En sótanos, fosas y áticos
Robert y Johanna Seduls
Robert Seduls, un exmarino y boxeador, trabajaba como conserje de un edificio en Liepaja, Letonia. Después de producirse la ocupación alemana prometió a David Zivcon, un inquilino del edificio con quien guardaba amistad, que lo ayudaría en caso de necesidad. Poco sabía entonces que se convertiría en el salvador de 11 judíos.
En octubre de 1943 Zivcon llegó a la conclusión que la situación se había vuelto demasiado peligrosa y que era tiempo de esconderse. Escapó del gueto con su esposa y otra pareja. Robert Seduls dio la bienvenida a su amigo y los huéspedes no anunciados y les arregló un refugio detrás de una pared divisoria oculta en el sótano del edificio. Iban a permanecer allí, sin ver la luz del sol, hasta la liberación 500 días más tarde. Algunos meses después de su llegada se les unieron otros tres hombres. Tres judíos más llegaron en abril de 1944 y una semana después Rivka, la cuñada de David Zivcon, arribó con su hija Ada, de tres años. Temiendo que la niña pudiera revelar el escondite, Seduls le consiguió un refugio en la casa de Otilija Scimelpfening, un viuda de origen alemán. En total se refugiaban en el sótano 11 personas.
La provisión de comida para tantas personas en tiempo de guerra significaba un enorme desafío. Dado que algunos de los refugiados eran trabajadores especializados, se hicieron cargo de una gama de tareas de reparación, que permitieron a Seduls ganar un dinero adicional y pagar por los alimentos. Uno de los judíos, Kalman Linkimer, llevaba un diario íntimo, en el que describía la vida en el pequeño y hacinado escondite, bajo una constante presión y el miedo de ser detectados. La terrible tensión dejaba sus marcas y a veces hacía aumentar las tensiones entre los miembros del grupo. También miraban a su benefactor con aprensión, temiendo por el debilitamiento de su determinación de salvarlos. “Robert está sumamente nervioso”, escribió Linkimer en diciembre de 1944. “Todo el asunto se está extendiendo demasiado. Si lo hubiera sabido, lo habría pensado muy detenidamente...”
El matrimonio Seduls instaló en el sótano una luz especial para prevenir a las personas escondidas en caso de peligro. En cierta oportunidad la luz relampagueó cuando alemanes se acercaron al edificio. Durante una larga hora los judíos esperaron con pistolas desenfundadas, preparados para enfrentarse a los intrusos en caso de que estos descubrieran el escondite.
Seduls se ocupó no sólo del bienestar físico de sus protegidos sino que también tuvo cuidado de mantener en alto su ánimo. Les traía libros y noticias del exterior. Para aliviar los temores de Rivka respecto a su hija y el dolor de la separación visitaba a la niña, se aseguraba de que era cuidada con esmero y le tomaba fotos, que luego llevaba a su madre.
Seduls no vio el día de la liberación. El 10 de marzo de 1945 fue muerto por un obús soviético. Johanna, su esposa, continuó cuidando a los fugitivos judíos hasta que finalizó la guerra. Después de la liberación emergieron del sótano, libres por fin.
De los 7.000 judíos que habitaban Lepaja antes de la ocupación alemana solamente 30 sobrevivieron el Holocausto. Once fueron salvados por Robert y Johanna Seduls.
El 2 de diciembre de 1981 Yad Vashem reconoció a Robert y Johanna Seduls como Justos de las Naciones. Veinticinco años más tarde, después de la muerte de su madre, Ada Zivcon-Israeli solicitó honrar a su salvadora, Otilija Schimelpfening.
