En sótanos, fosas y áticos
Jan y Anna Puchalski y sus hijos, Irena, Krystyna y Sabina
Cinco judíos estuvieron escondidos en un refugio especial que les preparó la familia Puchalski bajo las tablas del piso de su casa. No obstante su pobreza extrema y vivir en una pequeña casa con sus cinco hijos en Łososna, los Puchlaski arriesgaron sus vidas por amor a la humanidad, inspirados en su fe religiosa. Así que a principios de 1943, cuando Sender Frejdowicz, su sobrino de 15 años Félix Zandman, Golda y Motel Bass, Meir Zamoszczanski y Borka Szulkies huyeron de la liquidación del gueto de Grodno, la familia Puchlaski –a quien conocían de los veranos pasados en la aldea- los acogieron en su casa. Después de poco tiempo Szulkies y Zamoszczanski se retiraron y en su lugar llegó otra fugitiva, Ester Szapira.
El escondite era pequeño y hacinado. Sender Frejdowicz estableció reglas estrictas para asegurar que los fugitivos, amontonados en el pequeño espacio, pudieran conservar su dignidad humana. También le enseñaba matemáticas a su sobrino Félix, y mantenía un horario de lecciones riguroso. Los Puchalski se ocupaban de todas las necesidades de los judíos que habían recogido bajo su cuidado. Gracias a su inventiva y coraje, consiguieron prevenir que el lugar fuese descubierto durante redadas ejecutadas en la zona.
Del testimonio de Félix Zandman:
... así que éramos cuatro. Y lo fuimos por bastante tiempo. Había problemas de "cómo vivir en una sociedad de cuatro personas, completamente cercados, sin luz, sin matarnos los unos a los otros"...
Mi tío, bendita sea su memoria, era un hombre muy inteligente; de inmediato estableció un sistema de ley y orden. Nos dijo: "Estamos aquí para sobrevivir. Es posible que estemos aquí durante muchos meses, Dios sabe cuántos. Debemos asegurarnos de vivir como personas civilizadas, de tal modo de no avergonzarnos el uno del otro cuando nos vayamos, y no nos destrocemos mutuamente.
"O sea, número uno: sin sexo". Entonces no hubo.
"Numero dos: cambiar continuamente el lugar donde uno está acostado". Para asegurar que nadie tenga un mejor lugar de descanso que el resto. así que cada dos horas rotábamos.
"Número tres: reparto religioso de la comida..."
[y para que] no me volviese loco en el agujero, mi tío me enseñaba matemáticas...
Ella [Anna Puchalski] hizo algo que era absolutamente fuera de lo común. Usted habla de heroísmo, heroísmo en combate – alguien es herido, uno salta, en dos o tres minutos lo saca del fuego, gran cosa, y uno recibe por ello una medalla. Un gran héroe, ¿verdad? Aquí ella no sólo arriesga sus vidas, o la suya, ¡pero la de los niños! ¡Y no por cinco minutos, sino por 17 meses! ¡24 horas al día! Terrible. Y ellos lo hicieron.
El 26 de junio de 198 Yad Vashem distinguió a Jan y Anna Puchalski con el título de Justos de las Naciones. Sus hijos Irena, Krystyna y Sabina fueron reconocidos como Justos el 19 de octubre de 1987.