación, una vez más
Mikas y Elena Lukauskas
Después de la "Aktion de los niños" en el gueto de Kovno, en marzo de 1944, que sus hijos sobrevivieron milagrosamente, Leah y Shimón Joselevich tuvieron claro que Jana, de nueve años, y Petya, de cinco, no podrían permanecer más en el gueto. Comenzaron una búsqueda desesperada de un refugio seguro para sus dos hijos. Una conocida estuvo dispuesta a recibirlos por un tiempo limitado –ya escondía a la hija de su exvecino- y por último entregó a los chicos a Mikas y Elena Lukauskas. Ambos llegaron a la casa de sus salvadores portando una carta de Leah y Shimón, en la que agradecían a sus benefactores anónimos por aceptar a los hermanos. Jana y Petya permaneceiron con sus salvadores hasta seis meses después del fin de la guerra, cuando su madre regresó del campo de concentración de Stutthof. Shimón Joselevich no sobrevivió.
Carta de Leah y Shimón Joselevich
Estimados amigos, cuyos nombres desconocemos.
No tenemos palabras para describir su humana acción. Nosotros, los pobres padres, que están dispuestos a sacrificar su libertad y vida para que sus hijos sobrevivan, nos dirigimos a ustedes. Estamos tristes y felices al mismo tiempo, sabiendo que en un momento en que la raza humana perdió su humanidad, existen buenas y misericordiosas personas que van a ayudar y salvar a nuestros hijos. La posibilidad de que sobrevivamos es mínima, pero no somos religiosos y no nos importa a qué religión y a cuál nacionalidad van a pertenecer.
Sabemos que son ustedes personas progresistas y honestas, y les pedimos una sola cosa: eduquen a nuestros hijos a ser honestos y útiles a la sociedad. Sean su padre y su madre. Proporciónenles la educación en la que creen, porque el carácter de un niño puede ser moldeado. Hemos tratado de educarlos a que quieran a sus semejantes, a ser honestos y buenos, y no tenemos dudas que ustedes continuarán en la misma línea... no queremos que sean huérfanos e indefensos. Ahora no tememos más a la muerte. Sabemos que nuestros hijos están en buenas manos...
Otra cosa más: si no sobreviviremos, pedimosque nuestra hija se haga cargo de su hermano menor. Pobre pequeño. Es joven y completamente indefenso...
Un último asunto: si no sobreviviremos, expliquen a nuestros hijos, cuando crezcan, que fueron víctimas de bestias crueles; que sus padres eran personas honestas, que vivieron para el bien de sus hijos y que tuvieron una muerte de mártires.
Les pedimos disculpas si les causamos tristeza, pero es sólo una parte de lo que pesa en nuestros corazones. Sean felices. Cuiden a nuestra hija y ayuden a nuestro pequeño, indefenso hijo. Que tengan un mejor destino del que tuvimos nosotros. Nuestra gratitud hacia ustedes es eterna.
El 1 de marzo de 2006 Yad Vashem reconoció a Mikas y Elena Lukauskas como Justos de las Naciones.