Del diario de Kalman Linkimer:
Todo lo que hace falta fue previsto. Palas y hachas están a disposición en caso de que el sótano quede sepultado durante un bombardeo. También una alacena con comida para mucho tiempo por si acaso una emergencia impidiese que Seduls la consiga para nosotros. Hay también un depósito de agua, electricidad, una radio casera y algunas camas improvisadas para las mujeres. Para los seis hombres se dejó espacio para que duerman sobre el suelo. Un pequeño lavatorio para las mujeres fue instalado en un pasadizo subterráneo. Los hombres se alivian sobre una pala y lo tiran en el horno. Las sillas tienen gomas ajustadas a los extremos de las patas para que no hagan ruido. Se habla en susurros porque arriba hay una panadería y debemos tener cuidado de no ser oídos. Si no ocurren percances esperamos sobrevivir aquí. Una bombilla para señales está conectada al sótano desde el cuarto de Seduls. Una señal larga significa prender el motor; una segunda larga – apagarlo. Dos señales cortas indican que Seduls fue llamado más arriba. Tres cortas – que todos deben desaparecer porque alguien está bajando al sótano. Cinco: Seduls está viniendo y muchas señales en sucesión significan alarma. Entonces cada uno debe sacar su pistola y estar preparado. Sobre las paredes cuelgan algunos mapas donde se señala cada día la posición del frente (oriental). Vi esto en mi primer día en el sótano.
Miércoles 28 de junio de 1944
Robert entra agitado. El panadero a quien le compra el pan dijo en confidencia a la Dra. (Emilija) Cena que Robert probablemente está alimentando a pagrīdnieki [gente clandestina, fugitivos] porque está comprando mucho pan, todos los días. Decide no comprarle más, y va a ser muy cuidadoso cuando compre comida. Va a compartir con nosotros su cartilla de racionamiento.
Jueves, 6 de julio
Un llamado de Inglaterra [se escuchó en la radio] a los pueblos de Hungría, Checoslovaquia y Alemania oriental.... Todo aquel que ayude a los judíos será reconocido como un aliado en la batalla contra el régimen de Hitler.
Le comenté a Robert sobre el llamado en la radio. Me contestó:
"Yo los recogí sin que me lo pidieran. No esperé a que vengan a mí; fui a buscarlos. No quise su dinero ni sus posesiones. Quise salvarlos porque David es mi buen amigo y sencillamente estoy dispuesto a asumir grandes riesgos para este tipo de causas. Ahora quiero decirles algo muy serio. Sé que el momento de la liberación de Letonia se está acercando. Cómo y qué pasará, no lo sé. Sólo sé que ustedes querrán tomarse venganza de los asesinos, y tienen el derecho, incluso la obligación, de hacerlo. Pero les pido una sola cosa: que no sufra más [gente] inocente. Y cuando venga a ustedes un inocente, no le cierren la puerta: ayúdenlo, no se dejen llevar por la [venganza ciega]; recuerden que yo también les ayudé sólo porque son inocentes."
Martes, 11 de julio
Debatimos nuevamente la cuestión de la disciplina doméstica. Señalo que algunos de nosotros han perdido demasiado los nervios y deben rehacerse porque [han habido] algunos roces desde el viernes 7 entre Riva y Zelke en los que Riva perdió completamente el control y levantó la voz. Le dije a Riva: Cálmese, por el bien de todos". Ella me gritó: ¡Usted cálmese!" (El motivo: Zelke entró por la puertilla cuando ella estaba planchando).
Domingo, 12 de noviembre de 1944
Robert está hoy nuevamente con rostro adusto. Su tono es autoritario. Cuando está de mal humor es peligroso. Grita y hace un escándalo. Cuando alguien trata de calmarlo, grita más aún y dice: "¡Quiero gritar para que todo el edificio me escuche! ¡Que la policía venga por mi culpa! ¡Que cueste mi cabeza y la de ustedes también!"
Yo ya le perdí el respeto sólo por su conducta anterior. [Nuestra supervivencia] depende solamente de su estado de ánimo.
En los frentes no hay cambios.
Martes, 5 de diciembre de 1944
Riva perdió completamente los nervios. Se agita por cualquier pequeño asunto e inmediatamente comienza a llorar hasta el punto de no poder hablar. Si, el sótano nos consume los ánimos...
Martes, 6 de febrero de 1945
Robert está terriblemente nervioso. Este asunto [de cuidarnos] se está estirando demasiado. Si lo hubiese sabido lo habría considerado muy cuidadosamente. Lo entiendo muy bien, pero ¿qué culpa tenemos?